y su tufo a gasolina
y sus brincos y sus saltos,
y, sobre todo ¡contigo
que te la pasas tan bravo!
¿No te parece excesivo,
no te parece inhumano
que a todos estos martirios
se agregue de ñapa un radio?
No, chofer, eso no es justo;
eso no es justo, mi hermano.
Yo admito que las empresas
por no ser de nuestro bando
nos impongan el tormento
de esos rodantes calvarios.
Pero que usted, compañero,
también quiera atormentarnos:
¡Eso si es serio, compinche!
¡Eso si es serio, mi hermano!
Porque entonces, ¡que carrizo!
entonces, ¿con quien contamos?
ACTO I
El drama pasa en el cielo
y en los tiempos patriarcales
en que Adán era un polluelo
y el mundo estaba en pañales.
Al levantarse el telón
es San Miguel quien lo sube;
llega Dios en una nube
y así empieza la cuestión.
DIOS
Hecha la Tierra y el Mar
y el crepúsculo y la aurora,
me parece que ya es hora
de acostarme a descasar
SAN MIGUEL
¿Terminásteis el Edén?
DIOS
Hombre, claro, por supuesto,
y aunque peque de inmodesto,
me parece que está bien.
Es sin duda lo mejor
de cuanto hasta hoy he creado:
tiene aire acondicionado
y un río en technicolor.
Y como el clima
lo favorece
todo allí crece
que es un primor:
se dan auyamas,
y unas papotas
de este color.
SAN MIGUEL
A propósito, Señor,
empeñado en sostener
hoy con vos una entrevista,
por aquí estuvo el nudista
que fabricásteis ayer.
DIOS
¿Nudista?... Debe haber
alguna equivocación;
yo ayer hice el cigarrón,
el picure y el cochino,
pero ninguno anda chino;
todos tienen pantalón.
SAN MIGUEL
Señor, olvidáis a Adán,
el animal de dos patas;
el que vive entre las matas
como si fuera Tarzán.
DIOS
¡Ya recuerdo!... El ejemplar
que fabriqué con pantano
y a quien el nombre de humano
le di por disimular.
(Risueño)
La intención que tuve yo
fue fabricar un cacharro,
pero estaba malo el barro
y eso fue lo que salió.
SAN MIGUEL
Y bien, ¿hablaréis con él?
DIOS
Llamádmelo, por favor.
SAN MIGUEL
(at the telephone)
¡Atención, operador!
Conecte con el Vergel
y avísele al Tercio Aquel
que lo llama el Director.
OPERADOR
Estés en tierra o en mar,
deja, Adán, cuanto te ate
y acomódate en el bate
que el Viejo te quiere hablar!
ACTO II
Ahora pasa la acción
al jardín del Paraíso,
donde Adán, ya sobre aviso
recibe al viejo en cuestión.
EL VIEJO
Adán, ¿qué quieres de mí?
ADÁN
Oh Señor, que he de querer,
¡que me consigas mujer
o que me saques de aquí!
DIOS
¿No te gusta este lugar?
ADÁN
Tiene magníficas cosas:
las frutas son deliciosas
y el clima muy regular:
tiene animales
de los más finos:
sólo cochinos
hay más de cien.
Y en cuanto a plagas
esto es muy sano:
sólo hay gusano
chipo y jején.
Pero aunque no tenga igual
ni en belleza ni en salero,
mientras yo viva soltero
le falta lo principal.
DIOS
Entonces no hay más que hablar.
Si quieres una señora,
ponte de rodillas, ora
y acomoda el costillar.
(Tras esta declaración
y sin conversarlo mucho
pela Dios por un serrucho
y empieza la operación.)
DIOS
Hágase en un santiamén
la criatura encantadora
que va a coger desde ahora
por el mango la sartén!
(Y del costado de Adán
sale su joven esposa:
la joven pecaminosa
de quien los tiempos dirán
que por estar golosa
perdió el perro y perdió el pan.)
ACTO III
Adán se casó con Eva,
y con sus pocos ahorros
se compraron dos chinchorros
y alquilaron una cueva.
Y a la siguiente semana
ya arreglados sus asuntos,
salieron a darle juntos
una vuelta a la manzana.
Y fue en aquella ocasión,
fue en aquel triste minuto,
cuando encontraron el fruto
que causó su perdición.
EVA
¿Qué fruta es esa
color granate?
¿Será tomate?
¿Será mamón?
ADÁN
Ni son naranjas
ni son limones
EVA
¿Y pimentones?
ADÁN
¡Tampoco son!
EVA
La mata en su ramazón,
a la de almendrón imita.
ADÁN
¿Almendrón? ¡Que va, mijita!
¡Yo conozco el almendrón!
(Eva se acerca al manzano,
pero al estar junto a él,
con un machete en la mano
la detiene San Miguel.)
SAN MIGUEL
Si no queréis que lejos
os boten del jardín
oíd estos consejos
que os doy en buen latín.
Podéis comer caimito,
batata y quimbombó,
cambur y cariaquito,
¡pero manzana no!
Y el que haga caso omiso
de tal prohibición,
saldrá del Paraíso
lo mismo que un tapón.
(Se evapora San Miguel
y entonces sale una fiera
semejante a la manguera
de una bomba Super-Shell.)
MANGUERA
No le hagas caso, mujer,
si quieres comer manzanas
no te quedes con las ganas,
que nadie lo va a saber.
(Y al probar Eva el sabor
del fruto que tanto ansiaba,
se vuelve pájara brava,
por no decir lo peor.)
EVA
¡Quiero joyas
y oropeles!
¡Quiero pieles
y champán!
¡Quiero viajes
por Europa!
¡Quiero sopa
de faisán!
¡Quiero un novio
que se vista!
¡No un nudista
como Adán!
(Aplaude alegre el reptil.
Eva baila con un oso
y Adán está más furioso
que un loco en ferrocarril.)
ACTO IV
Sale Adán junto a la fuente
jugando con una rana,
diversión intranscendente
muy propia de un inocente
que no ha comido manzana.
Y es aquí cuando Eva llega
con un traje tan conciso,
que se le ve El Paraíso
por la parte de La Vega.
EVA
Adán, ¿por qué tan callado?
Dime, amor, ¿qué te resiente?
ADÁN
Que entre tú y esa serpiente
me tienen muy disgustado.
EVA
¡Pero si todo es en chanza!
¡Y esa culebra es tan mansa
como el caballo y la cebra...!
ADÁN
Pero para ser culebra
le has dado mucha confianza.
(Llorando)
Yo soy tu burla, tu guasa,
y en cambio con la serpiente,
te muestras tan complaciente
que ella es quien manda en casa.
(Filosófico)
¡Eso es lo triste y lo cruel
de la amistad con culebra,
que si uno les da una hebra
se cogen todo el carrete!
EVA
Bueno, Adán, aquí hay manzana.
ADÁN
¡No quiero!
EVA
¿Por qué, negrito?
ADÁN
Porque no tengo apetito
ni me da mi perra gana!
EVA
Un pedacito... Sé bueno...
Pruébala... ¡Sabe a bizcocho!
ADÁN
No puedo. Comí topocho
y a lo mejor me enveneno.
(Furiosa, escupiendo plomo,
Eva coge un arma nueva
y antes de que Adán se mueva
se la sacude en el lomo.)
EVA
¡Vamos, Adán, no más plazos!
Aquí tienes dos docenas:
¡Te las comes por las buenas
o te las meto a escobazos!
ADÁN
Bueno, sí, voy a comer:
pero no arriesgues tu escoba,
mira que el palo es caoba
y es muy fácil de romper.
(Y arrodillándose allí,
como un moderno cristiano,
coge la fruta en la mano
se la come y dice así:)
ADÁN
¡Por testigo pongo a Dios
de que si comí manzana,
la culpa es de esta caimana
pues me puso en tres y dos!
(Come llorando)
LA VOZ DEL VIEJO
Pues transgredisteis así
mis órdenes oficiales.
¡Amarrad los macundales,
y eso es saliendo de aquí!
AUTOR
y así acaba el astrakán
donde en subidos colores
se les mostró a los lectores
la torta que puso Adán.
Al levantarse el telón
se ve en escena una cena
donde cena una docena
de tercios en camisón.
Ante la mesa de cedro
cuya forma es de redoma
se pone de pie San Pedro
y alza una copa de goma.
SAN PEDRO
Y ahora, con guarapita
voy a tener el honor
de pegarme esta copita
por el Reino del Señor
JESÚS
Te doy las gracias, Perucho,
mas no te entusiasmes mucho.
Mi reino no es de este mundo
donde hay tanto vagamundo;
Sin darme tiempo a que reine
aquí ni en lugar alguno,
entre vosotros hay uno
que me está poniendo el peine.
(Rojo San Juan de furor
y con el gaznate seco
dice con sordo rencor:
—Ese de que habla el Señor
tiene que ser un adeco.)
JESÚS
Y bien, aunque la velada
está tan encantadora,
me parece que ya es hora
de tocar la retirada.
La cena estuvo exquisita
y la charla muy amena.
Yo voy a bajar la cena
y a echar una rezadita.
(Bendiciendo a los demás
sale Cristo en un burrito
y al coger su cachachás
se le va Judas atrás
haciéndose el motolito.)
SAN JUAN
Hoy Judas se ha comportado
como antes nunca lo hizo:
Para mi que ese carrizo
tiene su trompo enrollado.
(Tras la escena que hemos visto
se pasa a un sitio remoto
donde Judas ya está listo
para negociar a Cristo
como si fuera un coroto
En acción cinco soplones
y Judas, un poco esquivo,
que ya ha firmado el recibo
y está contando marrones.)
JUDAS
Ya sabéis lo convenido:
Yo al verlo le doy un beso
y vosotros lo hacéis preso
cuando escuchéis el chasquido.
(Iscariote se retira
y la escena pasa ahora
a un lugar donde se mira
a un gentío que le tira
peñones a una señora.
Y Jesús entra en escena
cuando ya falta muy poco
para que a la Magdalena
le desportillen el coco.)
JESÚS
¿Qué te asusta? ¿Qué te arreda?
¿Quién te persigue cual rata?
¿Quién te ha tirado esa piedra
que si te alcanza te mata?
MAGDALENA
(llorando)
Porque visto este sudario
color de zamura clueca,
mi vecindario me impreca
diciéndome: ¡Adeca, adeca!
¡La adeca del vecindario!
JESÚS
¿Y por eso se te acosa
como a un animal inmundo?
Pues que raro, niña hermosa,
porque, bien vista la cosa.
adeco aquí es todo el mundo.
Del interior o del centro,
ricachos o güelefritos,
aquí hasta los muchachitos
llevan su adeco por dentro.
(Y alzando hacia el pueblo el brazo
le lanza el siguiente leco:
—¡Que el que no se sienta adeco
suelte el primer ladrillazo!
Todo el mundo se serena;
de armar la marimorena
ninguno tiene el valor,
y Cristo a la Magdalena
le susurra en la melena:
—¿No te lo dije, mi amor?)
(Haciéndose el distraído
sale Judas Iscariote
y según lo convenido,
a Cristo que está abstraído
le da un beso en el bigote
Cristo observa con sorpresa
semejante atrocidad,
porque Judas cuando besa
es que besa de verdad.
Consumada esta acción vil,
la escena pasa, en dos platos,
a una especie de redil
donde están Poncio Pilatos
(un solemne pelagatos),
y Caifás que es un reptil.)
PILATOS
¿Cómo estamos hoy de presos?
CAIFÁS
Ni muy flojos ni muy gruesos:
Fuera de mil en La Planta
y seis mil en la Modelo
y el número que ya espanta
de los enviados al cielo,
tenemos dos nada más:
Jesucristo y Barrabás
(Caifás hacia afuera grita
con su voz más detonante:
—¡Que traigan a Carne Frita
y al tercio de la chivita
que se hace el interesante!)
(Salen los dos prisioneros:
Barrabás, que casi en cueros
muestra su cuerpo retaco,
y Jesús al que le choca
que en vez del Credo en la boca
cargue un enorme tabaco.)
PILATOS
¿Cuál de ellos es Barrabás?
CAIFÁS
El mediano, el gordiflón,
el que tiene el pantalón
abrochado para atrás.
PILATOS
¿Cuál dices? ¿Aquél gordito
que está junto a la mampara?
¿Aquél que tiene la cara
como de loro chiquito?
CAIFÁS
Tiene a monte a sus vecinos
robándoles el ganado:
solamente el mes pasado
cargó con treinta cochinos.
Y el otro es como un chiflado,
es una especie de cura
de quien la gente asegura
que multiplica el pescado.
PILATOS
¿Y por qué lo han arrestado?
CAIFÁS
Porque anoche ¡voto al cuerno!,
fue por la calle encontrado
falsificando el pescado
y hablando mal del gobierno.
PILATOS
Los dos debieran panquear,
pero no se va a poder...
Tendremos que resolver
por votación popular.
CAIFÁS
Excelente solución;
haremos un plebiscito
para que gane el gordito
y el otro vaya al cajón.
(Al pueblo)
Como hay una sola cruz
y un candidato de más,
diga el pueblo ante Caifás
si se embroma a Barrabás
o si se raspa a Jesús!
—¡Que se salve el Nazareno
—grita el coro de vecinos—
él podrá no ser muy bueno,
pero no roba cochinos!
BARRABÁS
(llorando)
Salvadme, nobles vecinos,
que si salváis mi cabeza
yo en cambio os doy la promesa
de devolver los cochinos!
(Todos levantan las manos
cual parando un autobús:)
—¡Si él devuelve los marranos
completos, sanos y salvos,
entonces, muera Jesús!
CRISTO
Qué ejemplo tan oportuno
de lo que yo siempre noto:
para lo que sirve el voto,
pa' que lo embromen a uno!
(Más Cristo, que por lo visto
no es el de años anteriores,
al mirar que sus captores
tienen el mecate listo,
pegando un salto imprevisto
los increpa ya molesto:)
—¡Vayan buscando otro Cristo,
porque yo no sigo en esto!
Y a los que me quieren tanto
por mi carácter sumiso,
que se busquen otro santo.
¡Yo no soy manso un carrizo!
(Oyendo palabras tales
Judas de pena se ahoga
y entonces coge los reales
para comprarse una soga.
Mas tiene tan mala suerte
que al colgarse de una rama,
en vez de encontrar la muerte
encuentra un golpe tan fuerte
que pasa un año en la cama.)
AUTOR
Y aquí termina la broma
en donde como hemos visto,
se demuestra que hasta Cristo
vino este año por la goma.