Hollywood queer (37 page)

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Authors: Leandro Palencia

BOOK: Hollywood queer
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Los años posteriores a Stonewall criticaron la actitud del afeminado, ya que por una parte era considerado un misógino —hombres que parodiaban lo femenino— y por otra reforzaban los estereotipos homofóbicos. El personaje neurótico de Nathan Lane en
Una jaula de grillos
(Mike Nichols, 1996), una obra que da una imagen positiva de los gays, puede ser entendido como una amalgama de todos ellos: divertido, melindroso, absorbente, hiperfeminizado, etc.

ISHERWOOD, CHRISTOPHER

Christopher William Bradshaw Isherwood

26 de agosto de 1904 en Disley (Reino Unido) — 4 de enero de 1986 en Santa Ménica (EE.UU.)

Pionero del movimiento de liberación gay. Para él, «la dictadura heterosexual culminó en un genocidio sexual contra los homosexuales en la pantalla. Al hacerlos invisibles podían fingir que no existíamos. Al hacerlos innombrables nos hacían aparecer más desdeñables... El amor que no osaba pronunciar su nombre tampoco osaba mostrar su rostro». Isherwood fue una de las primeras figuras que manifestó públicamente su homosexualidad.

Cabaret
(Bob Fosse, 1972) fue una película de culto que reinventó el musical y adorada por el público gay. Se basaba en dos novelas de Isherwood, "Mr. Norris cambia de tren" (1935) y "Adiós a Berlín" (1939), ambientadas en la "decadencia divina" de la República de Weimar. Fred Ebb y John Kander las pusieron letra y música. Para prepararla, Fosse y la protagonista, Liza Minnelli, fueron a Alemania para visitar locales de lesbianas y espectáculos de porno en vivo. Minnelli interpreta a la cantante Sally Bowles, un personaje insólito repleto de manierismos exagerados. Una mujer fatal un tanto ridicula. El adinerado barón bisexual Maximilian von Haune (Helmut Griem) la seduce tanto a ella como a su novio, Brian Roberts (Michael York), alguien quien antes de conocer a Sally sólo tuvo tres experiencias "desastrosas" con mujeres. El noble les asegura a ambos «Mi deber es corromperos», pero cuando Sally se entera de que los dos hombres han mantenido relaciones sexuales grita «¡Sois un par de cerdos!». Aunque en la cinta veamos que el cabaré Kit Kat Kub es frecuentado por lesbianas y travestis, la obra de Isherwood dejaba claro que era un tugurio propicio a la prostitución masculina.

La revista de travestis fue muy popular en Weimar. En 1898 nació en Berlín el primer periódico abiertamente homosexual, "Der Eigene", por lo que no resulta extraño que aquella fuera una de las épocas más florecientes de la cultura homosexual. Igualmente en el cine. No sólo hay películas que la tratan central o tangencialmente —por ejemplo, en el popular serial de
El doctor Mabuse
(Fritz Lang, 1922) los gays formaban parte del ambiente general de caos y decadencia— sino que también hay una insaciable demanda de comedias de travestismo, de ambigüedad sexual, derivadas de la tradición teatral decimonónica. En ellas se confunde y no hay distinción entre lo homosexual y lo heterosexual, permanece lo indeterminado de la identidad. Es decir, que género y sexualidad son
queer.
Famosos actores y actrices lo encarnaron (Asta Nielsen, Elisabeth Bergner, Dolly Haas o Curt Bois) en obras como
Ich müchte Kein Mannsein
(Ernst Lubitsch y Hans Kräly, 1919),
Hamlet
(Sven Gade y Heinz Schall, 1921),
Der Geiger von Florenz
(Paul Czinner, 1925/26),
Der Fürst von Pappenheim
(Richard Eichberg, 1927) o
El
es ella
(Reinhold Schünzel, 1933). En todas ellas la principal atracción amorosa es homosexual y no heterosexual. Películas que se pueden leer como la personificación de una mujer que encarna a un gay, que muestra el deseo de ser un gay, que permiten una lectura homoeró-tica y que los espectadores sean proyectados en ella. Por ejemplo, en
Victor und Viktoria
el travestismo es más teatral, por tanto más cómico, menos natural y ambiguo. Pero a diferencia de sus versiones posteriores, el propietario del local —interpretado por AdolfWohlbrück, gay en la vida real— se interesa por el protagonista tanto cuando piensa que es un hombre como cuando sabe que es una mujer. En el cine de Weimar la diferencia entre los personajes y los papeles que encarnan suavizan las rígidas demarcaciones de la identificación del género y de la orientación sexual. Con lo que tales películas facilitan la aceptación de la homosexualidad y neutralizan la ansiedad sobre la misma. De hecho sugieren que es la vestimenta o cierta mirada lo que nos atrae y no el sexo biológico de quien lo porta. En
Geschlecht in Fesseln
(Wilhelm Dieterle, 1928) el propio director encarna a un marido que celoso mata a un hombre. En la cárcel comienza a sentir afecto por otro preso (interpretado por el actor gay Hans Heinrich von Twardowsky) y se da a entender que han intimado una noche y que esta experiencia ha transformado los deseos sexuales de Dieterle. La película se planteaba como una denuncia a los efectos nocivos de la prohibición de las visitas conyugales en las cárceles. Ya durante el Tercer Reich, Zarah Leander, la mayor actriz de los estudios UFA, se convirtió en el mayor icono gay y
camp
que Alemania haya conocido. Las dos películas que hizo con Douglas Sirk eran las favoritas de Fassbinder
-La golondrina cautiva y La Habanera,
ambas de 1937— y en muchos personajes de Fassbinder se pueden encontrar los ecos de Leander, de sus personificaciones travestís de la feminidad. Ella interpretaba a mujeres que a pesar de las adversidades y de las humillaciones era capaz de superarlas y cantaba a amores no correspondidos y dolientes.

Isherwood conoció en Cambridge a su amante, amigo, colaborador y futuro poeta Wystan Hugh Auden (1907-1973). En el King's College de Londres estudia medicina, pero a los seis meses la abandona para enseñar inglés en Alemania —su primer viaje data del 14 de marzo de 1929-, urgido por Auden de que allí encontraría el amor que tanto deseaba: hombres rubios, de ojos azules y cuerpos musculosos. Uno de sus novios, Heinz, se convierte en prófugo del ejército e Isherwood paga al escritor Gerald Hamilton para que le facilite a Heinz un pasaporte mexicano. Pero Hamilton se queda con el dinero sin contraprestación y desde entonces Isherwood no ceja de describirle en sus libros como un redomado granuja. Durante su estancia en Berlín, Isherwood asistió al instituto del Dr. Magnus Hirschfeld, donde coincidió y conoció al gay André Gide (1869-1951), «en una visita guiada por el lugar, llevados personalmente por Hirschfeld». Gide «estaba vestido como El Gran Novelista Francés, con capa y todo» algo que acentuó la "galofobia" de Isherwood. A medida que crece el poder nazi sale y entra de Berlín para recorrer Europa. En 1939 emigra a EE.UU. para convertirse en coguionista de Metro Goldwyn Mayer —antes lo había sido en
Little Friend
(Berthold Viertel, 1933)-, labor con la que pretende lograr dinero fácil, si bien consideraba la creación de guiones un género literario tan legítimo como otro. «Ser guionista requiere una clase especial de talento e implica mucho más que la parte literaria, tienes que tener un fuerte sentido visual». Le recomienda a Gore Vidal «No te conviertas en un escritorzuelo como yo». Entre sus mediocres producciones se encuentran
Diane
(David Miller, 1956), con Lana Turner, y
Los seres queridos
(Tony Richardson, 1965). Entre 1941-42 Isherwood también trabaja en un hospital cuáquero de Pennsylvania. En 1946 se nacionaliza estadounidense. Y, según confesó, de 1945 a 1951 se los pasó borracho porque aunque de día trabajaba en Hollywood por las noches asistía a fiestas donde practicaba el sexo a raudales, incluso en orgías. En 1953 inicia una relación con Don Bachardy (1934), de 18 años, y desde entonces viven juntos. Bachardy se convirtió más tarde en un famoso diseñador y pintor de celebridades. "El mundo al atardecer" (1954), que narra las inquietudes de un gay que fracasa en sus dos matrimonios, contiene la primera descripción del
camp:
«Es terriblemente duro de definir. Tienes que meditar sobre ello y sentirlo intuitivamente, como el Tao de Lao-tsé». Si en las primeras novelas de Isherwood la homosexualidad es sólo un tema más, en las últimas cada vez va siendo más prominente. Por ejemplo, "Un hombre soltero" (1964) es un retrato de un gay solitario de mediana edad en Los Angeles, o "Christopher y su gente" (1976), su autobiografía, un libro clave del movimiento de liberación gay. En este último, entre otras historias, rememora el impacto que le produjeron las escenas de baile entre gays y la que ante los ojos de Conrad Veidt pasan los grandes homosexuales de la historia en
Anders als die Andern
(Richard Oswald, 1919). Isherwood se implicó en los derechos de los gays a través de la organización One Inc y al final de su vida se interesó por el Vedanta. Se le puede ver junto a Bachardy en
Ricas y famosas
(George Cukor, 1980) refiriéndose a Marcel Proust como judío y homosexual.

IVORY, JAMES & ISMAIL MERCHANT

James Francis Ivory/lsmail Noormohamed Abdul Rehman

7 de junio de 1928 en Berkeley (EE.UU.) — / 25 de diciembre de 1936 en Bombay (India) — 25 de mayo de 2005 en Londres (Reino Unido)

Eran compañeros profesionales —James como director e Ismail como productor— y pareja sentimental. Una asociación con cabida en el récord de los Guinness por ser la relación más larga en la historia del cine independiente, además de por su éxito y consistencia. Como dijo Merchant, «Nuestras vidas se han entretejido juntas y nuestras películas también». Para algunos es el equipo más influyente en la historia del cine
queer
por llevar a la pantalla temas controvertidos como son los de la raza y la sexualidad. Colaboraron frecuentemente con la guionista heterosexual Ruth Prawer Jhabvala, quien escribió o coescribió 20 de sus 25 producciones. Incluso los tres llegaron a vivir durante años en el mismo edificio, pero en apartamentos separados. Un extraño vínculo que Merchant describió así «Yo soy un musulmán indio, Ruth es una judía alemana y Jim un americano protestante». Merchant-Ivory Productions se caracteriza por adaptaciones literarias asociadas con la época victoriana, generalmente de autores canónicos gays como E.M. Forster
-Una habitación con vistas
(1986),
Maurice
(1987),
Regreso a Howards End
(1991)— o Henry James
-Los europeos
(1979),
Las bostonianas
(1984) y
La copa dorada
(2000)-. Suntuosas y detalladas recreaciones con un estilo visual conservador, poco dado a la hipérbole o al expresionismo en busca del naturalismo. Alrededor de presupuestos no muy altos aglutinan a repartos de primera categoría, que, como pasaba con George Cukor, suelen ser nominados a los Oscar. Algunos acusan a este «gran cine» «lleno de sensibilidad» de vacuidad, teatralidad y frialdad. En su tratamiento pocos han notado su ternura y sensibilidad. Según Marie-Anne Guérin, su filmografía a menudo trata de la cuestión de la transmisión y de qué elecciones deben adoptar los "herederos": libres para rebelarse, no darse por enterados o dejarse contaminar. Esta cuestión se entrelaza con la de saber ocupar su sitio, elegir sus modelos o encontrar su filiación. Por eso sus personajes suelen perder el sentido del decoro superada la represión sexual, las diferencias de clase o de cultura.

En
Fiesta salvaje
(1975), sobre el retrato del Hollywood de finales del período mudo, hay breves escenas en las que una
glamourosa
lesbiana seduce a una inocente pero interesada jovencita. En
Las bostonianas,
Olive Chancellor (Vanessa Redgrave) es una mujer cerebral que rivaliza por el amor de otra mujer frente a un hombre. Aunque Olive es retratada simpáticamente no se la asocia con el lesbianismo. En
Una habitación con vistas,
¿Daniel Day-Lewis encarna a un repelente gay latente? Por cierto, Florencia, donde se ambienta la película, fue una ciudad designada durante siglos como
florenzen,
que en la jerga gay significa sodomía. Gracias a este éxito pudieron materializar
Maurice.
Otro triunfo que permitió la difusión de la homosexualidad al público mayoritario. La cinta muestra personajes gays complejos, donde el problema no es tanto la identidad sexual como la sociedad homofóbica. Un hito aunque apenas se incidiese en el sexo, y eso que contenía desnudos frontales y escenas eróticas entre hombres. Fue su única película en la que hicieron a los gays protagonistas. Cuando la estrenaron temían que les atacaran, aunque no sucedió nada, quizá, como declaró Ivory «porque fue la época en la que mucha gente moría por el sida».

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