La conclusión final es "no caigas su juego", no cedas a sus golpes bajos.
Comienza por priorizar tu vida, cuida tus emociones, deshazte de toda la gente tóxica que por años estuvo cerca tuyo y sigue tu camino. Si ruando eras chico te desvalorizaron, te manipularon, te ofendieron, perdona a todos, sé libre de cada una de las palabras y de las insinuaciones que asumiste como ciertas, y serás libre de todos los que te ofendieron. Aprende a ser independiente, a ser el constructor de tu propio destino.
El pasado es sólo eso: pasado. Por delante están los mejores años por vivir. Si eres capaz de dejar el pasado atrás, de superarte, de recuperar tu estima, de darle valor a tu vida y a tus sueños, podrás sentarte a la mesa y comer el postre tranquilo.
"Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, las bestias y el tiempo y también el mismo contenido."
¡Vamos, estúpido! ¡muévete!
UN AUTOMOVILISTA A OTRO
Los agresivos son personas difíciles, complicadas, seres que minuto a minuto obstaculizan nuestra existencia, que pareciera encuentran placer en hacernos difícil la convivencia o nuestro trabajo.
Sus contestaciones filosas y agudas nos sorprenden, nos dejan mudos, "sin palabras." Establecer una comunicación con este tipo de gente nos deparará tener que controlar nuestros mas bajos instintos
Las palabras son como las abejas: tienen miel y aguijón
Estoy totalmente seguro de que al leer estas líneas algún nombre ya tendrás en mente: un jefe, un padre, un familiar, un amigo, una pareja.
Los agresivos son seres cuya violencia verbal fluye a través de sus poros, produciendo un desgaste impresionante a quien debe tratar con ellos.
¿Cuánta energía extra consumimos al detenernos a pensar cuestiones tales como: "¿Cómo se levantará hoy?, ¿tendremos un día de paz o de guerra?, ¿estará de buen ánimo o nos arruinará el día?"
Y así es como muchas veces vivimos dependiendo de las emociones ajenas, sujetando nuestro bienestar al humor y al trato que los otros quieran darnos. Protagonizamos continuos intercambios verbales que nos llevan a pensar qué es lo que debemos dedr y cómo y qué debemos hacer y qué no, para evitar despertar al "monstruo" que esta violencia del otro guarda dentro de sí misma.
Las personas que sufren de incontinencia verbal tienen dentro de su vocabulario una palabra a la que aman y es "no". Digas lo que digas, por más que propongas una
idea de oro
, esta persona te dirá "no".
Lo peor es que cuando esto sucede, sin damos cuenta, terminarnos preguntándonos qué habremos hecho mal o qué hubiera pasado si hubiésemos actuado de tal o cual forma, en vez de ser la persona violenta quien si replantea la forma de vincularse con los otros.
Características del violento verbal:
Ejercerá su poder a partir de:
El agresivo verbal tendrá como objetivo hacerte sentir
poca cosa
, incapaz, débil e inseguro. Su fin es que creas que él sabe todo y que, además de saber más, tiene la capacidad y la autoridad para llevar a cabo lo que se proponga. Lo más probable es que personas como tú, en un intento desmedido por mantener la calma y no perder el control, dado que no te gustan los enfrentamientos, cedan, para evitar más confrontaciones haciéndose cargo de cada palabra y de cada hecho aunque no les competa.
Los monólogos internos que en reiteradas oportunidades repiten aquellos que son receptores de esta violencia verbal son del tipo: "¿Qué hice para que él o ella me tratara así?"
La respuesta es:
Tú no hiciste nada. Hagas o no hagas, el violento verbal siempre encontrará motivos para discutir y establecer conflictos.
Lo que sí es importante, en medio de tantas preguntas, es que puedas darte cuenta de que este bombardeo verbal no puede ni debe dañar, ni debilitar, tu estima, ni alterar tu propósito.
El objetivo de este capítulo es que puedas encontrar las herramientas para ser libre de la violencia verbal, del maltrato y de la manipulación que cada una de las palabras pueden ejercer sobre tu identidad y tus emociones.
"Las palabras que no van seguidas de los hechos no sirven para nada."
Demóstenes
Distingamos, para comenzar, los rasgos específicos de un "violento verbal":
Todo lo que te diga, hasta una adulación, la hará en tono irónico. Si le preguntas qué le pareció el trabajo que hiciste, es probable que te responda: "Está bien, pero daba para mucho más; hubieras puesto esto, aquello, etc., etc., etc."
Si está buscando algo en su casa y no lo encuentra, no preguntará dónde está lo que le falta, sino que dirá: "¿Quién guardó mis notas?, ¡son todos unos inútiles! ¡les tengo prohibido que me toquen mis papeles!"
"Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una."
Francisco de Quevedo y Villegas
Por norma, emite mensajes confusos y conversaciones difíciles de sostener. Un día te ama y al otro instante te odia. En un determinado momento podrá decirte que eres la mejor persona y la única con quien puede contar, y al segundo tratarte de inservible e incapaz. Y así es como frente a esta dualidad, el manipulador te desestabiliza y te hace dudar acerca de tus emociones hacia él, haciéndote perder el control de la situación: un día lo amas y al otro no lo entiendes.
Entretanto, olvidas cuáles son los objetivos y las metas hacia las cuales estás enfocado, y te concentras en la persona violenta: en lo único que piensas es en cómo hablarle, en cómo presentarte ante ella; tal vez hasta prepares con anticipación el discurso que le darás, elucubrando las posibles respuestas pero ¡atención! Si lo haces, perderás de vista lo importante: el trabajo a hacer.
Desde este lugar, desenfocada tu visión, tu meta se transforma en qué hacer y qué no para no despertar su ira. Buscarás las mil y una formas posibles de poder caerle en gracia, intentando ser aceptado, sin saber que hagas lo que hagas su conducta será cambiante e irritable.
Es muy difícil, en medio de un ámbito de violencia verbal permanente, lograr una comunicación y vínculos sanos. En estas situaciones, cada uno intenta resguardarse a sí mismo, no sabiendo en quién se puede confiar; quienes padecen estas circunstancias sólo se concentran en deducir qué es lo que se debe decir y qué es lo que se debe callar.
Él conoce muy bien el impacto de sus manipulaciones y registra a la perfección el efecto de sus gritos. Sabe que con su violencia logrará intimidarte, despertando ese miedo que te hace querer encerrarte en ti mismo. Desde esa posición, todo lo que piensas no podrá ser verbalizado, y tus emociones, junto con tus palabras, quedarán arraigadas dentro de tu boca y suspendidas en tus sentimientos.
Por un instante, imagínate a ti mismo como la víctima de esta agresión:
Suponte que estás editando una nota para un programa de televisión que necesita salir al aire en una hora, y que, de repente, tu jefe, desde la redacción, comienza a gritar: "¡Pero cómo que aún estás editando estas imágenes, eres un inútil, en qué estás pensando! No sé quien te contrató, si fuera por mi ya estarías despedido. Eres totalmente incompetente para esta tarea. A ti y a tus compañeros todo les da lo mismo, son unos ineptos."
En medio de un clima así, de agresión y maltrato, es común estar a la defensiva o responder también con violencia. Lo peor es que la agresión verbal no sólo nos hace sentir incómodos, sino que logra su objetivo: desenfocarnos de la meta, y así es como nos preocupamos más por el tono de voz con el que se nos habla que por el trabajo a hacer que está por delante.
Todo éste es tiempo perdido tratando de buscar una justificación o una interpretación para la agresión o el maltrato. Si por un instante dejásemos de lado nuestro vano intento por tratar de entender el origen de este trato, podríamos entonces enfocarnos en lo que sí nos compete: cómo nos vamos a relacionar con esta persona.
Claves para tratar con un violento verbal
Ambivalentes y cambiantes en todas sus relaciones, pueden ser tus amigos mientras le sirvas para su objetivo, pero en cuanto te animes a decirles que "no" a algo, se irán o tratarán de boicotear todo aquello que en un momento aceptaron y aplaudieron.
Evitar el choque y el conflicto debe ser nuestra meta, así como lograr que el agresivo quede libre de su ira y pueda así discernir su dificultad, sus conductas, los conflictos que los originan y entonces resolverlos.
"Cuando dejamos morir el bosque, las palabras pierden el sentido."
Günter Grass
Con una persona violenta siempre es prudente ser razonable y pensar antes de emitir algún vocablo. De esta forma, podremos lograr que el violento confíe en nosotros y deje de sentir que somos su enemigo, convirtiéndonos en su aliado.
Pensemos que a muchas de estas personas no las hemos elegido para crear vínculos interpersonales, amorosos ni amistosos, sino que sólo necesitamos compartir con ellas un espacio laboral o algún encuentro casual si se trata de un integrante de nuestra familia. Por eso nuestro objetivo es poder relacionamos de la mejor forma posible, de manera que no nos afecte su trato y podamos optimizar así el trabajo o el tiempo en el que tenemos que estar juntos.
Recordemos alguna de las palabras que nos vendrán muy bien al tener que tratar con una persona violenta:
Frases cortas o simples y palabras breves nos permitirán optimizar el trabajo a realizar de una manera inimaginable, además de crear un clima y un ambiente favorables para la tarea o la relación que estamos estrechando.
La persona violenta siempre te hará sentir que eres parte de la guerra que él ha comenzado, y, por sobre todas las cosas, hará lo posible para llevarte a su campo de batalla.
Sabe qué decirte, cómo y cuándo, conoce muy bien tu
talón de Aquiles
. De una u otra forma, su intención es salirse con la suya, inspirarte temor, desarticularte y obtener lo que él quiere por sobre todas las cosas.
Sus métodos:
Una de sus estrategias es tener a flor de piel una sola palabra: "no".
A todo dirá que "no", logrando así mostrar su peor cara, intimidando y estableciendo a través de este simple monosílabo el control. Es el tipo de persona a la que le preguntas:
Todo es un "no"; su primera palabra es "no", lo cual lo convierte en una persona incompetente e incapaz de establecer vínculos interpersonales. Sin darse cuenta, la persona negativa y violenta se va encerrando en un círculo que él mismo crea, espacio en el cual nadie quiere entrar ni participar. Lo peor es que esta misma situación termina haciendo que el violento verbal se sienta solo y rechazado, con lo cual el circuito vuelve a comenzar y su ira aumenta cada vez más.
Las personas negativas tienen como finalidad desmoralizar y paralizar cualquier proyecto o idea que pueda surgir, por eso, cuando estés frente a ellas, aléjate lo más rápido que puedas.
El tono de voz
Otra de las formas que tienen de demarcar su territorialidad es usar un tono de voz que intimide y frene cualquier respuesta contraria a la que está esperando. El tono de voz, su gesticulación y la postura corporal que utiliza constituyen una demostración clara de lo que está esperando de nosotros y de lo que desea que entendamos. Lo que no sabe es que ese permanente tono de voz genera en los otros un constante rechazo y falta de interés hacia todo lo que venga de su parte. Nadie puede querer satisfacer ni agradar a una persona cuyo objetivo es intimidar. Los seres humanos disponemos del instinto de preservación, que es el que nos dice que debemos alejamos rápidamente de este estilo de personas.