Aquiles dio varios pasos hacia la ventana.
—El derivado de la palabra Génesis viene de genes y se extiende —agregó Aquiles— a "genética", "género", "genital", "generación", "genealogía". El proyecto en el que llevo trabajando durante tanto tiempo, El secreto de Adán, demostraría que el linaje real de Adán y Eva no fue tal como nos lo enseñaron. La palabra secreto deriva de "secreción" y sabemos que Adán pudo ser un nombre para designar al ADN, con lo que nos quedaría la secreción del ADN.
Se hizo el silencio en la habitación.
—¿La secreción del ADN? —repitió Alexia confusa.
—Lo más importante del cuerpo —agregó Aquiles.
—¿La sangre? —preguntó Alexia.
—Y el semen, querida. Ambos son los únicos dos elementos que no pueden crearse en laboratorios, son regalos divinos, no hay productos en la Tierra para crearlos. Esa simiente real, originada con el primer Adán y Eva simbólicos, vivía en un estado de conciencia de iluminación, paradisiaco, conectados con La Fuente. Luego fueron perdiendo ese vínculo por usar mal el poder de la serpiente, el poder sexual. Eso repercutió en su código genético de luz inicial. Allí comenzó la pérdida de la conciencia paradisiaca, la Caída que se menciona en la Biblia. Las generaciones siguientes, cuando se dieron cuenta de que lo habían perdido, tuvieron que aplicar la alquimia sexual para volver a recuperarlo.
Aquiles se acercó al sexólogo.
—Por eso te mandé a llamar. Tus estudios de sexología podrán establecer mejor esas prácticas.
—Bueno —agregó Adán—, sólo quedan algunos gnósticos y tántricos que practican escasamente esta forma del sexo. Aquiles, ¿tú crees que esto es lo que volveremos a recuperar?
El arqueólogo se acomodó en su silla.
—Los últimos rituales en gran escala se realizaron en Heliópolis, Tebas, Menfis, Luxor, en Egipto antiguo y en la India, allí fue el final, siguiendo siempre las enseñanzas de Hermes Trismegisto, también conocido como Toth el Atlante por los egipcios, de allí que fueran rituales herméticos para estimular el cerebro y la conciencia. Esto aún está registrado en la cultura egipcia en el Libro de Tot, pero pocos le prestan atención.
Adán acotó:
—La misma enseñanza en la India fue revelada por el dios tántrico Shiva. Se registran cosas en los Tantras, los libros sagrados. Ahora, intuyo que debemos ir todavía hacia algo superior. La evolución es como una espiral, no creo que volvamos a la época del trueque, sino que generemos un salto superior de conciencia —dijo con un suspiro—, eso espero.
Se produjo un instante de silencio. Todos asimilaban esta información, tratando de que las hipótesis aclararan su entendimiento.
—Casi me olvido —exclamó el arqueólogo sin dar respiro—, otra cosa más sobre los trabajos de Sheldrake. Según la hipótesis de la resonancia mórfica, si se despertara este sentido interno, con la potenciación de la mente y del ADN, sería fácil desarrollar nuevos poderes inherentes hasta ahora desconocidos, como la telepatía, la proyección astral, la premonición o las sensaciones espirituales.
—Coincide con los mayas —exclamó Adán.
—Sheldrake era un hombre inspirado, ¿eh? —añadió Alexia.
—Si hubiera existido en la antigüedad estaría a la altura de Pitágoras, Hipócrates o Sócrates —especuló Aquiles.
Alexia frunció el ceño, sorprendida. El arqueólogo amplió su fuerte tórax, inhalando profundamente.
—Sheldrake profundiza también en la idea de que la mente no está en el interior de la cabeza, sino expandida hacia fuera, que esto indicaría por qué hay veces que nos sentimos observados por alguien sin verlo ni oírlo; como un jugador de futbol mimetizado con un compañero sabe, a través de este sentido interno, qué hará otro jugador con la pelota; o una presa que se siente intimidada por un cazador, aún antes de haberlo visto. Sheldrake decía que esto sucedía porque los campos mentales estarían conectados por la misma fuerza en el mismo momento. Es común entre los gemelos que dicen saber cuándo tiene algún problema el hermano, a pesar de encontrarse a considerable distancia.
Aquiles parecía un sabio de la antigüedad impartiendo enseñanzas.
—Perdonen que sea yo la que tenga que poner la razón y la lógica sobre sus palabras —dijo Alexia, acostumbrada a que esos dos atributos siempre les hayan sido otorgados únicamente, y con error, a los filósofos hombres—, pero tendríamos que irnos de aquí.
—Quizá esto sea parte del cambio —argumentó Aquiles como si no la hubiese escuchado—, el hombre se vuelve más intuitivo y sensible, y la mujer más mental y práctica.
—No lo sé, papá —dijo ella—, pero tenemos que saber qué está pasando en el mundo. Y tenemos que salir de aquí. No sabemos qué más conozcan de nosotros los hombres del Gobierno Secreto.
—Ya vamos —le prometió Aquiles—. Sólo una cosa más, es importante para organizarnos.
Alexia sabía que cuando su padre estaba inspirado, el tiempo no existía.
—Adelante —le dijo—. ¿Qué más?
—Sheldrake mencionó también la teoría de la "causación formativa", decía que todas las cosas se organizan por sí mismas siguiendo el patrón común, un átomo no tiene que ser creado por algún agente externo, se organiza solo. Una molécula y un cristal no son organizados por los seres humanos pieza por pieza sino que cristalizan espontáneamente.
—¿A dónde quieres llegar, papá?
—Tenemos que ver de qué manera aplicamos sus teorías para sintonizar individual y colectivamente los cuarzos con este patrón común de energía de unidad. Una sola colonia mental, una mente organizada para recibir la energía que nos hará pasar de una dimensión a otra.
Adán dio dos pasos hacia él para estar más cerca. Comprender aquello era vital.
—Aquiles, para potenciar el cuarzo en una mente colectiva, la única manera es la meditación grupal, un ritual mental común con mucha gente.
El teléfono celular de Adán los volvió a la realidad áspera del mundo. Su rostro palideció al escuchar la voz de Krüger. Después de unos segundos, respondió.
—¿Está seguro, doctor?
Aquiles y Alexia se miraron.
Adán colgó.
—¿Qué te ha dicho? —preguntó Alexia, ansiosa.
—No me ha dejado ni decirle que te hemos encontrado —le dijo Adán a Aquiles, con la voz por los suelos—. Creo que no todo encaja como tú lo dices, Aquiles. Tenemos que enfrentarnos ahora a un gran problema que escapa a toda teoría.
—¿Qué problema? —preguntaron nerviosamente al unísono.
—Me ha informado el doctor Krüger que están pasando por todos los noticieros una mala noticia.
—¿Otro terremoto? —exclamó Alexia con un nudo en el estómago.
Adán meneó la cabeza.
—Me temo que es aún peor —el rostro de Adán estaba tenso—. Los astrónomos han descubierto que un meteorito de dimensiones colosales podría impactar contra la Tierra.
—Tenemos poco tiempo! —exclamó Aquiles tratando de sacarlos del
shock
emocional en el que estaban los dos—. Recuerden que el proverbio dice "de las nubes más negras y amenazantes brota el agua más clara y cristalina".
—No estamos para proverbios, papá.
—Yo tengo la Piedra Filosofal, es nuestra esperanza.
—Los atlantes murieron en las catástrofes hace 13,000 años —le recordó ella—. Ni con esa piedra se salvaron.
—No seas negativa, Alexia. Mantén tu ecuanimidad. En estos momentos es cuando hay que aplicar la sabiduría.
—Tu padre tiene razón —dijo Adán y fue detrás de ella para abrazarla suavemente.
Hubo un silencio.
—¡Un momento! —exclamó Adán con un impulso de creatividad—. Si mal no recuerdo, el libro de mi padre hacía referencia a algo similar, concretamente menciona el libro sagrado maya, el
Chilam Balam
, que decía así:
En el trece
Ahau
al final del último
katún
, el
itzá
será arrollado y rodará Tanka, habrá un tiempo en el que estarán sumidos en la oscuridad y luego vendrán trayendo la señal futura los hombres del Sol; despertará la tierra por el norte y por el poniente, el
itzá
despertará.
Alexia estaba seria y cabizbaja, como si no escuchara.
—Tradúcelo, Adán —le pidió el arqueólogo—, si no es chino básico.
—Creo que los mayas sabían lo que sucedería, lo predijeron todo con exactitud. Y los atlantes sabían que su origen venía de la constelación de Orión y de Sirio.
—¿A eso se refiere el
Chilam Balam
, cuando dice que "traerán la señal futura los hombres del Sol"? —preguntó Aquiles.
Adán asintió.
—Tú dijiste que habías tenido un
dejà vu
con el trozo de cuarzo que Krüger tiene en Londres, y que los primeros seres humanos fueron un experimento de maestros genetistas de Orión, ¿verdad? —le dijo Aquiles.
A Adán le recorrió un escalofrío al recordar su experiencia metafísica.
—Exacto.
Por un instante pareció que todos captaran el mismo pensamiento.
—Partir el cuarzo madre y distribuirlo por el mundo sería lo más rápido para que la humanidad se armonice, para recibir aquello que sea lo que viene en diciembre. El cuarzo que posee Krüger e incluso el cuarzo que llevas colgando tú, Alexia, serviría.
—¿Dónde está el cuarzo madre? —le preguntó Adán a Aquiles—. Es urgente que hagamos algo con él.
Aquiles respiró con profundidad.
—El cuarzo madre, la Piedra Filosofal, lo envié a México, el enclave geológico de energía femenina que despertará en la Tierra. Pensaba presentarlo en Naciones Unidas, junto con la tablilla atlante, con todas las certificaciones científicas. Ahora, un chamán al que conozco hace tiempo está trabajando con él y un grupo de gente.
—¿En México? —preguntó Adán asombrado.
Aquiles asintió.
—En
Chichen Itzá
. No sólo era lo más seguro, sino lo más importante para el planeta a nivel energético.
—¿Qué? ¿Te desprendiste del cuarzo madre? ¿Por qué has hecho eso? —exclamó Alexia, presa de los nervios.
—Sí. Fue necesario. Para comprenderlo, Adán, por favor, traduce lo que dijiste antes sobre el
Ahau
y el
itzá
.
—Habla del 13
Ahau
, que es la palabra con la que los mayas llamaban al Sol, el tiempo que el astro solar tarda para dar la vuelta a los 12 planetas y constelaciones, "al final del último katún", un periodo de 20 años aproximadamente, desde 1992 al 2012. Los mayas llamaron a estos veinte años "el tiempo del no tiempo."
—¡Continúa! —dijo Aquiles encendido.
—El
itzá
será arrollado, dijeron —Adán hizo una pausa para pensar—, itzá significa boca de agua.
—Los
tsunamis
—dijo Aquiles.
—Y rodará
Tanka
—prosiguió Adán—, que significa la Tierra. Luego mencionan: "Habrá un tiempo en el que estarán sumidos en la oscuridad y luego vendrán trayendo la señal futura los hombres del Sol; despertará la Tierra por el norte y por el poniente, el itzá despertará".
Adán sentía que la adrenalina le fluía.
—El
itzá
despertará. ¡Chichen Itzá! —exclamó Aquiles con vehemencia.
Adán asintió.
—Los atlantes mayas hablaban del regreso de la energía de la serpiente emplumada,
Kukulkán
, o
Quetzalcóatl
para los aztecas.
—¿Y qué haremos ahora? —preguntó Alexia.
—Iremos a Londres, a los Juegos Olímpicos y daremos a conocer el descubrimiento y el uso de los cuarzos.
Alexia y Adán asintieron.
—Y luego iremos a México. Si las profecías de los mayas, la teoría de Sheldrake y el poder de la Piedra Filosofal se cumplen, creo que en México será donde los primeros seres humanos iluminados puedan pasar la información al ADN colectivo del resto de la especie.
Apocas calles de allí, tras salir de la casa derrumbada donde había estado secuestrado el arqueólogo, la imagen fantasmagórica de Eduard Cassas, débil y sangrante, emergió con su último esfuerzo. Caminó varios pasos en zigzag antes de caer sobre la acera con una gran herida en la cabeza. Tenía el hombro luxado y varias costillas rotas. Había perdido los zapatos y la ropa estaba hecha harapos, parecía un mendigo.
Dos enfermeros que pasaban a metros de allí, pertenecientes a un grupo de auxilio de la Cruz Roja, lo vieron caer y corrieron a su encuentro. Uno de los auxiliares colocó sus dedos en la yugular.
—Tiene el pulso muy débil —le informó a su compañero—, se ve que ha perdido mucha sangre.
El otro enfermero volvió a la ambulancia y preparaba la camilla a toda velocidad.
El séptimo terremoto, hasta el momento, se había cobrado más de 900 víctimas sólo en Atenas. Una vez que cargaron a Eduard en la ambulancia, ésta salió a toda velocidad con la sirena encendida. En Roma, el cardenal Tous estaba abatido después de haber sido informado del terremoto de Atenas. Había telefoneado a Eduard dieciocho veces en la última media hora. Se encontraba ansioso ante el silencio del catalán. De pronto se sintió solo. Una soledad vacía, angustiante. No sólo estaba desconectado de Eduard, su brazo derecho, sino también de su amante, su confesor, su apoyo. Reconoció, en silencio, todo lo que Eduard significaba para él. En ese momento El Mago experimentó un malestar profundo en el centro del pecho, el que tantas veces les había hecho golpear a los fieles inyectándoles una triple culpa en los cientos de misas que había oficiado; en ese instante, por primera vez, una culpa real, un tremendo peso psicológico caía como un explosivo sobre su corazón.
Era él quien había introducido a Eduard Cassas en el Gobierno Secreto. Era él quien lo había recuperado como un novio despechado en la puerta del altar. Era él la única persona en quien confiaba realmente.
Con su interior lleno de sombras, se jugaría la última carta para recuperar la Piedra Filosofal. Esa misma noche hizo dos llamadas: ordenó que buscaran a Eduard en todos los rincones de Atenas y gestionó la liberación de Viktor Sopenski, quien continuaba detenido por la policía oficial británica.
El Cuervo estaría listo para actuar y esta vez no fallaría.
La voz del doctor Stefan Krüger resonaba como un trueno en aquella conferencia de prensa en aquel plató de la BBC. Su objetivo era que mucha más gente se enterara y comprendiera el funcionamiento de los cuarzos para alcanzar el estado interior de receptividad. Ya más de quinientas personas habían recibido el cuarzo personal programado. El doctor Krüger hablaba sin papel frente a la cámara de televisión, su discurso era convincente y motivador.