El primer hombre de Roma (145 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

BOOK: El primer hombre de Roma
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tribuno (tribunus). Funcionario que representaba los intereses de un determinado miembro del cuerpo político romano. La palabra en origen se aplicaba a los que representaban a las tribus (tribustribunus), pero conforme la república fue progresando, vino a de-

 

signar el funcionario que representaba diversas instituciones no directamente relacionadas con las tribus.

 

tribuno militar (tribunus militarum). Los oficiales de rango medio en la cadena de mando del ejército romano se denominaban tribunos de los soldados o tribunos militares. El de rango superior era el tribuno electo de los soldados. Si el general no era también cónsul y, por consiguiente, no disponía de las legiones del cónsul, el tribuno militar era el que las mandaba. Los tribunos militares no electos servían también de comandantes de los escuadrones de caballería.

 

tribuno de la plebe. El cargo se creó poco después de la institución de la república, cuando la orden plebeya estaba a la greña con los patricios. Elegidos por el ente tribal de los Ñebeyos, reunido en Conczhum plebis, o Asamblea plebeya, los tribunos de la plebe juraban defender las vidas y propiedades de los pertenecientes a la orden plebeya. En el 450 a. JC. había diez tribunos de la plebe; en tiempos de Cayo Mario, esos diez tribunos eran una espina para el Senado y no solamente para los patricios, pese a que al ser elegidos pasaban a integrarse automáticamente como senadores. Como no eran elegidos por todo el pueblo (es decir, los patricios y los plebeyos), no tenían poder real con arreglo a la constitución romana, fundamentalmente no escrita. Su poder residía en el juramento que prestaba la orden plebeya de defender la naturaleza sacrosanta -inviolable- de sus representantes electos. Quizá fuese debido a la organización tribal de la Asamblea plebeya el que estos representantes se llamasen tribunos. El poder de un tribuno de la plebe radicaba en su derecho a ejercer el veto contra una acción gubernamental; podía vetar los actos de sus colegas tribunados, a cualquier magistrado o a todos ellos; podía vetar la celebración de elecciones, la aprobación de una ley o plebiscito, los decretos del Senado, incluso en cuestiones bélicas o de asuntos exteriores. Sólo un dictador (o quizá un interrex) estaba por encima del veto tribunicio. Dentro de la propia Asamblea plebeya, el tribuno de la plebe era omnipotente: podía convocar la asamblea, una reunión (contio) para discutir un asunto, promulgar plebiscitos y hasta imponer la condena de muerte si le bloqueaban su derecho ejecutivo.

 

Durante los primeros años de la república y su fase media, los tribunos de la plebe no eran miembros del Senado, pero después tuvieron potestad para convocar reuniones del mismo. Luego, la lex Atinia de aproximadamente el 149 a. JC. estipuló que los tribunos electos de la plebe era la alternativa para ingresar en el Senado; hasta esta lex Atinia, los que decidían eran los censores, y, bien que en tiempos de Cayo Mario el tribunado de la plebe estaba reconocido como auténtica magistratura, no se le concedía imperium y la autoridad del cargo perdía vigencia pasada la primera piedra miliar.

 

Lo acostumbrado era que un individuo sirviese un solo mandato como tribuno de la plebe, asumiendo el cargo el diez de diciembre y cesando el nueve de diciembre del año siguiente; pero no era una costumbre legalmente vinculante, como demostró Cayo Graco cuando se aseguró un segundo mandato de tribuno de la plebe. El auténtico poder del cargo lo representaba el derecho a veto, con lo que la función tribunicia era frecuentemente más obstruccionista que constructiva.

 

tribuno de los soldados. Eran veinticuatro jóvenes, entre veinticinco y veintinueve años de edad, que elegía cada año la Asamblea del pueblo para servir en las legiones del cónsul como tribunos militares. Como los elegía la comitia populi tributa,, o todo el pueblo, estos tribunos militares eran auténticos magistrados y quedaban incorporados a las cuatro legiones del cónsul, seis por legión, como comandantes. Cuando los cónsules tenían más de cuatro legiones en campaña, los tribunos de los soldados se repartían por las legiones que hubiese.

 

tribuno del Tesoro (tribuni aerarzi). No está nada claro qué función real tenían los tribuní aerarii. En principio parece que fueron un cuerpo de oficiales pagadores (lo que no era un trabajo muy oneroso en el antiguo ejército anterior a la época de Mario), pero, desde luego, cuando Mario reformó el ejército, los triburn aerarii no tenían nada que ver con él porque los pagadores eran los cuestores. Soy partidaria de la teoría de que los tribuni aerarii eran funcionarios civiles. Aunque el Senado y el pueblo de Roma eran muy críticos con la burocracia y se resistían con tesón a ampliar el número de empleados públicos, una vez que comenzaron a crecer las posesiones territoriales de Roma, hubo cuando menos una rama del Senado que cada vez exigió más burócratas. Esta rama era el Tesoro (el aerarium), y en tiempos de Cayo Mario debía de haber gran número de antiguos empleados civiles administrando los diversos departamentos del erario (número que aumentó espectacularmente después). Se recaudaba dinero de muy diversos impuestos, en Italia y en el extranjero, y se necesitaba dinero para todo, desde la adquisición de grano público hasta el programa de obras públicas del censor y minucias como la compra de los cerdos que el pretor urbano repartía en Roma con motivo de las compitalia. Mientras que un magistrado electo podía dar órdenes al respecto, es evidente que él personalmente no intervenía en su aplicación; por ello, tenía que haber empleados del fisco, personas con categoría superior a la de simple administrativo o escriba, e indudablemente procederían de familias respetables y tendrían un buen sueldo. La existencia de un funcionariado de alto rango se deduce por el hecho de que cuando Catón el uticense fue nombrado cuestor del Tesoro en el 64 a. JC. protestó bastante, con toda seguridad porque los cuestores habían dejado de estar al corriente del funcionamiento del Tesoro, y en el 64 a. JC. éste era de gran envergadura.

 

tríclirnum. El comedor. En un comedor formal (de preferencia cuadrado), había tres camillas colocadas formando una U. Mirando desde la puerta hacia el centro de la U, la camilla de la izquierda se llamaba el lectus summus, la situada en la base de la U era el lectus medius y la que formaba el lado derecho, el lectus ¿mus. Estas camillas eran muy anchas, quizá de 1,25 m o más, y el doble de largas como niínimo. En un extremo tenían un brazo elevado formando cabecera. Delante de cada una de ellas se disponía a lo largo una mesa estrecha más baja que la camilla y los comensales se tumbaban, reclinados sobre el codo izquierdo, apoyados en almohadones; comían descalzos y podían ordenar que les lavasen los pies. El anfitrión se tumbaba en la parte izquierda del lectus medius o extremo del mismo, siendo la parte derecha de dicha camilla, el extremo con cabecera, el lugar reservado al invitado de honor, que se llamaba locus consularis. En tiempos de Cayo Mario era poco frecuente que las mujeres se tumbasen comiendo con los hombres, de no ser mujeres de dudosa virtud y tratarse de una francachela celebrada por hombres. Las mujeres de la familia se sentaban dentro del espacio de la U, en sillas, entraban con el primer plato y abandonaban el comedor nada más retirarse el último plato. Normalmente sólo bebían agua.

 

El comedor de César cuando invitó a cenar a Cayo Mario la primera vez.

 

Tridentum. La actual Trento.

 

Triocala. Fortaleza casi inexpugnable que los esclavos sicilianos sublevados construyeron en las cordilleras de la costa sur de la isla. La sitió Lucio Licinio Lúculo en el 103 a. JC., pero no cayó hasta dos años después, el 101 a. JC.

 

trípode. Banquillo de tres pies; las sacerdotisas del oráculo se sentaban en trípodes, los fuegos lustrales y de los augurios se hacían en braseros de tres pies y eran frecuentes las mesas de tres patas.

 

triunfo. El día más excelso de un general romano victorioso. En tiempos de Cayo Mario, el general tenía que haber sido aclamado imperator por sus tropas y solicitar después el triunfo al Senado, que era el único que podía aprobarlo y que, a veces -no muchas-, lo aplazaba sin justificación. El triunfo era un espectacular desfile que discurría con arreglo a un intinerario prescrito desde la Villa Publica del Campo de Marte, pasando por una puerta especial de las murallas servianas llamada porta Triumphalis, por el Velabrum, el Forum Boarium y el Circo Máximo, para después dirigirse por la Via Sacra del Foro Romano y concluir en el monte Capitolino, al pie de la escalinata del templo de Júpiter Optimus Maximus. El general triunfante y sus lictores entraban en él y ofrecían al dios sus laureles de victoria y luego se celebraba la fiesta triunfal.

 

triumphator. El general que celebraba el triunfo.

 

trofeo. El trofeo era la armadura de un jefe enemigo. Era una costumbre instituida por los griegos antiguos; se montaba la armadura en una pértiga hecha con una lanza, se clavaba en el campo de batalla y se ofrecía a los dioses que habían secundado la victoria. Los romanos la modificaron erigiendo un monumento filo en el campo de batalla y llevando todos los trofeos a Roma para exhibirlos en el desfile triunfal y ofrecerlos después a algún dios, en cuyo templo quedaban guardados. Metelo el Macedónico construyó el primer templo de mármol de Roma (a Júpiter Stator) y en él guardó sus trofeos; Cayo Mario edificó para conservar sus trofeos un templo al Honor y la Virtud.

 

Tullianum. También denominado carcer, era un pequeño edificio de una pieza con una mazmorra abajo que era la única celda de ejecución que había en Roma. Todos los prisioneros importantes que se exhibían en el desfile triunfal eran conducidos a él, cuando la parada militar comenzaba a ascender el Capitolino, para ser estrangulados en esa mazmorra. El término "estrangular" no significa que la ejecución se hiciera con las manos desnudas, sino que se empleaba un lazo o un aro de garrote; luego, el cadáver se arrojaba a una abertura de esta misma mazmorra que daba a las cloacas. También era de ley (aunque no frecuente) arrojar al prisionero a esa cámara inferior y dejarle morir de hambre.

 

Tulo Hostilio. Tercer rey de Roma; personaje un tanto oscuro. Era guerrero y atacó, sometió y destruyó Alba Longa, para traer a sus habitantes a Roma e integrarlos en el populacho, mientras que la clase dirigente se incorporaba al patriciado romano. Tulo Hostilio construyó también la sede del Senado, llamada Curia Hostilia en su honor.

 

túnica. Era la prenda básica de casi todos los pueblos antiguos mediterráneos, incluidos griegos y romanos. En tiempos de Cayo Mario constaba de un cuerpo rectangular abierto por los costados; el cuello seguramente estaba cortado en curva para mayor comodidad en lugar de continuar en línea recta desde los hombros; las mangas serían prolongaciones rectangulares de tela desde los hombros o pegadas. No es, desde luego, nada improbable que los sastres de la antigí.iedad supieran pegar mangas, pues en textos antiguos se mencionan las mangas largas y éstas requieren ir cosidas. Las estatuas no testimonian si las túnicas de los personajes importantes que representan eran simples prolongaciones de tejido a partir de los hombros para dejar paso a los brazos, y las mangas de las túnicas de las estatuas de militares parecen mangas cortas normales. La túnica se llevaba con cinturón de cuero o con un cíngulo y era siempre más larga por delante que por detrás, parte por la que tenía unos 75 mm menos. Los del censo de caballeros lucían una ftanja estrecha en la túnica y los senadores una franja más ancha. Yo creo que estas franjas estaban colocadas sobre el hombro derecho y no en el centro del pecho. En una pintura mural de Pompeya se ve a un hombre con toga praetexta y franja ancha en el hombro derecho de la túnica. Igual que los modelos estudiados por Lillian Wilson.

 

turnca palmata. La túnica del general triunfante, que podía ser o no de color púrpura, pero, desde luego, iba bordada con hojas de palma.

 

Tusculum. Ciudad sobre la Via Latina, a unos 25 kilómetros de Roma. Fue la primera ciudad latina a la que se otorgó plena ciudadanía romana en el 381 a. JC. y siempre permaneció fiel a Roma. Catón el censor era de Tusculum, en donde su familia fue propietaria durante casi tres generaciones de la caballería pública del ejército romano.

 

Ulises. (Véase Odiseo.)

 

Utica. Tras la destrucción de Cartago por Escipión Emiliano en el 146 a. JC., Utica se convirtió en la ciudad portuaria más importante de la provincia romana de Africa. Utica era la sede del gobernador y estaba en la desembocadura del río Bagradas.

 

valle de los Salassi. El actual valle de Aosta (véanse Lugdunum, Salassi).

 

Vediovis. Dios romano misterioso y sin mitología. Actualmente se cree que era una manifestación del joven Júpiter; incluso Cicerón habla con vaguedad de este Vediovis. Desde luego, no era un dios feliz; tal vez perteneciese al inframundo, y parece que fue el patrón de las decepciones. Tenía dos templos en Roma, uno en el Capitolio y el otro en la isla del Tíber; fuera de Roma no se le rendía culto, que sepamos, salvo en Bovillae, donde un Julio erigió un altar a Vediovis en el año 100 a. JC. en nombre de la gens Julia.

 

Vercellae. Pequeña ciudad de la Galia itálica, en la orilla norte del río Padus y a la entrada del valle de los Salassi. Fuera de ella había dos modestas llanuras, los Campi Raudii, en las que Mario y Catulo César derrotaron a los cimbros en el 101 a. JC.

 

verpa. Obscenidad latina, empleada más como interjección que como ofensa. Se refería al pene -por lo visto al pene erecto con el prepucio retraído- y poseía connotaciones homosexuales. Por las pruebas documentales y grafíticas, el doctor J. N. Adams des-carta que signifique un pene circunciso.

 

Vesta. Diosa romana muy antigua de naturaleza incorpórea, sin mitología ni imagen (véase numen). Era el fuego del hogar y de ahí su importancia en la casa y la familia, en donde se le rendía culto con los Penates y los lar familiaris. Su culto público oficial era también importante y lo dirigía personalmente el pontífice máximo; su templo en el Foro Romano era modesto, muy antiguo, de forma circular, y se hallaba junto a la Regia, la fuente de Yuturna y el domus publicus del pontífice máximo. En él ardía un fuego constante que nunca se dejaba apagar.

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