El inocente (25 page)

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Authors: Ian McEwan

Tags: #Intriga

BOOK: El inocente
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No podía hacer nada. Le tocó el brazo otra vez, o era la primera vez. Le hizo la pregunta otra vez, o se la hizo por primera vez y tuvo cuidado de pronunciar las palabras realmente.

Lo

, dijo ella, queriendo decir:
Comparto tu duda, comparto tu preocupación. O quizá: Ya me has preguntado eso y te he oído
. O quizá:
Te acabo de contestar
.

Para que aquello continuara él dijo: Fue en defensa propia, fue en defensa propia.

Ella suspiró. Luego dijo:
Le conocen
.


, dijo él,
por eso lo entenderán
.

Ella dijo precipitadamente:
Les caía bien, pensaban que era un héroe de guerra, él les había contado alguna historia. Pensaban que era un borracho a causa de la guerra. Que era un borracho al que había que perdonar. Los que estaban fuera de servicio le invitaban a veces a una cerveza. También pensaban que era un borracho por culpa mía. Me lo dijeron cuando les pedí que vinieran aquí una vez. Yo pedía protección y ellos me dijeron: Pero si está usted volviendo loco al pobre diablo
.

El se levantó de la cama para aliviar el dolor. Quería ir a coger la ginebra. Quería traer la botella al dormitorio. Quería buscar los cigarrillos. Aún había tres en el paquete, pero le dolía al andar. Y si entraba allí, tal vez vería que se había movido de nuevo.

Se quedó de pie junto al armario y dijo:
Esos son los de la comisaría del barrio, la Ordnungspolizei. Tenemos que hablar con la Kriminalpolizei, ésos no tienen nada que ver
. Estaba diciendo esto, pero, claro, no había criminales, no había crimen, era defensa propia. Ella dijo:
Pero los de la comisaría intervendrán de todas formas. Tienen que hacerlo, es su distrito
.

Entonces
, preguntó él,
¿qué vamos a decirles?

Ella negó con la cabeza. El pensó que quería decir que no sabía. Pero ella quería decir algo muy distinto. Eran sólo las dos y media entonces, y ya quería decir algo muy distinto.

Recorriendo su ruta acostumbrada, podía fingir que no había sucedido. Iba camino del trabajo, eso era todo. Bajaría al túnel, estaba deseando ir al túnel. Había salido a buscar ginebra. No encontró los cigarrillos por ninguna parte. Miró los zapatos. Estaban más fuera de la manta, no podía dudarlo. Ahora veía los dos calcetines y un pedazo desnudo de pierna con escaso vello. Entró corriendo en el dormitorio y se lo dijo, pero ella no levantó los ojos. Había cruzado los brazos y estaba mirando fijamente la pared. El cerró la puerta y sirvió ginebra para los dos. Bebiéndola se acordó del Naafi.

Te diré lo que vamos a hacer
, dijo. L
lamaremos a la policía militar británica. O a los norteamericanos. Estoy agregado, ¿comprendes? Eso es lo que tengo que hacer
.

Ella casi descruzó los brazos, pero luego los mantuvo unidos.
Yo estoy implicada
, dijo.
La policía alemana tendrá que ser informada
.

El seguía de pie. Dijo:
Les diré que todo lo hice yo
. Un ofrecimiento disparatado.

Ella no sonrió ni suavizó la voz. Dijo:
Eres muy cariñoso y amable. Pero él es alemán, éste es mi pisoy él fue mi marido. Tendrán que informar a la policía alemana
.

El se alegró de que el ofrecimiento no fuera aceptado. Dijo:
Nos estamos empantanando. Puede que pensaran que era un héroe de guerra, pero saben que era violento, que era un borracho y que era celoso, y es su palabra contra la nuestra, y si hubiéramos querido matarlo no le hubiéramos machacado la cabeza para después llamar a la policía
.

Ella dijo:
Si pensábamos que podíamos quedar impunes, ¿por qué no?
Y como él no contestó porque no había entendido, ella añadió:
Totschlag, eso es lo que dirán. Homicidio
.

Se estaba acercando a los centinelas. Eran Jake y Howie los que estaban en la puerta de la cerca. Eran simpáticos y le gastaron una broma sobre su oreja hinchada. De todas formas tuvo que enseñar su pase. Fue todo tan bien como el día anterior. No todo había cambiado, no todo era malo. Cruzó la puerta, pasó la garita, siguió por el sendero, su ruta habitual. No encontró a nadie camino de su cuarto.

Clavada en su puerta había una nota de Glass.
Reúnete conmigo en la cantina a las 13 horas
. El cuarto estaba tal y como él lo había dejado, el banco de trabajo, los soldadores, los ohmiómetros, los voltímetros, el equipo de comprobación de válvulas, rollos de cable, cajas de piezas de repuesto, un paraguas roto que pensaba arreglar con soldadura. Todas éstas eran sus cosas, esto era lo que él hacía, esto era lo que hacía de verdad, todo completamente legal y sin tapujos. O sin tapujos por un lado y con tapujos por otro, y no legal según todas las definiciones. Había algunas definiciones con las que estaban en guerra, había ciertas definiciones que se habían comprometido a erradicar.
Tengo que parar esto, pensó, tengo que reducir la marcha
.

Homicidio
, dijo ella. El tuvo que sentarse en la cama, a pesar del dolor. Sonaba peor que asesinato. Sonaba muchísimo peor. Sonaba muy adecuado para lo que tenían en la habitación contigua.

Intentó otra cosa.
Te diré algo, dijo. Yo debería ir a ver a un médico ahora mismo
.

Ella preguntó a través de un bostezo:
¿Te duele mucho?
Una cosa más en la que ella no quería pensar.

El dijo:
Debería verme un médico la clavícula y la oreja
. No dijo nada de los testículos. Le estaban doliendo. Pero no quería que un médico se los mirara, se los apretara y le pidiera que tosiese. Se retorció donde estaba sentado y dijo:
Debería ir. ¿No lo comprendes? Es nuestra prueba de que es defensa propia. Debería ir mientras está realmente mal y podrían hacer fotos
.

Pero, pensó,
no de mis huevos
.

Y ella dijo:
¿Les dirías que también fue defensa propia ese agujero que tiene en la cara?

El se quedó sentado y casi se desmayó.

Fue por el pasillo a la fuente. Pasó por delante del despacho de Glass y miró. Estaba fuera, otro signo positivo. Podía saludar con la mano a los niños o decir hola a los centinelas, pero no podía hablar con Glass. Cogió unas válvulas y algunas otras cosas de su despacho y lo cerró con llave. Ayer había dejado pendiente un trabajito. Tal vez le ayudaría a calmarse. Sería una excusa para estar en el túnel, para coger lo que tenía que ir a buscar allí.

Si vas al médico
, dijo ella,
tendrás que contárselo todo, y eso significa que avisará a la policía
.

El dijo:
Pero por lo menos tendremos la prueba de que hubo una pelea, una pelea. El me habría hecho pedazos
.

Oh sí
, dijo ella.
La prueba de la defensa propia, pero ¿qué me dices del agujero?

Bueno
, dijo él.
Tú puedes decirles por qué tuve que hacer eso
.

Pero yo no lo sé
, dijo ella.
Dime, ¿por qué le mordiste de aquella manera?

El dijo:
¿No lo viste? ¿No viste lo que me estaba haciendo?

Ella negó con la cabeza y él se lo contó. Cuando terminó, ella dijo:
No lo vi. Estabais demasiado cerca
.

Pues es verdad
, dijo él.

Ella bebió un sorbo de ginebra y le preguntó:
¿Te dolió tanto que tuviste que hacerle un agujero en la cara?

Claro que sí,
dijo él.
Tendrás que decirles que lo viste. Es importante que se lo digas
.

Ella dijo:
Pero tú dijiste que no teníamos necesidad de mentir, dijiste que no habíamos hecho nada malo, que no teníamos nada que ocultar
.

¿Eso dije?
, dijo él.
Quiero decir, no hemos hecho nada malo, pero tenemos que hacer que ellos nos crean, tenemos que contar bien la historia
.

Ah, buen
o, dijo ella.
Así que si vamos a mentir, si vamos a fingir, tenemos que hacerlo bien
. Descruzó los brazos y le miró.

Pasó junto a los montones de tierra que llegaban hasta el techo del sótano. Decían que a veces crecían setas en las oscuras laderas, pero él nunca había visto ninguna. No quería ver ninguna ahora. Estaba de pie al borde del pozo y se sentía mejor. El ruido de los generadores, las fuertes luces desnudas en la boca del túnel, las débiles de aquí arriba, los cables y las líneas que bajaban, los sistemas de ventilación y de refrigeración.
Los sistemas
, pensó,
necesitamos sistemas
. Demostró su autoridad y le dijo al guardia que tenía que subir un par de cosas y que necesitaría el ascensor.

—Lo tiene, señor —dijo el hombre.

La antigua escalerilla vertical de hierro había desaparecido. Ahora se bajaba por medio de una escalera que descendía en espiral una vuelta y media pegada a la pared del pozo. Estaban en todo estos norteamericanos, pensó. Querían hacer las cosas posibles, y fáciles. Querían cuidarte. Esta estupenda escalera ligera con peldaños antideslizantes y barandillas de cadena, las máquinas de Coca-Cola en los pasillos, los filetes y la leche con chocolate en la cantina. Había visto a hombres adultos bebiendo leche con chocolate en la cantina. Los británicos habrían conservado la escalera vertical porque la dificultad era parte de una operación secreta. Los norteamericanos pensaban en «Heartbreak Hotel» y en «Tutti Frutti» y en jugar a la pelota en el terreno que había delante del edificio, hombres hechos y derechos con bigotes mojados de leche con chocolate jugando a la pelota. Ellos eran los inocentes. ¿Cómo podía uno robarles secretos? No le había dado información ninguna a MacNamee, no lo había intentado realmente. Ahí había otro signo positivo.

Al bajar las escaleras le dolía. Se alegró cuando llegó abajo. No había descubierto nada sobre la técnica Nelson, sobre cómo separar los ecos del texto claro del mensaje cifrado. Tenían esos secretos y tenían su leche con chocolate. No había averiguado nada. Había tratado 'de abrir un par de puertas. No le había mentido a MacNamee y no había robado nada, así que no tenía por qué mentirle a Glass.

Ella dijo otra vez:
Si les contamos mentiras
… Dejó la frase en el aire y entonces le tocó a él.

El dijo:
Tenemos que estar unidos, tenemos que tenerlo claro. Nos meterán en habitaciones separadas y buscarán contradicciones. Entonces se detuvo y dijo: Pero ni siquiera hay una mentira que podamos contarles. ¿Qué podemos decirles, que resbaló en el cuarto de baño?

Lo sé
, dijo ella.
Lo sé
, con lo cual quería decir:
Tienes razón, así que llega a la inevitable conclusión
. Pero él no se movió. Siguió sentado pensando en ponerse de pie. Sirvió más ginebra. No parecía afectarle aquella bebida tibia.

En el túnel había un aire negro y sedoso tamizado por una máquina, un silencio artificial y eficacia, ingenio y discreción por todas partes. Tenía las válvulas en la mano, iba a hacer un trabajo. Caminó por entre las viejas vías, las vías por las que habían sacado toda la tierra.

Estás bebiendo demasiado
, dijo ella.
Tenemos que pensar
.

El vació la copa para poder dejarla sobre la cama. Pensaba mejor cuando cerraba los ojos. Le dolía menos la oreja.

Te diré otra cosa
, dijo ella.
¿Me escuchas? No te duermas
.
En el Kathaus, el ayuntamiento, saben que él reclamaba su derecho a este apartamento. Tienen la correspondencia, todos los papeles
.

El dijo: ¿
Y qué? Su reclamación era una tontería, según me dijiste
.

Es macht nichts
, dijo ella.
El tenía un agravio y nosotros teníamos una razón para pelear
.

Querrás decir un motivo
, dijo él.
¿Estás diciendo que ése sería nuestro motivo? ¿Tenemos pinta de ser personas que resuelven de esta manera una disputa respecto a la vivienda?

¿Quién sabe?
, dijo ella.
Es difícil encontrar casa aquí. En Berlín la gente se ha matado por menos de eso
.

Lo único que eso indica
, dijo él,
es que él tenía un agravio y que vino aquí a pelear y que fue en defensa propia
.

Cuando ella pensó que así no iban a ninguna parte cruzó los brazos otra vez. Dijo:
En el trabajo oí esa palabra inglesa, homicidio, la dijo el comandante. El me lo contó. Esto pasó el año antes de que yo empezara a trabajar allí. Uno de los mecánicos de los talleres, un civil alemán, se metió en una pelea con otro hombre en un bar y le mató. Le pegó con una botella de cerveza en la cabeza y lo mató. Estaba borracho y furioso, pero no quería matarlo. Estaba muy apenado cuando vio lo que había hecho
.

¿Y qué le pasó?

Le mandaron a la cárcel, cinco años. Todavía está allí, creo
.

Era un día normal en el túnel. No había casi nadie por allí, todo estaba en orden, el lugar funcionaba como una seda. Todo iba bien, era como debería ser el resto del mundo. Se detuvo y miró. Atada a un extintor de incendios había una etiqueta indicando que la revisión semanal se había llevado a cabo a las 10.30 horas del día anterior. Aquí estaban las iniciales del técnico, el número de teléfono de su oficina y la fecha de la siguiente revisión. La perfección. Aquí había un teléfono y junto a él una lista de números: el oficial de guardia, seguridad, la unidad de bomberos, la sala de grabación, la cámara de conexiones. El amasijo de cables, sujetos con una pinza nueva y brillante como si fueran los cabellos de una niña, iban desde los amplificadores hasta la sala de grabación. Estas líneas comunicaban con la cámara de conexiones, por estas tuberías circulaba agua para enfriar los aparatos electrónicos, éstos eran los conductos de la ventilación, este cable llevaba una corriente separada a los sistemas de alarma, esto era un sensor con una sonda profundamente metida en la tierra. Alargó una mano y lo tocó. Todo funcionaba, todo le encantaba.

Abrió los ojos. Ninguno de los dos había hablado desde hacía cinco minutos. Tal vez habían transcurrido veinte minutos. Abrió los ojos y empezó a hablar.
Pero esto no fue como una pelea en un bar, dijo. El me atacó, podía haberme matado. Se calló y recordó. Te atacó a ti primero, te tenía agarrada por el cuello. Se le había olvidado lo de su cuello
.
Déjame ver
, dijo.
¿Te duele?
Tenía marcas rojas todo alrededor y hasta la barbilla. Eso se le había olvidado.

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