De la dictadura a la democracia (5 page)

BOOK: De la dictadura a la democracia
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16. Como en una dictadura muy pocos toman muchas decisiones, es probable que ocurran errores de juicio, de política o de acción.

17. Si el gobierno está buscando evitar estos peligros, y descentraliza los controles y la toma de decisiones, su con-trol de los puntos clave para el poder puede deteriorarse aún más

Atacando las debilidades de la dictadura

Conociendo semejantes debilidades intrínsecas, la oposición democrática puede buscar cómo agravar esos "talones de Aquiles" deliberadamente, a fin de alterar el sistema drásticamente o bien desintegrarlo.

La conclusión es obvia. A pesar de la apariencia de fuerza, todas las dictaduras tienen sus debilidades, sus ineficiencias internas, sus rivalidades personales, sus funcionamientos institucionales defectuosos y sus conflictos entre organizaciones y departamentos.

Estas debilidades, con el tiempo, tienden a hacer al régimen menos efectivo y más vulnerable a los cambios de condiciones y a la resistencia deliberada. No todo lo que el régimen se proponga lo va a lograr, al menos completamente. A veces, por ejemplo, aún las órdenes directas de Hitler quedaron sin ejecutarse porque los que estaban por debajo de él en la jerarquía se abstenían de llevarlas a cabo. El régimen dictatorial puede a veces desbaratarse rápidamente, como ya hemos observado.

Esto no quiere decir que las dictaduras se pueden destruir sin riesgos ni víctimas. Cualquier curso de acción posible para lograr la liberación incurrirá en riesgos y sufrimiento potencial, y tomará tiempo para poder ponerse en marcha. Y, por supuesto, ningún medio de acción puede asegurar el triunfo rápido en cada situación.

Sin embargo, los tipos de lucha que tienen como objetivo las debilidades identificables de la dictadura, tienen más posibilidad de éxito que aquéllos en que se busca combatir la dictadura allí donde a todas luces ésta es más fuerte. La pregunta es: ¿cómo ha de conducirse esta lucha?

CINCO
EJERCIENDO EL PODER

En el Capítulo Uno advertimos que la resistencia armada contra las dictaduras no las afecta donde son más débiles sino más bien donde son más fuertes. Al escoger competir en el campo de las fuerzas militares, el suministro de armamentos, la tecnología armamentista y demás, los movimientos de resistencia tienden a situarse donde están en clara desventaja. Las dictaduras casi siempre podrán desplazar recursos superiores en esas áreas. Hemos subrayado también el peligro de confiar en los poderes extranjeros para la salvación. En el Capítulo Dos examinamos los problemas que conlleva confiar en las negociaciones como un modo de quitarse las dictaduras de encima.

¿Cuáles son los medios disponibles que ofrecerán a la resistencia democrática una clara ventaja y que lograrán agravar las debilidades identificadas de las dictaduras? ¿Qué técnica de acción va a aprovechar la teoría del poder político que discutimos en el Capítulo Tres? La alternativa a escoger es el desafío político.

El desafío político tiene las siguientes características:

• No acepta que los resultados sean decididos por los medios de lucha escogidos por la dictadura.

• Es difícil para el régimen combatirlo.

• Puede agravar extraordinariamente las debilidades de la dictadura y negarle acceso a sus fuentes de poder.

• Puede dispersarse ampliamente en cuanto a la acción, pero también puede concentrarse en un objetivo específico.

• Conduce a errores de juicio y de acción por parte de los dictadores.

• Puede utilizar a la población como un todo, y a los grupos e instituciones de la sociedad en la lucha y acabar con el dominio brutal de unos pocos.

• Sirve para acrecentar la distribución del poder efectivo en la sociedad, haciendo que el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática sea más viable.

La dinámica de la lucha noviolenta

Como sucede con la capacidad militar, el desafío político se puede emplear con una variedad de propósitos, que van desde esforzarse por influir en los opositores para que hagan cosas diferentes, crear condiciones para la solución pacífica de un conflicto, hasta desintegrar el régimen de los adversarios. Pero la dinámica del desafío político es muy diferente a la de la violencia. Aunque ambas técnicas son herramientas para luchar, lo hacen por medios muy distintos, y con distintas consecuencias. Los modos y resultados de un conflicto violento son bien conocidos. Las armas físicas se usan para intimidar, herir, matar y destruir.

La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de ésta, es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y psicológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres, como protestas, huelgas, desobediencia o nocooperación, boicot, descontento y poder popular.

Como advertimos antes, todos los gobiernos pueden gobernar mientras, por medio de la cooperación, sumisión y obediencia de la población y de las instituciones de la sociedad, reciban el constante refuerzo de las fuentes de poder que necesitan. El desafío político, a diferencia de la violencia, es el instrumento idóneo para negarle acceso al régimen a esas fuentes de poder.

Las armas y la disciplina noviolentas

El error común de las campañas improvisadas de desafío político, es la dependencia o confianza en uno o dos procedimientos, tales como las huelgas y las manifestaciones. De hecho, existe una multitud de procedimientos que les permiten a los estrategas de la resistencia tanto concentrar como dispersar la resistencia, según haga falta.

Se han podido identificar hasta cerca de doscientos métodos de acción noviolenta y, por supuesto, hay muchos más. Estos procedimientos se clasifican en tres grandes categorías: protesta y persuasión, nocooperación e intervención. Los métodos noviolentos de protesta y persuasión son mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias (54 métodos).

La nocooperación se divide en tres sub-categorías: a) de nocooperación social (16 métodos), b) de nocooperación económica: el boicot inclusive (26 métodos) y huelgas (23 métodos), y c) de nocooperación política (38 métodos). La intervención noviolenta, mediante procedimientos sicológicos, sociales, económicos o políticos tales como el ayuno, la ocupación noviolenta y el gobierno paralelo (41 métodos), es el último grupo. Una lista de 198 de estos métodos se incluye en el apéndice de esta publicación.

Es probable que a cualquier régimen ilegítimo le cause graves problemas el uso de un número considerable de estos métodos— cuidadosamente escogidos, aplicados persistentemente y en gran escala, fundidos en el contexto de una sabia estrategia y de tácticas apropiadas, por civiles adiestrados. Esto es aplicable a todas las dictaduras.

Los procedimientos de la lucha noviolenta pueden enfocar directamente los asuntos más inmediatos, lo cual no es posible con los medios militares. Por ejemplo, ya que el problema que presenta una dictadura es esencialmente político, sería muy importante aplicar las formas políticas de la lucha noviolenta. Esto incluiría la negación de la legitimidad a los dictadores y la nocooperación con su régimen. La nocooperación sería también aplicada contra algunas políticas específicas. A veces el obstaculizar el trabajo o el demorarlo puede realizarse en silencio, o aún secretamente, mientras que otras veces, la franca desobediencia o las desafiantes manifestaciones públicas y las huelgas, pueden ser vistas por todos.

Por otra parte, si la dictadura es vulnerable a las presiones económicas, o si muchos de los agravios del pueblo son económicos, entonces la acción económica, como el boicot o las huelgas, puede ser el procedimiento apropiado para la resistencia. Los esfuerzos del dictador por explotar el sistema económico pueden contrarrestarse mediante huelgas generales limitadas, demoras en el ritmo del trabajo o por la negación de ayuda (o desaparición) de parte de los expertos. El uso selectivo de diversos tipos de huelgas puede enfocar puntos clave en el proceso manufacturero, en el transporte, en el suministro de materias primas y en la distribución de productos.

Algunas tácticas de la lucha noviolenta requieren que la gente realice actos que no están relacionados con su vida normal, tales como volantear, manejar una imprenta clandestina, ponerse en huelga de hambre o sentarse a media calle. Salvo en situaciones muy extremas, para algunas personas estas acciones pueden ser difíciles de llevar a cabo.

Por el contrario, otros métodos de lucha noviolenta, requieren que la gente continúe llevando su vida normal aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, pueden ir a trabajar en vez de ponerse en huelga, pero una vez allí, deliberadamente trabajar más lentamente o con menos eficacia que siempre. Conscientemente se pueden cometer "errores" con más frecuencia. A veces, uno puede estar "enfermo" o "impedido" de trabajar, o simplemente se puede negar a trabajar. Uno puede asistir a una ceremonia religiosa cuando tal acto no sólo expresa las convicciones religiosas sino las políticas. Se puede proteger a los niños de la propaganda de los atacantes mediante la instrucción en casa o en clases ilegales. Uno puede negarse a pertenecer a cierta organización "recomendada", o impuesta a la cual uno antes no hubiera escogido pertenecer libremente. La semejanza de tal tipo de acción con las actividades acostumbradas de las gentes, y el grado limitado de desviación de la vida normal, pueden hacer que la participación en la lucha de liberación nacional sea mucho más fácil para mucha gente.

Como la lógica de la lucha noviolenta difiere en muchos aspectos de la acción violenta, hasta una violencia limitada sería contraproducente durante una campaña de desafío político, porque desviaría la lucha hacia un campo donde los dictadores tienen una ventaja abrumadora (la contienda armada). La disciplina noviolenta es clave para el éxito, y debe persistirse en ella a pesar de las provocaciones y brutalidades de los dictadores y sus agentes.

El mantener la disciplina noviolenta contra los adversarios violentos facilita el trabajo de los cuatro mecanismos de cambio de la lucha noviolenta (de lo que trataremos más adelante). La disciplina noviolenta es también extremadamente importante en el proceso del jiu-jitsu político. En éste, la pura brutalidad del régimen contra los activistas claramente noviolentos rebota políticamente contra la posición del dictador, causando disensión en sus propias filas, y fomentando el apoyo a los de la resistencia de parte de la población en general, de los que generalmente defienden al régimen y de terceras personas.

Sin embargo, en algunos casos una violencia limitada contra la dictadura puede ser inevitable. La frustración y el odio contra el régimen pueden explotar violentamente. O bien, ciertos grupos pueden no estar deseosos de abandonar el uso de medios violentos aún cuando reconozcan el importante papel de la lucha noviolenta.

En estos casos no es necesario abandonar el desafío político. Sin embargo, será necesario separar la acción violenta lo más posible de la acción noviolenta. Esto ha de hacerse en términos geográficos, de sectores de la población, de tiempo y de problemas. De otro modo, la violencia puede tener efectos desastrosos sobre el uso del desafío político, el cual potencialmente, es mucho más poderoso y eficaz. La historia indica que aún cuando se espera que haya víctimas, tanto muertos como heridos, en el desafio político las habrá en número mucho menor que las que se producirían en la contienda armada. Es más, este tipo de lucha no contribuye al ciclo intermi-nable de matazón y brutalidad.

La lucha noviolenta requiere una pérdida del miedo y un mayor control sobre sí mismo, por una parte, y tiende a producir este efecto frente al gobierno y su represión brutal. Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo, es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general.

Franqueza, clandestinidad y comportamiento intachable La clandestinidad, el engaño y la conspiración subterránea le plantean problemas muy graves a un movimiento que emplee la acción noviolenta. A menudo, es prácticamente imposible impedir que los agentes de la policía o de la inteligencia se enteren de las intenciones y los planes. Desde la perspectiva del movimiento, el clandestinaje no sólo tiene sus raíces en el miedo sino que contribuye a aumentarlo. Esto reblandece el espíritu de la resistencia y reduce el número de personas que podrían participar en una acción específica. También puede contribuir a que dentro del movimiento, haya sospechas y acusaciones, a menudo injustificadas, acerca de quien podría ser un informante o un agente de los contrarios. El secreto también puede afectar la habilidad de un movimiento para persistir en la práctica de la noviolencia. Al contrario, la franqueza en cuanto a planes e intenciones contribuirá a dar la imagen de que el movimiento de resistencia es en extremo poderoso. El problema, por supuesto, es más complejo de lo que esto sugiere, y hay aspectos significativos de las actividades de la resistencia que van a requerir el secreto. Los entendidos tanto en la dinámica de la lucha noviolenta como en los medios de vigilancia de la dictadura en la situación específica necesitarán una evaluación bien documentada.

La edición, impresión y distribución de publicaciones clandestinas, las trasmisiones ilegales por radio desde dentro del país y la inteligencia recogida sobre las operaciones de la dictadura, están entre las clases limitadas de actividades especiales que requieren un alto grado de sigilo.

En todas las etapas del conflicto es necesario mantener un comportamiento intachable en la acción noviolenta. Factores como el no tener miedo y el mantener la disciplina noviolenta deben estar siempre presentes. Es importante tener en cuenta que va a necesitarse un gran número de gente para efectuar grandes cambios. Esa cantidad de participantes confiables sólo se puede obtener manteniendo el más alto nivel de comportamiento.

Cambios en las relaciones de poder

Los estrategas necesitan recordar que el conflicto donde se aplica el desafío político es un campo de lucha siempre cambiante, con un continuo juego de ataques y contraataques. Nada es estático. Las relaciones de poder, tanto absolutas como relativas, están sujetas a cambios rápidos y constantes. Esto es posible porque los que trabajan en la resistencia continúan tenazmente en su actividad noviolenta a pesar de la represión.

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