Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II Online
Authors: Maurice Nicoll
Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología
Hemos hablado recientemente de los nuevos significados y las nuevas emociones. La Voluntad está casi siempre en relación con el Centro Emocional. La Voluntad tiene su origen en el desarrollo de este centro. Para retornar a lo que dije antes, nuestro concepto ordinario de Voluntad es una mandíbula prominente. En realidad, es una nueva emoción, un nuevo discernimiento, muy tranquilo y sin violencia. Hablando en términos relativos, tener una nueva Voluntad en cualquier situación familiar es tener una nueva emoción que penetra en esa situación familiar. Quiero decir que esta es una de las maneras que permiten pensar sobre la Voluntad. Tiene muchas facetas. Además, como se dijo, es más bien una unidad de cosas que una desunión, más bien una síntesis que un análisis.
La próxima idea sobre la Voluntad Real, de la que ya nos hemos ocupado, es que ésta es infinitamente flexible. Si se vive en el plano causal de vida, el nivel de causa en el pasado y de efecto en el futuro, se tendrá la clase de vida que deriva del pasado. ¿Por qué? Porque en el Tiempo la causa siempre parece estar en el pasado. Sin embargo las causas pueden estar en el futuro. Esta es una idea asombrosa y extraña. Todo lo que se constituye en sí mismo por medio del trabajo llega a ser una causa transformante
en el futuro.
Vivir mecánicamente en el nivel de causa y efecto es una cosa que tenemos que observar para poder conocerla. Aquí nada puede suceder a menos que el pasado dé origen al efecto mecánico en el futuro. Es preciso conocer cabalmente este aspecto de la vida —este posible punto de vista—. Hasta la Ciencia, que se funda en el estudio de la causa y el efecto, ha llegado a un punto en que dice que las cosas no están determinadas, sino que son
casuales.
(Casual no es causal) Considerar que la propia vida es sólo
causal
no es aprehender la idea de que todos pueden recibir
nuevas
influencias casuales, por medio del Recuerdo de Sí. De otro modo, sólo existiría la "Verdad" y no la "Misericordia". Esta idea está expresada en la literatura religiosa como la "remisión de los pecados". Pero si se siente que no hay otra cosa que la causa y el efecto, es en realidad imposible transformar la vida. Toda transformación depende de la idea de que se puede estar bajo una serie u otra de influencias. Y el Rayo de Creación nos enseña que hay muchos órdenes de influencias. Ahora bien, la
Voluntad
es una cuestión de nuevas emociones, pensamientos, y sentimientos, y su calidad depende de la forma en que son transmitidos, en que son oídos. Es posible ver todo a una nueva luz, y entonces toda la serie de causa y efecto en la vida toma una nueva significación. Pero si se cree que la vida es tal como se la ve, entonces las nuevas orientaciones no se dan a conocer. Esta es una de las principales enseñanzas de los Evangelios. ¿Acaso no se habla repetidas veces del perdón de los pecados, de perdonar al prójimo, etc.? ¿Y por qué? Es preciso darse cuenta de que en un plano, en un nivel de vida, sólo puede haber causa y efecto mecánicos —el nivel de causa y efecto que le pertenece—. Pero los Evangelios y este Trabajo nos enseñan que —
si se hace el Trabajo—
hay una línea de causa y efecto totalmente diferente, y una fuerza transformadora penetra en la propia existencia.
Proseguiré hablando luego de lo que significa la
Voluntad
en el sentido de Trabajo. Comprenderán que es un tema de la mayor importancia. Pero todo depende de estar bajo influencias superiores a sí mismo. La voluntad no es empecinamiento. Basta leer los Evangelios y lo que Cristo dice de la tentación. ¿A qué Voluntad obedecía?
Seguir voluntariamente el Trabajo
es una frase fácil. Comprender lo que significa es otra cuestión. Recuerdo que el Sr. O. dijo una vez que antes de tener Voluntad es preciso sentir la propia nadidad, o sea la nadidad de los propósitos personales y de los propósitos debidos a la vanidad. Se le preguntó: "¿Cómo puede sentir usted su propia nadidad?" Replicó: "Además, de muchas otras cosas, existe una manera: 'Gustar de lo que disgusta'". ¿No es extraño acaso que la Voluntad Real dependa de seguir un rumbo que no tiene nada que ver con los propios deseos?
Proseguiremos comentando lo que es la Voluntad desde el punto de vista del Trabajo. Será necesario hacer una somera recapitulación. Tenemos al presente, según nos enseña el Trabajo, sólo las diversas voluntades de muchos "Yoes" diferentes. No tenemos una Voluntad Real, ni permanente, ni firme. Ante todo, cada "Yo" hace uso de nosotros momentáneamente y así cada "Yo" habla por teléfono —es decir, a través de nuestra boca— y dice toda clase de cosas y se llama a sí mismo "Yo". Si se duda, si se vacila, lo que habla es la resultante de las varias voluntades de los diferentes "Yoes". Esta resultante es la que decide. Es llamada Voluntad pero no es la Voluntad Real. Es una componenda entre muchas voces diferentes, como un Parlamento (que significa un lugar donde se parlamenta). El voto final es la resultante de muchos partidos diferentes, de muchas voluntades y deseos diferentes. Este es el estado de lo que llamamos nuestra voluntad. Pero la Voluntad Real no puede ser una
resultante,
porque la Voluntad en su sentido cabal es
Ama
y está por encima de los deseos de vida y de todos los "Yoes" de vida.
En una oportunidad G. nos estaba hablando sobre el propósito. Preguntó a la gente que lo rodeaba cuál era su propósito. Las personas que estaban presentes dijeron diferentes cosas, tales como el deseo de ser siempre feliz o de hacer el bien a los otros y así sucesivamente. Alguien dijo:
"Quiero ser dueño de mí mismo".
G.
dijo que este era un verdadero propósito. "Esto", dijo en pocas palabras, "es lo que busca el Trabajo. Se lo puedo enseñar si tiene suficiente voluntad como para hacer frente a todas las dificultades que es preciso vencer para lograrlo. La Voluntad Real es posible porque existe en el Hombre. Es el Amo. Pero el Hombre está separado de ella".
Amo - "Yo" Real - Voluntad Real
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Mayordomo
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Mayordomo-Delegado
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Los muchos "Yoes" de la personalidad
Ahora bien, ya saben que el Amo no puede venir a menos que el Caballo, el Carruaje y el Cochero se encuentren en un estado y una relación apropiados. El Cochero debe salir de la taberna y eventualmente subir a la cabina. Este es el primer paso. Reflexionemos una vez más sobre este primer paso. El Trabajo enseña que es imposible que el Amo venga —esto es, el "Yo" Real— a no ser que se cumplan ciertas condiciones. La primera es que el Cochero, que despilfarra su dinero en la taberna —es decir, en sueños e ilusiones e imágenes de sí, e imaginando especialmente que es dueño de sí— despierte y empiece a verse tal como es en realidad. Este choque exige una fuerza especial. Quiero decir que la gente puede formar parte de este Trabajo y sin embargo permanecer años en la taberna
soñando
y pretendiendo que está trabajando. Añaden meramente al Trabajo, como un adorno más, sus propios sueños. Empero, no se puede hacer uso del Trabajo de este modo por mucho tiempo. En el pleno acrecentamiento de la Personalidad, es muy posible imaginarse que se puede alardear de un nuevo adorno o hacer uso del Trabajo de una manera u otra. El Trabajo, sin embargo, es muy antiguo y conoce perfectamente cuanto le atañe, y no hay posibilidad de que nadie lo engañe. Pero para comprenderlo, es necesario admitir que existe algo superior a uno mismo. El Trabajo proviene de lo que es superior. Si una persona no tiene una relación interior con el Trabajo y no puede verlo, sentirlo o experimentarlo en si misma como el comienzo de la Conciencia Real —esto es, la Conciencia de Trabajo— entonces, naturalmente, cabe la posibilidad de que se establezca un contacto equivocado. Esta es una situación siempre peligrosa si la fuerza del Trabajo es eliminada. Las cosas pueden derrumbarse de golpe, al estar fundadas en las arenas de la Falsa Personalidad. Lo digo ahora porque constituye el tema de estos comentarios. La Voluntad Real —es decir, el
Amo
— proviene de lo
alto,
no de la vida y su nivel de intereses. Si una persona no tiene en si lo alto, en su pensamiento y perspectivas, no tiene probabilidad alguna de tocar la Conciencia Real o el "Yo" Real. Comprenderán por qué esta cuestión interesó tanto a G.: "Deseo ser dueño de mi mismo". Ser dueño de sí, según la enseñanza del Trabajo, significa que se tiene al
Amo
en sí mismo, y esto es sólo posible si el Cochero, el Caballo y el Carruaje están en condiciones correctas. Luego —tal como lo dice el Trabajo— el Cochero, sentado en la caja, con las riendas en las manos y los arneses bien colocados puede, echando una mirada a su alrededor, encontrar al Amo sentado en el carruaje. Pero es preciso, como lo oí una vez, dirigir el carruaje de la manera que parezca más conveniente. Se debe
empezar
a dirigir el carruaje antes de que haya recibido órdenes del Amo. Veamos de dónde proviene el Amo —es decir, el "Yo" Real— que nos falta a todos, y al que seguimos inventando de tantas maneras insatisfactorias. Si se conociera en realidad, si se sintiera en realidad, si se supiera realmente a dónde ir —¿no sería acaso maravilloso? El "Yo" Real
desciende de lo alto,
tal como lo muestra el diagrama. Por eso se ha dicho que si no tiene ninguna idea acerca de algo que esté por encima de sí mismo, le será imposible llegar a su realidad y significado —esto es, al "Yo" Real. Será siempre una imagen inventada. Dentro de sí, se sentirá inquieto. Si tiene una fachada bien presentada, gastará mucho dinero para pintarla y refaccionarla una y otra vez, por así decirlo, y saldrá todos los días a la vida tan aseado como le sea posible, pero interiormente estará completamente vacío. El Trabajo no se ocupa de estas cosas. Se ocupa de hallar dónde está un hombre y qué es. Se ocupa de desenvolver conexiones que se habían perdido. Puede decir, si gusta, que se ocupa de que un hombre se halle a sí mismo, pero no exactamente en el dinero o la posición o en los asuntos que procuran éxito. Me pregunto si alguno de ustedes ven lo que esto quiere decir. Las invenciones, los seudo síes, etc. son muchos. Exige mucho tiempo penetrar debajo de ellos y separarse de ellos. No es en realidad "mucho" tiempo. ¿Por qué? Porque no es una cuestión de tiempo sino de sinceridad consigo mismo. Se puede profesar el Trabajo y decir pestes de él. ¿Es esto ser sincero consigo mismo? Esta rama del Trabajo se resiente severamente de esa clase de alabanzas fingidas. Conviene subrayarla ahora porque, como se dijo, si toca este Trabajo hasta cierto punto y si en verdad carece de sinceridad hacia si mismo, puede volverse muy peligroso. Puede matarlo, como dijo G. una vez. Confieso que la falta de sinceridad interior de la gente que profesa el Trabajo me deja atónito.
Ahora bien, ¿qué significa la sinceridad interior en relación con llegar al 'Yo' Real —es decir, a la Voluntad Real? ¿Ve por sí mismo alguna relación? Supongamos que no es sincero consigo mismo y que siempre finge e imita la sinceridad por no tener sinceridad alguna en sí mismo. ¿Tiene alguna posibilidad de llegar a alguna cosa? Supongamos que toma el Trabajo como algo que le conviene temporariamente. ¿Acaso lo conducirá a algún lugar? Por cierto no. Sí, pero ¿por qué? ¿Aún no ha reflexionado sobre este particular? ¿No han visto por sí mismos que en este Trabajo no irán a ninguna parte salvo por medio de la observación interior y la sinceridad interior? Es extraño que sea preciso decirlo. Aún me sigue extrañando, después de muchos años, que la gente crea que es posible pertenecer a este Trabajo sin trabajar, o que pueden pertenecer al Trabajo fingiendo trabajar, lo cual es peor. Aún no lo puedo entender, y por cierto no comprendo a esa clase de gente y no llego a captar lo que pretenden. Es inútil hablar de ello. Quizá sea así, quizá no lo sea. Se necesita cierta pureza de sentimiento, y si no existe, no existe, y si existe, existe. De otro modo todo se convierte en una mera controversia. Se ve, o no se ve. Se siente, o no se siente. Se comprende algo, o no se comprende cosa alguna. Se planta algo, o no se planta nada. Algo crece, o
no
crece. No hay argumento posible. O es, o no es. O vale la pena, o no vale la pena. O se lo desea, o no se lo desea. O se lo valora, o no se lo valora. No hay discusión posible. La persuasión es inútil. Una persona a quien se
persuade
es peor que nada, tanto para ella como para el Trabajo. Es posible "comprar" una persona por un tiempo, pero no es precisamente lo conveniente. No se puede redimir a otra persona, si no tiene Centro Magnético; si no se la puede redimir, entonces no hay centro magnético. Todo ello carece en realidad de sentido para dicha persona interiormente, es pura insensatez —y en verdad es una maldad— pretender que no carece de sentido, cuando su lado interior lo cree sinceramente así. Esta es la situación. Quiero decir, tal como se ha dicho desde el comienzo de esta enseñanza, que la sinceridad interior hacia la enseñanza es lo único que cuenta, no importa cuántas veces se puede actuar como si se creyera, es la peor de todas las cosas peligrosas. El Trabajo dice que pretender es la cosa más mortífera en sus efectos fundamentales. Pretender es mentir. Mentir en este sentido destruye la Esencia. La Esencia sólo puede crecer a través de la verdad, mediante lo que es sincero. Si la esencia es destruida, todo es destruido excepto la excitación nerviosa.
El Cochero debe despertar antes de que el Amo —esto es, la Voluntad Real— se sienta como fuerza rectora. El Trabajo es una guía. Las propias fantasías, las imágenes, las ideas, las valoraciones, los diversos sentidos de superioridad y todas las cosas con las cuales nos atiborramos, todas deben debilitarse bajo su guía. ¿Por qué medios? Por una observación de sí realizada sin espíritu crítico y que se recuerda. Alguna cosa que despierta y emerge. Eventualmente trepa a la cabina. Una cosa minúscula. Si, una cosa muy diminuta, un hombrecito, una mujercita. Pero sale del tumulto de la taberna, es decir, de la vida y de sus ideas de la vida y de sí mismo en la vida, y esta cosa minúscula empieza a andar hacia la cabina del coche e intenta sentarse allí. No cabe la menor duda que por mucho tiempo no logrará hacerlo, pero en verdad desea hacerlo. Este es el punto. Si lo quiere realmente, luego esa cosa minúscula, esta semilla de mostaza, puede atraer un vestigio de "Yo" Real. Ahora bien, el 'Yo" Real, tal como se dijo, desciende
de lo alto,
pero tan sólo cuando hay alguna cosa hacia la cual pueda descender. Hablemos otra vez de la Voluntad Real en conexión con el sentimiento de que hay algo en lo alto, algo superior a uno mismo —algo que está más allá del nivel del desordenado y por lo general no descubierto amor de sí, de la terquedad, del aprecio de sí, de la auto-admiración y de los auto-esfuerzos, más allá de la vanidad y los prejuicios, más allá del propio egoísmo, más allá del propio sí. Todo el Trabajo conduce en esa dirección, apunta a esa extraña zona que es llamada el desierto.