Camino al futuro (41 page)

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Authors: Peter Rinearson Bill Gates

BOOK: Camino al futuro
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Pensemos en un profesor de un instituto que utilice una pantalla digital para mostrar una reproducción digital de alta calidad del cuadro los Bañistas de Asniéres, de Seural, que representa a jóvenes descansando en la orilla del río Sena hacia 1880 sobre un fondo de barcas y de chimeneas. El panel digital pronunciará el nombre del cuadro en el francés original: Une Baignade a Asmérex, y mostrará un mapa o un plano de los alrededores de París con la ciudad de Asniéres resaltada. El profesor puede utilizar el cuadro, que presagiaba el puntillismo, para ilustrar el fin del impresionismo, o podría utilizarlo para tratar temas más amplios, como la vida en Francia a finales del siglo xix, la Revolución Industrial o incluso el modo como los ojos perciben los colores complementarios.

Podría señalar el sombrero de color naranja rojizo de una figura que está de pie en el lado derecho al fondo de la composición y decir: ¡contemplemos la vibración del sombrero. Seurat ha engañado al ojo. El sombrero es rojo, pero él le ha añadido pequeñas manchas de naranja y de azul!

Nosotros no reparamos realmente en el azul, ¡a menos que lo miremos muy detenidamente! A medida que el profesor dice esto, el cuadro podría ampliar con un zoom el sombrero hasta que quede en evidencia la textura de la tela. En esta ampliación serían evidentes los toques de azul y el profesor podría comentar que el azul es complementario del naranja.

Podría aparecer también sobre el panel digital una paleta de colores y lanío el profesor como el documento multimedia por sí mismo podrían explicar:

«Cada uno de los colores de esta rueda está dispuesto en el lugar opuesto a su complementario. El rojo es el opuesto del verde, el amarillo es el opuesto del púrpura, el azul es el opuesto del naranja. Debido a una peculiaridad del ojo, el hecho de mirar un color crea una imagen posterior de su color complementario. Seurat utilizó este truco para hacer que el rojo y el naranja del sombrero aparecieran más vivos. Él le puso toques de azul».

Estoy describiendo una experiencia educativa que requiere grandes cambios respecto a lo que vemos en los colegios actuales, pero sabemos que es posible ese gran cambio. La educación en América puede y tiene que cambiar de nuevo, lo mismo que cambió hace un siglo. La transformación no se limitará a Estados Unidos. Adoptará diferentes formas en distintos países, pero la tecnología de la información estará en el centro de ella en todas partes. En el transcurso de cinco anos puede que no veamos mucho progreso, pero dentro de diez años la nueva tecnología desempeñará un gran papel en el aprendizaje lanío dentro como fuera de las aulas. El retorno de las inversiones que se hagan en ella puede ser grande.

Capítulo 10 — Enchufado en casa

Una de las preocupaciones que se menciona con frecuencia cuando se habla de la revolución de las comunicaciones que nos llega, es que la gente no se va a socializar. Los comentaristas están preocupados por el hecho de que nuestros hogares se convertirán en lugares de entretenimiento tan confortables que nunca los abandonaremos, y así, a salvo en nuestros santuarios privados, nos aislaremos. Yo no creo que eso vaya a suceder y, más adelante en este capítulo, cuando describa la casa que me estoy construyendo, creo que se comprenderá mi caso.

La construcción ha tardado lo que me parece la mayor parle de mi vida (parece como si hubiera estado leyendo sobre la construcción más tiempo incluso). Es verdad que está llena de equipos avanzados de entretenimiento —una pequeña sala de cine y un sistema de vídeo bajo demanda— y que deberá ser un sitio interesante para vivir, pero, desde luego, no pienso permanecer en casa todo el tiempo. Tampoco lo harán otras personas cuando reciban en sus hogares todo tipo de actividades de entretenimiento.

Continuarán yendo ü los teatros, a los museos, a los parques y a las tiendas. Somos animales sociales, como no dejan de recordarnos los estudiosos del comportamiento humano. Será práctico permanecer en casa la mayor parle del tiempo porque la Internet ofrecerá muchas posibilidades nuevas de entretenimiento en el hogar y de comunicación, tanto personales como profesionales. Pero pienso que la gente pasará fuera, en un mundo más amplio, tanto tiempo como siempre, aunque la combinación de las actividades que realizamos dentro y fuera cambiará.

En el capítulo 1 hablé de las reacciones que suscitaron al principio el ferrocarril y el teléfono, predicciones extremas que nunca se hicieron realidad Más recientemente, en los anos cincuenta de este siglo, los majaderos dijeron que desaparecerían las salas de cine porque lodo el mundo permanecería en casa contemplando el nuevo invento: la televisión.

Más tarde, la televisión pagada y el alquiler de vídeos provocaron los mismos comentarios. ¿Iba a gastar alguien en aparcamientos y en contratar a una chica que se quedara con los niños, comprar los refrescos y los caramelos más caros del mundo para sentarse en una sala oscura junto a personas extrañas? No obstante, las películas populares continúan llenando los cines. A mí personalmente me gusta el cine, y disfruto saliendo a ver películas. Voy al cine casi todas las semanas y no creo que la red cambie este estado de cosas.

Las nuevas capacidades de las comunicaciones harán mucho más fácil que en la actualidad permanecer en contacto con los amigos y parientes que viven fuera de la ciudad. La mayoría hemos tenido que luchar, en un momento u otro, para mantener viva una amistad con alguien que encontraba distante.

Yo me solía citar con una mujer que vivía en una ciudad diferente.

Pasamos mucho tiempo en contacto a través del correo electrónico y nos inventamos un modo de imaginar que íbamos al cine juntos. Buscábamos una película que se estuviese poniendo al mismo tiempo en las dos ciudades, íbamos a los respectivos locales hablándonos a través de nuestros teléfonos celulares. Veíamos la película y, al regreso a casa, utilizábamos de nuevo los teléfonos para comentarla. Por supuesto que en el futuro las «citas virtuales» serán mejores porque tanto la película como la charla durante y después del cine podrán mantenerse por videoconferencia.

Yo ya juego al bridge en un sistema en línea que permite ver quién más está interesado en una partida: se encuentran en lo que llamo una «sala de espera». Los jugadores tienen una posibilidad rudimentaria de elegir la apariencia con que quieren presentarse ante los demás: el sexo, el peinado, el traje, etc. La primera vez que me conecté al sistema me apresuré a cumplir con una cita para jugar al bridge y no empleé tiempo alguno en fabricarme mi apariencia electrónica. Una vez que comenzamos a jugar, mis amigos empezaron a enviarme mensajes relativos al hecho de que estaba desnudo de la cintura para arriba, la única parte del cuerpo que mostraba el sistema. Aunque este sistema no permitía la comunicación de vídeo o de voz, del modo como lo harán los sistemas del futuro, la posibilidad de enviar mensajes de texto a los demás mientras jugábamos nos permitía disfrutar en cantidades.

La Internet no sólo hará más fácil mantenerse en contacto con amigos distantes, sino que también permitirá encontrar nuevas amistades. El hecho de entablar una amistad a través de la red llevará de modo natural a que las personas acaben por reunirse. Rush Limbaugh, el presentador de televisión, conoció a su esposa a través de un servicio en línea.

Actualmente, nuestros métodos para entrar en contacto con personas que me puedan gustar son muy limitados, pero la red cambiará lodo esto.

Conoceremos a algunos de nuestros amigos mediante nuevas formas de comunicación. Por sí solo, esto hará la vida más interesante.

Supongamos que queremos encontrar a alguien para jugar al bridge. La red nos ayudará a encontrar jugadores con el nivel adecuado que pueden residir en nuestra vecindad o en otras ciudades o países. La idea de partidas interactivas Jugadas por participantes remotos no es nueva, ni mucho menos. Los ajedrecistas han estado jugando partidas por correo durante generaciones. Las aplicaciones soportadas en la red harán fácil dar con otras personas que compartan nuestros intereses. Jugaremos juni os al mismo ritmo que lo haríamos cara a cara. Podremos hablar con los demás jugadores a través de la red mientras jugamos una partida de ajedrez, de brídge o a la «guerra de las galaxias».

La experiencia de jugar una partida en grupo, como se hace en torno a una mesa de juego, es placentera tanto si se juega amistosamente como por competición. El juego es más divertido cuando puede disfrutarse también de la conversación. Un cierto número de empresas están llevando este concepto de Juego a distancia con varios jugadores, a un nivel nuevo.

Podremos jugar solos, con unos cuantos amigos o con miles de personas y, finalmente, acabará siendo posible ver a las personas con las que estemos jugando, si es que ellas nos lo permiten. Será fácil localizar a un experto y verle jugar o hacer que nos dé unas cuantas lecciones. En la red, nosotros y nuestros amigos no sólo podremos reunimos en torno a una mesa de juego, sino que podremos «reunimos» también en una representación virtual de un sitio real, como los jardines de Kensingion, por ejemplo, o en otro completamente imaginario. Podremos jugar una partida convencional en una ciudad notable, o jugar a una nueva clase de juego en la que forme parte de la acción la exploración del escenario virtual.

La frontera entre lo que es juego y lo que no, ha quedado un poco difuminada a veces y será incluso más borrosa. ¿Es un juego utilizar la realidad virtual para explorar un mundo imaginario o el interior del cuerpo humano? ¿Es un juego el hecho de que una computadora enseñe de manera divertida haciendo preguntas inteligentes? La gente suele pensar en los juegos informáticos como competiciones de acción empaquetadas en vídeo para alimento de adolescentes, pero esa visión es muy estrecha.

Warren Buffett, un buen amigo mío, famoso por su olfato para las inversiones, evitó cuidadosamente la tecnología y las inversiones en ella.

Durante años, traté de persuadirle para que utilizara una computadora personal. Le ofrecí incluso viajar a Omaha para iniciarle en ella. No se mostró interesado en absoluto hasta que descubrió que podía jugar al bridge con amigos de lodo el país a través de un servicio en línea. Se limitó sólo a esto. Durante los seis meses posteriores a su descubrimiento se ponía a jugar al bridge al llegar a casa y jugaba durante horas. Cuando conoció la computadora se quedó enganchado; actualmente, utiliza muchas semanas más servicios en línea que yo. El sistema actual no requiere que nos presentemos con nuestro verdadero aspecto, nombre, edad o sexo. Pero la mayor parte de los usuarios parecen ser niños o jubilados (grupos en los que no entra Warren). Se ha tenido que añadir al sistema la posibilidad de establecer un límite que permita a los padres restringir el tiempo y el dinero que sus hijos emplean conectados en línea.

Pienso que el juego en línea por computadora acabará siendo muy popular.

Podremos elegir entre una amplia gama de juegos, incluyendo todos los juegos clásicos de tablero y carias, así como otros que impliquen aventura y acción. Se inventarán nuevos juegos específicamente para el medio interactivo. Las partidas He recompensaran con premios. De vez en cuando, entrarán en el sistema personajes célebres y expertos y Iodos podrán ver cómo juegan o apuntarse para jugar contra ellos.

Los programas de juego en televisión evolucionarán hacia un nuevo nivel en el que la retroalimentación del espectador se convierta en un elemento de ellos mismos. Los espectadores podrán votar y comprobar inmediatamente los resultados de forma parecida a los metrónomos que se utilizaban para medir el aplauso de la audiencia en directo en programas antiguos como Reina por un día, de manera que se pueda dar premios a los jugadores.

Algunas firmas emprendedoras como, por ejemplo, Answer TV, han diseñado y experimentado sistemas específicos para juegos interactivos de televisión, sin embargo, como tales sistemas tienen sólo una aplicación, no se han hecho suficientemente populares como para que den dinero. En la Internet no tendremos que comprar un hardware o un software especial para interactuar con un programa de televisión. Imaginemos un programa futuro: Contrasellas Peligro que permita a los espectadores participar desde su casa para ganar dinero o algún tipo de crédito. Inclusive, los programas podrán seguir la pista de los espectadores para ver quiénes son habituales y recompensarles con premios especiales o mencionándolos por sus nombres si deciden unirse al juego.

El juego de azar va a ser otra manera de jugar en Internet. Es un gran negocio en Las Vegas, Reno y Atlantic City, y casi mantiene a Monaco, Los casinos obtienen enormes beneficios porque los jugadores de azar siguen creyendo que, incluso aunque tengan en contra los dados, vana ganar hasta en aquellos juegos en que sólo decide la suerte. Siempre he preferido los juegos de habilidad, como el póquer, el bridge, el ajedrez, las damas y el Go. Incluso en los juegos en que interviene la suerte, casa ocurre en el póquer, el hecho de ser capaz de evaluar las oportunidades sigue siendo una habilidad valiosa.

Una vez, Warren Buffetl me ofreció una apuesta que requería efectivos rápidos cálculos por mi parte. Puso cuatro dados sobre una mesa y propuso que eligiéramos uno cada uno, que descartáramos los otros dos y que apostáramos en qué dados saldría un número mayor más a menudo. Me ofreció que yo eligiese primero.

Yo sabía que Warren estaba tramando algo, porque los dados tenían unas combinaciones de números peculiares. Uno de ellos, que llamaré dado A, tenía los números 1,2,3,9, 10 y 11. El dado B contenía los números, 1, 7, 8, 8 y 9. El dado C tenía los números 5, 5, 6, 6, 7 y 7. El D tenía los números 3, 4, 4, 5, 11 y 12. «Tú eliges primero, de manera que ¿qué te gustaría apostar?», preguntó Warren. «¿Te gustaría que siempre fueran impares?, ¿me dejarás los impares a mí?», «Déjame ver esos dados», le dije.

Después de estudiar el dado durante un minuto le dije, «esa es una proposición para que yo pierda. Elige tú primero».

Warren eligió primero, pero los dos sabíamos que yo no iba a ganar el juego. Estudie el dado que él eligió y pasé un par de minutos pensando sobre los otros tres dados antes de elegir uno.

El problema no se hacía evidente de manera inmediata porque, debido a la inteligente selección de los números del dado, éstos no eran transitivos.

No se aplicaba el principio matemático de concordancia, que dice que si A concuerda con B y B concuerda con C entonces A concuerda con C.

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