Read Inventario Uno 1950-1985 Online

Authors: Mario Benedetti

Tags: #Poesia

Inventario Uno 1950-1985 (15 page)

BOOK: Inventario Uno 1950-1985
13.96Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

al margen de ellos o en medio de ellos

convivir revivir sobrevivir vivir

con la paciencia que no tienen los flojos

pero que siempre han tenido los pueblos

la consigna es joderles el proyecto

seguir siendo nosotros y además formar parte

de esa linda tribu que es la humanidad

qué proeza si arruináramos nuestra ruina y de paso

liberáramos nuestra liberación

a veces mi ciudad se anunciaba lluviosa

cumplía su promesa con gotas importadas

después venía el chaparrón de paz

y era una lluvia mansa de esas que empiezan pero

nunca se sabe cuando terminan

a veces mi ciudad era un golfo de sol

con arenas doradas y sombrillas azules

los cuerpos aprendían a descifrarse

se elegían de un vistazo y para siempre

aunque el siempre durara dos veranos

cuando escribo estos rápidos indicios

algo en mí se estremece se sonríe

juro sobre el decamerón que en este instante

se me ha extraviado la computadora

aquella que extraía raíces ideológicas

soy apenas un hombre de mi ciudad

que quisiera tenerla bajo sus plantas

y si me encono no es un simple achaque

también se debe a que me la quitaron

sin consultarme como viviente

la cosa no es golpearse el pecho

ni regodearse en el desconsuelo

ni aprontarse para el derrumbe

este capítulo no es de tango

ergo a inscribirse en el futuro

quizá eso signifique que para los mejores

el futuro va a ser una victoria plena

para algunos otros la ocasión de encontrarse

y para muchos más una franja de vida

ergo a inscribirse en el futuro

por eso he decidido ayudarte a existir

aunque sea llamándote ciudad en que no existo

así sencillamente ya que existís en mí

he decidido que me esperes viva

y he resuelto vivir para habitarte.

BODAS DE PERLAS

a luz

C'est quand même beau de rajeunir.

RONY LESCOUFLAIR

Después de todo qué complicado es el amor breve

y en cambio qué sencillo el largo amor

digamos que éste no precisa barricadas

contra el tiempo ni contra el destiempo

ni se enreda en fervores a plazo fijo

el amor breve aun en aquellos tramos

en que ignora su proverbial urgencia

siempre guarda o esconde o disimula

semiadioses que anuncian la invasión del olvido

en cambio el largo amor no tiene cismas

ni soluciones de continuidad

más bien continuidad de soluciones

esto viene ligado a una historia la nuestra

quiero decir de mi mujer y mía

historia que hizo escala en treinta marzos

que a esta altura son como treinta puentes

como treinta provincias de la misma memoria

porque cada época de un largo amor

cada capítulo de una consecuente pareja

es una región con sus propios árboles y ecos

sus propios descampados sus tibias contraseñas

he aquí que mi mujer y yo somos lo que se llama

una pareja corriente y por tanto despareja

treinta años incluidos los ocho bisiestos

de vida en común y en extraordinario

alguien me informa que son bodas de perlas

y acaso lo sean ya que perla es secreto

y es brillo llanto fiesta hondura

y otras alegorías que aquí vienen de perlas

cuando la conocí

tenía apenas doce años y negras trenzas

y un perro atorrante

que a todos nos servía de felpudo

yo tenía catorce y ni siquiera perro

calculé mentalmente futuro y arrecifes

y supe que me estaba destinada

mejor dicho que yo era el destinado

todavía no sé cuál es la diferencia

así y todo tardé seis años en decírselo

y ella un minuto y medio en aceptarlo

pasé una temporada en buenos aires

y le escribía poemas o pancartas de amor

que ella ni siquiera comentaba en contra

y yo sin advertir la grave situación

cada vez escribía más poemas más pancartas

realmente fue una época difícil

menos mal que decidí regresar

como un novio pródigo cualquiera

el hermano tenía bicicleta

claro me la prestó y en rapto de coraje

salí en bajada por la calle almería

ah lamentablemente el regreso era en repecho

ella me estaba esperando muy atenta

cansado como un perro aunque enhiesto y altivo

bajé de aquel siniestro rodado y de pronto

me desmayé en sus brazos providenciales

y aunque no se ha repuesto aún de la sorpresa

juro que no lo hice con premeditación

por entonces su madre nos vigilaba

desde las más increíbles atalayas

yo me sentía cancerbado y miserable

delincuente casi delicuescente

claro eran otros tiempos y montevideo

era una linda ciudad provinciana

sin capital a la que referirse

y con ese trauma no hay terapia posible

eso deja huellas en las plazoletas

era tan provinciana que el presidente

andaba sin capangas y hasta sin ministros

uno podía encontrarlo en un café

o comprándose corbatas en una tienda

la prensa extranjera destacaba ese rasgo

comparándonos con suiza y costa rica

siempre estábamos llenos de exilados

así se escribía en tiempos suaves

ahora en cambio somos exiliados

pero la diferencia no reside en la i

eran bolivianos paraguayos cariocas

y sobre todo eran porteños

a nosotros nos daba mucha pena

verlos en la calle nostalgiosos y pobres

vendiéndonos recuerdos y empanadas

es claro son antiguas coyunturas

sin embargo señalo a lectores muy jóvenes

que graham bell ya había inventado el teléfono

de ahí que yo me instalara puntualmente a las seis

en la cervecería de la calle yatay

y desde allí hacía mi llamada de novio

que me llevaba como media hora

a tal punto era insólito mi lungo metraje

que ciertos parroquianos rompebolas

me gritaban cachándome al unísono

dale anclao en parís

como ven el amor era dura faena

y en algunas vergüenzas

casi industria insalubre

para colmo comí abundantísima lechuga

que nadie había desinfectado con carrel

en resumidas cuentas contraje el tifus

no exactamente el exantemático

pero igual de alarmante y podrido

me daban agua de apio y jugo de sandía

yo por las dudas me dejé la barba

e impresionaba mucho a las visitas

una tarde ella vino hasta mi casa

y tuvo un proceder no tradicional

casi diría prohibido y antihigiénico

que a mí me pareció conmovedor

besó mis labios tíficos y cuarteados

conquistándome entonces para siempre

ya que hasta ese momento no creía

que ella fuese tan tierna inconsciente y osada

de modo que no bien logré recuperar

los catorce kilos perdidos en la fiebre

me afeité la barba que no era de apóstol

sino de bichicome o de ciruja

me dediqué a ahorrar y junté dos mil mangos

>cuando el dólar estaba me parece a uno ochenta

además decidimos nuestras vocaciones

quiero decir vocaciones rentables

ella se hizo aduanera y yo taquígrafo

íbamos a casarnos por la iglesia

y no tanto por dios padre y mayúsculo

como por el minúsculo jesús entre ladrones

con quien siempre me sentí solidario

pero el cura además de católico apostólico

era también romano y algo tronco

de ahí que exigiera no sé qué boleta

de bautismo o tal vez de nacimiento

si de algo estoy seguro es que he nacido

por lo tanto nos mudamos a otra iglesia

donde un simpático pastor luterano

que no jodía con los documentos

sucintamente nos casó y nosotros

dijimos sí como dándonos ánimo

y en la foto salimos espantosos

nuestra luna y su miel se llevaron a cabo

con una praxis semejante a la de hoy

ya que la humanidad ha innovado poco

en este punto realmente cardinal

fue allá por marzo del cuarenta y seis

meses después que daddy truman

conmovido generoso sensible expeditivo

convirtiera a hiroshima en ciudad cadáver

en inmóvil guiñapo en no ciudad

muy poco antes o muy poco después

en brasil adolphe berk embajador de usa

apoyaba qué raro el golpe contra vargas

en honduras las inversiones yanquis

ascendían a trescientos millones de dólares

paraguay y uruguay en intrépido ay

declaraban la guerra a alemania

sin provocar por cierto grandes conmociones

en chile allende era elegido senador

y en haití los estudiantes iban a la huelga

en martinica aimé cesaire el poeta

pasaba a ser alcalde en fort de france

en santo domingo el PCD

se transformaba en PSP

y en méxico el PRM

se transformaba en PRI

en bolivia no hubo cambios de siglas

pero faltaban tres meses solamente

para que lo colgaran a villarroel

argentina empezaba a generalizar

y casi de inmediato a coronelizar

nosotros dos nos fuimos a colonia suiza

ajenos al destino que se incubaba

ella con un chaleco verde que siempre me gustó

y yo con tres camisas blancas

en fin después hubo que trabajar

y trabajamos treinta años

al principio éramos jóvenes pero no lo sabíamos

cuando nos dimos cuenta ya no éramos jóvenes

si ahora todo parece tan remoto será

porque allí una familia era algo importante

y hoy es de una importancia reventada

cuando quisimos acordar el paisito

que había vivido una paz no ganada

empezó lentamente a trepidar

pero antes anduvimos muy campantes

por otras paces y trepidaciones

combinábamos las idas y las vueltas

la rutina nacional con la morriña allá lejos

viajamos tanto y con tantos rumbos

que nos cruzábamos con nosotros mismos

unos eran viajes de imaginación qué baratos

y otros qué lata con pasaporte y vacuna

miro nuestras fotos de venecia de innsbruck

y también de malvín

del balneario solís o el philosophenweg

estábamos estamos estaremos juntos

pero cómo ha cambiado el alrededor

no me refiero al fondo con mugrientos canales

ni al de dunas limpias y solitarias

ni al hotel chajá ni al balcón de goethe

ni al contorno de muros y enredaderas

sino a los ojos crueles que nos miran ahora

algo ocurrió en nuestra partícula de mundo

que hizo de algunos hombres maquinarias de horror

estábamos estamos estaremos juntos

pero qué rodeados de ausencias y mutaciones

qué malheridos de sangre hermana

qué enceguecidos por la hoguera maldita

ahora nuestro amor tiene como el de todos

inevitables zonas de tristeza y presagios

paréntesis de miedo incorregibles lejanías

culpas que quisiéramos inventar de una vez

para liquidarlas definitivamente

la conocida sombra de nuestros cuerpos

ya no acaba en nosotros

sigue por cualquier suelo cualquier orilla

hasta alcanzar lo real escandaloso

y lamer con lealtad los restos de silencio

que también integran nuestro largo amor

hasta las menudencias cotidianas

se vuelven gigantescos promontorios

la suma de corazón y corazón

es una suasoria paz que quema

los labios empiezan a moverse

detrás del doble cristal sordomudo

por eso estoy obligado a imaginar

lo que ella imagina y viceversa

estábamos estamos estaremos juntos

a pedazos a ratos a párpados a sueños

soledad norte más soledad sur

para tomarle una mano nada más

ese primario gesto de la pareja

debí extender mi brazo por encima

de un continente intrincado y vastísimo

y es difícil no sólo porque mi brazo es corto

siempre tienen que ajustarme las mangas

sino porque debo pasar estirándome

sobre las torres de petróleo en maracaibo

los inocentes cocodrilos del amazonas

los tiras orientales de libramento

es cierto que treinta años de oleaje

nos dan un inconfundible aire salitroso

y gracias a él nos reconocemos

por encima de acechanzas y destrucciones

la vida íntima de dos

esa historia mundial en livre de poche

es tal vez un cantar de los cantares

más el eclesiastés y sin apocalipsis

una extraña geografía con torrentes

ensenadas praderas y calmas chichas

no podemos quejarnos

en treinta años la vida

nos ha llevado recio y traído suave

nos ha tenido tan pero tan ocupados

que siempre nos deja algo para descubrirnos

a veces nos separa y nos necesitamos

cuando uno necesita se siente vivo

entonces nos acerca y nos necesitamos

es bueno tener a mi mujer aquí

aunque estemos silenciosos y sin mirarnos

ella leyendo su séptimo círculo

y adivinando siempre quién es el asesino

yo escuchando noticias de onda corta

con el auricular para no molestarla

y sabiendo también quién es el asesino

la vida de pareja en treinta años

es una colección inimitable

de tangos diccionarios angustias mejorías

aeropuertos camas recompensas condenas

pero siempre hay un llanto finísimo

casi un hilo que nos atraviesa

y va enhebrando una estación con otra

BOOK: Inventario Uno 1950-1985
13.96Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Night of the Toads by Dennis Lynds
A Dangerous Arrangement by Lee Christine
Fight to the Finish by Greenland, Shannon
End Procrastination Now! by William D. Knaus
The Lords of the North by Bernard Cornwell