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Authors: Miyamoto Musashi

El libro de los cinco anillos (7 page)

BOOK: El libro de los cinco anillos
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Existen tres formas de tomar la iniciativa. Una consiste en adelantarse atacando al adversario por propia iniciativa; a esto se le llama adelantarse a partir del estado de suspensión. Otra forma es adelantarse al adversario que os está atacando; a esto se llama adelantarse a partir del estado de espera. Pero otra se presenta cuando el adversario y vosotros atacáis simultáneamente; a esto se llama adelantarse en un estado de confrontación recíproca.

Éstas son las tres formas de tomar una iniciativa. Al principio de cualquier batalla, no existen otras posibilidades salvo estas tres iniciativas. Puesto que se trata de obtener la victoria rápidamente adelantándose, la toma de la iniciativa es una cosa fundamental en las artes marciales.

Existen muchos detalles concernientes a la toma de la iniciativa, pero no pueden escribirse totalmente porque es una cuestión de poner prioridad en el modelo de cada ocasión concreta, percibiendo la intención de los adversarios y utilizando vuestro conocimiento de las artes marciales para vencer.

  • En primer lugar está la toma de iniciativa a partir del estado de suspensión. Cuando queréis atacar, os mantenéis tranquilos y en calma, y después saltáis sobre vuestro adversario atacándole repentina y rápidamente. Podéis tomar la iniciativa siendo externamente poderosos y rápidos, pero internamente manteniendo reservas. Podéis también dar el salto elevando al máximo vuestro espíritu, acelerando el paso un poco y llevando a cabo un ataque violento en el instante que os acercáis a él. Podéis también ganar dejando errar vuestra mente, con la firme intención de pasar al asalto desde el principio hasta el final, obteniendo la victoria inicial por la fuerza determinante del corazón. Todos estos son ejemplos de iniciativas a partir del estado de suspensión.
  • La segunda es la toma de iniciativa a partir del estado de espera. Cuando llega el adversario a vosotros, no reaccionéis, sino mostraos débiles: entonces, cuando el adversario se acerca, saltáis con un poderoso salto, casi como si fuerais a volar; después, cuando veis que el adversario golpea, pasáis directamente a la ofensiva. Ésta es una forma de tomar la iniciativa. Igualmente, cuando el adversario ataca y vosotros contrarrestáis con fuerza el ataque, en el momento en que sentís un cambio en el ritmo del ataque del adversario, podéis obtener la victoria en ese mismo instante a partir del estado de espera.
  • La tercera es la iniciativa en el estado de confrontación recíproca. En el caso en que el adversario ataca rápidamente, vosotros atacáis con calma, pero con fuerza; cuando el adversario se acerca, tensáis vuestro porte con absoluta resolución, y cuando el adversario da muestras de debilidad, arremetéis contra él inmediatamente con fuerza. Después, una vez más, cuando un adversario ataca con calma y tranquilamente, acelerad vuestro propio ataque ligeramente, con vuestro cuerpo ligeramente relajado; cuando el adversario se acerca, golpeadle de repente y después, según su situación, arremeted contra él poderosamente venciéndole. Ésta es la iniciativa en un estado de confrontación recíproca.

Estos movimientos son difíciles de escribir con detalle. Deben trabajarse en líneas generales tal como se ha escrito aquí. Estas tres formas de iniciativa dependen del tiempo y de la lógica de la situación. Aunque no seáis siempre los que atacáis, en igualdad de condiciones debéis tomar siempre la iniciativa y poner al adversario a la defensiva.

En cualquier caso, la idea de adelantarse consiste en obtener una victoria certera, gracias al poder del conocimiento de las artes marciales. Éste debe cultivarse y refinarse minuciosamente.

«Sujetar la almohada»

Sujetar la almohada significa no dejar que alguien levante cabeza. En las artes marciales, en el transcurso de un duelo, es malo ser manejado por los demás. Es deseable manejar a los adversarios con libertad, por cualquier medio a vuestro alcance.

Sin embargo, los adversarios estarán pensando lo mismo, y vosotros también tenéis esta intención, pero es imposible tener éxito en esto sin comprender lo que los demás están haciendo.

Las artes marciales incluyen detener los golpes de un adversario, bloquear sus ataques y deshacer sus presas. «Sujetar la almohada» significa que cuando habéis alcanzado realmente el dominio de mi ciencia y estáis luchando contra un adversario, siempre que éste dé muestras de intentar hacer un movimiento, lo percibís antes de que actúe. Detener el ataque de un adversario desde el inicio, no dejándole seguir hasta el final es lo que significa «sujetar la almohada».

A modo de ilustración, impedís que el ataque del adversario, por ejemplo, a partir de la letra
a
; impedís el salto del adversario a partir de la letra
s
, e impedís el corte del adversario a partir de la letra
c
. Todos esto ejemplos lo son de la misma idea.

Siempre que los adversarios intenten atacaros, dejadlos continuar y haced algo que sea inusual, al mismo tiempos que les impedís hacer algo que sea útil. Esto es esencial en la ciencia militar.

En este punto, si intentáis reprimir a los adversarios, ya estáis retrasados. Lo fundamental es que hagáis técnicamente cualquier cosa que hagáis, socavando en su raíz el primer impulso del adversario. Manipular a los adversarios de esta forma es dominar el arte de la guerra, lo cual se consigue con la práctica. Realizar la técnica de «sujetar la almohada» exige un atento examen.

Atravesar un brazo de mar

Cuando atravesáis el mar, existen lugares llamados estrechos. Pero también hay lugares de veinte o treinta kilómetros de ancho que atravesáis en el mar y que se llaman brazos de mar. Caminando por el mundo de los humanos, a lo largo de la vida se presentan mucha situaciones que podrían llamarse atravesar un brazo de mar.

En las rutas marítimas, sabiendo dónde están los brazos de mar, conociendo el estado de las embarcaciones y del tiempo, e incluso sin navegar en compañía de otras embarcaciones, os adaptáis al estado de tiempo, aprovechándoos a veces de los vientos, consiguiendo en ocasiones incluso vientos favorables, sabiendo que si el viento cambia puedes alcanzar el puerto a remo, os ponéis al mando del barco y atravesáis el brazo de mar.

Con esa actitud, al pasar por el mundo de los seres humanos, debéis tener el sentimiento de atravesar un brazo de mar en situación de emergencia.

En las artes marciales, en medio de la batalla, es también esencial «atravesar el brazo de mar». Sintiendo el estado de los adversarios, conscientes de vuestra propia maestría, atravesáis el brazo de mar gracias a los principios apropiados, lo mismo que un capitán avezado recorre la ruta marítima.

Habiendo atravesado el brazo de mar, además estamos con el espíritu en paz.

Para «atravesar un brazo de mar», poned al adversario en posición de debilidad y arremeted; entonces ganaréis en general muy rápidamente. Ya se trate de ciencia militar a gran escala o de las artes marciales individuales, el sentido de atravesar un brazo de mar es esencial. Debe ser saboreado profundamente.

Conocer el estado de las cosas

En la ciencia militar a gran escala, conocer el estado de las cosas significa discernir el auge y la decadencia de los adversarios, distinguiendo las intenciones de las tropas enemigas y percibiendo su condición, exhibiendo claramente el estado de las cosas, determinando cómo desplegar vuestras propias tropas y, de este modo, cómo obtener una victoria certera mediante los principios de la ciencia militar, librando la batalla con el conocimiento de lo que viene a continuación.

En las artes marciales individuales, vosotros determináis también cuáles son las tradiciones del adversario, observáis su carácter personal, averiguáis la fuerza y debilidad de la gente, maniobráis contra las expectativas de los enemigos, os dais cuenta de los momentos álgidos y bajos del mismo, os aseguráis de los ritmos que hay entre ellos y hacéis el primer movimiento; esto es esencial.

Si es grande vuestro propio poder de intuición, el estado de las cosas será visible para vosotros. Una vez que habéis alcanzado una maestría independiente y completa de las artes marciales, seréis capaces de adivinar el espíritu de vuestros adversarios y encontrar así muchas formas de ganar. Esto requiere un trabajo.

Detener un sable

Detener un sable es un movimiento que se utiliza sólo en las artes marciales. Ante todo, en la ciencia militar a gran escala, incluso con arcos y armas de fuego, cuando los adversarios os atacan con todo lo que tienen, después de haber disparado su primera andanada y mientras están renovando sus proyectiles, es difícil para vosotros lanzar vuestro ataque si estáis poniendo la flecha en el arco o cargando el arma de fuego. La idea consiste en atacar rápidamente mientras que el enemigo está intentando disparar.

El sentido de esta acción es que si atacáis rápidamente, es difícil usar las flechas contra vosotros, e igualmente difícil dispararos con un arma de fuego. La idea consiste en que siempre que los adversarios ataquen con arcos o armas de fuego, inmediatamente sentís su pauta de comportamiento y obtenéis la victoria bloqueando cualquier táctica que el atacante utilice.

Del mismo modo, en el contexto de las artes marciales individuales, si golpeáis al inicio del ataque del sable del adversario, el combate se convierte en un desorden, en un intercambio desordenado de golpes, y no llegáis a ningún lado. Cuando un adversario golpea con su sable, superad su ataque bloqueando hacia abajo con el pie su sable, para que no pueda intentar un segundo golpe.

El bloqueo no se lleva a cabo sólo con los pies, tenéis también que aprender a «bloquear» con el cuerpo, «bloquear» con la mente y, por supuesto, «bloquear» con un sable, de tal forma que impidáis al adversario llevar a cabo un segundo movimiento.

Esto significa tomar la iniciativa en cualquier cosa. No significa golpear al azar al adversario con la idea de concluir el combate de repente. Significa continuar al instante sin ceder. Esto debe ser investigado en profundidad.

Conocer la desintegración

La desintegración es algo que le sucede a todas las cosas. Cuando se desploma un caballo, una persona o un adversario, se desmoronan del ritmo del tiempo.

En la ciencia militar a gran escala, también es esencial encontrar el ritmo de los adversarios cuando se desmoronan y perseguirlos sin dejarles apertura alguna. Si perdéis la oportunidad de los momentos vulnerables, perderéis la oportunidad del contraataque.

En las artes marciales individuales también sucede que un adversario pierda el ritmo en el combate y empiece a desmoronarse. Si dejáis pasar esa oportunidad, el adversario se recuperará y frustrará vuestro intento. Es esencial reforzar firmemente el ataque en el momento de cualquier pérdida de posición por parte de un adversario, para impedirle que se recupere.

La persecución exige poder y también ser contundentes; todo consiste en golpear de una forma violenta y de tal manera que un adversario no pueda recuperarse. Esta forma de golpear se debe analizar cuidadosamente. No hacerlo produce una sensación de negligencia. Esto es algo que exige trabajo.

Convertirse en el adversario

Convertirse en el adversario significa que debéis poneros en el lugar del adversario y pensar desde su punto de vista.

Tal como veo las cosas, si un ladrón se introduce en una casa, es considerado un adversario poderoso. Sin embargo, desde mi punto de vista, todo el mundo está contra él. Se encuentra arrinconado en una situación desesperada; el que esta arrinconado es el faisán; quien entra para combatirle es el halcón. Esto requiere una atenta reflexión.

Igualmente, en la ciencia militar a gran escala, se considera que los adversarios son poderosos y que hay que tener cuidado con ellos. Cuando tenéis buenas tropas, conocéis bien los principios de las artes marciales y sentís la forma de vencer al enemigo, no tenéis que preocuparos.

En las artes marciales debéis también poneros en la posición del adversario. Cuando alguien encuentra a un maestro de esta ciencia, a alguien que comprende las artes marciales y es experto en ellas, se considerará perdido
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. Reflexionad bien sobre esto.

Abandonar las cuatro manos

Abandonar las cuatro manos se presenta cuando vosotros y el adversario os halláis empatados y no se hace ningún progreso en la lucha. Significa que cuando pensáis que vais a llegar a un empate, detenéis esta posibilidad inmediatamente y alcanzáis la victoria aprovechándoos de un enfoque diferente.

También en la ciencia militar a gran escala, si hay un empate total y no se hace ningún progreso, se producirá una pérdida de personas. Es fundamental detener esto inmediatamente y alcanzar la victoria tomando ventaja de una táctica insospechada por el enemigo.

También en las artes marciales individuales, si pensáis que estáis llegando a un empate, es fundamental cambiar inmediatamente vuestro enfoque, averiguar el estado del adversario y determinar cómo vencer por medio de una táctica muy diferente.

Mover las sombras

Mover las sombras es algo que hacéis cuando no podéis discernir lo que está pensando el adversario.

En la ciencia militar a gran escala, cuando no podéis discernir el estado del enemigo, fingís lanzar un ataque poderoso para ver cómo reacciona. Habiendo visto los métodos del enemigo, es fácil alcanzar la victoria aprovechándose de diferentes tácticas adaptadas especialmente a cada caso.

También en las artes marciales individuales, cuando un adversario está blandiendo su sable detrás de él o a un costado, y está a punto de golpear repentinamente, éste muestra su intención en su sable. Una vez que ha mostrado perceptiblemente sus intenciones, inmediatamente sentís la ventaja y sabéis cómo ganar con certeza. Si no estáis atentos, perderéis el ritmo. Esto debe ser examinado en profundidad.

Detener las sombras

Detener las sombras es algo que hacéis cuando son perceptibles las intenciones agresivas de los enemigos hacia vosotros.

En la ciencia militar a gran escala, esto significa detener la acción del enemigo en el mismo momento de su impulso para actuar. Si demostráis poderosamente a los adversarios cómo controláis la ventaja, cambiarán de intención, inhibidos por esa fuerza. Vosotros también cambiáis de actitud hacia una mente vacía; a partir de ella tomáis la iniciativa y alcanzáis la victoria.

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