Zombi: Guía de supervivencia (3 page)

BOOK: Zombi: Guía de supervivencia
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I. Digestión

Pruebas recientes han descartado, de una vez por todas, la teoría de que la carne humana supone el combustible para los no muertos. El tracto digestivo de un zombi está completamente inactivo. El sistema complejo que procesa la comida, que extrae los nutrientes y excreta los restos no se tiene en cuenta en la fisiología de un zombi. Las autopsias que se han llevado a cabo en no muertos controlados han demostrado que su alimento permanece en su estado original, sin digerir en ninguna de las secciones del tracto. La materia, que mastican parcialmente y que se pudre de forma lenta, continuará acumulándose mientras el zombi devore más víctimas, hasta que salga, a la fuerza, por el ano, o literalmente haga que estallen el estómago o los intestinos. Aunque estos ejemplos que resultan impresionantes sobre la falta de digestión son escasos, cientos de informes de testigos oculares confirmaron que los no muertos tenían el vientre hinchado. ¡Un espécimen capturado y analizado detenidamente contenía 96 kilos de carne dentro de su sistema! Existen casos aún menos numerosos que han confirmado que los zombis continúan alimentándose hasta mucho después de que su tracto digestivo le haya explotado desde dentro.

J. Respiración

Los pulmones de los no muertos continúan funcionando en lo que se refiere a inhalar aire y expulsarlo de su cuerpo. Esta función otorga a los zombis su firma personal: el gemido. Lo que los pulmones y la química del cuerpo no consiguen, sin embargo, es extraer el oxígeno y eliminar el dióxido de carbono. Dado que el Solanum obvia la necesidad de ambas funciones, el sistema respiratorio queda obsoleto en el cuerpo de un gul. Esto explica cómo los muertos vivientes pueden caminar bajo el agua o sobrevivir en entornos letales para los humanos. Sus cerebros, como ya se dijo antes, no dependen del oxígeno para sobrevivir.

K. Circulación

Resultaría inapropiado decir que los zombis no tienen corazón. Lo que no sería inapropiado decir, sin embargo, es que no han encontrado ninguna utilidad para él. El sistema circulatorio de un no muerto es poco más que una red de tubos inútiles llenos de sangre coagulada. Pasa lo mismo con el sistema linfático, así como con otros fluidos corporales. A pesar de que esta mutación pareciera otorgarle a los no muertos una ventaja sobre el resto de la humanidad, en realidad ha demostrado ser una bendición. La falta de masa de fluidos previene la fácil transmisión del virus. Si esto no fuera cierto, el combate cuerpo a cuerpo sería prácticamente imposible, ya que el humano que se defendiera sería salpicado con toda seguridad con sangre u otros fluidos.

L. Reproducción

Los zombis son criaturas estériles. Sus órganos sexuales están necróticos y son impotentes. Se han hecho intentos para fertilizar óvulos de zombi con esperma humano y viceversa. Ninguno tuvo éxito. Los no muertos tampoco muestran signos de deseo sexual, ni hacia su especie ni hacia los vivos. Hasta que las investigaciones puedan demostrar algo diferente, el gran miedo de la humanidad -que los muertos se reprodujeran y trajeran al mundo más muertos- resulta ser una imposibilidad reconfortante.

M. Fuerza

Los gules poseen la misma fuerza bruta que los vivos.

Qué potencia pueda ser ejercida depende en gran medida del zombi en cuestión. La masa muscular que posee una persona viva será toda la que posea muerta.

A diferencia de un cuerpo vivo, no se ha descubierto si las glándulas suprarrenales funcionan en los muertos, despojando a los zombis del estallido temporal de potencia del que disfrutamos los humanos. La única ventaja sólida que los muertos vivientes poseen es una resistencia increíble. Imagina que estás entrenándote o realizando cualquier otro acto de ejercicio físico. Lo más probable es que el dolor y la extenuación dicten tus límites. Estos factores no se aplican a los muertos.

Continuarán una acción, con la misma energía dinámica, hasta que los músculos literalmente acaben por descomponerse. A pesar de que los gules van debilitándose progresivamente, esto les permite un poderoso primer ataque. Muchos grupos de tres o incluso cuatro humanos, físicamente en forma, cayeron ante un único zombi decidido.

N. Velocidad

Los muertos andantes suelen moverse con los hombros caídos o cojeando. Incluso sin heridas o una descomposición muy avanzada, su falta de coordinación provoca que anden a grandes zancadas de forma inestable. La velocidad viene determinada principalmente por la longitud de las piernas. Los gules más altos darán zancadas más largas que sus homólogos de piernas más cortas. Al parecer los zombis son incapaces de correr. El índice de velocidad más rápido es de apenas un paso cada 1,5 segundos. Al igual que con la fuerza, la ventaja de los muertos sobre los vivos es su falta de cansancio. Los humanos que crean que pueden aventajar a los no muertos que los persigan, deberían acordarse del cuento de la liebre y la tortuga, teniendo en cuenta, claro, que en este caso la liebre tiene muchas posibilidades de ser devorada viva.

O. Agilidad

Un humano posee una destreza un 90 % mayor que la del gul más fuerte. En algunos casos se debe a la rigidez general que sufre el tejido de sus músculos necrosados (de ahí sus pasos torpes). El resto se debe a sus primitivas funciones cerebrales. Los zombis apenas tienen coordinación mano-ojo, una de sus grandes debilidades. Nadie ha visto jamás saltar a un zombi, ni de un lado a otro, ni, simplemente, de arriba abajo.

Balancearse por una superficie estrecha es, del mismo modo, lo más hábiles que pueden ser. Nadar es también una función reservada exclusivamente para los vivos. La teoría demuestra que, si el cadáver de un no muerto está lo suficientemente hinchado para alcanzar la superficie, puede suponer un peligro a flote. Sin embargo, esto no es muy común, porque si el cuerpo se encuentra en un índice bajo de descomposición, no puede acumularse el gas dentro del cuerpo. Los zombis que caminan o caen en el agua deambularán sin rumbo por el fondo hasta terminar disolviéndose. Pueden ser escaladores con éxito, pero sólo en ciertas circunstancias. Si los zombis perciben que la presa se encuentra encima, por ejemplo, en el segundo piso de una casa, siempre intentarán llegar hasta ellos.

Intentarán escalar cualquier superficie sin importar lo inviable o imposible que resulte. En todas, excepto en las situaciones más fáciles, estos intentos han terminado en derrota. Incluso en el caso de las escaleras, donde sólo se requiere la coordinación mano-mano, únicamente uno de cada cuatro zombis lo consigue.

2. PATRONES DE COMPORTAMIENTO

A. Inteligencia

En repetidas ocasiones se ha demostrado que nuestra mayor ventaja sobre los no muertos es nuestra habilidad para pensar. La capacidad mental promedio del zombi se encuentra por debajo de la de un insecto. En ninguna ocasión han demostrado habilidad alguna para razonar o usar la lógica. Intentar llevar a cabo una tarea, fallar, entonces por ensayo y error descubrir una nueva solución es una habilidad que comparten muchos miembros del reino animal pero que los muertos andantes han perdido. Los zombis han fallado repetidas veces en los laboratorios los test de inteligencia ajustados al nivel de los roedores. Un caso realizado en exteriores exponía a un humano de pie al final de un puente desplomado frente a una docena de zombis al otro lado. Uno por uno, los muertos andantes caían por uno de los lados al intentar inútilmente alcanzarlo. En ningún momento ni uno sólo de ellos se dio cuenta de lo que estaba pasando y cambió su táctica en modo alguno. De forma contraria al mito y a la especulación, nunca se ha visto a los zombis usando herramientas de ningún tipo. Incluso coger una piedra para usarla como arma está más allá de su entendimiento. Esta simple tarea probaría un proceso de pensamiento básico que implica comprender que la roca es un arma más eficiente que la mano desnuda. De un modo irónico, la era de la inteligencia artificial nos ha permitido identificarnos más fácilmente con la mente del zombi que con la de nuestros más primitivos ancestros. Existen escasas excepciones, pero incluso los ordenadores más avanzados carecen de la habilidad para pensar por sí solos. Hacen lo que están programados para hacer, nada más. Imagina un ordenador programado para llevar a cabo una función. Esta función no se puede parar, modificar o eliminar. No puede almacenarse ningún dato nuevo. No puede instalarse ninguna orden nueva. Este ordenador desempeñará una única función, una y otra vez, hasta que la fuente de energía finalmente se termine. Así es el cerebro de un zombi. Conducido por el instinto, es una máquina monotarea impenetrable, que no puede forzarse y que únicamente puede ser destruida.

B. Emociones

No se conocen sentimientos de ningún tipo en los muertos andantes. Toda clase de guerra psicológica, desde enfurecer a los no muertos a provocar que sientan piedad, ha acabado en desastre. Alegría, tristeza, fe, ansiedad, amor, odio, miedo; todos estos sentimientos y miles más que constituyen el corazón humano resultan tan inútiles para los muertos vivientes como el órgano del mismo nombre. ¿Quién sabe si esto supone para la humanidad su mayor debilidad o su mayor fuerza? El debate continúa, y probablemente lo haga para siempre.

C. Recuerdos

En la actualidad, creemos en vano que un zombi retenga los conocimientos de su anterior vida. Oímos historias sobre muertos que vuelven a sus lugares de residencia o de trabajo, utilizando maquinaria que les es familiar, o incluso mostrando compasión para con sus allegados. En realidad, no existe ni una mínima prueba que avale esta falsa esperanza. Probablemente, los zombis no podrían mantener los recuerdos de su anterior vida ni a nivel consciente ni subconsciente, porque ¡ninguno de estos existe! Nunca podrán entretener a un gul con la mascota de la familia, con los parientes vivos, con sus vecinos, etc. No importa qué persona fuera en su anterior vida, esa persona se ha ido, ha sido reemplazada por un autómata desprovisto de mente con el único instinto de alimentarse. Esta situación implora la siguiente pregunta: ¿Por qué los zombis prefieren las zonas urbanas a las afueras? Para empezar, los no muertos no prefieren la ciudad, sino que simplemente se quedan en el lugar donde resucitaron. En segundo lugar, la principal razón por la que los zombis tienden a quedarse en las ciudades en lugar de desplegarse hacia las afueras es debido a que las zonas urbanas contienen una mayor concentración de presas.

D. Necesidades físicas

Además del hambre (que discutiremos más tarde), los muertos no han mostrado ninguna de las necesidades o carencias expresadas en vida mortal. Nunca se ha visto a los zombis dormir o descansar bajo ninguna circunstancia. No han reaccionado ni al frío ni al calor extremo. En condiciones meteorológicas extremas, nunca han buscado refugio. Incluso algo tan simple como la sed es desconocido para los muertos vivientes. Desafiando a todas las leyes de la naturaleza, el Solanum ha creado lo que podría describirse como un organismo autosuficiente en todos los aspectos.

E. Comunicación

Los zombis no poseen habilidades para el lenguaje. Aunque sus cuerdas vocales están capacitadas para el habla, su cerebro no. La única habilidad vocal parece ser un lamento profundo. Los zombis liberan este gemido cuando identifican a la presa. El sonido perdura bajo y constante hasta que se realiza el contacto físico. Entonces, cambia de tono y volumen cuando el zombi comienza su ataque. Este sonido espeluznante, asociado comúnmente con los muertos andantes, sirve como llamada para otros zombis y, tal y como se ha descubierto recientemente, es un arma psicológica muy potente. (Véase «Defendiendo», p. 105)

F. Dinámicas sociales

Siempre han proliferado teorías de que los no muertos funcionan como una fuerza colectiva, como un ejército comandado por Satán o una colmena de algún tipo de insecto que se siente atraído por las feromonas; la idea más reciente afirma que consiguen consenso de grupo mediante telepatía. Lo cierto es que los zombis no poseen organización social de la que hablar. No hay jerarquía, no hay una cadena de mando, no se dirigen hacia ningún tipo de colectivización. Una horda de no muertos, sin tener en cuenta tamaño o apariencia, es, simple y llanamente, un grupo de individuos. Si cientos de gules convergen en el emplazamiento de una víctima, se debe a que cada uno se ha dejado llevar por su propio instinto. Los zombis parecen ignorarse entre ellos. No se ha observado nunca que reaccionen a la visión de otro a ningún alcance. Esto nos devuelve a la cuestión de la percepción: ¿Cómo puede un zombi distinguir entre uno de los suyos y un humano u otra presa en el mismo campo de acción? Aún no se ha encontrado una respuesta. Los zombis eluden la presencia de otros zombis del mismo modo que eluden objetos inanimados. Cuando se chocan con otro de ellos, no expresan ningún intento de relacionarse o comunicarse. Los zombis que se alimentan del mismo cadáver tiran de la carne en repetidas ocasiones en lugar de apartar a empujones a sus competidores. La única sugerencia de esfuerzo en común se ha observado en ataques en grupo notorios: el gemido de un gul llamando a otros que puedan percibir tal sonido. Una vez que oyen el lamento, otros muertos andantes casi siempre convergen en su emplazamiento. Un estudio antiguo expuso la teoría de que se trataba de un acto deliberado cuando un explorador usaba su gemido como señal para que los otros atacaran. Sin embargo, ahora sabemos que esto ocurre por puro accidente. El gul que gime cuando detecta a una presa lo hacen debido a una reacción instintiva, y no como alerta.

G. Cazar

Los zombis son organismos migratorios, no muestran aprecio alguno hacia el territorio o el concepto de hogar. Viajarán kilómetros y quizá, con el tiempo suficiente, cruzarán continentes en su búsqueda de comida. Su patrón de búsqueda es fortuito. Los gules se alimentan por la noche y durante el día. En realidad, más que buscar una zona de forma deliberada, se topan con ella. No detectan ciertas zonas ni edificios a no ser que en ellas haya alguna presa. Por ejemplo, algunos han buscado en granjas y otras construcciones rurales mientras que otros del mismo grupo han ignorado por completo aquel lugar. Las zonas urbanas requieren más tiempo para explorarlas, por eso los no muertos permanecen más tiempo en dichas áreas, aunque ningún edificio servirá de precedente sobre otro. Los zombis parecen ignorar totalmente lo que les rodea. Por ejemplo, no mueven los ojos de ninguna manera para obtener información sobre un nuevo objeto. Arrastran los pies en silencio, miran al infinito, deambulan sin rumbo fijo hasta detectar a la presa. Tal y como se ha discutido anteriormente, los no muertos poseen la extraña habilidad de dirigir un ataque a la localización exacta de la víctima. Una vez que se produce el contacto, el anteriormente callado y abstraído autómata se transforma en algo más parecido a un misil dirigible. La cabeza se vuelve inmediatamente en la dirección de la víctima. La mandíbula cae, los labios se contraen y desde las profundidades de su diafragma surge un gemido. Una vez que se realiza el contacto, los zombis no pueden distraerse en modo alguno. Continuarán persiguiendo a la presa y pararán sólo si pierden el contacto, si realizan una matanza con éxito o si son destruidos.

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