Un manual de vida

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Authors: Epicteto

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Epicteto

Un manual de vida

(Enquiridión)

ePUB v1.1

MayenCM
19.10.11

 

Este Manual, resumen de la doctrina epictetea, es el único prontuario de moral estoica que nos ha legado la Antigüedad, y el más importante epítome de las enseñanzas prácticas del estoicismo de la época imperial helenísticoromana. Sus directrices y consejos todavía pueden resultar útiles a cuantos quieran liberar su ánimo de las angustias y tensiones que tanto oprimen al hombre en la actual civilización crematística y técnica. En cualquier caso, es un auxiliar precioso para acostumbrarse a robustecer la voluntad y adquirir el dominio de sí mismo.

Manual de Vida

Titulo original: Enquiridión

Autor: Epicteto

Traducido por Margarita Mosquera

UN MANUAL DE VIDA

POR EPICTETO

Traducido por Margarita Mosquera

PRÓLOGO

Epicteto, filósofo de la estoa, nació en el año 50 d.C. en Hierápolis, ciudad de Roma, liberto del liberto Epafrodito, secretario éste de Nerón; tiene por lema,
“Abstente de pasiones, afectos y opiniones”
. Supera su defecto físico (cojera por reuma) como superándose a sí mismo, tal que a los 43 años comienza su vida pública como filósofo en la Nicópolis, fundando una escuela para la que trabaja durante más de 40 años.

El estoicismo, fundado por Zenon de Elea, era un movimiento del pensamiento que se oponía a la tiranía de Calígulas y Nerones. Razón por la que los estoicos (tanto ciudadanos o estoicos como esclavos o cínicos) fueron expulsados de Roma, hacia el año 71.

Por otra parte, Saulo de Tarso, luego llamado Pablo, era estoico, y después de Yeshua, los llamados cristianos mantenían elementos de la estoa en su doctrina. Tal que no se sabe si ésta nace de estos o estos la adoptan como filosofía, hecho que, además, revela un factor explicatorio de la animadversión romana contra Yeshua y los judíos de ese entonces.

Arriano, uno de los discípulos de Epicteto, quien hubiese tomado notas para sí, de las palabras del maestro, publica, cuando ya probablemente el maestro había muerto, EL ENQUIRIDON, o MANUAL DE LA ESTOA. El autor, nos lleva, fundamentalmente, por la aplicación lógica de las estoas, derivadas de:

“Algunas cosas de las que existen en el mundo, dependen de nosotros, otras no”, “De nosotros dependen nuestras acciones (opiniones, inclinaciones, deseos y aversiones), de nosotros no dependen lo que no es nuestra propia acción (cuerpo, bienes, reputación, honra)”, “Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas, las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas” Manteniendo el principio según el cual sólo nos compete lo que depende de nosotros, por lo tanto, no solamente somos libres, por naturaleza, sino que nada que no sea de nuestro deseo, nos atañe, es decir, nada nos mueve del lugar elegido para vivir en tanto estemos sujetos a este deseo. La libertad no existe sino en el sentido de “liberarse de sus propias tonterías”, es decir de todo lo que no depende de nosotros. Hay, no obstante, otro camino a elegir: el de las riquezas, honores, y competiciones; el de ser reconocido y amado por otros. En tal caso, ha de atenerse uno a las consecuencias de su elección, consecuencia no otra, que la de la humillación y el caos. La elección del camino del reconocimiento propio del deseo, lleva consigo la libertad. La elección del camino del deseo de reconocimiento, lleva consigo, si bien, riquezas y honores. Éstos son sólo oropel, con el que se tapa el caos y el sufrimiento.

Ninguno de los dos caminos es fácil. El autor, lleva prudente y bellamente al camino del reconocimiento del deseo y al mantenerse allí, en ese lugar, poniendo ejemplos, haciendo llamado a lo que otros autores, como Sócrates por ejemplo, han dicho, y realizando elaboraciones propias a partir de aquellas. El camino por el que invita, no se logra, sin el conocerse a sí mismo, se diría, es un constante saber sobre sí mismo, que conlleva a un saber sobre los otros.

En fin, hay que leer el Texto, dejarse atravesar por la enseñanza, y sacar conclusiones propias. A esto es a lo que el lector queda convocado.

1. DEPENDER

En cuanto a todas las cosas que existen en el mundo, unas dependen de nosotros, otras no dependen de nosotros. De nosotros dependen; nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones; en una palabra, todas nuestras acciones.

Las cosas que no dependen de nosotros son: el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es nuestra propia acción. Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas; las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas.

Recuerda pues que, si tu crees libres, a las cosas por naturaleza esclavas, y propias, a las que dependen de otro; encontrarás obstáculos a cada paso, estarás afligido, alterado, e increparas a Dios y a los Hombres. En cambio si tu tienes, a lo que te pertenece, como propio y, a lo ajeno como de otro; nunca, nadie, te forzará a hacer lo que no quieres ni te impedirá hacer lo que quieres. No increparás a nadie, ni acusarás a persona alguna; no harás ni la más pequeña cosa, que no desees; nadie, entonces, te hará mal alguno, y no tendrás enemigos, pues nada aceptarás que te sea perjudicial.

Aspirando entonces a tan grandes bienes, recuerda que tu no debes trabajar mediocremente para lograrlos, y que, en lo que concierne a las cosas exteriores, debes enteramente renunciar a algunas y diferir otras. Pues si buscas armonizarlas, y ambicionas estos bienes y también riquezas y honores, quizá no obtengas ni siquiera éstos últimos, por desear también los otros; pero con toda seguridad, no obtendrás los únicos bienes con los que logras tu libertad y felicidad.

Así, ante toda fantasía perturbadora, está presto a decir: “Tu no eres sino una imaginación, y en absoluto eres lo que parece”, enseguida examínala con atención y ponla a prueba, para ello sírvete de las reglas que tienes, principalmente con esta primera que es, a saber: de si la cosa que te hace penar es del número de aquellas que dependen de nosotros o de aquellas que no están en nuestro poder. Di sin titubear: “Esa en nada me atañe”.

2. DESEAR

Recuerda pues que: el objeto de tus deseos, es obtener lo que tú deseas, lo que anhelas; tu no te lamentarás de nadie; no acusarás a nadie, no harás nada, ni siquiera la cosa más pequeña, sin que corresponda a tú deseo; entonces, nadie te hará mal, y no tendrás enemigos, pues nada que no desees te motivará.

Y que, el objeto de tus temores, es evitar lo que temes. Quien no logra lo que desea es desafortunado, y quien cae en lo que teme es miserable. Si no rechazas sino lo que no corresponde a tu verdadero bien, y que depende sólo de ti, entonces nunca caerás en lo que no deseas. En cambio si te empeñas en huir de lo que temes, como la muerte, la enfermedad, la pobreza, serás miserable.
[1]

Si tal ha sido tu elección, conduce entonces tus miedos, y pásalos de las cosas que no dependen de nosotros, a las que sí dependen; y, en cuanto a los deseos, suprímelos enteramente, por el momento. Pues si tu deseas alguna cosa que no está en nuestro poder, necesariamente, estarás fracasado; y, en cuanto a las cosas que están en nuestro poder, no estás en estado aún de saber cuál es la que deseas. Mientras lo sabes, conténtate por el momento con escucharte
[2]
y analizar las cosas, pero lentamente, siempre con reservas y sin prisa pero sin pausa.

3. VERDAD

Ante cada una de las cosas que te divierten, que sirven para tus necesidades, o que amas, no olvides decirte a ti mismo lo que ellas verdaderamente son
[3]
. Incluso para las cosas más insignificantes. Si amas un cántaro, dítelo, que amas un cántaro; y si él se estropea, tu no te perturbarás. Si amas tu hijo, o tu mujer, dítelo a ti mismo que amas a un ser mortal; que si acaba por morir, no te turbaras.

4. HERENCIA

Cuando estés por emprender alguna cosa, pon en tu pensamiento lo que para ti es la cosa que tú vas a hacer. Si vas a bañarte, representate lo que ordinariamente pasa en las piscinas publicas, que allí se tira al agua, que allí empujan, que allí se dicen injurias, que allí se roba. Irás, después de esto, con toda probabilidad, a lo que vas, si te dices esto: “Deseo bañarme pero también, deseo conservar mi libertad y mi independencia, verdadera herencia de mi naturaleza” Y así con cada cosa que llegue.

Pues, de esta manera, si algún obstáculo impide que te bañes, harás rápidamente esta reflexión: ”No quería solamente bañarme, sino también conservar mi libertad y mi independencia; y no las conservaría si me altero”.

5. OPINAR

Lo que turba a los hombres no son las cosas, sino las opiniones que de ellas se hacen. Por ejemplo, la muerte no es algo terrible, pues, si lo fuera, a Sócrates le hubiera parecido terrible
[4]
; por el contrario lo terrible es la opinión de que la muerte sea terrible. Por lo que, cuando estamos contrariados, turbados o tristes, no acusemos a los otros sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones.

Acusar a los otros por nuestros fracasos es de ignorantes; no acusar más que a sí mismo es de hombres que comienzan a instruirse; y no acusar ni a sí mismo ni a los otros, es de un hombre ya instruido. 
[5]

6. BIENES

No te jactes de ningún mérito ajeno. Si un automóvil
[6]
dice con orgullo: “soy bello”, sería soportable; pero tú, cuando dices con orgullo: “Tengo un bello automóvil”, sabrás que es, de “tener”
[7]
un bello auto, de lo que te jactas. ¿Qué hay ahí pues, que sea tuyo? El uso que haces de tu fantasía. Es por lo que, cuando, en el uso que haces de tu fantasía, sigas la naturaleza
[8]
, entonces, podrás enorgullecerte de un bien que es tuyo.

7. DESEAR

[9]
Así como en un viaje por mar, cuando tu barco entra a un puerto, y se te envía por agua, puedes, por el camino, recoger mariscos o acumular champiñones, pero no alejas tu pensamiento del barco, volteando seguido la cabeza, temeroso de que el capitán no te llame, y si te llama, sea preciso arrojarlo todo y correr, a fin de que, al hacerte esperar, no tengas que ser arrojado al barco atado de pies y manos como a una bestia. Es lo mismo en el camino de esta vida: sí, en lugar de un marisco o de un champiñón, se te da una mujer o un niño, tu puedes tomarlos, pero, si el capitán te llama, es preciso correr al barco y dejar todo, sin mirar atrás. Y, si eres viejo, no te alejes mucho del navío, no sea que si el capitán llega a llamarte no estés en estado de seguirlo.

8. DESEAR

No pidas que las cosas lleguen como tú las deseas, sino deséalas tal como lleguen, y prosperarás siempre.

9. LIBERTAD

La enfermedad es un obstáculo para el cuerpo, pero no para la voluntad, a menos que ésta esté debilitada. “Soy discapacitado
[10]
”. He aquí un impedimento para mis pies, pero en lo absoluto para mi voluntad. Para todos los accidentes que te lleguen, dítelo de este modo, y encontrarás que este es un impedimento para cualquiera otra cosa, y no para ti.

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