Trilogía de la Flota Negra 2 Escudo de Mentiras (24 page)

BOOK: Trilogía de la Flota Negra 2 Escudo de Mentiras
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—Y supongo que eso quiere decir que un caza tiene más controles, ¿verdad?

—Muchos más. Demonios, pero si sólo la palanca de vuelo de un caza ya tiene casi tantos controles como todo este panel... —dijo Luke—. La inmensa mayoría de lo que esta nave te permitirá hacer por ti misma se encuentra enterrado a tres niveles de profundidad en las pantallas que muestran las distintas opciones de mando.

Akanah asintió.

—Y suponiendo que estuviéramos siendo perseguidos por un navío de guerra, o si fuéramos interceptados por un caza... ¿Qué podrías hacer, Luke?

Luke deslizó los dedos por entre sus cabellos.

—Menos de lo que esperas, probablemente —dijo—. No es una prueba a la que tenga muchas ganas de enfrentarme.

—¿Ni siquiera con tu reputación como piloto?

—Los impulsores de espacio real de esta nave tienen muy poca potencia, lo cual quiere decir que no podríamos escapar. La
Babosa del Fango
no posee unas toberas vectoriales realmente dignas de ese nombre y aunque su masa es bastante reducida, eso significa que no es muy ágil. Los escudos de navegación se desvanecerían bajo el primer impacto, y el segundo abriría una brecha en el casco..., a menos que el segundo disparo procediera de un cañón iónico.

—¿Qué ocurriría entonces?

—Que todos los sistemas empezarían a echar chispas y quedaríamos a la deriva en el espacio —dijo Luke, acompañando sus palabras con una sonrisa melancólica—. Tus capacidades de pilotaje no te sirven de mucho en esa clase de situación, y la reputación es todavía menos útil.

—Así que nuestra única esperanza sería saltar al hiperespacio antes de que nos dieran.

—Pues más o menos sí.

Y justo entonces la consola emitió un delicado campanilleo musical que sobresaltó considerablemente a Akanah.

—¿Qué es eso? ¿Qué ocurre?

—Nada que deba preocuparnos —dijo Luke mientras se inclinaba hacia adelante—. Esa señal nos avisa de que estamos a punto de recibir un fichero transmitido a través del sistema de Hipercomunicaciones. Es un informe sobre el
Estrella de la Mañana
. Lo solicité a Coruscant mientras estabas durmiendo.

Un destello de ira iluminó los ojos de Akanah.

—Te había pedido que esperases hasta que hubiéramos saltado al hiperespacio.

—También me pediste que evaluara la situación y que tomara una decisión —replicó rápidamente Luke—. Si nos quedamos quietos en el centro de la nada esperando hasta que recibamos el informe, entonces no podremos hacer un salto rápido para llegar a nuestro destino tan deprisa como quieres. Y además pensé que este fichero tal vez contuviera alguna información de la que querríamos disponer antes de decidirnos por Atzerri.

—Ya habíamos decidido ir a Atzerri —replicó secamente Akanah—. La escritura de la Corriente que encontré en Teyr nos dijo que debíamos ir allí.

—Quiero echar un vistazo a ese informe —dijo Luke—. Tal como yo veo las cosas, cuanta más información tengamos mejor.

—Ese informe sólo servirá para confundirnos y desorientarnos —dijo Akanah—. Ya te expliqué que los fallanassis nunca dejamos ninguna clase de rastro que pueda ser seguido por alguien de fuera del círculo.

Otro campanilleo musical indicó el final de la transmisión.

—Pues entonces cuento contigo para que evites que me pierda —dijo Luke mientras activaba el panel secundario—. Tú puedes leer este fichero o hacer como si no existiera, Akanah, pero yo necesito la información que contiene. Nunca me ha gustado tomar decisiones a ciegas.

Luke había previsto dos posibles razones para el retraso en la llegada del informe..., y dependiendo de cuál fuera la culpable, había esperado recibir un expediente muy delgado o uno muy grueso.

El expediente era muy grueso, y resultaba casi abrumador en su minuciosa atención a los detalles. El
Estrella de la Mañana
, también conocido como
Mandarín
, también conocido como
Peregrino
, también conocido como
Agregador
, había tenido una historia muy larga antes de pasar a las manos de los fallanassis, y una historia muy ajetreada después.

Construido por el Sindicato de Diseño de Koqus como una variación sobre un diseño de la República de Seinar todavía más antiguo, estaba clasificado como un transporte para rutas cortas a pesar de la configuración en forma de habitáculo para dormir de su compartimiento principal de pasaje, que era lo bastante grande para acoger a cincuenta y ocho personas. Con los cuarenta y cuatro metros de longitud y los veintiocho metros de diámetro de su casco principal en forma de pala dotado de dos cubiertas, el
Estrella de la Mañana
podía llevar a cabo descensos planetarios sin ninguna dificultad incluso en los espaciopuertos más pequeños..., y un buen piloto incluso podía tratar de posarse en un campo y salir bien librado del empeño. El hiperimpulsor era un Bloque I más bien corriente provisto de generadores de fusión duales. Pero los motores iónicos, una pareja de SoroSuub Víbora 40, habrían proporcionado una potencia motriz más que adecuada a una nave que tuviese una vez y media su masa. «Con esa clase de piernas, podría desafiar al
Halcón
a echar una carrera y ponerle las cosas bastante difíciles», pensó Luke.

Pero lo que le pareció todavía más interesante que las especificaciones fue la confirmación de que el
Estrella de la Mañana
seguía siendo propiedad de la Corporación Kell Plath de Teyr, y que lo había sido durante los últimos quince años. La lista de visitas portuarias correspondiente a ese período incluía más de doscientas entradas, sin que ningún puerto apareciese más de tres veces y con la mayor parte de entradas correspondientes a una sola visita.

«Has viajado mucho —se dijo Luke mientras examinaba la lista—. Ni siquiera había oído hablar de la mayoría de estos sitios.»

La lista tenía muchos huecos, y resultaba obvio que era incompleta. Había muchos períodos de un mes o más tiempo —bastante más de la duración máxima de trayecto posible para aquella nave según su índice técnico— para los que la lista no daba ningún puerto. Pero una nota a pie de página explicaba que los registros más antiguos de algunos mundos de la Alianza no estaban disponibles, que los registros de los mundos que se habían visto seriamente involucrados en la guerra estaban incompletos o habían sido destruidos, y que algunos registros adquiridos recientemente todavía no habían sido procesados.

«POR SÍ SOLA Y EN SÍ MISMA, LA AUSENCIA DE DATOS NO DEBERÍA SER CONSIDERADA COMO UNA INDICACIÓN DE QUE SE HAYAN LLEVADO A CABO VIAJES PROHIBIDOS O ACTIVIDADES ILEGALES», decía la advertencia impresa al comienzo de la lista de puertos visitados.

Eso no impidió que Luke empezara a hacerse algunas preguntas y se permitiera ciertas especulaciones. El período más largo no cubierto por la lista, al que sólo le faltaban unos cuantos días para llegar al año, se había iniciado tres meses después de que la llama de los sopletes iónicos hubiera borrado el nombre
Mandarín
del casco. El hueco empezaba varias semanas antes de la batalla de Endor, y proseguía a lo largo del período de combates más encarnizados del último año de la guerra contra el Emperador.

Según el registro que Luke tenía delante de sus ojos, el
Estrella de la Mañana
había partido de Motexx con un cargamento completo para poner rumbo a Gowdawl bajo una licencia de contrato particular. La nave no volvió a ser vista hasta que apareció, con la cabina de control y los compartimentos de cargo vacíos, en Arat Fraca, unos trescientos días después.

Y teniendo en cuenta cómo estaban las cosas por aquel entonces, ése era un buen momento para que un transporte que carecía de armamento buscara refugio en un puerto o en algún otro lugar seguro. Pero ¿adónde había ido?

Motexx y Ara Fraca estaban a casi dos sectores de distancia el uno del otro y se hallaban separados no sólo por millares de años luz, sino también por la Nebulosa Negra de Parfadi, con sus súper masivas estrellas de neutrones gemelas que la volvían completamente innavegable. ¿Y qué había sido de los pasajeros que salieron de Motexx? Los registros no contenían ningún dato que permitiera afirmar que el
Estrella de la Mañana
hubiera llegado a Gowdawl.

Otro puerto conspicuo por su ausencia era Atzerri. El primer destino visitado por el
Estrella de la Mañana
después de Teyr había sido Darepp.

Durante las semanas siguientes, el
Estrella de la Mañana
había emprendido un largo y errático vagabundeo hacia el Borde, deteniéndose en mundos coloniales que tenían nombres como 23 Mere, Yisgga, Nueva Polokia, Fwiis y Babbadod antes de alterar su curso para dirigirse hacia el corazón de la galaxia y, con el paso del tiempo, a la cita que le aguardaba en Motexx.

Luke hizo algunos cálculos mediante el ordenador de navegación de la Aventurera Verpine, y acabó llegando a la conclusión de que el momento de máxima proximidad a Atzerri se había producido cuando el
Estrella de la Mañana
iba hacia Fwiis..., pero el período de tiempo no justificado por los registros no era lo suficientemente largo para que la nave pudiera haber hecho un viaje suplementario de ciento cincuenta años luz.

Luke se dio cuenta de que ya estaba empezando a hacer acopio de valor para mantener una nueva discusión con Akanah. «Los fallanassis no fueron directamente a Atzerri después de marcharse de Teyr. Así pues, ¿por qué es tan importante que nosotros vayamos directamente a Atzerri? ¿Sabían los fallanassis que acabarían allí cuando se fueron? Y ese indicador... ¿Por qué no señalaba a Darepp? Ojalá supiera exactamente qué decía el mensaje que dejaron en el comunal...»

Pero fue el tercer descubrimiento que extrajo de los datos del informe el que le pareció más importante. Fue ese descubrimiento el que le impulsó a levantarse de su sillón y volver al compartimiento de servicio, donde Akanah estaba haciendo cuanto podía para fingir que tenía otras cosas en las que ocupar su tiempo.

El vehículo que empleaba para esa representación teatral era lo que Luke había acabado llamando sus ejercicios de estiramiento y al que ella se refería con el nombre de meditación activa. En aquel momento la joven estaba sentada con los ojos cerrados y, sin ningún esfuerzo o tensión evidentes, mantenía los tobillos cruzados detrás de su cuello. El roce casi imperceptible de las puntas de sus dedos sobre la colchoneta que había colocado encima de la cubierta le bastaba para mantener el equilibrio.

—He encontrado algo —dijo Luke en voz baja y suave, y esperó a que Akanah diera alguna señal de que era consciente de su presencia—. ¿Akanah? —añadió, al ver que esa señal tardaba en llegar.

La joven hizo una profunda inspiración de aire y después permitió que su cuerpo rodara hacia adelante y se estirase hasta que acabó quedando sentada en una postura más convencional. Sus ojos se abrieron lentamente, y contemplaron a Luke con impasible serenidad.

—¿Qué has encontrado?

—Es algo referente al
Estrella de la Mañana
—dijo Luke—. Durante la mayor parte de los últimos meses ha estado viajando por Paraná, al otro lado del Sector Corporativo. Pero hace sólo doce horas atracó en Vulvarch.

—¿Y por qué piensas que eso es importante?

—Vulvarch se encuentra a sólo treinta y cuatro años luz de distancia —dijo Luke—. Podríamos llegar allí en la mitad del tiempo que necesitaríamos para ir hasta Atzerri..., en menos de la mitad, seguramente.

—La nave carece de importancia —replicó Akanah—. Nuestro camino nos lleva a Atzerri.

—Ese camino casi ha desaparecido debajo de la maleza que ha ido creciendo en él durante quince años —dijo Luke—. Fíjate en lo que ha ocurrido hasta el momento: hay muchas probabilidades de que lo único que encontremos en Atzerri sea otro mensaje diciéndonos que vayamos a algún otro sitio, a Darepp, o a Babbadod, o a Arat Fraca. El
Estrella de la Mañana
ha recorrido todo el mapa galáctico.

—La nave carece de importancia —repitió Akanah—. Es una herramienta..., una mera propiedad. Se nos ha dicho que vayamos a Atzerri.

—Lo que sea o quienquiera que sea que nos esté esperando en Atzerri ya lleva quince años esperando y puede esperar durante unos cuantos días más —dijo Luke, empezando a sentirse cada vez más frustrado por su tozudez—. Pero esta pista sólo tiene doce horas de antigüedad. Si saltamos al hiperespacio ahora mismo, deberíamos poder llegar a Vulvarch antes de que el
Estrella de la Mañana
haya vuelto a zarpar.

Akanah meneó la cabeza.

—No encontraremos el círculo allí.

El tono de Luke traicionó la impaciencia que sentía.

—Según el informe, la nave ha tenido el mismo piloto, una mujer, desde que Kell Plath adquirió la nave. Esa mujer tiene que ser uno de vosotros, o por lo menos tiene que estar al corriente de todo. Akanah, podríamos pasarnos meses enteros siguiendo los movimientos del círculo a lo largo de quince años. Pero el
Estrella de la Mañana
podría dirigirnos hacia el lugar en el que se encuentran los fallanassis actualmente..., y quizá incluso podría llevarnos allí. Pensaba que eso era lo que querías.

—Seguiré el camino que han dejado para mí —replicó Akanah—. Es lo que sé. Es lo que fue prometido: el camino que lleva al hogar estará marcado.

Luke volvió la cara, con una mano apretada hasta formar un puño junto a su costado, y después se retiró al compartimiento delantero. Permaneció allí hasta que hubo conseguido disipar la ira que se había adueñado de él y volvió a cruzar el umbral. Akanah ya había reanudado su meditación.

—Bueno, ¿querrás por lo menos hablar con ellos antes de que saltemos al hiperespacio? —preguntó—. Dispongo de la dirección receptora de hipercomunicación del
Estrella de la Mañana
, y puedo establecer una conexión de alta seguridad para que la uses. Puedes disponer de toda la intimidad que quieras para intercambiar cualquier clase de señal de reconocimiento que necesites usar con la tripulación. Tal vez podrías ahorrarnos un largo viaje que sólo supondría una considerable pérdida de tiempo.

—No —dijo Akanah sin alzar la mirada hacia él—. La tripulación no puede ayudarnos.

—¿Por qué no?

Akanah guardó silencio durante unos minutos y acabó levantando la cara hacia Luke.

—Aun suponiendo que la tripulación de la nave forme parte del círculo, nunca revelarán su identidad a una desconocida que se encuentra tan lejos de ellos..., de la misma manera que yo nunca revelaré mi verdadera esencia ante alguien a quien no pueda percibir dentro de la Corriente —le explicó—. Las señales externas y las palabras no son más que un simple ritual, el verdadero reconocimiento consiste en sentir la presencia de otro adepto junto a ti. Lo siento.

BOOK: Trilogía de la Flota Negra 2 Escudo de Mentiras
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