Gould reconoce que fue partidario de la postura de Schwartz hasta que asistió a una conferencia internacional dedicada a «El apocalíptico año 1000», que tuvo lugar en la Universidad de Boston en 1996. El organizador de la conferencia, el historiador medieval Richard Landes, convenció a Gould de que en el año 1000 hubo una considerable «agitación milenarista», sobre todo entre los campesinos europeos. Uno de los principales voceros del terror milenarista fue un monje llamado Raoul Glaber. Como casi todos los profetas fallidos, Glaber encontró un error en sus cálculos cuando vio que Cristo no aparecía. Los mil años, declaró, no se debían contar a partir del nacimiento de Cristo, sino a partir de su muerte. Esto, según él, aplazaba el fin del mundo hasta 1033.
A medida que se aproximaba el año 2000, se han hecho en todo el mundo cientos de predicciones acerca de la fecha del retorno del Señor. He aquí algunos ejemplos recientes que resultan especialmente cómicos. En 1988, Edgar C. Whisenant, de 56 años, ingeniero de cohetes de la NASA retirado y residente en Littie Rock (Arkansas), publicó un librito de bolsillo titulado
88 Reasons Why the Rapture Will Be in 88
(«88 razones por las que el arrebato ocurrirá en el 88»). La editorial, una empresa de Santa Rosa (California), aseguraba haber vendido o regalado más de seis millones de ejemplares. El libro predecía que el éxtasis tendría lugar el 11, el 12 ó el 13 de septiembre de 1988. Cuando vio que no ocurría tal cosa, Whisenant encontró un pequeño error en sus cálculos, y trasladó la fecha al 1 de septiembre de 1989. Cuando también esta fecha resultó equivocada, Whisenant decidió mantener la boca cerrada de ahí en adelante. Le dijo a un periodista que estaba tomando medicación para combatir la esquizofrenia paranoide, pero que su condición mental no tenía nada que ver con sus cálculos.
El libro de Robert W Faid,
Gorbachev! Has the Real Antichrist Come?
(«¡Gorbachov! ¿Ha llegado el auténtico Anticristo?») fue publicado en 1988 por Victory House, una editorial fundamentalista de Tulsa. En la cubierta se presenta a Faid como ingeniero nuclear y autor de
A Scientific Approach to Christianity
. Vive en Taylors (Carolina del Sur). Aplicando complicados sistemas de numerología, Faid ha descubierto que en uno de dichos sistemas el nombre completo de Gorbachov suma 666, y en otro suma 888, un número que Faid identifica con Jesús. Así queda demostrado que Gorbachov es a la vez la Bestia de la Revelación y el falso Cristo. La Segunda Venida, advierte Faid, tendrá lugar en 2000 o poco después. Una parte de este enloquecido libro se reprodujo en
Harper's Magazine
(enero de 1989). No tengo ni idea de si Faid sigue creyendo que el pobre Gorby es la encamación de Satán.
Mi corresponsal John Earwood me dio a conocer un libro mucho más divertido. Se titula
666: The Final Warning
y su autor es Gary D. Blevins, que fue agente de seguros de Prudential Life Insurance y ahora es asesor financiero en Tennessee. Este volumen en rústica, lujosamente ilustrado, se publicó en 1990 en edición privada y se puede obtener escribiendo a Blevins's Visions of the End Ministries, P.O. Box 944, Kingston, TÑ 37662. El libro tiene 494 páginas y una introducción de Texe Marrs, otro fundamentalista y autor de varios libros muy vendidos.
El libro de Blevins está totalmente basado en lo que él llama el Código Secreto de la Biblia, un código inventado por otros fundamentalistas cuyos libros recomienda. Se trata de un código sencillo. A cada letra se le asigna un número que es el producto de la posición de la letra en el alfabeto multiplicada por 6. Es decir, A = 1 x 6 = 6, B = 2 x 6 = 12, C = 3 x 6 = 18, y así sucesivamente, hasta Z= 26 x 6 = 156.
Blevins debe de haber trabajado mucho y durante mucho tiempo en sus cálculos, aplicando el código a cientos de nombres y frases para obtener sumas relevantes, y sobre todo la suma 666, el célebre «número de la Bestia» de la Revelación.
Blevins afirma que le sorprendió descubrir que Kissinger suma 666, pero que al instante se dio cuenta de que Henry Kissinger no podía ser el Anticristo porque no encajaba con las «indicaciones de las Escrituras». También le asombró que hubiera tantas palabras y frases corrientes, como
New York, illusion, witchcraft, necromancy, Mark of the Beast
y Santa Claus, que sumaran 666.
Si no es Kissinger, ¿quién cree Blevins —o tal vez debería decir creía en 1990— que es el principal sospechoso de ser el Anticristo? No lo adivinarían, pero el candidato no es otro que Ronald Wilson Reagan.
Cada uno de los tres nombres de Reagan tiene seis letras, y el nombre completo tiene seis sílabas. Esto ya resulta bastante sospechoso, pero Blevins se siente obligado a hacer más. Por desgracia, a Ronald Reagan le faltan seis unidades para llegar a 666, pero Blevins lo remedia añadiendo una A delante del nombre: A Ronald Reagan. Y eso no es todo. El incansable Blevins se las arregla para encontrar docenas de frases acerca de Reagan que suman 666. He aquí algunas: Office of Reagan, Rank of Reagan, A Mark of Reagan, Space of Reagan, Ray of Reagan, Vim of Reagan, Tact of Reagan, Talk of Reagan, Brain of Reagan, Mold of Reagan, Peer of Reagan, Karma of Reagan, Ranch of Reagan, Hope of Reagan, Faith of Reagan, Oíd Age of Reagan, Creme of Reagan, Reagan in Japan, y docenas de frases más.
Se podría objetar que en 1990, cuando se publicó el libro de Blevins, Reagan ya no estaba en el poder. Pero esto no desanima a Blevins ni un poquito. ¿Acaso en el Libro de la Revelación 17:8 no se habla de «la bestia que era y ya no es, pero aun así es»? Para Blevins, esto nos indica que Reagan volverá a asumir el poder, pero esta vez a escala global. Dominará el mundo por medio de un superordenador (el código de Blevins asigna a la palabra computer una suma de 666), y teniendo controlado a todo el mundo mediante códigos de barras implantados en las manos y en la frente. Contará con la ayuda de los masones (Blevins cree que la masonería es un culto satánico) y del actual Papa. Blevins nos recuerda que Reagan es masón honorario, que cree en la astrología y en los amuletos, y que su número de la suerte es el 33.
Blevins reconoce que no está absolutamente seguro de que Reagan esté destinado a convertirse en la Bestia; dice que personalmente le gusta Reagan y tiene la esperanza de que Reagan no resulte ser el Anticristo. No obstante, «hay que hacer sonar la alarma». Según la opinión de Blevins, hay una evidencia «abrumadora» que indica que Reagan es el principal sospechoso.
Blevins ofrece un esbozo tentativo de lo que nos aguarda en los próximos años. En 1991-1994, la ciudad de Nueva York será destruida y aterrizarán ovnis. En 1996, la mente de Reagan, poseída por Satán, se transformará en el Anticristo, que dominará el mundo durante mil años. En 1998, Reagan será arrojado al Lago de Fuego, los fieles serán transportados en éxtasis. Jesús regresará y Satán quedará encadenado durante mil años. En el año 3000, Satán irá a parar al Lago de Fuego junto con los resucitados que no se salven, y Jesús reinará sobre un mundo nuevo y en paz.
«Casi todos los auténticos teólogos de nuestro tiempo —escribe Blevins— afirman rotundamente que no veremos el año 2000 sin que el Señor haya regresado. Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación».
Ahora que 1998 ha pasado sin señales del Señor, y que Reagan sin duda ya no está en condiciones de dominar el mundo, se podría suponer que Blevins, avergonzado, pediría disculpas por sus disparates y retiraría su libro del mercado. Pues no. En 1999 le envié 16,50 dólares y le pedí un ejemplar. Llegó al poco tiempo, sin rastro alguno de rectificación. La Visión de los Ministerios Finales de Blevins debe de estar necesitada de dinero.
En 1992, en Seúl (Corea del Sur), Lee Jang Rim, dirigente de una de las aproximadamente doscientas iglesias protestantes del país, provocó una histeria a nivel nacional al anunciar que el Apocalipsis tendría lugar el 28 de octubre de 1992. La profecía se basaba en una visión que había tenido un muchacho de 16 años. Veinte mil fundamentalistas coreanos de Corea del Sur, Los Ángeles y Nueva York se tomaron en serio la predicción. Cientos de ellos dejaron sus trabajos y sus familias y se hicieron practicar abortos para prepararse para su viaje al cielo. La iglesia de Rim pagó costosos anuncios en el
Los Angeles Times
y el
New York Times
, exhortando a los lectores a prepararse para el viaje a través de los cielos y a negarse a permitir que se les imprimiera en la frente o en la mano derecha un código de barras con el número 666.
Policías antidisturbios, agentes de paisano y periodistas se agolparon frente a las iglesias coreanas, flanqueados por coches de bomberos, ambulancias y focos. Los creyentes se tomaron con calma el fallo de la profecía y no hubo informes de disturbios. Sólo de tristeza. En diciembre de 1992, Rim fue detenido y condenado a dos años de cárcel por haber estafado 4,4 millones de dólares a su rebaño. ¡Había invertido el dinero en bonos que no daban beneficios hasta el año siguiente!
En 1992, Harold Camping publicó, en una editorial dedicada a libros de belleza, su obra 19947. En ella predecía que la Segunda Venida tendría lugar en septiembre de dicho año. En 1993 publicó una secuela titulada
Are You Ready?
En conjunto, los dos libros suman 995 páginas. Camping, que estudió ingeniería civil, dirigió una empresa de construcción con la que ganó dinero suficiente para fundar en 1959 Family Stations, Inc. En poco tiempo, llegó a controlar 39 emisoras de radio. En calidad de estudioso laico de la Biblia, Camping presentaba un coloquio radiofónico nocturno desde su sede central en Oakland (California).
Cuando pasó septiembre sin señales del Señor, Camping cambió la fecha al 2 de octubre. Cuando también ese día pasó sin que ocurriera nada, se le agotaron las excusas y decidió no aventurar más fechas.
Entre las sectas protestantes, los adventistas del Séptimo Día siguen siendo los que más vociferan prediciendo la inminente Segunda Venida, aunque ya no señalan fecha para el acontecimiento. Esta Iglesia tuvo su origen en las enseñanzas de un ignorante granjero llamado William Miller. Estudiando la Biblia se convenció de que Jesús regresaría en el año 1843. Al ver que no sucedía tal cosa, cambió la fecha al 22 de octubre de 1844. Cuando vio que también esta predicción fallaba, Miller tuvo la sensatez de dejar de predecir, pero los milleristas, sin amilanarse, decidieron que la fecha correcta era el 22 de octubre de 1845. Más adelante, se cambió a 1851. A partir de aquel año, los líderes adventistas comprendieron sabiamente que tanto señalar fechas estaba dando mala reputación a la secta.
En Mateo 24, Jesús describe el oscurecimiento del Sol y la Luna y la caída de estrellas del cielo, como señales de la inminencia de su retorno. «En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todas estas cosas sucedan».
Los estudiosos liberales de la Biblia hace mucho tiempo que están de acuerdo en que «esta generación» se refiere a la generación de los que escuchaban las palabras de Jesús. Puesto que no regresó durante aquella generación, los fundamentalistas de todas las modalidades se han visto obligados a reinterpretar las palabras de Jesús de maneras menos plausibles. William Miller predicaba que el oscurecimiento de la Luna y el Sol tuvo lugar en 1780, y que la predicción de la caída de estrellas se había cumplido en 1833, bajo la forma de una espectacular lluvia de meteoros. La generación que había contemplado aquellos sucesos, sostenía Miller, sería también la generación que vería al Señor regresar en toda su gloria.
Aproximadamente hasta 1933, la literatura de los adventistas del Séptimo Día defendía estas opiniones de Miller. Los libros adventistas contenían vistosas imágenes del día tenebroso y las «estrellas» que caían. La Iglesia predicaba que, sin duda. Jesús regresaría durante la vida de al menos algunos de los que habían presenciado la lluvia de meteoros de 1833. Cuando resultó embarazosamente evidente que aquello no podía ser, la Iglesia eliminó rápidamente de su literatura todas las referencias al día tenebroso y a la caída de estrellas.
Por eso me sorprendí al leer
The Coming Great Calamity
, del adventista Marvin Moore, publicado por su iglesia en 1997. Moore dirige la revista adventista
Signs of the Times
y ha escrito tres libros anteriores:
The Crisis of the End Times, The Antichrist and the New World
y
Conquering the Dragon Within
.
La visionaria adventista Ellen White, que fue uno de los fundadores de la secta, defendía las opiniones de Miller sobre el día tenebroso y la caída de las estrellas en su obra maestra
The Great Controversy between Christ and Satan
. Esto les resulta ahora muy doloroso a los adventistas conservadores, que son incapaces de admitir que la señora White pudiera equivocarse en algo. ¿Cómo se las arregla Moore para defender a la señora White? Argumentando que acertó al interpretar el día tenebroso y la lluvia de meteoritos de 1833 como cumplimientos de las profecías de Mateo 24, pero que sólo se trataba de cumplimientos parciales, que nos decían «que la época del fin había comenzado, no que fuera a terminar».
Según el razonamiento de Moore, la profecía de Mateo 24 se cumplirá pronto, con la destrucción de la Tierra causada por «cometas, asteroides y/o meteoros». Reconoce que puede equivocarse, pero no obstante está convencido de que el nuevo milenio será sin duda el siglo en que parecerá que las estrellas caen, la Luna y el Sol se oscurecerán y el Señor regresará. Antes de que Él regrese, la Tierra experimentará una terrible destrucción, como no se ha visto desde el gran diluvio de los tiempos de Noé.
Los testigos de Jehová tienen un historial de predicciones fallidas aun peor que el de los adventistas. Predican que Jesús regresó ya en 1914, pero aquél fue un regreso invisible, espiritual. Sin embargo, también predicaron que en 1914 comenzaría el Armagedón, al que seguiría la destrucción de todas las naciones y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra. Como esto no sucedió, cambiaron la fecha a 1915. Al pasar aquel año, trasladaron de nuevo la fecha a 1918. Sin dejarse arredrar por el fallo de 1918, eligieron como nueva fecha 1975.
Que yo sepa, desde entonces la organización ha dejado de proponer fechas, aunque sigue predicando que se aproxima el final y que millones de los que ahora viven no morirán nunca. Es inútil sacar todo esto a colación cuando un testigo llama a tu puerta, porque casi todos los testigos actuales ignoran la estrafalaria historia de su iglesia y los errores y pecados de Charles Taze Russell, fundador de su secta. Una buena referencia sobre la historia de los testigos de Jehová es el artículo del
Dictionary of Cults, Sects, Religions, and the Occult
(1993), escrito por George A. Mather y Larry A. Nichols, y las numerosas referencias que cita.