Este chateo tuvo lugar hace ya tiempo, cuando aún no tenía los principios del Juego Sólido tan consolidados como ahora. Me refiero a ella capítulos atrás, casi al principio del libro, cuando hablaba de congruencia
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A la chica en cuestión la había conocido por Internet y era la primera vez que hablaba con ella. Estaba casi seguro de que era atractiva por su foto y, sobre todo, por su forma de hablar y de actuar. Más tarde, mis suposiciones se confirmarían, pues resultó ser una T9 muy inteligente.
Como ya mencioné entonces, este chateo resultó más estimulante que muchos otros. Duró alrededor de una hora, y tuve que recurrir prácticamente a todo lo que sabía. Además, me mostré muy congruente a lo largo de toda la conversación, eludiendo los constantes Aros Psicológicos que tendía ante mí.
Sin embargo, en mi afán por ofrecer DAVs y cuestionar la Validación del Objetivo, me había mostrado quizás demasiado ingenioso. De hecho, como puedes apreciar, llegué incluso a puntuar y escribir todas mis frases perfectamente, con el fin de sentar una distancia entre ella y yo desde un primer momento. Generalmente, no recomiendo esta actitud a menos que el Valor del Objetivo parta de una posición demasiado alta y muestre una tendencia inicial a sentirse por encima de nosotros. Y este, amigo mío, parecía ser el caso.
En un momento dado, ella reconoce que está agotada y yo advierto que es momento de relajar la conversación y ser más directos. Sin embargo, apuesto fuerte al dejar claro que «no soy ese tipo de hombre» de una forma tan tajante, la cual no suelo usar de forma habitual. Lo hago porque empiezo a advertir claros síntomas de descalificación por su parte.
Ella sigue racionalizando el proceso de descalificación al que se plantea someterme al decir: «solo quiero una conversación más irracional», y lo que sigue. Sin embargo, el comentario que hace que salten mis alarmas y me permite saber que está a punto de poner fin a la conversación, creando una Inercia claramente Adversa es: «tengo sueño».
Entonces, para mantenerme firme en mi papel y, a la vez, contrarrestar la imagen excesivamente intelectual que le había dado, la corto en seco pidiéndole el teléfono. Mi intención era llamarla de inmediato si me lo daba y continuar la conversación a viva voz.
En lugar de su teléfono, ella empieza a ofrecerme su Basura
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. Por experiencia, yo sabía que estaba a segundos de ser descalificado. Si le daba la satisfacción de terminar de verter su Basura sobre mí, ella se iría a la cama satisfecha de haberse deshecho a tiempo de otro Beta con aires de grandeza.
Además, acababa de ignorar una petición legítima para mantener una conversación normal. Un verdadero Hombre Alfa la habría cortado aquí.
Tenía que ser congruente. Tenía que cortarla.
Y eso es justamente lo que hice. La amonesté y me despedí, dejándola con la Basura en la boca. Dicho sea de paso, su último comentario: «y me temo que los dos vamos sobraditos de sexo» me reafirmó en que había logrado proyectarme adecuadamente dentro de la categoría de amante.
Sin embargo, el juego había acabado. Aun cuando no le hubiese dado la satisfacción de sepultarme bajo su Basura y desecharme con ella, su orgullo le impediría decir nada. A fin de cuentas, no estaba acostumbrada a que la tratasen así.
Sin embargo, casi seis largos minutos después de mi «despedida», una pestaña se iluminó con su nombre. Ningún comentario, ninguna disculpa. Nada de Basura. Solo su teléfono.
¿Recuerdas aquella historia que conté sobre la época en que ninguna de entre treinta chicas quiso quedar conmigo a tomar un café?
Pues bien, era una época en la que usaba mucho el teléfono. Podía llamar a una casi total desconocida y hablar con ella durante muchos minutos. Aun cuando la conversación fuese buena, la cosa no parecía despegar.
Ahora, por el contrario, el teléfono es algo a lo que le tengo más respeto. Cuando llevo a cabo una llamada, lo hago normalmente porque todo lo demás me ha fallado o no puede servirme. Y lo hago con sumo cuidado, teniendo bastante claro lo que voy a decir y en qué dinámicas no voy a caer.
Pero, ¿son realmente las llamadas tan peligrosas?
La conclusión a la que he llegado es que, por un lado, esto depende de las circunstancias que te rodean. Y, por otro, el teléfono simplemente hace que demasiadas cosas jueguen en tu contra.
Empecemos hablando de las circunstancias que te rodean.
En nuestro país, por ejemplo, Internet y los mensajes de texto han hecho las llamadas entre gente que se acaba de conocer casi innecesarias. Si puedes hablar con una chica conectándote a Internet y quedar con ella gracias a un mensaje de texto, ¿qué función cumple la llamada?
A menudo, no otra que la de bajar tu Valor.
Piénsalo.
La mayoría de las chicas jóvenes que aún viven con sus padres te dan el móvil. Como las llamadas de móvil resultan caras, en ciertos contextos una llamada puede interpretarse como un IDI de cierto peso poco justificado. En otras palabras, a veces constituye una clara DEV.
Ahora te diré por qué creo que, generalmente, el teléfono hace que demasiadas cosas jueguen en tu contra.
Para empezar, te ponen en una situación de clara desventaja. Cara a cara, estás viendo a la persona que tienes enfrente todo el tiempo. Tu Calibraje es mucho mejor y no necesitas llenar constantemente el silencio con palabras. La presión en que te pone el teléfono, aumenta drásticamente la probabilidad de que hagas o digas algo claramente equivocado. Es decir, de que metas la pata.
Algo, por supuesto, que es infinitamente más peligroso por teléfono que chateando o por e-mail. No sabes lo que está haciendo y, aun cuando le preguntes, puede mentirte. Puede ser que en el momento en que la llamas esté estresada, triste, negativa, de mal humor, depilándose las piernas o cambiándose el támpax. Si ella termina con la conversación, estarás creando una Inercia Adversa y, además, si la llamas de nuevo puedes empezar a parecer un poco desesperado.
Cara a cara esto no ocurre. Ves lo que hace, su humor, la situación. Y no puede colgarte de repente. Tampoco tienes que estar diciendo tonterías todo el rato ni llevando a cabo constantes aclaraciones para que no te malinterprete y las cuales te hacen parecer más Beta.
Además, el teléfono se carga el encanto. De estar totalmente intrigada sobre ti, pasa a verte como alguien normal que está invirtiendo tiempo y dinero en llamarla que se puede colarse perfectamente en los momentos más asquerosos de su vida. ¿Dónde queda el Misterio, la ambigüedad, la espera y el que su imaginación dispare sus pensamientos sobre ti?
De ser un príncipe enigmático pasas a ser una molesta carga cotidiana más.
Por último, ¿qué crees que por lo general es mejor y conlleva menos riesgo? ¿Concertar un encuentro por teléfono o hacerlo por mensaje de texto?
Si le propones algo por teléfono, puede que no tenga tiempo para procesar tu propuesta o que se encuentre demasiado nerviosa y, aun cuando pudiese haberle apetecido verte, decline tu propuesta. Como sabemos, esto no es bueno, ya que puede sentar el principio de una Inercia Adversa.
Por otra parte, puede ocurrir exactamente lo contrario. Puede ser que la presiones demasiado o simplemente le sepa mal decirte que no. Entonces, puede que te diga que sí y después se raje, practicándote lo que se conoce por Cuelgue. Y estos, aparte de porque son desagradables por sí mismos, crean una Inercia Adversa mucho más poderosa. Además, te ponen en una situación muy comprometida, de la que es difícil escapar sin devaluarte.
En definitiva:
Nuestra especie, sencillamente, no está adaptada a tecnologías como la del teléfono. Y esto te lo dice alguien que adora el teléfono y puede pasarse horas colgado de él. Sin embargo, debemos reconocer que se trata de un medio claramente desfavorable para tu juego.
Y es que, al igual que si le dejas dirigir la interacción más tarde te culpará de que esta se vaya al garete, si permites que las cosas se desplacen a un terreno telefónico, ¿qué harás si este lo echa todo a perder? ¿Le vas a decir luego que ella se ha desencantado por factores que se encontraban fuera del control de ambos e intrínsecos a la naturaleza de la conversación telefónica?
No lo harás, porque ella simplemente va a estar convencida de que no eras tan mágico como pensaba y se va a alegrar de haberlo descubierto a tiempo. No dejes que un aparato con teclas eche tu encanto a perder.
No la cagues con el teléfono.
Dicho esto, también te digo que esto no forma parte de ninguna tabla con mandamientos. Habrá casos —sí, los habrá— en los que la mejor opción será una llamada telefónica. Por ejemplo, habrá casos en que la interacción se haya torcido y la única forma de enderezarla sea manteniendo una conversación normal por teléfono que permita que empiece a verte de otra forma.
Eso sí, si llamas recuerda que es importante que piense que, para ti, hacerlo es lo más normal del mundo. Móntatelo para subcomunicar de alguna forma que tu empresa te paga las llamadas y te sale gratis, tu tío es director de una compañía de telefonía móvil y también te sale gratis. O simplemente te sobra la pasta.
Intenta no concertar una cita con ella por teléfono, ya que el hecho mismo de intentar aprovechar dicho aparato como medio de presión puede establecer el Marco equivocado de que tú no eres el Premio. Lo del encuentro puede llegar más tarde, quizás con un mensaje de texto.
Por lo general, cuando llamo, lo suelo hacer con el único fin de llevarla a un buen estado, estimulando sus emociones e imaginación de una forma positiva. Y entonces, cuando sé que está disfrutando claramente de la conversación y quiere más, le pongo fin a la misma con alguna buena excusa que no le permita sospechar o guardarme rencor. Es decir, me aseguro de dos cosas:
La idea es que perciba que tengo una vida y tengo cosas mejores que hacer que estar colgado del teléfono con alguien a quien apenas conozco. Y, a la vez, que haya experimentado que soy alguien decididamente interesante y divertido.
Alguien a quien, si realmente quiere conocer a fondo, no tendrá más remedio que enfrentarse en un encuentro cara a cara.
Realmente, no hay mucho que decir aquí. Si la has besado y estás en un Entorno de Seducción, has aplicado Juego Sólido y tienes presente todo lo que te he enseñado sobre la RUM y cómo prevenirla, es de esperar que logres mantener una relación sexual con tu Objetivo.
Con todo, existen estrategias, técnicas o rutinas que también pueden ayudarte en esta fase. O, cuando menos, hacer vuestro encuentro más único, especial e interesante. A continuación te ofrezco algunas de ellas.
BESO, PRENDA O ATREVIMIENTO (RFIN)
¿Recuerdas aquel juego al que jugábamos de pequeños? Bueno, pues yo he operado en él una ligera modificación.
Como es fácil elegir «verdad» y, además, ya tenemos el Juego de las Preguntas en Romance, este juego hace las cosas mucho más interesantes.
MASAJE AYURDEVA (RFIN)
Este Finalizador se lo debemos agradecer a Estatus, un gran alumno y compañero mío. Lo publicó en un foro de seducción, como respuesta a un Aven que le preguntaba la mejor forma de finalizar a su Objetivo. Conocía a este desde hacía tiempo y, aunque aún no había llevado las cosas al terreno físico con ella, estaba claro existía cierta química entre ambos.
Después de haber obtenido su permiso para hacerlo, transcribo íntegra la respuesta de Estatus:
Dile un día que te apetece ir a la playa y, si se va contigo, aparece por sorpresa en la nudista. Quédate en bolas, báñate, nada, disfruta de la vida y, si no se quita la ropa, limítate a burlarte de ella con cariño. Lo más normal es que, como mínimo, se quede en topless.
Por cierto, no seas nada sexual ese día. Solamiguéala más que nunca. Tu único objetivo es que ambos os acostumbréis a veros en pelotas, pero que el sexo contigo siga siendo tabú para ella. Vas a ser su amigo guay, el amigo con el que siempre flirtea y se toca y demás pero con el que nunca llega a hacer nada. Ten en cuenta que ella NO TIENE A NADIE ASÍ en su vida. Es la primera vez que le ocurre algo parecido.
Como dices que está muy solamigueada, creo que es un buen momento para introducir rutinas que, como bien has mencionado, ponen a prueba su confianza.
Una que a mí me ha funcionado en el pasado es hablarle de una técnica de masaje energético, relajante e inductivo a la meditación que te ha enseñado una amiga profesional.
Lo puedes enfocar como un premio, tipo: «si te portas bien, quizás te lo haga». Lo dejas caer, pero sin insistir.
Si ella vuelve a sacarte el tema, le pones algún «pero» para que se lo tenga que currar. Tipo: «no, no… es que para hacer este masaje bien hay que limpiar primero el lugar de energías negativas, generar vibraciones Alfa, etc». Es decir, un rollo, pero haciéndole ver que si quiere el masaje ella va a tener que ayudarte a crear dicho ambiente.
Le puedes advertir también que dicha técnica es peligrosa, puesto que puede crear un grado de comunicación demasiado profundo entre dos personas, una especie de conexión que después es difícil romper. «Y la verdad», puedes decir riéndote, «conociéndote… no sé si estoy preparado para sentir ese grado de conexión contigo…».
Si no te da la paliza, sigues trabajando por otros caminos. Si te la da, quedas con ella un día, le explicas todas las normas (todos los móviles deben estar apagados, por ejemplo, pues interfieren en las ondas Alfa) y preparáis juntos la sesión.
La ambientación debe incluir música New Age relajante (a menos que se te ocurra algo mejor y más espiritual aún), velas, incienso, cubos de hielo en un recipiente, ojos vendados, leche o aceite hidratante y… Cuando ya esté todo listo y ella tumbada, etc. … ¿qué coño hace con la ropa? Si cree que le vas a hacer un masaje así lo lleva crudo. La ropa es un freno al flujo energético, así que si a estas alturas tiene vergüenza de que un amigo la vea sin sujetador, lo tiene clara (aquí es donde el día en la playa nudista cobra sentido).
Normalmente, yo ni siquiera saco el tema. Le quito yo la ropa y solo lo hago, riéndome, si me pone alguna pega.
Tú no te estás jugando nada, pues el masaje AYURVEDA (o lo que se te ocurra que suene lo bastante esotérico y alternativo) requiere que no haya obstáculos al flujo energético.
Si no está dispuesta a quitarse lo que te molesta, no pasa nada. Seguís siendo tan amigos pero, como comprenderá, no vas a hacerle algo que se hace sin ropa. Además, ¿no ha estado en bolas contigo en la playa? ¿No estáis más que a gusto tocándoos el uno al otro? No vais a hacer nada que no hayáis hecho antes.
En cualquier caso, no pierdes nada porque seguís siendo amigos y ella no va a pensar que te la has intentado llevar al huerto ni nada parecido. A fin de cuentas, eres su amigo loco que se la lleva a playas nudistas y demás. Ese amigo con el que tiene una relación tan diferente a la del resto del mundo.
Si está dispuesta, solo tienes que dejarla en braguitas y empezar a usar el aceite hidratante, los cubitos de hielo, etc. Personalmente, me encanta relajarlas antes. (Si no sabes cómo hacerlo, hay mucho material sobre el tema en librerías, Internet, etc. Lo mejor es escuchar una cinta con un tipo relajándote, para que puedas imitar su técnica con ella.)
Una vez en esa situación, se pueden hacer auténticas maravillas. Yo he llegado a hacerle dedos al Objetivo sin besarla, empezando con la excusa de que parte esencial del masaje es la presión en el perineo, que es donde se acumula toda la tensión negativa.
Por ese camino puedes llegar realmente lejos, sin tener que besarla en momento alguno. Y, el hecho de que no la beses, la ambigüedad que con ello creas, solo contribuirá a exaltar más sus fantasías.