Roma Invicta (100 page)

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Authors: Javier Negrete

Tags: #Histórico

BOOK: Roma Invicta
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JAVIER NEGRETE, escritor español nacido en Madrid en 1964. Licenciado en Filología Clásica, ha ejercido como profesor de griego gran parte de su vida. Ha destacado, fundamentalmente, en novela de género fantástico y en literatura juvenil, aunque incluso ha hecho incursiones en la novela erótica (Amada de los dioses, 2003). La formación clásica del autor se hace patente en gran cantidad de sus obras, en las que hace gala de sus conocimientos por la Antigüedad Grecorromana.

Ha conseguido algunos de los premios más importantes de género fantástico de España, tales como el Minotauro, el UPC o el Ignotus, estos dos últimos en varias ocasiones. En Francia, donde Negrete es profusamente leído y es considerado uno de los mayores valores del género fantástico europeo, su novela Los señores del Olimpo ganó el Prix Européen Utopiales en 2008.

Notas

[1]
Por desgracia, los libros en que Polibio narró la Tercera Guerra Púnica se han perdido, y apenas conservamos fragmentos. Tenemos que conformarnos con Diodoro, con textos sueltos de Livio, Plutarco y otros autores y, sobre todo, con Apiano, cuya narración de esta guerra se basa fundamentalmente en Polibio, un historiador de mucha más calidad.
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[2]
War and Imperialism in Republican Rome
, p. 238. Hay edición española, pero esta es mi propia traducción sobre el original en inglés.
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[3]
Existen incoherencias en el texto de Apiano que hacen pensar que quizá Serviliano se encontraba en Roma y que fue un legado suyo, posiblemente Máximo Emiliano, quien sufrió la derrota y aceptó la rendición.
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[4]
Las bellas artes que implican un trabajo manual no gozaban ni de lejos del prestigio que tienen ahora. Un noble podía dedicarse a la literatura, pero pintar, esculpir o incluso tener demasiada habilidad tocando un instrumento musical eran actividades propias de gentes de baja condición. En el caso de un rey, como este Átalo o como el padre de la célebre Cleopatra, que se enorgullecía de su virtuosismo con la flauta, se atribuían estas conductas a una extravagancia exagerada o directamente a un trastorno mental.
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[5]
¿Qué viene antes, la oferta o la demanda? Esto dice Estrabón sobre el asunto: «Causa de ello es que los romanos, que se hicieron ricos tras la destrucción de Cartago y de Corinto, usaban muchos esclavos y los piratas, percatándose de la facilidad de la ganancia, florecieron en masa dedicándose ellos mismos a la piratería y además comerciando con los esclavos» (
Geografía,
14.5.2). Así que era la economía romana la que fomentaba la piratería que luego se convirtió en una amenaza para esa misma economía, en un círculo que, con toda justicia, puede calificarse de vicioso.
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[6]
Hay una historia parecida que habla de dos serpientes y un sacrificio, relacionada con otro Tiberio Sempronio Graco, tío del marido de Cornelia, que fue cónsul en el año 213. Este tipo de anécdotas corrían como las leyendas urbanas de hoy y cambiaban fácilmente de protagonistas.
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[7]
Lo curioso es que precisamente en esa zona se han realizado prospecciones arqueológicas con resultados sorprendentes: según sus autores, a finales de la República había una gran densidad de población en el sur de Etruria y la mayoría de las propiedades eran granjas de pequeña extensión. ¿Fue errónea o exagerada la percepción de Tiberio durante su viaje? Podría ocurrir. Los humanos tendemos a generalizar con muy pocos datos, sobre todo si lo que vemos nos impacta de forma primaria y emocional. Por supuesto, cabe otra posibilidad: que Tiberio estuviera en lo cierto y los científicos que han hecho las prospecciones se equivoquen. Los datos arqueológicos siempre son muy discutibles. Como señala Keaveney: «Deberíamos tener en cuenta que la arqueología es tan vulnerable al revisionismo como la historia» (
The Army in the Roman Revolution
, p. 21).
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[8]
La mayoría de los muertos eran jóvenes, a menudo adolescentes, que todavía no se habían casado (los ciudadanos podían ser reclutados a partir de los diecisiete). Los varones romanos solían contraer matrimonio al acercarse a la treintena, cuando la mayoría de ellos ya no tenían, teóricamente, que volver a alistarse. En cuanto a las mujeres, como promedio tenían diez años menos que sus maridos en su primer matrimonio (muchas viudas volvían a casarse).
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[9]
Si la cifra suena exagerada, hay que tener en cuenta que las nubes de langostas pueden llegar a tener un tamaño que resulta casi inconcebible. La mayor nube atestiguada en tiempos históricos sobrevoló Nebraska en 1875. Según varios testigos, tardó cinco días en pasar, por lo que se calcula que medía casi tres mil kilómetros de longitud y que superaba los veintisiete millones de toneladas. Con esa biomasa, podemos imaginar cómo dejaría los cultivos que atravesaba.
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[10]
Probablemente el reparto no hizo más que confirmar una división que ya existía en la práctica, pues da la impresión de que Yugurta poseía mucha más influencia entre las tribus situadas en la parte occidental de Numidia. Su campo natural de acción debía de hallarse orientado hacia el oeste: así lo demuestra que se casara con una hija de Boco, rey de Mauritania.
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[11]
Hay que señalar que algunos manuscritos cambian el nominativo singular
armatus
por un dativo plural
armatis
, lo que se traduciría por «todos […] los que salieron al paso de los hombres armados [de Yugurta]». Como se ve, a veces la interpretación de un texto puede cambiar por una sola letra.
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[12]
The Crisis of Rome
.
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[13]
El comentario de Salustio implica que era algo inusual, y que los ciudadanos que tenían que trabajar para ganarse la vida rara vez participaban en las votaciones, lo que dejaba la política en manos de las clases acomodadas que tenían tiempo libre y recursos y podían permitirse asistir a los comicios. Se trata de una cuestión clave que diferenciaba a Roma de una auténtica democracia como Atenas, donde los ciudadanos que asistían a las asambleas y tribunales recibían una paga diaria a cuenta del Estado.
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[14]
Hay fuentes que relacionan el nombre de los cimbrios con el de los cimerios, un pueblo de habla indoeuropea que habitaba al norte del mar Negro y que, expulsado por los escitas en el siglo
VIII
, emigró a Asia Menor y poco después desapareció de los registros históricos. Convertir la doble
m
del griego
Kimmérioi
en la
br
de
Kímbroi
no sería un cambio fonético imposible. Cfr. una evolución similar desde el latín al español:
hominem > homne > homre > hombre
, o
feminam > femna > femra > hembra
. Por lo demás, no hay apenas pruebas que relacionen a cimbrios y cimerios. Como me imagino que a muchos lectores el nombre «cimerio» les evocará a Conan el Bárbaro, recordaré aquí que su creador, Robert E. Howard, utilizó para su geografía imaginaria nombres de procedencias y épocas variadas que a él le sonaban exóticos; lo cual no deja de resultar gracioso para nosotros considerando que uno de los topónimos que eligió fue el de Zamora.
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[15]
Todo este relato es muy conjetural, pues las fuentes sobre la batalla son confusas y contradictorias.
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[16]
«La evolución de la panoplia y de las tácticas galas», en
Desperta Ferro
, 2, 2ª edición, p. 23.
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[17]
En cuanto a los tigurinos, que no habían llegado a entrar en combate, al conocer el destino de sus aliados cimbrios regresaron prudentemente a sus tierras de Helvecia. No volverían a enfrentarse contra los romanos hasta el año 58, cuando César los combatió.
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[18]
Es posible que esta ley se presentara no en 103 sino en el año 100, durante el segundo tribunado de Saturnino. En tal caso, podríamos pensar que Cepión hijo actuó contra Saturnino por venganza, y no al contrario. Por otra parte, es curioso cómo denomina Cicerón a esos seguidores armados de Cepión:
viris bonis
, «hombres buenos», esto es, miembros de la aristocracia. El otro término que usaban para referirse a sí mismos,
optimates
, «los mejores», es prácticamente una traducción del
áristoi
que usaba la élite griega.
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[19]
Y también, obviamente, entre los dueños anteriores de esas tierras, que se habían visto obligados a abandonarlas por la invasión de los cimbrios.
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[20]
En época imperial, varios médicos aseguraban conocer la fórmula secreta del mitridato, hasta el punto de que Juvenal satirizó sobre el tema: «Tu larga senectud de ciervo empieza a torturar a tu joven hijo. Ya estás tardando en buscar a Arquígenes para comprarle la fórmula que compuso Mitrídates. Si quieres recoger otros higos y acariciar otras rosas, has de tener el medicamento que tanto los padres como los reyes deben beber antes de las comidas» (14.250 y ss.). Autores como Celso o Galeno ofrecían fórmulas que incluían decenas de ingredientes con los que se preparaban píldoras del tamaño de una almendra que después se tomaban con vino.
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[21]
Llamado así por las Vísperas sicilianas, una matanza de franceses que se produjo el 30 de marzo de 1282 en la isla de Sicilia. También aquí fue la población la que actuó contra quienes consideraba ocupadores, pero la diferencia es que solo —entre comillas— murieron tres mil franceses.
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[22]
Para este relato de la batalla he reunido los testimonios de Apiano y Plutarco con informaciones aisladas que brinda Frontino. Hay autores que atribuyen la historia de los carros y las estacas a la batalla de Queronea. Sin embargo, considerando las operaciones de caballería que se desarrollaron allí de un extremo a otro del campo de batalla, no creo que este estuviera delimitado por zanjas como en Orcómeno.
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[23]
En cualquier caso, nunca se vio a tantos legionarios combatiendo unidos en un solo escenario y como un único ejército. La dificultad para estos ejércitos gigantescos que a menudo aparecen en las fuentes antiguas no consistía tanto en conseguir suficientes hombres como en mantenerlos en el mismo sitio. Los problemas eran de índole práctica, como encontrar lugares con suficiente agua potable y establecer líneas de suministro para tantos soldados y animales de carga. También había que tener en cuenta las condiciones sanitarias, pues a mayor aglomeración de hombres y bestias más posibilidades había de que se propagaran epidemias.
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[24]
Norbano, Escipión, Mario el Joven y Carbón. El único de ellos que se salvó fue Escipión, exiliado en Masalia. Seguramente Sila no se empeñó en perseguirlo porque había estado a punto de llegar a un acuerdo con él durante la guerra.
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[25]
Hay que añadir que sobre esta historia existen dudas, ya que la fuente principal es Cicerón, enemigo mortal de Catilina. En la obra de Salustio
La conjuración de Catilina
, donde no se dice ni una cosa buena del personaje, no se mencionan sin embargo estos crímenes.
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[26]
No ocurrió lo mismo en el Samnio, pero por otra razón: aquellos parajes montañosos eran más apropiados para la ganadería que para la agricultura. Sila deseaba convertir a sus veteranos en campesinos sedentarios, no en pastores nómadas con su tendencia ancestral a bajar de los montes para saquear a sus vecinos de las llanuras.
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[27]
Las excavaciones en Valencia han proporcionado pruebas del brutal tratamiento al que sometían los romanos a las poblaciones conquistadas. Entre ruinas quemadas que se corresponden a la toma de la ciudad por Pompeyo, se han encontrado restos humanos con señales de haber sido torturados. Un cadáver, por ejemplo, tenía las piernas cercenadas y un
pilum
que le habían introducido por el recto.
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[28]
«Un hombre muerto era visto por los romanos como una sombra desprovista de su sustancia, un “vacío”. Era mediante el derramamiento de sangre humana, el mismísimo fluido de la vida, como se propiciaba a los muertos devolviéndoles una realidad transitoria». Alan Baker,
The Gladiator
, p. 13.
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[29]
Algunos editores del texto griego cambian
eutukhès
, «buena suerte», por
atukhès
, que significa lo contrario, corrección que probablemente se debe a que conocen el desenlace de la historia.
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[30]
Sobre cómo llevó a cabo la medida Craso existen discrepancias entre Plutarco y Apiano, las dos fuentes principales.
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[31]
Lo que está claro es que el mismo César no nació de esta manera. La cesárea solo se llevaba a cabo cuando la mujer parturienta estaba muerta o se esperaba que no sobreviviera. Se cuenta que Escipión Africano nació de este modo. Pero en el caso de César sería imposible, puesto que su madre vivió cuarenta y seis años después de dar a luz a su hijo.
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