Mala ciencia (57 page)

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Authors: Ben Goldacre

Tags: #Ciencia, Ensayo

BOOK: Mala ciencia
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[5]
E. C. Green y Honwana, A., «Indigenous healing of war-affected children in Africa», IK Notes n.º 10, Knowledge and Learning Center Africa Region, Washington (D.C.), Banco Mundial, 1999, disponible
aquí
.

Capítulo 4: La homeopatía

[*]
A dosis apropiadamente elevadas, la cinchona contiene quinina, un remedio que, de verdad, puede usarse para tratar la malaria, si bien la mayoría de los parásitos del paludismo son inmunes hoy en día a esa sustancia.

[*]
Para los más quisquillosos, la dilución exacta en este ejemplo sería de 30,89C.

[*]
Los facultativos de medicina general recetan a veces antibióticos a pacientes que se los exigen para que los dejen en paz, aun sabiendo que son ineficaces contra un resfriado de origen viral, pero numerosas investigaciones sugieren que esto resulta contraproducente, incluso como recurso para ahorrar tiempo. Uno de esos estudios revelaba que prescribir antibióticos contra la irritación de garganta en vez de aconsejar al paciente sobre cómo gestionarlo por sí mismo provoca un aumento de la carga de trabajo total del médico porque multiplica las veces que los pacientes asisten a la consulta.
[1]
Según los cálculos realizados en ese trabajo de investigación, si un médico de cabecera recetara antibióticos para tratar la irritación de garganta a cien pacientes menos cada año, 33 de ellos dejarían de creer en la eficacia de los antibióticos para tal dolencia, 25 ya no querrían seguir consultando ese problema con su médico en el futuro, y diez menos volverían antes de un año. Si ustedes fueran terapeutas alternativos o vendedores de fármacos, podrían darles la vuelta a esas cifras para ver cómo obtener más negocio, no menos.

[1]
T. Marshall, «Reducing unnecessary consultation —a case of NNNT?»,
Bandolier
, 44, 4, 1997, págs. 1-3.

[2]
M. P. MacManus, Matthews, J. P., Wada, M., Wirth, A., Worotniuk, V. y Ball, D. L., «Unexpected long-term survival after low-dose palliative radiotherapy for non-small cell lung cancer»,
Cancer
, 106, 5, 1 de marzo de 2006, págs. 1.110-1.116.

[3]
A. W. Majeed y otros, «Randomised, prospective, single-blind comparison of laparoscopic versus small-incision cholecystectomy»,
The Lancet
, 347, 9.007, 13 de abril de 1996, págs. 989-994.

[4]
K. F. Schulz, Chalmers, I., Hayes, R. J. y Altman, D. G., «Empirical evidence of bias: Dimensions of methodological quality associated with estimates of treatment effects in controlled trials»,
Journal of the American Medical Association
, 273, 1995, págs. 408-412.

[5]
E. Ernst y White, A. R., «Acupuncture for back pain: a meta-analysis of randomised controlled trials»,
Archives of Internal Medicine
, 158, 1998, págs. 2.235-2.241.

[6]
Ibíd.

[7]
E. Ernst y Pittler, M. H., «Efficacy of homeopathic arnica: a systematic review of placebo-controlled clinical trials»,
Archives of Surgery
, 133, 11, noviembre de 1998, págs. 1.187-1.190.

[8]
J. B. Van Helmont,
Oriatrike, or Physick Refined: The Common Errors There in Refuted and the Whole are Reformed and Rectified
, Lodowick-Loyd, 1662, pág. 526. Disponible en
The James Lind Library
.

[9]
K. S. Khan, Daya, S. y Jadad, A. R., «The importance of quality of primary studies in producing unbiased systematic reviews»,
Archives of Internal Medicine
, 156, 1996, págs. 661-666; D. Moher, Pham, B., Jones, A. y otros, «Does quality of reports of randomised trials affect estimates of intervention efficacy reported in meta-analyses?»,
The Lancet
, 352, 1998, págs. 609-613.

[*]
Veamos: Pinsent realizó un estudio doblemente ciego y controlado con placebo sobre 59 personas que habían sido objeto de algún tipo de cirugía bucal: el grupo receptor de la árnica homeopática experimentó un dolor significativamente menor que el grupo receptor del placebo. Lo que ustedes no leen normalmente en el material publicitario que acompaña al árnica es que 41 sujetos abandonaron ese estudio antes de su finalización. Eso lo convierte en un estudio bastante inservible. Se ha demostrado que los pacientes que abandonan los estudios son los que menos probablemente habrán tomado sus comprimidos de la forma apropiada, los que más probablemente habrán tenido efectos secundarios, los que menos probablemente habrán mejorado, etc. Mi escepticismo acerca de este estudio no se debe a que ofenda mis prejuicios, sino a su elevado índice de abandonos. Es posible que a los pacientes que faltan no se les haya podido hacer un seguimiento porque ya hayan fallecido, por ejemplo. Ignorar los abandonos tiende a exagerar los beneficios del tratamiento testado, por lo que una tasa elevada de abandono siempre supone una señal de advertencia.

En el estudio de Gibson y otros no se mencionó la aleatorización. Sus autores tampoco se dignaron mencionar la dosis empleada del remedio homeopático, ni la frecuencia con la que fue administrado. No es fácil tomarse los estudios muy en serio cuando son así de magros y poco convincentes.

Campbell llevó a cabo un estudio con trece sujetos (lo que significa un reducido puñado de pacientes tanto para el grupo del tratamiento homeopático como para el del placebo). En él descubrió que la homeopatía funcionaba mejor que el placebo (en esa minúscula muestra de sujetos), pero no comprobó si los resultados eran estadísticamente significativos u obedecían a una pura casualidad.

Por último, Savage y otros realizaron un estudio con tan sólo diez pacientes y hallaron que la homeopatía era mejor que el placebo. Sin embargo, no efectuaron ningún análisis estadístico de sus resultados.

Ésta es la clase de artículos y trabajos que los homeópatas reivindican como pruebas en las que apoyar sus argumentos, unas pruebas que, según dicen, son engañosamente ignoradas por la profesión médica. Todos esos estudios eran favorables a la homeopatía. Todos merecen que no les hagamos caso por el simple hecho de que ninguno de ellos fue una prueba «controlada» o «imparcial» de la homeopatía, como se desprende de los defectos metodológicos mencionados.

Podría seguir mencionando más casos, extraídos de centenares de ensayos sobre homeopatía, pero esto ya es suficientemente lastimoso por sí solo.

[10]
E. Ernst y Pittler, M. H., «Re-analysis of previous meta-analysis of clinical trials of homeopathy»,
Journal of Clinical Epidemiology
, 53, 11, 2000, pág. 1.188.

[11]
A. Shang, Huwiler-Müntener, K., Nartey, L., Jüni, P., Dörig, S., Sterne, J. A., Pewsner, D. y Egger, M., «Are the clinical effects of homeopathy placebo effects? Comparative study of placebo-controlled trials of homeopathy and allopathy»,
The Lancet
, 366, 9.487, 27 de agosto-2 de septiembre de 2005, págs. 726-732.

[12]
D. Tallon, Chard, J. y Dieppe, P., «Relation between agendas of the research community and the research consumer»,
The Lancet
, 355, 2000, págs. 2.037-2.040.

[13]
Case notes
, Radio 4, BBC, 19 julio de 2005.

Capítulo 5: El efecto placebo

[1]
«The placebo in medicine»,
Medical Press
, 18 de junio de 1890, pág. 642.

[2]
H. K. Beecher, «The powerful placebo»,
Journal of the American Medical Association
, 159, 17, 24 de diciembre de 1955, págs. 1.602-1.606.

[3]
P. Skrabanek y McCormick, J.,
Follies and Fallacies in Medicine
, The Tarragon Press, 1989.

[*]
Programas de telerrealidad británicos.
(N. del T.)

[*]
En otro de los programas de esta serie también se mostraba un experimento con imágenes del cerebro sobre los efectos de la acupuntura, financiado por la BBC. Uno de los científicos que había participado en él se quejó posteriormente, no sólo de que los resultados habían sido interpretados más allá de lo que realmente indicaban (cosa que bien podemos esperar de los medios de comunicación, como veremos), sino de que, además, la presión del patrocinador (es decir, la BBC) para que se produjera un resultado positivo fue insoportable. He aquí un ejemplo perfecto de algo que no se hace en ciencia, y el hecho de que fuera idea de una «profesora de Comprensión Popular de la Ciencia» contribuye un poco a explicar por qué estamos en tan mala posición ante el público en general hoy en día. La BBC defendió el programa en una carta con diez académicos signatarios. Varios de éstos han reconocido desde entonces que nunca firmaron la misiva. No logro salir de mi asombro.

[4]
D. E. Moerman, «General medical effectiveness and human biology: placebo effects in the treatment of ulcer disease»,
Medical Anthropology Quarterly
, 14, 4, agosto de 1983, págs. 3-16.

[5]
A. J. De Craen, Moerman, D. E., Heisterkamp, S. H., Tytgat, G. N., Tijssen, J. G. y Kleijnen, J., «Placebo effect in the treatment of duodenal ulcer»,
British Journal of Clinical Pharmacology
, 48, 6, diciembre de 1999, págs. 853-860.

[6]
B. Blackwell, Bloomfield, S. S. y Buncher, C. R., «Demonstration to medical students of placebo responses and non-drug factors»,
The Lancet
, 1, 7.763, 10 de junio de 1972, págs. 1.279-1.282.

[7]
K. Schapira, McClelland, H. A., Griffiths, N. R. y Newell, D. J., «Study on the effects of tablet colour in the treatment of anxiety states»,
British Medical Journal
, 1, 5.707, 23 de mayo de 1970, págs. 446-449.

[8]
A. J. De Craen, Roos, P. J., Leonard de Vries, A. y Kleijnen, J., «Effect of colour of drugs: systematic review of perceived effect of drugs and of their effectiveness»,
British Medical Journal
, 313, 7.072, 21-28 de diciembre de 1996, págs. 1.624-1.626.

[9]
M. Z. Hussain y Ahad, A., «Tablet colour in anxiety states»,
British Medical Journal
, 3, 5.720, 22 de agosto de 1970, pág. 466.

[10]
R. F. Grenfell, Briggs, A. H. y Holland, W. C., «Double blind study of the treatment of hypertension»,
Journal of the American Medical Association
, 176, 1961, págs. 124-128; A. J. M. De Craen, Tijssen, J. G. P., De Gans, J. y Kleijnen, J., «Placebo effect in the acute treatment of migraine: subcutaneous placebos are better than oral placebos»,
Journal of Neurology
, 247, 2000, págs. 183-188; R. H. Gracely, Dubner, R. y McGrath, P. A., «Narcotic analgesia: fentanyl reduces the intensity but not the unpleasantness of painful tooth pulp sensations»,
Science
, 203, 4.386, 23 de marzo de 1979, págs. 1.261-1.263.

[11]
T. J. Kaptchuk, Stason, W. B., Davis, R. B., Legedza, A. R., Schnyer, R. N., Kerr, C. E., Stone, D. A., Nam, B. H., Kirsch, I. y Goldman, R. H., «Sham device v. inert pill: randomised controlled trial of two placebo treatments»,
British Medical Journal
, 332, 7.538, 18 de febrero de 2006, págs. 391-397.

[12]
A. Branthwaite y Cooper, P., «Analgesic effects of branding in treatment of headaches»,
British Medical Journal (Clinical Research ed.)
, 282, 1981, págs. 1.576-1.578.

[13]
Waber y otros, «Commercial features of placebo and therapeutic efficacy»,
Journal of the American Medical Association
, 299, 2008, págs. 1.0161.017.

[14]
F. Ginoa, «Do we listen to advice just because we paid for it? The impact of advice cost on its use»,
Organizational Behavior and Human Decision Processes
, 2008 (en prensa, aunque
publicado en internet
el 25 de abril de 2008).

[15]
G. H. Montgomery y Kirsch, I., «Mechanisms of placebo pain reduction: an empirical investigation»,
Psychological Science
, 7, 1996, págs. 174-176.

[16]
L. A. Cobb, Thomas, G. I., Dillard, D. H., Merendino, K. A. y Bruce, R. A., «An evaluation of internal-mammary-artery ligation by a doubleblind technic»,
New England Journal of Medicine
, 260, 22, 28 de mayo de 1959, págs. 1.115-1.118.

[17]
C. Linde, Gadler, F., Kappenberger, L. y Rydén, L., «Placebo effect of pacemaker implantation in obstructive hypertrophic cardiomyopathy», PIC Study Group,
American Journal of Cardiology
, 83, 6, 15 de marzo de 1999, págs. 903-907.

[18]
A. G. Johnson, «Surgery as a placebo»,
The Lancet
, 344, 8.930, 22 de octubre de 1994, págs. 1.140-1.142.

[*]
Nombre profesional (como abogada) y de soltera de Cherie Blair, esposa del ex primer ministro británico Tony Blair.
(N. del T.)

[19]
A. J. Crum y Langer, E. J., «Mind-set matters: exercise and the placebo effect»,
Psychological Science
, 18, 2, febrero de 2007, págs. 165-171.

[*]
Estamos de acuerdo: se trata de un resultado experimental tan extraño como extravagante, y si tienen una buena explicación de cómo pudo haberse producido, el mundo estaría encantado de oírla. Sigan la referencia que aquí incluyo, lean el artículo completo en internet y pongan en marcha un blog, o escriban una carta a la revista que lo publicó.

[20]
S. L. Gryll y Katahn, M., «Situational factors contributing to the placebos effect»,
Psychopharmacology
, 57, 1978, págs. 253-261.

[21]
R. H. Gracely, Dubner, R., Deeter, W. R. y Wolskee, P. J., «Clinicians’ expectations influence placebo analgesia»,
The Lancet
, 1, 8.419, 5 de enero de 1985, pág. 43.

[22]
K. B. Thomas, «General practice consultations: is there any point in being positive?»,
British Medical Journal (Clinical Research ed.)
, 294, 6.581, 9 de mayo de 1987, págs. 1.200-1.202.

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