Read Los muros de Jericó Online
Authors: Jorge Molist
—Te pago para que me cuides la piel, no el espíritu. ¡Suéltalo ya!
—Una auditora de la Corporación fue asesinada ayer por la noche en su hotel de Miami. Se ensañaron con ella. Parece obra de una secta diabólica o algo así. Fue violada y el cuerpo presenta múltiples cortes y quemaduras de cigarrillos.
—¿Alguna pista?
—Ninguna por ahora. No hay sospechosos. No se han encontrado huellas dactilares. Se está efectuando la autopsia, pero no parece que haya restos de semen. Ni siquiera se han encontrado las colillas de los cigarrillos; parece como si los asesinos fueran fantasmas.
—¿Crees que existe una relación entre ambos asesinatos?
—Tienen características y estilos opuestos. No parece que existan pruebas que conecten ambos crímenes.
—¿Quién era la chica?
—Una tal Linda Americo, jefe de un grupo de auditores de Producción. Le sonará; recientemente acusó a Daniel Douglas de acoso sexual. Tenía pruebas y despedimos a Douglas.
—No la llegué a conocer, pero recuerdo perfectamente el caso —dijo Davis pensativo—. Pobre chica. Lo siento mucho. ¿Estaba en Miami por motivos de trabajo?
—Así era.
—Asegúrate de que nos encarguemos de todo. Que la familia tenga todas las facilidades que necesite y gastos pagados. —Davis hizo una pausa y luego añadió—: No conocía a la chica, pero ahora es de mi familia. Y si el motivo de su asesinato tiene que ver con Kurth, este asunto pasará a mi lista personal.
—Sí, jefe. —Gutierres suspiró. Sabía bien lo que «la lista personal» de Davis significaba.
—¡Basta de tanto misterio! —les increpó Jaime al cabo de unos minutos de silencio—. Explicadme de una vez qué está pasando. ¿Qué es esa historia de una guerra secreta? ¿Quién es el enemigo?
Karen y Kepler intercambiaron una mirada y, luego de una pausa, ella transmitió a Kepler un gesto afirmativo y se dispuso a hablar.
—Ya conoces los ideales que nos mueven. —Karen se había incorporado en la silla, acercándose a Jaime a través de la mesa como en un esfuerzo físico por comunicarse—. Estamos contra la imposición y contra el dogmatismo. Estamos a favor del libre criterio de la persona para aceptar o rechazar las enseñanzas que nuestros Buenos Hombres imparten, porque cuando dicha persona alcance el suficiente grado de desarrollo espiritual, las aceptará sin problemas.
» En realidad es la forma en la que mucha gente se relaciona con las grandes religiones a las que se suscribe por cultura familiar o de entorno. Toman lo que su razón o lo que su espíritu, que es sabio por lo mucho que ha vivido en vidas anteriores, les permite creer. Son muchos los que en nuestro tiempo ya no aceptan más dogmas incuestionables.
—Pero también existe la tendencia contraria, y aparece tanto en pequeñas sectas como en grandes religiones. —Kevin continuo la explicación de Karen—. La que es intolerante y no acepta que otros piensen distinto. Creen que poseen la verdad absoluta y combaten cualquier opinión distinta o cualquier disidencia.
—¿Y qué tiene que ver eso con la guerra en la que se supone estoy involucrado?
—Existen grupos de intereses, que funcionan tipo mafia o camuflados como religión o secta y que persiguen obtener el poder y la riqueza material; nos enfrentamos a uno de esos grupos y es muy poderoso. Se trata de un grupo integrista radical que es facción de una de las religiones cristianas nacidas aquí, en Estados Unidos, y que opera de forma abierta y pública.
» De por sí, la religión aludida no tiene nada censurable, aparte de ciertas tendencias supremacistas blancas y misóginas, y una de sus características es una fuerte autoayuda entre sus miembros y la búsqueda de parcelas de poder que luego usa para su propia promoción o la de sus fieles. Dicha religión tiene una facción radical e integrista que opera de forma secreta y se autodenomina Guardianes del Templo. Se consideran la esencia pura de su religión. Para ellos el fin justifica cualquier medio que se use, incluido el asesinato.
—¿Tienen conexiones políticas?
—Sí, pero lo ocultan. Creemos que están relacionados con grupos de extrema derecha. Están cercanos a grupos paramilitares tales como la Milicia Norteamericana y firmarían sin ningún problema el lema de John Trochmann, fundador de la Milicia de Montana, de «Dios, valor y armas». Son cristianos fundamentalistas, adoran las armas, les encanta usarlas y están radicalmente en contra del gobierno de la nación tal como existe hoy.
A Jaime le costaba asimilar todo aquello. Desvió su mirada de la de Kevin, contempló de nuevo el soleado y relajante paisaje y, apoyándose en el respaldo de su silla, se dio cuenta de que involuntariamente estaba alisándose el pelo hacia atrás con la mano. Su lenguaje corporal traicionaba su perplejidad.
—¿Y qué tenemos que ver los cátaros con ellos? —preguntó intentando recuperar la apariencia de control—. ¿Por qué dices que estamos enfrentados?
—Porque los Guardianes representan lo opuesto de lo que nosotros defendemos; representan la barbarie contra la cual hay que luchar, la sinrazón y la brutalidad, pero lo peor es que pretenden controlar la Davis Communications. Y están muy cerca de conseguir su propósito. Si lo logran, controlarán el conglomerado de comunicaciones más importante del mundo, aparte de una «fábrica» de comunicación de ideas e ideologías fabulosa. —Kevin había retomado su estilo de predicador iluminado, pero esta vez, en lugar de molestar a Jaime, éste se encontró asumiendo la angustia y la urgencia que le transmitía—. El poder de la Corporación puesto al servicio de la política, puede decantar la balanza entre dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, tendría un peso definitivo en la elección de senadores y congresistas y lograría la aprobación o revocación de leyes. Y naturalmente también sería usado cual misionero para propagar sus ideas éticas y religiosas.
» El control de la Corporación por los Guardianes representaría una catástrofe en cuanto a la evolución de la conciencia del hombre hacia tendencias más tolerantes y hacia su perfección. La humanidad retrasaría su desarrollo muchos años, quizá siglos como ocurrió con la desaparición de los cátaros en el siglo xiii.
» Son las mismas fuerzas retrógradas que vencieron entonces, sólo que puestas en clave de nuestro tiempo. Es de nuevo la lucha del mal contra el bien, del Dios malo contra el Dios bueno, de la oscuridad contra la luz. Otra vez se plantea la misma guerra. Y esta vez estamos dispuestos a ganar.
—¿Y cómo sabéis vosotros todo eso?
—Porque desde hace tiempo vigilamos la Corporación y a los Guardianes del Templo. Logramos infiltrar hermanos cátaros en los Guardianes y conocemos sus planes y muchos de sus pasos. Por eso debemos operar en secreto, para proteger a nuestros hermanos infiltrados y porque los Guardianes son peligrosos y no dudarán en usar cualquier método para eliminar a la oposición.
—¿Saben que los vigiláis? —Ahora Jaime sentía una curiosidad imparable.
—Creemos que no. En todo caso, pronto sabrán que tienen alguien que se les opone. Entonces será cuando peligremos.
—¿Quiénes son los Guardianes del Templo en la Corporación?
—Tenemos algunos identificados; por ejemplo, Paul Cochrane, vicepresidente de los estudios Eagle, es uno de ellos. Hemos podido comprobar que ha introducido dentro de su área de producción a muchos de sus hermanos guardianes. La seguridad del edificio central también está infiltrada. Nick Moore, el jefe de seguridad, sus tres oficiales de turno y muchos de sus guardas pertenecen a los Guardianes.
» Entre los Pretorianos de Davis no hemos podido identificar a ninguno, luego puede ser un área limpia. Pero estamos seguros de que existen muchos más escondidos en otros lugares de la Corporación. Uno de ellos es tu jefe, Charles White, presidente de Auditoría y Asuntos Corporativos.
—¿Mi jefe? —exclamó Jaime sorprendido—. ¿Tenéis pruebas?
—Sí, pero acepta nuestra palabra ahora; las pruebas vendrán luego.
—¿Y cómo opera esa gente? ¿Cuál es su plan para controlar la Corporación?
—El eje que han formado en Producción-Auditoría les permite desviar cantidades muy importantes de dinero, camufladas tanto en sobrepagos a miembros de la secta que actúan o trabajan en las producciones como en bienes y servicios comprados a compañías que pertenecen a los Guardianes. Los compradores que pertenecen a la secta son auditados por los auditores que pertenecen a la secta. Luego se pueden saltar las normas y los controles internos de contratación y pagos.
» Tú y tu equipo no podéis detectar nada, porque tu jefe te ha dado sólo responsabilidades en el área de distribución y ninguna en producción.
—Entonces mi ex compañero Daniel Douglas, al controlar el área de producción, tiene que ser uno de ellos.
—Sí, es uno de la secta.
—Luego Linda Americo, su subordinada y ex amante, debe de conocer todo lo que ocurre. —Jaime notaba cómo de pronto su mente encadenaba hechos y empezaba a trabajar más rápido de lo que él era capaz de expresarse—. No sólo eso. No entiendo la situación de Linda a no ser que también sea una guardián. Y si es de la secta, ¿cómo se explica que hiciera expulsar a Douglas de la Corporación? Aunque su relación amorosa se hiciera insoportable, aunque le hubiera prometido un nuevo ascenso y no lo cumpliera. ¿Por qué razón pondría en peligro el negocio de la secta eliminándolo? Y sabiendo el poder que la secta de los Guardianes tiene en la Corporación, ¿cómo se atrevió a atacar a Douglas? i finalmente ¿cómo pudo ella ganar y conseguir que la Corporación lo echara a él?
—Bravo, Jaime —lo animó Karen—. Las preguntas correctas. Si las haces es porque debes de intuir las respuestas.
—No; no tengo la respuesta, pero sí una teoría que podría serlo.
—Te escuchamos.
—Linda pertenece a la secta de los Guardianes, pero tú, Karen, dijiste que es tu mejor amiga y que le habías aconsejado personalmente que hiciera lo que hizo con Douglas. La única explicación a vuestra amistad y a lo ocurrido es lo que yo intuí cuando te pregunté y tú no me quisiste contestar.
—¿Cuál es la explicación, Jaime? —Karen sonreía mientras él encadenaba sus conclusiones.
—Linda es también cátara. Y por lo tanto es una doble agente. Se ha introducido en la secta de los Guardianes gracias a que Douglas debe de ocupar una posición importante en ella. La relación amorosa entre Douglas y Linda era positiva para los Guardianes porque reforzaba su control en la parte de auditoría de producción. Claro que ellos ignoran que Linda es cátara. Y debe de ser una creyente cátara avanzada, ya que ocupa una posición clave en todo este asunto. —Jaime hizo una pausa y miró a Karen con intensidad—. La conclusión que saco de lo anterior es la misma que en nuestra conversación anterior sobre Linda.
—Dime. —Karen le mantenía la mirada; pero la sonrisa había desaparecido de su cara.
—Linda sedujo a Douglas por interés. Quizá un interés más noble que el que yo le atribuía. Sí, claro, lo hizo por la Iglesia cátara. Eso quizá pueda cambiar los hechos espirituales para vosotros y lo justifique, pero no cambia los hechos físicos para mí. Ella le dijo a Douglas que lo amaba y fueron amantes durante mucho tiempo, reía sus chistes, le murmuraba tiernas palabras al oído y promesas de amor eterno. Y también se abría de piernas y fingía orgasmos. Cuando lo consideró oportuno y les interesó a los cátaros, destruyó a Douglas con toda la frialdad del mundo. ¿Me equivoco hasta aquí, Karen?
—Tu análisis de lo ocurrido es brillante, pero tu valoración es dura en extremo e injusta con Linda. —Estaba muy seria.
—Vaya, he acertado. ¡Bingo! Dime, Karen, ¿es ésa la pureza cátara? ¿Es ése un juego sexual que practicáis con frecuencia? ¿Quién es el próximo tonto? ¿Qué dicen vuestros Perfectos cátaros de esa actividad? ¿O es que en lugar de la Biblia o el Evangelio de san Juan estudiáis el Kamasutra de las cátaras? Si es así, estoy ansioso. Estamos avanzando lentamente, Karen. Aún me tienes que enseñar un montón de capítulos.
Karen se mordía los labios y continuaba mirando fijamente a Jaime, ahora con los ojos llenos de lágrimas. Sus cejas se habían arrugado levemente denotando su tensión.
—¡No sabes lo que dices! —explotó—. No sabes lo que ocurre ahora ni lo que ocurrió antes. Lo ignoras todo. No conoces ni los motivos ni la finalidad. Tampoco conoces lo que yo siento. ¡Y te atreves a juzgar y a censurar lo que hacemos los demás ignorando por qué lo hacemos!
—¿Ah, sí? Pues infórmame. Estoy ansioso por saber cómo justifican los cátaros el uso de la vagina como arma de combate.
—Cálmate, Jaime —intervino Kevin—. Si proyectas la situación de Douglas y Linda en la relación que tienes con Karen, puedes arrepentirte de tus palabras. Escucha antes de sacar conclusiones y juzgar.
—Escucho —dijo escuetamente Jaime. Kevin tenía razón. Estaba proyectando lo ocurrido a Douglas y se sentía utilizado y herido. Podría estar equivocado y ser muy injusto.
Miró a la chica. Ahora ella tenía la vista perdida en los árboles. Las lágrimas estaban desbordando los ojos y caían por sus mejillas. Lloraba en silencio intentando contenerse. Buscó en su bolso un pañuelo. La indignación de Jaime había desaparecido de repente y sintió mucha ternura por ella. ¡Maldita sea!, pensó. Estoy locamente enamorado.
Contuvo su impulso de cogerle la mano y consolarla y dirigió su mirada a Kevin esperando su explicación.
«Arkángel:
«Nuestros enviados a Miami vengaron a nuestro hermano, consiguiendo parte de la información que pediste sobre esos enemigos antes desconocidos.
» Se confirman tus sospechas. Estamos preparando un informe; hay novedades que harán cambiar el plan de ataque.
» Una vez analizados los datos, esperaremos tu decisión sobre el momento del asalto. Sachiel.»
Arkángel golpeó la mesa con disgusto, luego sus manos se apresuraron a teclear la respuesta:
«Sachiel:
» Daos prisa con la información. No os entretengáis, hermanos. Debemos identificar quiénes están con el enemigo y actuar con contundencia.
» Hay que exterminarlos antes de que suenen las trompetas y caigan los muros. Arkángel.»
El dedo ungulado presionó el envío del mensaje.
—Para comprender la actuación de Linda, debes conocer tanto su pasado como su presente —continuó Kevin—. Aunque jamás contamos las vidas anteriores de otros, creo que debo hacer una excepción para que entiendas lo ocurrido.