Las Palabras y los Mitos (9 page)

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Authors: Francesc Gironella,Isaac Asimov

Tags: #Ensayo

BOOK: Las Palabras y los Mitos
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El símbolo de Saturno es
, la guadaña con que Crono derrotó a su padre, Urano.

De los planetas descubiertos en tiempos más próximos, Urano y Plutón tienen símbolos modernos, utilizando letras del alfabeto. En cambio, el símbolo de Neptuno es
. Simboliza la lanza de tres puntas con la que Poseidón dominaba las olas. Recibe el nombre de «tridente», de las palabras latinas que significan «tres dientes».

Dos de estos símbolos son empleados en un campo distinto del de la astronomía. Cuando un científico traza el árbol genealógico de un hombre o un animal, para descubrir cómo se han heredado determinados rasgos de carácter, normalmente utiliza el símbolo de Venus (
) para indicar las hembras, y el de Marte (
) para los varones.

Los antiguos creían que los siete planetas (tomaban en consideración al Sol y a la Luna, junto con Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) jugaban un papel importante en la vida de los hombres. El estudio de su posición con respecto a las estrellas en el momento del nacimiento de un hombre, proporcionaba, a su entender, información sobre el destino de éste. Este estudio se denomina «astrología» y son muchos los que todavía creen en ella, a pesar de que los científicos la consideran descabellada.

Se creía que el carácter de una persona venía determinado por el planeta «bajo el cual uno nacía» de acuerdo con los cálculos de los astrólogos, y nuestro lenguaje todavía conserva huellas de esta superstición.

Por ejemplo, el planeta Mercurio es el que cubre más rápidamente su recorrido. Una persona nacida «bajo el signo de Mercurio» tendría que ser aguda y voluble, vivaz y alegre. Es lo que entendemos por la palabra «mercurial». En cambio, los nacidos bajo el signo de Saturno, el planeta lento, son graves, tristes y sosos, y es lo que entendemos por la palabra «saturnal».

El nacido bajo Marte sería pugnaz o «marcial». Más sorprendente resulta el hecho de que los nacidos bajo el signo de Júpiter son considerados gente feliz. Por esta razón el adjetivo «jovial» significa alegre.

En lo que se refiere a la Luna, se creía que ésta tenía una acción trastornadora sobre la mente de las personas y que exponerse a la luz de la Luna llena provocaba la locura. Ello es pura superstición, pero el lenguaje todavía conserva expresiones como «estar en la luna», equivalente a «loco» o persona que no está en sus cabales.

Una palabra menos fuerte que «loco» es «lunático», que proviene de Luna, la diosa romana de este planeta.

También se suponía que cada uno de los siete planetas tenía a su cargo un día de la semana, como se indica a continuación: primer día (Sol); segundo día (Luna); tercer día (Marte); cuarto día (Mercurio); quinto día (Júpiter); sexto día (Venus), y séptimo día (Saturno).

En la lengua latina, los días de la semana recibían los nombres de los respectivos planetas. Estos nombres se han conservado en las lenguas derivadas del latín. Así, en castellano, el segundo, tercero y cuarto días, son «lunes», «martes» y «miércoles».

Los alquimistas de la Edad Media comprobaron que había siete planetas y siete metales. Establecieron equivalencias entre los objetos celestes y los metales, y de ello resultaron por añadidura nuevas huellas de personajes míticos en la química.

Los siete metales conocidos por los alquimistas eran: oro, plata, cobre, hierro, estaño, plomo y azogue.

Basándose en los colores, el oro fue equiparado con el Sol, y la plata, con la Luna. El tercer metal de más valor era el cobre, y por ello fue equiparado con Venus, el tercer objeto de mayor brillo en el cielo.

El hierro, con el que se fabricaban las armas, fue lógicamente equiparado a Marte, mientras que el plomo, este pesado metal sin brillo, fue equiparado con Saturno, el lento y soso planeta. Por otra parte, el azogue era líquido y se movía con facilidad, por lo que fue equiparado con el rápido Mercurio. Quedaba el estaño, que fue equiparado al planeta sobrante, Júpiter.

Naturalmente, la mayor parte de estas creencias se fueron desvaneciendo a medida que los químicos conocieron mejor su ciencia. Se descubrieron muchos más metales, y aunque algunos de ellos continuaron recibiendo nombres de planetas, en su mayor parte no fue así.

Sólo en un caso los alquimistas consiguieron cambiar el nombre de un elemento por el nombre de un planeta. El antiguo azogue recibió el nombre de «mercurio» con el que lo conocemos en nuestros días.

En otros casos, sólo se conservan rastros ocasionales. El ejemplo mejor conocido es el compuesto nitrato de plata, que todavía conserva el antiguo nombre de «cáustico lunar». «Cáustico», procede de la palabra griega que significa «mordiente», relacionado con el ácido nítrico, sustancia fuerte y muy corrosiva. Lo de «lunar» proviene de que el compuesto contiene plata.

Existe un compuesto de plomo y oxígeno, de color rojo claro, que lleva el nombre de «minio». Pero todavía se le conoce con el nombre de «rojo de Saturno» a causa del contenido de plomo que lleva, metal correspondiente al planeta Saturno. También existen una serie de compuestos de hierro de diferentes colores que conservan nombres antiguos en los que figura la palabra Marte, el planeta equiparado al hierro: amarillo de Marte, castaño de Marte, anaranjado de Marte, violeta de Marte, etc.

Y aquí termina la influencia de la alquimia medieval. El químico moderno se ha sacudido esta carga casi por completo.

Semidioses y Monstruos

Entre los dioses y diosas de la mitología griega se cuentan una serie de personajes secundarios. Algunos de ellos son llamados «semidioses». Normalmente son menos poderosos que los dioses, pero más que los hombres. A veces son mortales al principio, pero, una vez muertos, devienen dioses. Asclepio es un ejemplo de ello, tal como hemos visto anteriormente.

Un dios que se encontraba en el nivel superior de los semidioses, fue
Dioniso
. Originariamente era un dios de la agricultura, y se convirtió en el centro de una religión mistérica. Lo importante acerca de él es que fue muerto pero retornado a la vida, precisamente cuando Perséfone descendió hasta Hades y regresó. En todas las religiones mistéricas, muerte y resurrección juegan un papel importante porque simbolizan la muerte de la vegetación durante el invierno, y su renacimiento, en primavera.

Más tarde, Dioniso fue conocido con el nombre de
Baco
. Las celebraciones en honor suyo recibían el nombre de «Dionisíadas» o «Bacanales». Eran muy salvajes y normalmente participaban en ellas mujeres, que recibían el nombre de «Bacantes». Actualmente, la palabra «bacanal» evoca cualquier celebración tumultuosa, y una mujer lujuriosa o ebria, es una «bacante».

Dioniso se hizo tan popular que fue incorporado a la familia del Olimpo. Los griegos lo consideraron hijo de Zeus, aunque su madre fue una mujer mortal llamada
Sémele
. Probablemente, Sémele era originariamente una diosa terrena que tuvo un papel destacado en las «Bacanales».

Un dios inferior es
Pan
, que se le suponía hijo de Hermes. Pan es un dios de los campos y los bosques, de hecho, un espíritu de la naturaleza toda, y de ahí debe de derivar su nombre, ya que en griego esta palabra significa «todo». Se le representa con los miembros inferiores, las orejas y los cuernos de macho cabrío, lo cual demuestra su conexión con la vida animal.

Normalmente se le representa danzando alegremente al son de un sencillo instrumento hecho de una serie de tubos huecos o cañas de diferente longitud. Este instrumento sigue llamándose «la flauta de Pan».

Pan construyó su instrumento de la manera siguiente. Se enamoró de una ninfa; ésta huyó, pero él la persiguió. Ella rogaba a los dioses para que la ayudaran a escapar y éstos la transformaron en una caña plantada junto al río. Entristecido, Pan empezó a cortar cañas y con ellas hizo los primeros tubos. El nombre de la ninfa era
Siringe
, que es la palabra griega que significa «tubo», y por ello, los tubos de Pan llevan, si bien no es usual, el nombre de «siringa».

La pobre ninfa ha dejado sus huellas en otra forma de música. Los pájaros cantores tienen una región especial para producir sus cantos. Esta región se llama «siringe».

Menos musicales son esos tubos por los que discurre el agua de un depósito o a través de los cuales se lleva el agua al depósito, que asimismo reciben el nombre de «siringas».

Otro caso de una ninfa huyendo de un dios es el de
Dafne
, que fue perseguida por Apolo y que sólo consiguió escapar transformándose en laurel. El género de plantas al cual pertenece el laurel es el «Dafne», según los botánicos.

Los primeros cristianos consideraron muy inmorales a Pan y otros espíritus del campo, por lo que empezaron a representar al demonio con la figura de Pan. La moderna figura del demonio, con sus cuernos, sus pezuñas y su rabo, es precisamente el pobre Pan convertido en malvado.

Los romanos contaban con un dios de naturaleza similar,
Fauno
, que lo identificaron con Pan. Fauno era especialmente un dios de la vida animal, y tenía una hermana llamada
Flora
, que era la diosa de las flores y de la vida vegetal. Estos nombres se aplican actualmente a la vida animal y vegetal, y los biólogos hablarán de «fauna» (vida animal) y «flora» (vida vegetal) de una región determinada. Flora también fue el nombre que se dio al octavo planetoide descubierto.

La diosa romana de los árboles frutales en concreto, era
Pomona
, y por ello, la palabra latina
pomum
significa «fruto». De esta palabra, se deriva el «pomo», fruto jugoso y fresco parecido a la manzana. También tenemos «pomada», que es una especie de ungüento, uno de cuyos ingredientes es la poma o manzana, aunque luego el nombre se ha generalizado para indicar toda clase de ungüentos.

Otro ejemplo de diosa secundaria es
Iris
, quien, al igual que Hermes, aunque a un nivel inferior, servía de mensajera de los dioses. Estaba especializada en llevar mensajes de los dioses a los seres humanos, y para cumplir esta tarea, tenía que descender frecuentemente del cielo hasta la Tierra. La escalera que lógicamente utilizaba era el arco iris, y éste es el nombre que ha perdurado de este espectro solar.

Lo más notable del arco iris es el juego de colores, por lo que «iris» se utiliza para señalar muchos otros objetos de colores. Por ejemplo, los ojos humanos, como sabemos, tienen diferentes colores. En 1721, un naturalista danés, Jakob Benignus Winslow, puso el nombre de iris a la parte coloreada del ojo, nombre que ha perdurado. También se aplica en algunos idiomas al gladiolo, planta de grandes flores, que se presenta en diversidad de colores.

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