Card retorna, con el mismo estilo, temática y fuerza narrativa, al Ender de la Escuela de Batalla, donde el mayor líder de la humanidad se entrena para derrotar a los insectores. Novela paralela y complementaria, Card amplía aquí la extraordinaria fuerza de la emotiva saga de Ender, ilumina los acontecimientos narrados en El juego de Ender con el punto de vista de Bean -un niñito llamado a ser lugarteniente de Ender y, en definitiva, un ser tan excepcional como su líder- y refuerza el incuestionable atractivo del mito que constituye la poderosa conclusión de El juego de Ender.
Ender no era el único niño en la Escuela de Batalla, sólo el mejor entre los mejores. Bean, un ser prácticamente tan superdotado como Ender, verá en éste a un rival, pero también a un líder irrepetible, con su prodigiosa inteligencia obtenida por manipulación genética, Bean ve y deduce incluso lo ue Ender no llega a conocer. Lugarteniente, amigo, tal vez posible suplente, Bean nos muestra el trasfondo de lo que ocurría en la Escuela de Batalla y que, tal vez, el mismo Ender nunca llegó a saber..
Orson Scott Card
La sombra de Ender
Saga de la sombra / 1
ePUB v1.0
Lecram01.03.12
Título original:
Ender´s Shadow
Año de publicación 1999
A Dick y Hazie Brown
en cuyo hogar nadie pasa hambre y en cuyos corazones nadie es extraño
Poco voy a decir en esta presentación sobre LA SOMBRA DE ENDER. El mismo Orson Scott Card comenta, pocas páginas más adelante, las razones y los porqués de esta novela que retorna al mito inicial de la formación de un líder militar en la Escuela de Batalla, donde los futuros estrategas de la humanidad reciben el entrenamiento preciso para su lucha contra, los insectores.
EL JUEGO DE ENDER es ya un éxito indiscutible en la historia de la ciencia ficción de todos los tiempos. Tras el (para algunos) inesperado éxito de esa novela, la serie que unas veces se llama la saga de Ender y otras el cuarteto de Ender ha alcanzado otras cotas de éxito y maestría narrativa, aunque tal vez no haya logrado el extraordinario éxito popular con que fue saludada la primera entrega de la serie. LA VOZ DE LOS MUERTOS era una obra muy seria que ya no iba dirigida al público adolescente que tanto había gozado con EL JUEGO DE ENDER y contribuido a su éxito. Más tarde, ENDER, EL XENOCIDA e HIJOS DE LA MENTE («de la mente de Ender», deberíamos decir) utilizaban a este personaje para narrar otra historia tal vez distinta y de un alcance mucho más filosófico.
En esta ocasión Card se atreve con algo nuevo e inesperado: una novela paralela a EL JUEGO DE ENDER. Una novela, que puede leerse con el referente de esa obra ya mítica en la historia de la ciencia ficción, o completamente al margen de ella. Un aficionado y especialista en ciencia ficción como Steven H. Silver comenta con gran acierto:
Otra decisión inteligente de Card al escribir LA SOMBRA DE ENDER reside en el hecho de que la novela se mantiene por sí sola. Aunque el lector gana una mayor profundidad si ha leído EL JUEGO DE ENDER, conocer ese libro anterior no es necesario (y puede resultar, en algún aspecto, incluso perjudicial) para disfrutar LA SOMBRA DE ENDER.
Con LA SOMBRA DE ENDER, Card retorna, con el mismo estilo, temática y fuerza narrativa, al Ender de la Escuela de Batalla, donde el mayor líder de la humanidad se entrena para derrotar a los inyectores. Novela paralela y complementaria, Card amplía aquí la extraordinaria fuerza de la emotiva saga de Ender; ilumina los acontecimientos narrados en EL JUEGO DE ENDER con el punto de vista de Bean, un niñito llamado a ser el lugarteniente de Ender y, en definitiva, un ser tan excepcional como su líder; y refuerza el incuestionable atractivo del mito que constituye la poderosa, conclusión de EL JUEGO DE ENDER.
Ender no era el único niño en la Escuela de Batalla, sólo el mejor entre los mejores. Bean, un ser prácticamente tan superdotado como Ender, verá en éste a un rival pero también a un líder irrepetible. Con su prodigiosa inteligencia obtenida por manipulación genética, Bean ve y deduce incluso lo que Ender no llega a conocer. Lugarteniente, amigo, tal vez posible suplente, Bean nos muestra el trasfondo de lo que ocurría en la Escuela de Batalla y que, tal vez, el mismo Ender nunca llegó a saber.
La opción de Card es arriesgada y sólo un gran maestro de la narrativa como él podía superar con éxito las dificultades que su propio intento le plantea. Posiblemente la mayor de esas dificultades es que el personaje Bean no se «coma» al personaje Ender. Debo decir que, en mi opinión, Bean resulta un personaje de una fuerza manifiesta, por lo que el peligro era evidente. Por fortuna, aun mostrándonos el grandísimo interés de un personaje como Bean, Card es capaz de mantener a Ender en el lugar de excepción que le corresponde en la historia de la saga. Tal vez el tratamiento será distinto cuando Ender no esté presente en la novela, como muy posiblemente ocurrirá en la próxima entrega de esta nueva serie que, prevista su aparición en inglés en enero de 2001, va a titularse LA SOMBRA DEL HEGEMÓN. Espero poder ofrecerla pronto en NOVA.
Y nada más, lean a Card, conozcan sus intenciones y, sobre todo rememoren tiempos pasados y la gozada que fue la lectura de EL JUEGO DE ENDER. Hoy en día, por desgracia, ya no quedan muchas posibilidades de leer novelas como ésta. Disfrútenla.
No obstante, antes de terminar, permítanme una herejía: LA SOMBRA DE ENDER me parece mejor que EL JUEGO DE ENDER. Las razones son varias y, aunque, personalmente, suelen gustarme más los segundones como Bean que los líderes como Ender, la razón definitiva es que Card es hoy un narrador mucho más experto que hace quince años. Entonces podía decirse que tenía intuición, hoy domina el arte narrativo como pocos en la ciencia ficción mundial. Y aunque yo también soy un lector bastante más cuidadoso y exigente que hace años (esto de hacer de «editor» acaba dejando huella y, tal vez, imprime carácter...), no dejo de maravillarme por la forma como Scott ha construido esta trama, y la ha ligado a la de EL JUEGO DE ENDER, al tiempo que creaba un personaje como Bean llamado a un futuro brillante. Posiblemente soy capaz de reconocer muchos de sus «trucos» (o si lo prefieren, habilidades) de narrador, pero no me importa: son esenciales en la novela y me «meten» en ella de forma inevitable. Todos sabemos que Alfred Hitchcock era un genio en el uso del lenguaje cinematográfico y, aunque sus películas estuvieran plagadas de «trucos» narrativos cinematográficos, reconocemos su maestría. A ese nivel llega Card en LA SOMBRA DE ENDER. Más sencilla que LA VOZ DE LOS MUERTOS, esta última novela me parece incluso mucho más poderosa que EL JUEGO DE ENDER, y está llamada a repetir su éxito. El tiempo me dará la razón, estoy seguro.
En cualquier caso, estoy impaciente para saber más cosas de Bean. Un genio del calibre de Ender pero, afortunadamente, libre de tener que ejercer como líder. La espera, hasta enero de 2001, de LA SOMBRA DEL HEGEMÓN se me va a hacer dura. Lo sé.
Mientras tanto, siempre nos quedarán tanto París como el juego y la sombra de Ender. Lo cual no es poco.
MIQUEL BARCELÓ
Estrictamente hablando, este libro no es una secuela, porque empieza y termina más o menos en el mismo punto cronológico que
El juego de Ender
. De hecho, es la narración de la misma historia, desde el punto de vista de otro personaje, por lo que ambas comparten personajes y escenarios. Resulta difícil hallar un término que la defina. ¿Se trata de una novela compañera? ¿Una novela paralela? Quizás un «paralaje», si se me permite aplicar un término científico a la literatura.
En principio, esta novela va destinada tanto a quienes nunca hayan leído
El juego de Ender
como a aquellos que hayan visitado esa obra varias veces. Como no es una segunda parte, no hay ninguna información de
El juego de Ender
necesaria para comprender este libro que no aparezca aquí. Sin embargo, si he conseguido mi objetivo literario, los dos libros se complementarán y se ayudarán mutuamente. No importa cuál lea usted primero, la otra novela debe seguir funcionando por mérito propio.
Durante muchos años, he observado con agradecimiento que
El juego de Ender
crecía en popularidad, sobre todo entre los lectores en edad escolar.
Aunque nunca pretendí que fuera una novela juvenil, ha sido recibida con entusiasmo por muchos jóvenes y otros tantos profesores que han encontrado la manera de usar el libro en sus clases.
Nunca me ha sorprendido que sus continuaciones (
La voz de los muertos
,
Ender el Xenocida
, e
Hijos de la mente
) no atrajeran tanto a los jóvenes lectores. El motivo obvio es que
El juego de Ender
se centra en torno a un niño, mientras que las secuelas lo hacen en torno a adultos: quizás más importante,
El juego de Ender
es, al menos en apariencia, una novela heroica y aventurera, mientras que las continuaciones plantean un tipo de historia completamente distinta, de ritmo más lento y contemplativo, centrada en las ideas, además de abordar temas de importancia menos inmediata para los intereses juveniles.
Sin embargo, recientemente me he dado cuenta de que los tres mil años que median entre
El juego de Ender
y sus continuaciones dejan espacio de sobra para otras secuelas que guarden una relación más estrecha con el original. De hecho, en cierto sentido
El juego de Ender
carece de secuelas, pues los otros tres libros forman una historia continua en sí mismos.
Durante algún tiempo consideré la idea de abrir el universo de
El juego de Ender
a otros escritores, y llegué a invitar a un autor cuya obra admiro, Neal Shusterman, para que colaborara conmigo en la creación de novelas sobre los compañeros de Ender Wiggin en la Escuela de Batalla.
Al comentar el tema, llegamos a la conclusión de que el personaje más evidente para empezar era Bean, el niño-soldado a quien Ender trataba como a él lo habían tratado sus maestros adultos.
Y en ese momento sucedió algo. Cuanto más hablábamos, más envidia me producía el hecho de que Neal fuera a escribir ese libro, y no yo, hasta que por fin comprendí que, lejos de acabar escribiendo sobre «chicos en el espacio», como cínicamente describía el proyecto, cada vez tenía más que decir, pues había aprendido unas cuantas cosas en los años que habían transcurrido desde la primera aparición de
El juego de Ender
en 1985. Y así, aunque aún espero que Neal y yo trabajemos juntos en algún proyecto, retiré rápidamente la propuesta.
Pronto descubrí que contar la misma historia de forma distinta es más difícil de lo que parece, sobre todo porque, a pesar de variar el punto de vista, el autor era el mismo, con las mismas creencias de base sobre el mundo. Me ayudó el hecho de que a lo largo de mi carrera había aprendido algunas estrategias, y podía incluir en el proyecto distintas preocupaciones y una mayor capacidad de comprensión. Ambos libros provienen de la misma mente, pero no igual: se basan en los mismos recuerdos de la infancia, pero desde una perspectiva distinta. Para el lector, el paralaje se crea por Ender y Bean, separados a medida que viven los mismos acontecimientos. Para el escritor, el paralaje fue creado por una docena de años en los que mis hijos crecieron, y nacieron los más pequeños, y el mundo cambió a mi alrededor, y yo aprendí unas cuantas cosas sobre la naturaleza humana y sobre el arte que antes ignoraba.