Quizá lo más importante de esta breve frase no esté constituido tanto por su tono nostálgico como por la afirmación de principios que la misma contiene. Se podría decir que la visión formal del cuento expresada por Ashley tiene mucho que ver con las teorías de Poe sobre el mismo asunto. En todo caso, delata una preocupación teórica por la forma, que las más de las veces no ha tenido el tratamiento adecuado por parte de los cultivadores de la ciencia-ficción.
Un largo catálogo de títulos
Sería una tarea agotadora hacer un catálogo de los títulos publicados en Norteamérica hasta la crisis, localizada en 1956. Baste como dato señalar que en esta fecha todavía circulan en EE. UU. catorce revistas, de publicación periódica, dedicadas al tema. Citaremos alguna de las más importantes:
Astounding SF
,
Galaxy
,
Magazine of Fantasy and Sciencefiction
,
Science Fiction Storíes
,
Infinity
,
Fantastic
, etc..
Y en esta relación no están incluidas las revistas nacidas y muertas durante el período considerado, ni las novelas o selecciones de cuentos publicados en volumen, ni los acercamientos teóricos al tema efectuados desde medios de expresión tales como periódicos y libros.
La sensación, dado el panorama descripto, es que Norteamérica entera estaba volcada sobre el género; sin embargo, seguía siendo un género marginal que se desarrollaba y crecía paralelamente a otros géneros cuyos títulos alcanzaban tiradas inferiores, pero que contaban con el apoyo crítico del que carecía la ciencia-ficción.
Sin duda también el tipo de lector que se acercaba a este género estaba constituido por un público que no leía otra clase de literatura o que combinaba la ciencia-ficción con otros géneros marginales. El acercamiento de intelectuales prestigiados a este nuevo fenómeno narrativo fue sin duda tardío y su atención se focalizó en unos pocos autores que, en el desarrollo de aquella temática que le es propia a la ciencia-ficción, consiguieron una calidad literaria o perfección formal que hacían atractiva su lectura.
Autores principales
La nómina de autores norteamericanos de ciencia-ficción que se revelaron durante esta época ocuparía más páginas de las que le han sido concedidas a esta introducción. De manera que citaremos a continuación los más importantes; los que han constituido la columna vertebral del género hasta la crisis. Como toda selección, además de parcial, será inevitablemente algo arbitraria, pero este es un riesgo inevitable cuando hay que elegir y ahora nos encontramos en la situación de elegir.
•
Isaac Asimov
, nacido en 1920. Ha publicado numerosas obras de divulgación científica traducidas a varias lenguas. En ellas, con un lenguaje sugestivo y accesible a gran cantidad de lectores, ha planteado algunos interrogantes científicos de indudable valor especulativo. En el terreno de la ciencia-ficción sus obras más conocidas son:
Yo, robot
;
Fundación
;
Fundación e Imperio
;
Segunda Fundación
. En esta trilogía plantea uno de los temas más apasionantes de ciencia-ficción, referido a un futuro lejano con un encadenamiento lógico que atrapa al lector.
•
Ray Bradbury
, nacido en 1920. Se trata de uno de los autores que han alcanzado mayor fama universal. Sus
Crónicas marcianas
han conocido numerosas ediciones en diversos países. Quizá su novela más conocida sea
Fahrenheit-451,
llevada al cine con acierto por Francois Truffaut, y que narra con pesimismo las incidencias de una sociedad futura donde el control individual de las personas alcanza límites de terror. En esa sociedad están prohibidos los libros; el título alude a los grados de la escala Fahrenheit a que arde el papel y con él la letra impresa.
•
Alfred Elton van Vogt
, nacido en 1912. Ha recorrido a través de su extensa obra casi todos los temas relacionados con la ciencia-ficción. Citaremos
El mundo de los No-A,
que tiene el mérito casi imposible de imaginar un futuro utópico en el que las leyes de la percepción y las formas de pensamiento tradicionales han sufrido cambios tan importantes y espectaculares como los objetos externos o la ambientación general del nuevo Mundo.
•
Robert Anson Heinlein
, nacido en 1912. Se trata de uno de los autores de ciencia-ficción que con más acierto ha tratado el tema de los viajes a través del tiempo. Este ir desde el presente hacia el pasado o el futuro implica siempre la existencia de atractivas paradojas que bien manipuladas constituyen aciertos narrativos tan sugerentes como los que Heinlein logra en
La puerta del tiempo
.
•
Henry Kuttner
, nacido en 1914. Su novela
Mutante
constituye un modelo en el tratamiento literario de las posibles mutaciones humanas en un futuro posible.
•
Clifford D. Simak
, nacido en 1904. Al igual que Kuttner, tiene entre su extensa obra una novela,
Anillo en torno al sol
, donde se trata de forma maestra el problema de las alteraciones genéticas del organismo humano en un medio diferente al actual.
En fin, la lista podría multiplicarse ocupando más páginas de las que disponemos si no nos conformamos con citar de pasada algunos otros nombres importantes: James Blish, Jack Vance, Hal Clement, Theodore Sturgeon, Fritz Leiber, Frederick Pohl, Poul Anderson, etc..
Contenidos temáticos
En el breve repaso del apartado anterior ya hemos seleccionado desordenadamente alguno de los temas principales de la ciencia-ficción, tales como la paradoja espacio-temporal (Heinlein), las mutaciones orgánicas del ser humano (Simak y Kuttner), el enfrentamiento con sistemas filosóficos y formas de razonar desconocidos (van Vogt), la utopía política de carácter pesimista (Bradbury), o el mundo de los robots (Asimov).
Intentaremos proceder ahora con más orden para facilitar un esquema de aquellos contenidos temáticos que con más asiduidad trataron los escritores de ciencia-ficción de la primera época.
Según acudamos a uno u otro crítico o estudioso del género, el número de temas se reduce o se amplía de forma sorprendente. Esto no es más que el resultado de la utilización de términos más o menos generales. Así, por ejemplo, el término «técnica» puede abarcar dentro de sí una temática que incluya desde los robots hasta las naves espaciales.
Nosotros optaremos por una clasificación de ese tipo dejando a la inteligencia del lector la creación de subdivisiones que completen el cuadro. Y nos parece que de entre aquellas que cumplen la labor de síntesis a que aludíamos de forma más precisa está la de J. Ignacio Ferreras, contenida en su obra La
novela de ciencia-ficción
.
Según Ferreras, que antes de dar su opinión hace algunas consideraciones sobre la selección del crítico francés Jean Cattegno, así como las del inglés Ray Amis, los tres apartados que incluirían dentro de sí todas las posibilidades temáticas de este género son las siguientes:
—Ciencias y técnica.
—Extraterrestres y mundos paralelos.
—La conquista del tiempo.
Para la ampliación de cada uno de estos apartados remitimos al lector a la obra ya citada de Ferreras. Su trabajo tiene además el mérito de haber abordado (por primera vez seguramente en castellano) un catálogo de obras y autores muy completo.
La ciencia-ficción en EE. UU. a partir de 1956
Las razones de una crisis
La crisis de la ciencia ficción en la década de los 50 no significa necesariamente un hundimiento del género, sino más bien la existencia de un cambio muy marcado debido a factores de naturaleza distinta. Se trata, pues, de un momento de reflexión o de ajuste de las nuevas necesidades sociales, que dará lugar finalmente a un renacer del género si bien con algunas características algo diferentes a las de la etapa anterior.
—Razones de orden económico y social.
—Razones de orden científico.
Razones de orden económico y social
El soporte del género en EE. UU. durante la primera época había estado constituido sin duda alguna por las numerosas revistas especializadas, algunas de gran calidad, que se editaban en aquel país. El auge de las colecciones de bolsillo, por una parte, y el hecho de que los escritores más famosos de ciencia-ficción fueran reclamados por otros medios (cine, televisión, revistas generales como
Playboy
) con contratos que las primeras no podían ofrecer fue definitivo y colocó en una situación difícil a estas revistas.
Para enfrentarse a la competencia de las ediciones de bolsillo algunas revistas cambiaron de formato, lo que significaba modificaciones importantes tanto en la infraestructura editorial como en los medios de distribución utilizados hasta el momento. Otras revistas, como ya ha quedado dicho, optaron por la fácil solución de ofrecer al lector relatos con «garra», aun cuando su temática se relacionara con el género de forma marginal.
Es de destacar el papel casi heroico que en esta época de cambio jugaron revistas tales como
If
,
Analog
,
The Magazine
of Fantasy and Science-fiction
, y
Galaxy
, en las que algunos autores nuevos o menos nuevos se enfrentaron con el reto que todo cambio impone en la búsqueda de nuevos temas y nuevas fórmulas narrativas que devolvieran a la ciencia-ficción su anterior esplendor.
Razones de orden científico
El
Sputnik I
fue el primero de una serie de satélites lanzados por la URSS al espacio. El hecho sucedía en 1957, cuando todavía no se habían elaborado las consecuencias de la era atómica iniciada con la segunda guerra mundial (1939-1945). Comenzaban a cumplirse algunas de las predicciones lanzadas al público desde la narrativa de ciencia-ficción.
A partir de este suceso (el lanzamiento del primer
Sputnik
) comenzó entre americanos y rusos una carrera espacial que todavía no ha terminado. El avance de los inventos tecnológicos (soporte importante del género) transcurre a una velocidad tal, que la puesta al día es complicada para los propios científicos, cuya especialización creciente limita cada día más su campo de estudio. Llegará un día, como dice John Ziman en
La credibilidad de la ciencia
, en que el modelo ideal de científico sea aquel que sepa todo sobre nada. (Un buen tema para un cuento de ciencia-ficción.)
Los avances de la informática
En otros terrenos es preciso hacer notar los avances espectaculares de la informática, cuya aplicación práctica en todos los campos va a producir en el entramado social transformaciones mucho más profundas que las que supusieron la aparición de la máquina en la Revolución Industrial.
Si aquella época se caracterizaba por el
automatismo
, ésta se caracterizará por la
automación
. La máquina substituyó el trabajo muscular del hombre; el ordenador tiende a substituir su actividad mental.
Y cómo no hablar también de la
ingeniería genética
, rama de la medicina con alguno de cuyos descubrimientos se ha llegado a substituir la función primera del útero materno (los bebés-probetas) y se han reproducido un número de individuos (ratones) de características exactamente iguales, como si dispusiéramos ya de una fotocopiadora capaz de reproducir seres vivos. (Véase a propósito de esto último el cuento de Sturgeon titulado
Cuando hay interés, cuando hay amor
.)
Todos estos descubrimientos, y las consecuencias de todo orden que su aparición implica en las sociedades modernas, han sido presentidos con frecuencia por la literatura de ciencia-ficción. Pero su aparición real no deja de suponer un reto para estos novelistas cuya función ha sido ir siempre más allá de los límites reales para darnos una visión de la sociedad futura, que desaparecerá, si no es capaz de adaptarse a las profundas transformaciones de los rápidos avances tecnológicos.
El renacimiento de la ciencia-ficción en EE. UU.
Tras los años de crisis, cuyas causas hemos esbozado en el apartado anterior, se produce hacia 1966 un renacimiento del género, que se caracteriza por una mayor audacia en los planteamientos narrativos, así como por una imaginación desbordante en el tratamiento de los nuevos temas abordados por la ciencia-ficción.
También en esta época se produce el acercamiento al género de un tipo de lector culto que hasta entonces había permanecido alejado de él por considerarlo como una degradación de la Literatura con mayúscula. Este acercamiento permitió rescatar y valorar las obras importantes de la primera época, cuyas sucesivas reediciones en numerosas lenguas no han cesado de producirse.
Entre los autores que contribuyen a este renacimiento, citaremos a Samuel Delany, Philip J. Farmer, Harlan Ellison, Roger Zelany, y Philip K. Dick.
Y como dato que muestra el creciente interés del público por el tema no podemos dejar de anotar el éxito que tuvo la exposición internacional de ciencia-ficción realizada en Berna en 1967 y en París al año siguiente.
Otras áreas de cultivo
Si bien Norteamérica es el país donde mayor desarrollo alcanza la ciencia-ficción, creando en cierto modo las pautas por las que habrán de regirse aquellas áreas que cuentan ya con una tradición en este género, no podemos olvidar que algunos de sus grandes autores contemporáneos proceden de Inglaterra y, en menor medida, de Rusia, siendo escasas las aportaciones de Francia, Italia, Alemania, etc..
Inglaterra
Con todo, podemos afirmar que es dentro del mundo anglosajón donde el cultivo de este género alcanza mayores proporciones tanto en cantidad como en calidad.
No es raro que hayamos citado a Inglaterra en segundo lugar. Se trata de un país pionero en la Revolución Industrial y muchos de sus autores de finales del siglo pasado y principios del XX se interesaron por la novela científica y la narrativa de anticipación. No olvidemos que hemos citado a H. G. Wells entre los principales precursores del género y que hasta el propio Conan Doyle, famosísimo autor de relatos policíacos, se sintió fuertemente atraído por él. Hay, pues, en Inglaterra una tradición que sólo necesita el empuje que le lleve a dar con las fórmulas narrativas adecuadas para producir la importante obra que nos ha dado en este terreno.
Se da además la circunstancia de que en esta área alguno de los autores que fueron ganados para el género provenían del campo de la literatura no marginal o habían conseguido gran reputación como filósofos o científicos. La aportación de ellos, pues, magnificó esta literatura muchas veces despreciada con títulos que hoy funcionan como clásicos en el mercado mundial. Citemos a alguno de ellos.