La formación de Inglaterra (7 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Historia

BOOK: La formación de Inglaterra
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Agustín no fue a Deira, la tierra de los jóvenes esclavos. En cambio, fue a Kent, la parte de Inglaterra más cercana al Continente y lugar donde, en todo caso, la situación parecía más promisoria.

Kent era la región donde habían desembarcado las primeras tribus germánicas. Estas la ocupaban ya desde hacía un siglo, por la época de la llegada de Agustín, y era a la sazón la parte más próspera de Inglaterra. Al oeste de Kent, los reinos sajones luchaban contra los galeses, y al norte de Kent los reinos anglos combatían contra los escotos. Kent, por el momento, gozaba de paz.

El primer rey de Kent que se destaca con relativa claridad Ethelberto
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, quien llegó al trono en 560. Era un pagano, pero no podía ignorar la existencia del cristianismo. Debía de haber esclavos britanos en el Reino, y algunos de éstos quizá fueran cristianos. Aquí y allá se encontraba misioneros celtas en Inglaterra.

Pero la Iglesia Céltica se hallaba en desventaja en Kent. De todas las partes de Inglaterra, era la más alejada de los centros célticos de Irlanda e Iona, y la más cercana a los centros romanos de Francia. En 584, Ethelberto se casó con una princesa franca, y ella era católica, Ethelberto le permitió practicar su religión y llevó sacerdotes al país. Siguió siendo pagano, pero, ciertamente, después de eso el cristianismo ya no podía ser algo extraño para él.

Luego, en 597, Agustín, el misionero del Sur, desembarcó en Kent con un grupo en el que habla cuarenta monjes. También llevaba consigo una carta del papa Gregorio dirigida a Ethelberto como «Rey de los Anglos». Este título fue usado, quizá, por influencia de los esclavos anglos que tanto habían impresionado al Papa. Sea como fuere, sentó el precedente para el hábito continental de hablar de la región como "Angle-land" [«tierra de los anglos»], de donde proviene la voz inglesa «England» [Inglaterra]. Si Gregorio hubiese visto esclavos de los reinos sajones, ¿llamaríamos hoy «Saxland» a la tierra de Shakespeare y Churchill?

Ethelberto recibió a los misioneros cortésmente, pero con cautela. AL principio, insistió en que Agustín predicase al aire libre, donde la posiblemente peligrosa magia cristiana se diluiría. Luego, puesto que no parecía tener malos efectos, permitió al grupo usar la iglesia que había estado a disposición de la reina de Kent y sus sacerdotes.

Agustín fundó un monasterio en la capital de Ethelberto, Canterbury. En 601, el papa Gregorio nombró e Agustín obispo y jefe de la iglesia en toda Inglaterra. Así, Agustín fue el primer «arzobispo de Canterbury», y desde entonces hasta hoy el arzobispo de Canterbury ha sido considerado el eclesiástico más importante de Inglaterra.

Finalmente, el mismo Ethelberto se convirtió. Este fue un hecho importante, pues el poder de Ethelberto se extendía más allá de Kent, a las regiones vecinas de Essex y Anglia Oriental. Bajo su protección, pues, Agustín pudo difundir sus doctrinas mucho más lejos. Cuando Agustín murió, en 607, la forma romana del cristianismo se había implantado firmemente en el sudeste de Inglaterra. Se nombraron obispos en Rochester, Kent Occidental y Londres, así como en Canterbury.

El largo reinado de Ethelberto (gobernó durante más de medio siglo, de 560 a 616) fue un período de estabilidad que contribuyó al progreso del cristianismo. Lo mismo el firme intento de Ethelberto de establecer una sociedad ordenada. Publicó un código escrito de leyes, por ejemplo, el primero que hubo en Inglaterra. El código fue útil porque brindó una serie cuidadosamente estipulada de multas por delitos que incluían hasta el asesinato. Esto reemplazó al azaroso sistema de la venganza, por el cual una persona perjudicada hacía todo el daño que podía, exponiéndose así a una nueva venganza y dando origen a las sangrientas querellas que hacen tanto mal a la estructura social de sociedades primitiva.

Fuera del dominio de Ethelberto, aun en el momento de su mayor amplitud, estaba el reino sajón de Wessex, al oeste, y los reinos anglos de Deira y Bernicia al norte. Deira (de donde provenían los jóvenes esclavos tan admirados por Gregorio) tuvo su primer gran rey en un jefe llamado Elli.

Elli llegó al poder alrededor de 560 y reinó con buenos resultados durante toda una generación. Bajo su gobierno, Deira ensanchó sus territorios. En 586 envió colonos que penetraron en las partes centrales de Gran Bretaña y formaron Mercia, que pronto se independizó de Deira.

En 593 murió Elli, y Ethelfrith, que entonces gobernaba Bernicia, rápidamente invadió Deira y se apoderó del Reino. Pero Elli tenía un hijo, llamado Eduino, quien logró salir de Deira a tiempo. Buscó refugio en el reino hermano de Anglia Oriental.

Ethelfrith fue un gobernante de éxito, que derrotó a los escotos y los galeses hábilmente, pero nunca pudo sentirse seguro mientras Eduino, el «rey legítimo» de Deira, permaneció en libertad.

Redwald, rey de Anglia Oriental, sufrió presiones por ambas partes. Eduino hizo lo que pudo para que le diese su apoyo a fin de avanzar hacia el Norte, mientras Ethelfrith le ofrecía sobornos y lanzaba amenazas para obligarlo a que le entregase a Eduino.

Mientras Ethelberto de Kent vivió, las cosas quedaron como estaban. Su influencia era pacífica y ejercía gran poder sobre Anglia Oriental. Pero en 616 Ethelberto murió y con él terminó la supremacía de Kent, que nunca volvería a tener.

El vacío dejado por la muerte de Ethelberto, al parecer, inspiró a Redwald ambiciosos sueños. De pronto sintió ansias de volar por sí solo y, mediante un audaz golpe, aprovechar la oportunidad, que acababa de presentarse, de obtener la supremacía sobre toda Inglaterra.

En cuanto a Ethelfrith, la muerte de Ethelberto le permitió desplazarse hacia el Sur, en 617.

Pero la suerte estaba contra él. Apelando a la velocidad y la sorpresa, se lanzó hacia el Sur con una pequeña fuerza, pero se encontró con Redwald, a punto de marchar hacia el Norte por su cuenta, y tuvo que enfrentarse con todo el ejército de Anglia Oriental.

Ethelfrith se percató de la superioridad numérica del enemigo demasiado tarde para una retirada segura. En vez de rendirse, presentó batalla a orillas del río Idle, que corría entre los dos reinos. Ganó Anglia Oriental, por supuesto, y Ethelfrith fue muerto.

La victoria de Anglia Oriental puso a Eduino en el trono de Deira y Bernicia, y los dos reinos permanecieron unidos en lo sucesivo. Como todo este doble reino estaba al norte del río Humber, fue llamado «Northumbria».

Si Redwald esperaba que su victoria haría de él el poder dominante de Inglaterra y Eduino sólo seria su títere, estaba equivocado: Eduino era un gobernante fuerte, como lo había sido su enemigo Ethelfrith. Derrotó a los galeses, extendió su dominio al oeste y, bajo su gobierno, Northumbria pronto llegó a ser el más vigoroso de todos los reinos de la Britania Germánica. (Este periodo de dominación de las naciones anglas después de la muerte de Ethelberto de Kent confirmó el hábito continental de hablar de la «tierra de los anglos» [Angleland] y le dio sentido. El nombre de «England» [Inglaterra] quedó establecido definitivamente esta vez.)

En 625, Eduino demostró la nueva importancia de Northumbria casándose con Ethelberga de Kent, hija del gran Ethelberto. Ethelberga era cristiana y llevó con ella a un anciano sacerdote, Paulino, quien había trabajado con Agustín en sus labores misionales en Kent. Nuevamente, presenciamos los esfuerzos de una reina cristiana para convertir a su marido pagano. (Entre los jefes germánicos, esto ocurrió muchas veces, en la primitiva historia cristiana; las doctrinas de la Iglesia, en un comienzo, tenían mucho más atractivo para las mujeres que para los hombres.)

Eduino fue convencido, no tanto, quizá, por los argumentos de su mujer y de Paulino, como por una serie de otros sucesos.

De los reinos sajones situados al sur, el menos deseoso de admitir la supremacía septentrional era Wessex. El gobernante de Wessex decidió demostrarlo concertando una conjura para asesinar a Eduino. Envió un embajador a Northumbria que, además del habitual discurso cortés llevaba consigo un puñal envenenado. Mientras pronunciaba su mensaje a Eduino, sacó el puñal y dio un salto Sólo la rápida acción de un funcionario de Northumbria que interpuso su cuerpo y perdió la vida, salvó a Eduino.

Naturalmente, Paulino inmediatamente afirmó que el dios de los cristianos le había salvado la vida para proteger a su reina cristiana. Eduino, impresionado, prometió convertirse si derrotaba a Wessex (con el cual, después del intento de asesinato, obviamente estaba en guerra) y volvía sano y salvo. Así ocurrió, y en 627 él y los nobles principales aceptaron la conversión.

El cristianismo en su forma romana, después de establecerse firmemente en el Sur, ahora se estableció el Norte. La capital de Eduino, York, donde fue bautizado, (y donde Septimio Severo y Constancio Cloro habían muerto siglos antes) fue convertida en sede de un obispado y Paulino fue su primer obispo. En todos los siglos siguientes, el arzobispo de York fue la segunda autoridad eclesiástica de Inglaterra, y sólo el arzobispo de Canterbury fue superior a él.

Ahora Eduino era el gobernante más poderoso que había tenido Inglaterra, y gobernaba el más extenso territorio. Lejos en el Norte, construyó un castillo en el Estuario de Forth para custodiar su frontera septentrional contra los escotos. Según la tradición, alrededor del castillo se formó una ciudad conocida luego como Edimburgo («la ciudad de Eduino»).

La segunda conquista romana

Pero no todo era color de rosa en Inglaterra. El cristianismo estaba implantado en el Norte y en el Sur, pero en el medio había una gran extensión pagana. Era Mercia, la antigua colonia de Deira que era ahora un poderoso reino independiente, bajo el gobierno de un demoníaco jefe llamado Penda.

Penda era un personaje curioso. Era un ardiente pagano y despreciaba al cristianismo; sin embargo, no hizo ningún esfuerzo para impedir que misioneros cristianos actuasen en su reino. AL parecer, pensaba que un verdadero hombre sería inmune al cristianismo y cualquiera que lo adoptase era un individuo sin carácter que no merecía ser salvado. Además, parecía gustar de las batallas por sí mismas y no hacía muchos esfuerzos para sacarles provecho haciendo conquistas. Matanzas ocasionales eran todo lo que necesitaba; nada más.

La conversión de Eduino al cristianismo le pareció una buena razón para una batalla. Penda había consolidado su dominio sobre Mercia en 686, un año después de esa conversión, e inició la guerra de inmediato. Tampoco vaciló en formar una alianza con un príncipe galés, Cadwallan.

Cadwallan era cristiano, pero también era galés y estaba ansioso por retribuir a Eduino y los northumbrios las derrotas que antes habían infligido a los galeses. Si para ello era menester aliarse con un pagano y un «sajón», esto era secundario. En cuanto a Penda, le complacía todo lo que aumentase la intensidad de una batalla.

En 632, Eduino fue acorralado en Hatfield, a cincuenta kilómetros al sur de York. Sufrió una gran derrota y fue muerto. Así llegó a su fin su reinado de quince años.

Con salvaje deleite, Cadwallan inició la devastación sistemática de Northumbria. Los males que aquejaron al país deben haber convencido a la población de que la conversión al cristianismo era un error y que los viejos dioses paganos los estaban castigando por su infidelidad. Paulino y su gente tuvieron que huir de York, y toda Northumbria volvió al paganismo borrando seis años de cristianismo.

Pero ahora el péndulo osciló nuevamente. Cuando Ethelfrith usurpó el reino de Elli, el hijo de éste, Eduino, había buscado refugio en el sur. Cuando Eduino recuperó el reino, los hijos de Ethelfrith buscaron refugio en el norte.

Uno de esos hijos, Osvaldo, se había convertido al cristianismo; pero en el norte, era el cristianismo céltico el que predominaba, gracias a la labor de Columba. Osvaldo se convirtió en un sincero cristiano céltico y hasta pasó unos años en Iona.

En la confusión que siguió a la muerte de Eduino, Osvaldo retornó a Northumbria y, en 633, logró matar a Cadwallan en una batalla.

(Cadwallan fue el último jefe britano que emprendió una ofensiva contra los sajones. Durante los siglos posteriores, los galeses mantendrían con éxito la resistencia y habría momentos en que parecían a punto de lograr su independencia para siempre; pero su posición fue puramente defensiva desde la muerte de Cadwallan hasta las últimas guerras galesas importantes de siete siglos más tarde.)

Bajo Osvaldo, parecieron volver los días de Eduino. Hasta el cristianismo volvió, aunque en su versión céltica. Osvaldo se alió con Wessex, casándose con una hija de su rey, y por un momento pareció tan poderoso como lo había sido Eduino.

Pero Penda aún estaba vivo, gobernando sobre Mercia. Nuevamente se preparó para la guerra y para una estimulante batalla, y la historia se repitió. En una batalla entre mercianos y northumbrios librada en 641, Northumbria fue nuevamente derrotada y su rey muerto.

Pero la historia siguió repitiéndose. Osvaldo tenia un hermano, Oswiu, que se apoderó del trono de Northumbria y, para hacer más aceptable su posición, se casó con une hija de Eduino. De este modo, aperaba unir a las casas gobernantes de Deira y Bernicia, y eliminar la perpetua amenaza de guerra civil en Northumbria. Hasta permitió que la mitad meridional de sus dominios, Deira, fuese gobernada, como un virrey, por Oswine, príncipe de la casa de Eduino.

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