La formación de América del Norte (3 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Historia

BOOK: La formación de América del Norte
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Desde las cumbres montañosas de la Islandia noroccidental, se podía divisar oscuramente una tierra en el horizonte, al Noroeste, y en esa parte de la isla vivió, a fines del siglo X, un tal Eric Thorvaidsson. Generalmente se lo llama Eric el Rojo, por el color de su cabello.

En 982 Eric fue exiliado por algún delito, y decidió aprovechar el período de tres años de proscripción que se le había impuesto para explorar el Oeste. Finalmente llegó a esa isla distante, pero halló la costa obstruida por hielos que impedían el desembarco. Siguió la costa hacia el Sur hasta llegar a un cabo que pudo bordear, y luego prosiguió por la costa occidental hacia el Norte. Esta costa sudoccidental era menos helada, y Eric la juzgó capaz de sustentar una colonia.

En 985 Eric volvió a Islandia y reclutó colonos para la nueva tierra. Para conseguirlo exageró escandalosamente sus cualidades, hasta el punto de llamarla «Groenlandia» («tierra verde»). En realidad, Groenlandia, la isla más grande del mundo, es un enorme páramo, cubierto casi totalmente por un inmenso glaciar de kilómetros de profundidad. Es una de las reliquias de la Edad del Hielo, y sólo la Antártida es más desolada. Por otro lado, el clima septentrional era un poco más suave hace mil anos que ahora, y el extremo costero del sudoeste de Groenlandia tal vez no fuese mucho peor que Islandia.

En todo caso, Eric halló voluntarios para establecerse en la nueva tierra, y en 986 se dirigió al Oeste con veinticinco barcos. Llegaron catorce, y se fundó una colonia en la costa occidental de la isla, cerca del extremo meridional.

La latitud de la colonia groenlandesa está, en realidad 320 kilómetros más al Sur que la de Islandia. Pero mientras que a Islandia llega el extremo de la cálida Corriente del Golfo, a Groenlandia llega la helada Corriente del Labrador. Sin embargo, los colonos vikingos se mantuvieron tenazmente allí por más de cuatro siglos. En su apogeo, alrededor del 1200, quizá hasta 3.000 vikingos habitaron la isla.

Mientras la colonia groenlandesa existió, sirvió de base para exploraciones efectuadas aun más al Oeste. Hacia el año 1000, un vikingo llamado Bjarne Herjulfson contó que, mientras navegaba de Islandia a Groenlandia, una tormenta lo arrastró más allá de la punta de Groenlandia, hacia el Oeste. Logró girar y retornar a Groenlandia, pero no antes de haber divisado tierra al oeste de Groenlandia.

Leif Ericson, hijo de Eric el Rojo, escuchó ese relato. Había visitado Noruega, donde se había convertido al cristianismo, y ahora estaba de vuelta en Groenlandia. El relato de Bjarne encendió su imaginación, de modo que le compró a éste su barco, reunió una tripulación de treinta y cinco hombres y se lanzó a explorar el Oeste.

Tocó tierra donde Bjarne dijo que él lo había hecho. Lo primero que encontró fue la árida costa del Labrador, pero siguió navegando hacia el Sur, en busca de un territorio más acogedor, y probablemente llegó al extremo septentrional de Terranova
[5]
.

Que Leif llegase al Labrador y a Terranova es muy fácil de creer. El gran misterio concerniente a su viaje de exploración (al menos tal como fue descrito en relatos posteriores) es el descubrimiento de una tierra donde crecían en profusión uvas silvestres. A esta región Leif la llamó «Vinland».

Es posible que el cuento de las vides fuese meramente un intento de hacer esa tierra más atractiva para posibles colonos (siguiendo el precedente creado por el padre de Leif, Eric el Rojo). O quizá fue un agregado posterior. Pero si el relato es literalmente verdadero, plantea dificultades, pues las vides silvestres no crecen tan al Norte como Terranova, ni es probable que creciesen allí hace mil años.

Algunos especulan con la posibilidad de que Leif encontrase realmente vides silvestres, lo cual significa que llegó muy al sur de Terranova, quizá hasta el actual Estado de Nueva Jersey. Esto parece improbable, pero es una creencia romántica, pues haría de Leif el primer europeo que navegó a lo largo de las costas de lo que es ahora Estados Unidos y quizá hizo pie en su suelo. Por ello, ha habido una asidua búsqueda de cualquier indicio de reliquias nórdicas en Nueva Inglaterra, por ejemplo. Pese a algunas pretensiones de éxito, no se han hallado reliquias que sean aceptables para los historiadores
[6]
.

Después de su viaje de exploración, Leif retornó a Groenlandia y no viajó más. Pero en 1002 un mercader islandés, Thorfinn Karlsefni, visitó Groenlandia y oyó los relatos de Leif, como éste había oído los de Bjarne.

Se encendió, a su vez, el entusiasmo de Thorfinn. Montó una expedición mucho mayor que la de Leif, con tres barcos y 160 hombres, más algunas mujeres y ganado. Efectuó un desembarco en Vinland (dondequiera que estuviese) y fundó una colonia que duró algunos años. Alrededor de 1007, según un relato, un niño vikingo llamado Snorri nació en Vinland. Si esto es verdad, Snorri sería el primer niño de origen europeo que nació en las Américas.

Pero a diferencia de Islandia y Groenlandia, Vinland no estaba deshabitada. Ya estaba poblada por gentes a las que los vikingos llamaban «skrellings», que, presumiblemente, eran indios. Los indios se mostraron hostiles, y esto impuso una barrera mayor para la colonización que todo el hielo de Groenlandia. Finalmente, los problemas internos y con los indios agotaron a los colonos de Vinland, y los supervivientes retornaron a Groenlandia.

Aunque los vikingos no fundaron ninguna colonia permanente en América del Norte, las tierras occidentales subsistieron en su conciencia durante algún tiempo. Los colonos groenlandeses parecen haber seguido efectuando viajes a las costas de Norteamérica para obtener madera (pues en Groenlandia no había árboles). Esos viajes quizá prosiguieron hasta una fecha tan tardía como 1350.

En cuanto a la misma colonia groenlandesa, siguió existiendo, pero siempre de un modo marginal. Apenas pudo mantenerse, y su existencia dependió de las comunicaciones constantes con Islandia y Noruega y de la constante afluencia de nuevos colonos.

En 1349, la peste negra, una gran pandemia que había devastado a Europa, llegó a Escandinavia e Islandia, y la economía se contrajo como en todas partes. El vínculo con Groenlandia se hizo más débil, y el último barco navegó de Noruega a Groenlandia en 1367. Además, la Tierra sufrió un ligero enfriamiento, y el clima de Groenlandia, ya malo de por sí, pasó por un empeoramiento que hizo la agricultura prácticamente imposible.

Como si no fuera suficiente, apareció también un enemigo humano…

Alrededor del 2500 a.C., la retirada de los glaciares dejó las regiones septentrionales de Norteamérica en su estado actual. Nuevos inmigrantes provenientes de Siberia franquearon el angosto estrecho entre Asia y América del Norte, que surgió nuevamente, y penetraron en las regiones, hasta entonces despobladas, que quedaron libres de los hielos. Esos nuevos inmigrantes, a quienes llamamos esquimales, están más claramente emparentados en su aspecto con los habitantes de Asia Oriental que los indios más meridionales.

Hacia el año 1 d.C., los esquimales habían desarrollado una notable capacidad para mantenerse en duras regiones polares, cazando focas y morsas y aprendiendo a protegerse contra el frío. Lograron colonizar las zonas costeras de las regiones polares. Se abrieron camino hacia el Oeste, y hacia el 1000 d.C. habían llegado a Groenlandia, en un punto situado al Norte de donde los vikingos habían fundado sus colonias. Gradualmente avanzaron hacia el Sur hasta chocar con las colonias vikingas. Su hostilidad agravó los problemas de los groenlandeses.

Alrededor de 1415 la colonia groenlandesa llegó a su fin, y el conocimiento de la tierra situada al oeste de Islandia pareció esfumarse de la conciencia europea
[7]
. ¿Fue así?

En 1965 se anunció que se había hallado un mapa basado en exploraciones nórdicas que tal vez estuvo a disposición de los sabios europeos en los años anteriores a las grandes exploraciones occidentales, que, finalmente, establecieron colonias europeas permanentes en las Américas.

El mapa muestra una isla situada al oeste de Islandia que tiene, indiscutiblemente, la forma de Groenlandia. Al oeste de Groenlandia se ve otra isla que representa a Vinland (por lo que es llamado el «Mapa de Vinland»). Vinland aparece como una isla con dos calas que podrían representar la parte meridional de la isla de Baffin, que se halla al oeste de Groenlandia, aproximadamente donde el mapa sitúa a Vinland.

Pero la isla de Baffin es tan mala como Groenlandia en lo que respecta al clima, y no puede haber sido Vinland. En realidad, muchos historiadores dudan de la autenticidad del mapa, y quizá sea más seguro suponer que los grandes viajes del siglo XV se llevaron a cabo sin conocimiento de las hazañas vikingas.

Los mongoles y los venecianos

En Europa occidental, al sur de Escandinavia, el conocimiento del mundo siguió decayendo mientras los vikingos se aventuraban profundamente en los mares polares. En parte, esa declinación fue causada por los estragos que acompañaron a la expansión vikinga, de modo que, mientras los vikingos se aventuraban por Groenlandia y Vinland, Europa occidental pasaba por su momento más oscuro y más retraído.

Pero luego ocurrieron sucesos que hicieron retroceder una vez más el horizonte. Los europeos occidentales se aventuraron por el Este, y sus ideas sobre la gran masa oriental de Asia se hicieron lentamente más claras.

En 1096 comenzaron las Cruzadas, una larga serie de guerras en las que los europeos occidentales (principalmente franceses) trataron de arrancar Palestina de las manos de los musulmanes, quienes la poseían desde hacía más de cuatro siglos. En conjunto, esas guerras no tuvieron éxito desde el punto de vista militar, pero familiarizaron a los europeos occidentales con el mar Mediterráneo, de un extremo al otro, y les brindaron la visión de una civilización, en Siria y el Cercano Oriente en general, que era más antigua y más avanzada que la suya.

Desde el siglo XII, pues, surgió en Europa un interés por el Este, concebido como una tierra de riquezas y comodidades, de especias y azúcar, de técnicas y artesanías avanzadas. Ese interés se iba a mantener y a hacerse cada vez más agudo durante siglos.

A mediados del siglo XIII, la marea de las invasiones, que se había volcado hacia el Este durante las Cruzadas, invirtió su dirección. Bajo Gengis Kan, las tribus mongólicas de Asia Central, que periódicamente se lanzaban sobre el Sur y el Oeste, contra las regiones civilizadas de China, el Cercano Oriente y Europa, efectuaron la mayor ofensiva nómada de la historia. En 1260 existía un vasto Imperio Mongol bajo el gobierno de Kublai Kan, nieto de Gengis Kan. Comprendía China, Asia Central, Persia, Irak y Rusia.

Por primera vez, la vasta extensión de tierra que había entre el mar Caspio y el Océano Pacífico estaba bajo un solo y eficiente gobierno. Fue posible viajar de un extremo a otro de Asia, unos diez mil kilómetros, con bastante seguridad, y algunos europeos lo hicieron.

Los más importantes de esos viajeros fueron dos hermanos, Niccolo y Matteo Polo, nativos de la gran ciudad comercial de Venecia y que tenían relaciones comerciales en la aún gran ciudad de Constantinopla (que, desde hacía unas décadas, estaba dominada económicamente por Venecia). En 1261 los hermanos marcharon al Este y llegaron hasta Pekín, que era la capital de Kublai Kan.

Volvieron en 1269 con un mensaje dirigido al Papa Clemente IV de Kublai, pidiendo el envío al Este de cien misioneros para que instruyeran en el cristianismo al pueblo de China. Lamentablemente, Clemente había muerto el año anterior y la elección del nuevo Papa tardó tres años, época por la cual el entusiasmo de Kublai había desaparecido.

En 1271 los hermanos entregaron el mensaje al nuevo papa, Gregorio X, y luego iniciaron otro viaje al Este, esta vez llevando a Marco, el hijo de diecisiete años de Niccolo. Sólo se pudo hallar a dos misioneros dispuestos a acompañarlos, y aun éstos no permanecieron con ellos por mucho tiempo. En 1275 estaban nuevamente en Pekín, sin representantes religiosos.

Los Polo estuvieron allí durante veinte años y se desenvolvieron muy bien. Marco, en particular, aprendió a hablar el mongol y demostró ser un hombre tan capaz que Kublai Kan le confió misiones en diversas partes de sus dominios. Marco tuvo ocasión de estudiar partes de Asia que ningún europeo había visto nunca, y allí adonde fue tomó abundantes notas.

Con el tiempo los Polo empezaron a pensar en el retorno. Kublai estaba envejeciendo y después de su muerte tal vez su sucesor estuviese menos favorablemente dispuesto hacia los europeos. Pero marcharse era difícil. Afortunadamente surgió un pretexto cuando los Polo recibieron un permiso para escoltar a una princesa mongol a Persia. Viajaron a Persia por mar, pasando por las costas de China e India, y así completaron su tarea. Cuando todavía estaban en camino recibieron la noticia de que Kublai había muerto, de modo que continuaron su marcha. En 1296 llegaron de vuelta a Italia.

En aquellos años Venecia estaba frecuentemente en guerra con Génova, otra ciudad comercial de Italia. En una batalla naval entre las dos ciudades, en 1298, Marco Polo, que combatía por su Venecia natal, fue capturado por los genoveses y mantenido en prisión durante unos meses.

En esos meses pasó el tiempo escribiendo un libro sobre los muchos años pasados en el Asia distante. Ese libro,
Los viajes de Marco Polo
, se hizo muy popular, como sucede siempre con las descripciones de viajes bien escritas, pero no todos los europeos creyeron sus relatos. No aceptaban la descripción que hacía Marco del tamaño de Asia, de su riqueza y de su avance. Lo llamaron burlonamente «Marco Millones», porque en todas sus estadísticas concernientes a Asia hablaba de millones.

Sin embargo, el libro de Marco Polo difería de todas las demás narraciones de viajes en la Edad Media en que era notablemente exacto. Decía la verdad, como descubrieron los europeos en siglos posteriores, cuando aprendieron a conocer mejor Asia
[8]
.

Fueran o no creídas, las historias de Marco Polo contribuyeron a reforzar la concepción popular europea de Asia como una tierra de fabulosa riqueza. Lograron intensificar aun más el interés de los europeos por el Este magnificente.

Por mar hacia Las Indias

El ascenso de Portugal

Había habido un pequeño comercio entre Europa y el Lejano Oriente durante siglos. La seda, por ejemplo, había llegado al Oeste; lo mismo las especias. Pero los artículos siempre habían sido transportados de una nación a otra, cada una de las cuales quería obtener sus propios beneficios.

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