Hollywood queer (25 page)

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Authors: Leandro Palencia

BOOK: Hollywood queer
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Un
drag queen
es alguien —sin atender al género o a la preferencia sexual— que hace conscientemente una representación consumada de la feminidad, casi siempre de una forma
glamourosa
y divertida, mezclando una actitud seria con un rápido ingenio. La intención del
drag
no es tanto suplantar a una mujer como superarla en feminidad. Hasta volverla perfectamente inverosímil, grotesca o incluso agresiva. Sus modelos son Gloria Swanson, Mae West, Bette Davis, Joan Crawford, Norma Shearer, Tallulah Bankhead, Maria Montez, Marilyn Monroe, Joan Collins o Cher. Divas de manierismos exagerados, artificiales y extravagantes que ofrecen un patrón femenino fácil de imitar. El
drag queen
ve lo femenino como una mascarada, una desnaturalización del género, una construcción independiente de lo biológico.

Actualmente está desapareciendo el
drag queen
de alto
camp.
Éste buscaba la caracterización, ser una perfecta imitación, en apariencia y cualidades, de quien deseaba encarnarse. Como los calcos de algunas de las anteriores divas en
Outrageous
(Richard Benner, 1977). Fueron muy populares durante los años cincuenta, quizá porque entonces simbolizaban la expresión en libertad del gay armarizado. Como éstos pueden ahora ser ellos mismos sin recurrir a ninguna proyección, han proliferado las
drag queens
de bajo
camp
o mascarada cómico-histérica, tipo
Las aventuras de Priscilla, reina del desierto
(Stephan Elliot, 1994). A pesar de ser una institución dentro de la cultura gay muchos activistas han criticado a los
drags
por reforzar estereotipos homofóbicos, como el del gay afeminado. Al igual que feministas y lesbianas han denunciado sus estereotipos misóginos.

Charles Pierce (1926-1999) prefería considerarse un "animador" más que una
drag queen
pero es considerado unánimemente la mejor junto a Divine. Sobre todo lo fue en
nightclubs
y vodeviles, donde el público siempre sabía que era un hombre personificando a una galería de divas, pues vestía de esmoquin y a veces usaba accesorios como un sombrero, una boa de plumas y un bolso de mano para eludir la legislación de varios estados de EE.UU. para los que era ilegal ir travestido. Entre sus creaciones más famosas está Doo-Dah Day, la hermana ficticia de Doris Day. Cuando Bette Davis la vio imitarla le dijo «Haces de mí mejor que yo». Pierce apareció en numerosas teleseries como "Fama" o "Starsky & Hutch" y en cine se le puede ver, por ejemplo, en
Rabbit Test
(Joan Rivers, 1978), sobre el primer hombre que se queda embarazado y en la que él hace de reina de Inglaterra. En
Trilogía de Nueva York
(Paul Bogart, 1988) Harvey Fierstein creó en su honor el papel de Bertha Venation.

Candy Darling (¿1946?-1974). Nacido James Lawrence Slatter representaba a divas hollywoodianas en pequeños papeles del cine
underground
como en
Flesh
(Paul Morrissey, 1968), cine que ya de por sí presentaba un desfile de narcisistas
drag queens.
Gracias a las películas de Andy Warhol alcanzó el estatus de icono pop. Lou Reed la cita en su famosa canción "Walk on the Wild Side".

RuPaul (1960) ha intervenido en pequeños papeles en
Crooklyn
(Spike Lee, 1993) o A
Wong Foo, gracias por todo, Julie Newmar
(Beeban Kidron, 1995). Sobre todo es célebre en los medios de comunicación estadounidenses. Es consciente de que como gay afroamericano la mayoría de sus compatriotas WASP se sienten poco amenazados cuando la ven vestida de mujer. Su lema es «Nacemos desnudos y el resto es
drag».
Y añade, «Nunca sentí que me vistiera como una mujer. Visto como una
drag queen
porque, ya saben, las mujeres no visten de la manera que yo lo hago. Es demasiado incómodo».

Desde finales del siglo XX es normal ver a las mujeres con la indumentaria de emblemas masculinos, como pantalones, chaquetas o corbatas. Una especie de "travestismo" de la

mujer que se ofrece para el deseo masculino. Pues curiosamente la mujer vestida de hombre nunca ha sido caricaturizada.

En el caso de la
drag king
se trata de la encarnación de un hombre. Pero no tanto disfrazándose de él —como harían las "marimachos", que no son otra cosa que mujeres masculinas— sino "actuando" como uno, caracterizarlo en forma de parodia. Los modelos masculinos a imitar son más difíciles de encontrar entre las estrellas masculinas —desde John Wayne a Mel Gibson-, ya que éstos suelen actuar de un modo más natural o real que lo que lo haría la figura de un macho sexista grosero y violento, lo que limita las representaciones
camp
de las
drag kings.
Estas comenzaron a surgir a mediados de los años ochenta, especialmente en San Francisco y Londres, en espectáculos de entretenimiento para lesbianas. Eran encarnados por estas mismas o por mujeres transexuales que se operaron para ser hombres. Como ocurre con las
drag queens
esta práctica
queer
de transgénero parece que también ha calado en la cultura heterosexual, como se puede comprobar en su aplicación a las artes, la moda o los medios de comunicación. Por ejemplo, recordar a Demi Moore con barba y atuendo
drag king
en la portada de la revista "Arena".

Como una especie de
pre-drag kings
cinematográficas nos encontramos vestidas de hombres y actuando como tales a Mary Pickford en
Little Lord Fauntleroy
(Alfred E. Green y Jack Pickford, 1921) o Sarah Bernhardt en
Le Duel d'Hamlet
(Clément Maurice, 1900). Al igual que estrellas como Marlene Dietrich en
Marruecos
(Josef von Stern-berg, 1930), Greta Garbo en
La reina Cristina de Suecia
(Rouben Mamoulian, 1933) o Katherine Herpburn en
La gran aventura de Silvia
(George Cukor, 1936) tuvieron sus momentos de travestismo, aunque en ellos continuaron siendo mujeres más que hombres: su atuendo las volvía en objeto sexual. Otras
drag kings
fueron Barbra Streisand en
Yentl
(Streisand, 1983), donde se hace pasar por un hombre para estudiar y en la escuela se enamora de un compañero cuya novia le pide a Yentl en matrimonio, Julie Andrews en
¿Víctor o Victoria?
(Blake Edwards, 1982) o Gwyneth Paltrow en
Shakespeare in Love
(John Madden, 1998), en la que el equívoco es intrascendente en lo público, y en lo privado apenas existió. O en otro orden de cosas, Linda Hunt haciendo de reportero masculino en
El año que vivimos peligrosamente
(Peter Weir, 1982) y que le valió un Oscar.

E
EDENS, ROGER

Rollins Edens

9 de noviembre de 1905 Hillsboro (EE.UU.) — 13 de julio de 1970 Los Ángeles (EE.UU.)

Su historia profesional se desarrolla detrás de las cámaras pero es de gran éxito porque sucede en una época de amplia homofobia. Según William J. Mann en "Behind the Scre-en: How Gays and Lesbians Shaped Hollywood, 1910-1969" (2001), Edens nunca ocultó que fuera gay, pero siguió manteniendo la fotografía de su ex esposa en el escritorio mientras que él convivía abiertamente con otro hombre. Mann también cuenta su relación con Frank Lysinger, un mensajero de Metro Goldwyn Mayer a quien Edens convirtió en
protégée.
A menudo cenaban con Lena Horne y el director musical Lenni Hayton, pareja que el jefe de los estudios Louis B. Mayer había prohibido que se citaran. Ella era negra y él blanco. Su colaboradora en la composición de canciones y amiga, Kay Thompson, describió a Edens como «un hombre encantador». Edens fue la persona creativa más importante de los musicales de la Metro desde finales de los años treinta a principios de los sesenta. Benjamín de ocho hermanos, sus padres ahorraron no muy convencidos para que fuera a la Universidad de Texas. Tras la graduación encuentra trabajo tocando el piano en un crucero. Un representante de Nueva York le escucha y ya en tierra le incorpora a una banda de jazz. Edens se lleva a Long Island a su madre viuda para que viva con él. Por esa época se cambia el nombre a Roger, quizá porque piensa que Rollins suena demasiado elegante para los borrachines ante los que actúa. Tras una serie de oficios similares, su carrera sufre un giro cuando le avisan que sustituya al pianista de Ethel Merman, quien acaba de sufrir un ataque al corazón antes de la segunda representación del musical "Girl Crazy" (George e Ira Gershwin, 1932). Merman, impresionada por su trabajo, le contrata para que sea su acompañante y arreglista en su próximo espectáculo. Cuando la fichan en Hollywood se lleva a Edens como director musical en el fastuoso
El chico millonario
(Roy Del Ruth, 1934). A Edens le sigue su esposa, a quien había conocido en el colegio. Su matrimonio se caracterizó por sus reiteradas separaciones dado que ella era comerciante de una casa de modas y debía viajar constantemente. Pocos amigos de Edens la vieron por Hollywood y finalmente se divorciaron. Arthur Freed, productor de la Metro, oye la audición de una cantante a la que Edens acompaña al piano e inmediatamente reconoce sus habilidades como compositor y arreglista. En 1935 le agrega como miembro destacado de su unidad creativa de musicales, a rebosar de talentos. Como muchos de ellos eran homosexuales era referida como "Freed's Fairies" (las hadas o "maricas" de Freed). Parte de ellos eran los compositores y letristas Cole Porter, Frede-rick Loewe, Robert Wright o Chet Forrest, los coreógrafos Robert Alton y Jack Cole, la figurinista Irene Sharaff, coreógrafos y directores como Charles Walters o Vincente Minnelli. Obviamente había también otros miembros tan heterosexuales como el propio Freed. Éste nunca se propuso reunir un equipo de artistas gays sino de unir gente idónea y reclutarlos allí donde los encontrara, sin atender a su identidad sexual. Freed aludía a su unidad como «Mi propio Camelote. Edens se convirtió en el corazón y el alma del mismo. Según la asistente de Freed, Lela Simone, éste «no se ocupaba personalmente de los detalles, ya que confiaba en Roger y sabía que éste haría el mejor trabajo». Pronto Edens sube al rango de productor asociado, algo insólito que lo alcanzara un músico. Se inicia con la elegía a los valores familiares que es
Meet Me in St. Louis
(Minnelli, 1944). Esta película creó un nuevo tipo de musicales al insistir en que «las canciones fueran parte del guión por sí mismas» y no una ocasional interrupción de la trama, tal como sucedía antes, por ejemplo, en los elaborados y extravagantes números de coros tipo Busby Berkeley.

Edens colaboró en más de cuarenta películas como compositor, director musical, productor o en una combinación de los tres cargos, y entre ellas sobresalen
El mago de Oz —
Victor Fleming, 1939 (su éxito hizo que la Metro se decidiera a apostar por los musicales)-, el maravilloso
Desfile de Pascua
(Walters, 1948),
Cantando bajo la lluvia
(Stanley Donen y Gene Kelly, 1952) o
Ha nacido una estrella
—George Cukor, 1954 (no acreditado porque la produjo Warner Brothers y él estaba bajo contrato exclusivo de la Metro)-. Entre sus composiciones destaca
"Think Pink"
para
Una cara con ángel
(Donen, 1957). Ganó tres Oscar por
Desfile de Pascua, Un día en Nueva York
—Stanley Donen, 1949 (primer musical ambientado en localizaciones reales)— y
Annie Get Your Gun
(George Sidney, 1950). A finales de los años cincuenta el género del musical declina y la unidad Freed se dispersa. Aún así, Edens continúa en el negocio como en
Helio, Dolly
(Gene Kelly, 1969) o ayudando a Katharine Hepburn en su musical teatral
"Coco"
(Alan Jay Lerner y André Previn, 1969). Edens tuvo una gran importancia en la carrera de Judy Garland. Ambos se conocieron en 1935, cuando Edens sustituyó al padre de ésta en una audición de ella para la Metro. Edens no sólo se convirtió en su mentor sino en su amigo y colaborador profesional por más de tres décadas. Para ella escribió en 1937 la canción que interpretó en el cumpleaños de Clark Gable ("You Made Me Love You"). Gustó tanto, que incluyeron a ambas en
Melodía de Broadway de 1938
(Del Ruth, 1937). Como dijo Loma Luft, hija de Garland, Edens enseñó a su madre cómo plasmar la emoción en sus actuaciones, sin él "posiblemente nunca habríamos tenido "Over the Rainbow", al menos en la forma que la recordamos".

EISENSTEIN, SERGUÉI MIJAÍLOVICH

23 de enero de 1898 en Riga, Lituania —11 de febrero de 1948 en Moscú, Rusia

Cineasta soviético. Eisenstein le confió a Marie Seton que «Mucha gente dice que soy homosexual. Nunca lo he sido y, si fuera cierto, se lo diría... aunque creo que debo tener cierta tendencia bisexual —como Zola y Balzac— de una manera intelectual» ¿Se refería sólo a la habilidad de estos escritores para penetrar tanto en la psique de los personajes femeninos como masculinos? Al menos su biógrafa en "Sergeï M. Einsenstein: A biography" (1960) aseguró que su preocupación por la homosexualidad era tan sólo de índole "intelectual". No deja de repetirse que Eisenstein siempre fue casto, explicando que el trato con una prostituta le causó miedo y repulsión al sexo. O que un psiquiatra le dijo que si satisfacía sus deseos homosexuales podría menoscabar su arte. Pero, según Ronald Bergan en "Sergei Eisenstein: una vida en conflicto" (2001), «Dada la objetiva sofisticación de Eisenstein en materia sexual, y dado su conocimiento de sí mismo, cuesta creer que una prostituta lo alejara del sexo heterosexual en general, o que de verdad creyera que la gratificación homosexual fuera a destruir su creatividad». Según Bergan, Eisenstein experimentó con mujeres al igual que con el sexo homosexual, sobre todo con jóvenes a cambio de dinero en sus estancias en Europa Occidental y México. En este país se sintió atraído por la «raza de piel bronceada» del indio mexicano, a quien consideraba hermafrodita. Sus diarios ofrecen poca información sobre sus relaciones amorosas o su vida afectiva en general, ya que solía utilizarlos como un medio para desarrollar sus ideas sobre el arte y la vida. Pero no así sus abundantes dibujos, muchos de ellos rayanos en la pornografía, en los que expresaba su vena masoquista y su fascinación morbosa por el martirio, sobre todo el de San Sebastián, tan extendido dentro de la iconografía homosexual. En uno de sus dibujos mexicanos se ve la cópula de dos hombres en torno a su autorretrato, al que un buitre le pica el pene (clara referencia a la fantasía de felación que Sigmund Freud encontró en Leonardo da Vinci). También su homosexualidad influirá en «el mar de brutalidades en el que se sumen mis películas». Eisenstein reconoció que de
El acorazado Potemkin
(1925) le interesó más la imagen del joven que se «rasga la camisa en un paroxismo de furia» y muestra el pecho desnudo, que cuando se enarbola la bandera roja. Él era comunista y según Andrew Britten se presentaba al igual que los gays Hermann Melville y Walt Whitman «de forma muy autoconsciente como los mitólogos de un nuevo orden, primordialmente considerado en términos de una comunión física y espiritual entre varones». En
Octubre
(1927) esto es muy claro, ya que la Revolución se consigue merced a la camaradería masculina y a su poder fálico. Muchos críticos, como la psico-biografía silvestre de Dominique Fernandez, "Eisenstein: el hombre y su obra" (1979), han hablado de las imágenes homoeróticas y de la obsesión fálica de sus películas. En
Lo viejo y lo nuevo
(1929) Marfa sueña que un enorme toro tapa el cielo y «ríos de leche fluyen de las nubes, una lluvia de leche cae del cielo», una eyaculación delirante que en realidad es el orgasmo de una desnatadora. En
¡Qué viva México!
(1931), la erótica escena del martirio de tres jóvenes peones.
Alexander Nevsky
(1938) e
Iván el terrible
(1944/48) cuentan con Nicolai Tcherkassov, del que se informó falsamente que fue su amante, siendo más probable que Eisenstein le amara en silencio. En la primera hay una implicación erótica/emocional entre los dos hombres coprotagonistas que se ve transferida a una mujer con la que se quieren casar.

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