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Authors: J.K. Rowling

Tags: #Aventuras, Fantástico, Infantil y Juvenil, Intriga

Harry Potter. La colección completa (109 page)

BOOK: Harry Potter. La colección completa
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—Vas a hacer un buen partido —le dijo Hermione, aunque en realidad estaba aterrorizada.

—¡Tienes una Saeta de Fuego! —dijo Ron.

—Sí —admitió Harry.

Fue un alivio cuando Wood, de repente, se puso en pie y gritó:

—¡Jugadores! ¡A la cama!

Harry no durmió bien. Primero soñó que se había quedado dormido y que Wood gritaba: «¿Dónde te habías metido? ¡Tuvimos que poner a Neville en tu puesto!» Luego soñó que Malfoy y el resto del equipo de Slytherin llegaban al terreno de juego montados en dragones. Volaba a una velocidad de vértigo, tratando de evitar las llamaradas de fuego que salían de la boca de la cabalgadura de Malfoy, cuando se dio cuenta de que había olvidado la Saeta de Fuego. Se cayó en el aire y se despertó con un sobresalto.

Tardó unos segundos en comprender que el partido aún no había empezado, que él estaba metido en la cama, y que al equipo de Slytherin no lo dejarían jugar montado en dragones. Tenía mucha sed. Lo más en silencio que pudo, se levantó y fue a servirse un poco de agua de la jarra de plata que había al pie de la ventana.

Los terrenos del colegio estaban tranquilos y silenciosos. Ni un soplo de viento azotaba la copa de los árboles del bosque prohibido. El sauce boxeador estaba quieto y tenía un aspecto inocente. Las condiciones para el partido parecían perfectas.

Harry dejó el vaso y estaba a punto de volverse a la cama cuando algo le llamó la atención. Un animal que no podía distinguir bien rondaba por el plateado césped.

Harry corrió hasta su mesilla, cogió las gafas, se las puso y volvió a la ventana a toda prisa. Esperaba que no se tratara del
Grim
. No en aquel momento, horas antes del partido.

Miró los terrenos con detenimiento y tras un minuto de ansiosa búsqueda volvió a verlo. Rodeaba el bosque... no era el
Grim
ni mucho menos: era un gato. Harry se apoyó aliviado en el alféizar de la ventana al reconocer aquella cola de brocha. Sólo era
Crookshanks
.

Pero... ¿sólo era
Crookshanks
? Harry aguzó la vista y pegó la nariz al cristal de la ventana.
Crookshanks
estaba inmóvil. Harry estaba seguro de que había algo más moviéndose en la sombra de los árboles.

Un instante después apareció: un perro negro, peludo y gigante que caminaba con sigilo por el césped.
Crookshanks
corría a su lado. Harry observó con atención. ¿Qué significaba aquello? Si
Crookshanks
también veía al perro, ¿cómo podía ser un augurio de la muerte de Harry?

—¡Ron! —susurró Harry—. ¡Ron, despierta!

—¿Mmm?

—¡Necesito que me digas si puedes ver una cosa!

—Está todo muy oscuro, Harry —dijo Ron con esfuerzo—. ¿A qué te refieres?

—Ahí abajo...

Harry volvió a mirar por la ventana.

Crookshanks
y el perro habían desaparecido. Harry se subió al alféizar para ver si estaban debajo, junto al muro del castillo. Pero no estaban allí. ¿Dónde se habrían metido?

Un fuerte ronquido le indicó que Ron había vuelto a dormirse.

Harry y el resto del equipo de Gryffindor fueron recibidos con una ovación al entrar por la mañana en el Gran Comedor. Harry no pudo dejar de sonreír cuando vio que los de las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff también les aplaudían. Los de Slytherin les silbaron al pasar. Malfoy estaba incluso más pálido de lo habitual.

Wood se pasó el desayuno animando a sus jugadores a que comieran, pero él no probó nada. Luego les metió prisa para ir al campo antes de que los demás terminaran. Así podrían hacerse una idea de las condiciones. Cuando salieron del Gran Comedor, volvieron a oír aplausos.

—¡Buena suerte, Harry! —le gritó Cho Chang. Harry se puso colorado.

—Muy bien..., el viento es insignificante. El sol pega algo fuerte y puede perjudicarnos la visión. Tened cuidado. El suelo está duro, nos permitirá un rápido despegue.

Wood recorrió el terreno de juego, mirando a su alrededor y con el equipo detrás. Vieron abrirse las puertas del castillo a lo lejos y al resto del colegio aproximándose al campo.

—¡A los vestuarios! —dijo Wood escuetamente. Nadie habló mientras se cambiaban y se ponían la túnica escarlata. Harry se preguntó si se sentirían como él: como si hubiera desayunado algo vivo. Antes de que se dieran cuenta, Wood les dijo:

—¡Ha llegado el momento! ¡Adelante...!

Salieron al campo entre el rugido de la multitud. Tres cuartas partes de los espectadores llevaban escarapelas rojas, agitaban banderas rojas con el león de Gryffindor o enarbolaban pancartas con consignas como
«ÁNIMO, GRYFFINDOR»
y
«LA COPA PARA LOS LEONES»
. Detrás de la meta de Slytherin, sin embargo, unas doscientas personas llevaban el verde; la serpiente plateada de Slytherin brillaba en sus banderas. El profesor Snape se sentaba en la primera fila, de verde como todos los demás y con una sonrisa macabra.

—¡Y aquí llegan los de Gryffindor! —comentó Lee Jordan, que hacía de comentarista, como de costumbre—. ¡Potter, Bell, Johnson, Spinnet, los hermanos Weasley y Wood! Ampliamente reconocido como el mejor equipo que ha visto Hogwarts desde hace años. —Los comentarios de Lee fueron ahogados por los abucheos de la casa de Slytherin—. ¡Y ahora entra en el terreno de juego el equipo de Slytherin, encabezado por su capitán Flint! Ha hecho algunos cambios en la alineación y parece inclinarse más por el tamaño que por la destreza. —Más abucheos de los hinchas de Slytherin. Harry, sin embargo, pensó que Lee tenía razón. Malfoy era el más pequeño del equipo de Slytherin. Los demás eran enormes.

—¡Capitanes, daos la mano! —ordenó la señora Hooch.

Flint y Wood se aproximaron y se estrecharon la mano con mucha fuerza, como si intentaran quebrarle al otro los dedos.

—¡Montad en las escobas! —dijo la señora Hooch—. Tres... dos... uno...

El silbato quedó ahogado por el bramido de la multitud, al mismo tiempo que se levantaban en el aire catorce escobas. Harry sintió que el pelo se le disparaba hacia atrás. Con la emoción del vuelo se le pasaron los nervios. Miró a su alrededor. Malfoy estaba exactamente detrás. Harry se lanzó en busca de la
snitch
.

—Y Gryffindor tiene la
quaffle
. Alicia Spinnet, de Gryffindor, con la
quaffle
, se dirige hacia la meta de Slytherin. Alicia va bien encaminada. Ah, no. Warrington intercepta la
quaffle
. Warrington, de Slytherin, rasgando el aire.
¡ZAS!
Buen trabajo con la
bludger
por parte de George Weasley. Warrington deja caer la
quaffle
. La coge Johnson. Gryffindor vuelve a tenerlo. Vamos, Angelina. Un bonito quiebro a Montagne. ¡Agáchate, Angelina, eso es una
bludger
!
¡HA MARCADO! ¡DIEZ A CERO PARA GRYFFINDOR!

Angelina golpeó el aire con el puño, mientras sobrevolaba el extremo del campo. El mar escarlata que se extendía debajo de ella vociferaba de entusiasmo.


¡AY!

Angelina casi se cayó de la escoba cuando Marcus Flint chocó contra ella.

—¡Perdón! —se disculpó Flint, mientras la multitud lo abucheaba—. ¡Perdona, no te vi!

Un momento después, Fred Weasley lanzó el bate hacia la nuca de Flint. La nariz de Flint dio en el palo de su propia escoba y comenzó a sangrar.

—¡Basta! —gritó la señora Hooch, metiéndose en medio a toda velocidad—. ¡Penalti para Gryffindor por un ataque no provocado sobre su cazadora! ¡Penalti para Slytherin por agresión deliberada contra su cazador!

—¡No diga tonterías, señora! —gritó Fred. Pero la señora Hooch pitó y Alicia retrocedió para lanzar el penalti.

—¡Vamos, Alicia! —gritó Lee en medio del silencio que de repente se había hecho entre el público—
SÍ, HA BATIDO AL GUARDAMETA! ¡VEINTE A CERO PARA GRYFFINDOR!

Harry se dio la vuelta y vio que Flint, que seguía sangrando, volaba hacia delante para ejecutar el penalti. Wood estaba delante de la portería de Gryffindor, con las mandíbulas apretadas.

—¡Wood es un soberbio guardameta! —dijo Lee Jordan a la multitud, mientras Flint aguardaba el silbato de la señora Hooch—. ¡Soberbio! Será muy difícil parar este golpe, realmente muy difícil...
¡SÍ! ¡NO PUEDO CREERLO! ¡LO HA PARADO!

Aliviado, Harry se alejó como una bala, buscando la
snitch
, pero asegurándose al mismo tiempo de que no se perdía ni una palabra de lo que decía Lee. Era esencial mantener a Malfoy apartado de la
snitch
hasta que Gryffindor sacara a Slytherin más de cincuenta puntos.

—Gryffindor tiene la
quaffle
, no, la tiene Slytherin. ¡No! ¡Gryffindor vuelve a tenerla, y es Katie Bell, Katie Bell lleva la
quaffle
! Va rápida como un rayo...
¡ESO HA SIDO INTENCIONADO!

Montague, un cazador de Slytherin, había hecho un quiebro delante de Katie y en vez de coger la
quaffle
, le había cogido a ella la cabeza. Katie dio una voltereta en el aire y consiguió mantenerse en la escoba, pero dejó caer la
quaffle
.

El silbato de la señora Hooch volvió a sonar, mientras se dirigía a Montague gritándole. Un minuto después, Katie metía otro gol de penalti al guardameta de Slytherin.


¡TREINTA A CERO! ¡CHÚPATE ÉSA, TRAMPOSO!

—¡Jordan, si no puedes comentar de manera neutral...!

—¡Lo cuento como es, profesora!

Harry sintió un vuelco de emoción. Acababa de ver la
snitch
. Brillaba a los pies de uno de los postes de la meta de Gryffindor. Pero aún no debía cogerla. Y si Malfoy la veía...

Simulando una expresión de concentración repentina, dio la vuelta con la Saeta de Fuego y se dirigió a toda velocidad hacia el extremo de Slytherin. Funcionó. Malfoy fue tras él como un bólido, creyendo que Harry había visto la
snitch
en aquel punto.

¡ZUUUM!

Una de las
bludgers
, desviada por Derrick, el gigantesco golpe ador de Slytherin, se aproximó y le pasó a Harry rozando el oído derecho. Al momento siguiente...

¡ZUUUM!

La segunda
bludger
le había arañado el codo. El otro golpeador, Bole, se aproximaba.

Harry vio fugazmente a Bole y a Derrick, que se acercaban muy aprisa con los bates en alto.

En el último segundo viró con la Saeta, y Bole y Derrick se dieron un batacazo.

—¡Ja,ja,ja! —rió Lee Jordan mientras los dos golpeadores de Slytherin se separaban y alejaban, tambaleándose y agarrándose la cabeza—. Es una lástima, chicos. ¡Tendréis que espabilar mucho para vencer a una Saeta de Fuego! Y Gryffindor vuelve a tener la
quaffle
, porque Johnson la ha recogido. Flint va a su lado. ¡Métele el dedo en el ojo, Angelina! ¡Era una broma, profesora, era una broma! ¡Oh, no! ¡Flint lleva la
quaffle
, va volando hacia la meta de Gryffindor! ¡Ahora, Wood, párala!

Pero Flint ya había marcado. Hubo un ovación en la parte de Slytherin y Lee lanzó una expresión tan malsonante que la profesora McGonagall quiso quitarle el megáfono mágico.

—¡Perdón, profesora, perdón! ¡No volverá a ocurrir! Veamos, Gryffindor va ganando por treinta a diez y ahora Gryffindor está en posesión de la
quaffle
.

Se estaba convirtiendo en el partido más sucio que Harry había jugado. Indignados porque Gryffindor se hubiera adelantado tan pronto en el marcador; los de Slytherin estaban recurriendo a cualquier medio para apoderarse de la
quaffle
. Bole golpeó a Alicia con el bate y arguyó que la había confundido con una
bludger
. George Weasley, para vengarse, dio a Bole un codazo en la cara. La señora Hooch castigó a los dos equipos con sendos penaltis, y Wood logró evitar otro tanto espectacular, consiguiendo que la puntuación quedara en 40 a 10 a favor de Gryffindor.

La
snitch
había vuelto a desaparecer. Malfoy seguía de cerca a Harry, mientras éste sobrevolaba el campo de juego buscándola. En cuanto Gryffindor le sacara a Slytherin cincuenta puntos...

Katie marcó: 50 a 10. Fred y George Weasley bajaron en picado para situarse a su lado, con los bates en alto por si a alguno de Slytherin se le ocurría tomar represalias. Bole y Derrick aprovecharon la ausencia de Fred y George para lanzar a Wood las dos
bludgers
. Le dieron en el estómago, primero una y después la otra. Wood dio una vuelta en el aire, sujetándose a la escoba, sin resuello.

La señora Hooch estaba fuera de sí.

—¡Sólo se puede atacar al guardameta cuando la
quaffle
está dentro del área! —gritó a Boyle y a Derrick—. ¡Penalti para Gryffindor!

Y Angelina marcó: 60 a 10. Momentos después, Fred Weasley lanzaba a Warrington una
bludger
, quitándole la
quaffle
de las manos. Alicia la cogió y volvió a marcar: 70 a 10.

La afición de Gryffindor estaba ronca de tanto gritar. Gryffindor sacaba sesenta puntos de ventaja. Y si Harry cogía la
snitch
, la copa era suya. Harry notaba que cientos de ojos seguían sus movimientos mientras sobrevolaba el campo por encima del nivel de juego, con Malfoy siguiéndolo a toda velocidad.

Y entonces la vio: la
snitch
brillaba a siete metros por encima de él.

Harry aceleró con el viento rugiendo en sus orejas. Estiró la mano, pero de repente la Saeta de Fuego redujo la velocidad.

Horrorizado, miró alrededor. Malfoy se había lanzado hacia delante, había cogido la cola de la Saeta y tiraba de ella.

—¡Serás...!

Harry estaba lo bastante enfadado para golpear a Malfoy, pero no lo podía alcanzar. Malfoy jadeaba por el esfuerzo de sujetar la Saeta de Fuego, pero tenía un brillo de malicia en los ojos. Había logrado lo que quería: la
snitch
había vuelto a desaparecer.

—¡Penalti! ¡Penalti a favor de Gryffindor! ¡Nunca he visto tácticas semejantes! —chilló la señora Hooch, saliendo disparada hacia el punto donde Malfoy volvía montar en su Nimbus 2.001.


¡SO CERDO, SO TRAMPOSO!
—gritaba Lee Jordan por el megáfono, alejándose de la profesora McGonagall—.
¡ASQUEROSO HIJ...!

La profesora McGonagall ni siquiera se molestó en decirle que se callara. La verdad es que levantaba el puño en dirección a Malfoy. Se le había caído el sombrero y también ella gritaba furiosa.

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