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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (43 page)

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
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Salomón debió de tener muchos hijos, pero no se mencionan problemas sucesorios. Sólo se nombra a un hijo suyo, que se convierte en el tercer rey de la dinastía davídica.

1 Reyes 11.43.
... Le sucedió
(a Salomón)
Roboam, su hijo.

Su coronación sólo le hizo rey de Judá. Para convertirse también en soberano de Israel, tuvo que someterse a una ceremonia semejante en la antigua ciudad de Siquem, santuario efraimita:

1 Reyes 12.1.
Roboam fue a Siquem, por haberse reunido en Siquem todo Israel para proclamarle rey.

(David y Salomón tal vez hicieran lo mismo, pero la Biblia no lo menciona. Lo refiere en el caso de Roboam por los acontecimientos que se produjeron a continuación.)

Los israelitas no asistieron a la coronación de manera sumisa. No tenían intención de coronar a Roboam y hacerle soberano legítimo de Israel a menos que, a su vez, les diese garantías de que iba a suavizar la represión. Le dijeron:

1 Reyes 12.4.
Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo; aligera tú, pues, ahora esta dura servidumbre y te serviremos.

El joven Roboam, con deplorable falta de juicio, menospreció las palabras corteses. Amenazó con endurecer aún más el yugo, e Israel se rebeló en un estallido de furia nacionalista.

Roboam pretendió sofocar la revuelta por medio de la fuerza, pero su energía y violencia resultaron sorprendentes. Además, el partido profético de Judá no pareció enteramente descontento con la división. Un debilitamiento del poder real significaba un fortalecimiento de los profetas. El profeta Semeyas, de Judá, se pronuncio en contra de reunificar el reino por la fuerza:

1 Reyes 12.24.
... No subáis a hacer la guerra a vuestros hermanos los hijos de Israel...

En consecuencia, la revuelta tuvo éxito y la división permaneció. Roboam quedó únicamente como rey de Judá, aunque irónicamente el territorio de la tribu de Benjamín, que había dado a Israel el primer linaje real, siguió en Judá, pues la prosperidad de los benjaminitas dependía entonces de la única metrópolis de Judá, Jerusalén, que estaba en las fronteras benjaminitas.

El reino unido de Israel•Judá sólo duró tres cuartos de siglo, del 1006 al 933 aC, y únicamente bajo la soberanía de dos monarcas. Ahora existían dos reinos hermanos, Israel al norte y Judá al sur. (A veces se les llama el reino del Norte y el reino del Sur, respectivamente.)

Los problemas de Roboam no terminaron después de que se inclinara ante lo inevitable y aceptara la secesión de Israel. Aparte de que persistía la enemistad y la guerra fronteriza entre los dos reinos, Sesac de Egipto aprovechó la oportunidad que le brindaba el caos en sus fronteras para atacar a la nación dividida y debilitada al quinto año del reinado de Roboam 928 aC. Sitió Jerusalén y quizá la ocupara; en cualquier caso, se llevó un botín considerable.

1 Reyes 14.26.
Saqueó
(Sesac)
los tesoros de la casa de Yahvé y los tesoros de la casa del rey; todo lo saqueó...

No solamente se escindió en dos el reino salomónico, sino que desapareció la gloria material de Salomón. Si aceptamos la descripción que de él da la Biblia el Templo sólo duró cuarenta años en todo su dorado esplendor original.

Jeroboam

Jeroboam volvió del exilio tan pronto como se enteró de la muerte de Salomón. Fue él quien encabezó el grupo israelita que exigió concesiones a Roboam; fue él quien acaudilló la rebelión consiguiente a la negativa de Roboam; y fue él el primer soberano del restablecido reino de Israel:

1 Reyes 12.20.
Sabiendo que había vuelto Jeroboam, todo Israel... le hicieron rey de todo Israel...

De ese modo, Israel recobraba su independencia, que había perdido tras la muerte de Isbaal. Jeroboam estableció su capital en Siquem y luego en Tirsa, situada más al centro, a diecinueve kilómetros al noreste.

Tras recobrar la independencia política de Israel, Jeroboam creyó que también debía lograr la independencia religiosa, pues según pensaba:

1 Reyes 12.27.
Si este pueblo sube a Jerusalén para hacer sus sacrificios en la casa de Yahvé, el corazón del pueblo se volverá a su señor, Roboam...

Por tanto, Jeroboam edificó santuarios en los límites norte y sur de su nuevo reino, en Dan y en Bétel, y allí fueron todos los israelitas, a ofrendar sus sacrificios. La escisión estaba completa.

Sin duda, esta medida de Jeroboam fue popular entre los israelitas, que tal vez considerasen el Templo de Jerusalén como una innovación radical y, por tanto, impía, construida en suelo extranjero por una dinastía extraña mediante trabajos forzados.

Sin embargo, la nueva política no convino al partido profético. Probablemente hubiesen preferido una fidelidad mayor a la tradición antigua, una reactivación de los santuarios en lugares como Siquem y Silo, y el restablecimiento de un sumo sacerdocio como el de Eli. Y eso era precisamente lo que Jeroboam no quería; necesitaba un ritual vinculado a la nueva monarquía que fortaleciese su dinastía. Además, Jeroboam se había comprometido con los deseos de los que se resistían a venerar a una deidad abstracta, colocando en su santuario imágenes de toros que simbolizaban el elemento fructificador de la naturaleza.

El profeta Ajías, rápidamente desilusionado con el rey cuyo acceso al trono había favorecido, lo vituperó y le comunicó lo que, según él, era la sentencia de Dios:

1 Reyes 14.9.
... haciéndote otros dioses y fundiendo imágenes...

1 Reyes 14.10.
Por eso voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam...

Efectivamente, la dinastía de Jeroboam no duró mucho, pero el nuevo reino de Israel subsistiría bajo dinastías diferentes durante más de dos siglos. El reino de Judá, aunque menos próspero y poderoso que su hermano del norte, permaneció a lo largo de toda la dinastía davídica, durando tres siglos y medio.

Es muy corriente decir que Israel se componía de diez tribus, ya que tradicionalmente había doce tribus y Judá y Benjamín permanecieron bajo Roboam. Pero el régimen tribal había desaparecido con David y Salomón, y en cualquier caso Rubén y Simeón ya habían desaparecido en la época de la escisión. Por tanto, en el mejor de los casos, el reino de Israel lo integraban ocho tribus.

Roboam murió en el 917 aC, tras reinar dieciséis años. Jeroboam murió en el 912 aC, tras reinar veintiún años.

Ben Adad

La división del reino de David y Salomón hizo prácticamente imposible la continuación de toda política imperial. Por sí misma, ninguna mitad poseía la fuerza de una nación conquistadora, sobre todo porque las energías de ambas estaban entregadas a avivar su permanente hostilidad mutua. Además, cada nación buscaba aliados entre, los vecinos y enemigos de la otra, y trabajaba para debilitar a la otra por cualquier medio.

Abiam, hijo de Roboam, empezó a reinar en Judá en el 917 aC, y le sucedió su hijo Asa en el 915 aC. Fueron el cuarto y el quinto rey de la dinastía davídica.

Nadab, hijo de Jeroboam, empezó a reinar en Israel en el 912 aC. Triunfó una rebelión contra él, encabezada por Basa, uno de sus generales. Nadab resultó muerto y Basa subió al trono en el 911 aC. Como medida de prudencia para evitar una contrarevuelta, hizo lo acostumbrado en estos casos: ejecutó a todos los miembros varones de la familia de Jeroboam. De ese modo, la dinastía de Jeroboam sólo le sobrevivió un año.

Tanto Asa de Judá como Basa de Israel tuvieron reinados largos; el primero, de cuarenta años, hasta el 875 aC, y el segundo de veintitrés, hasta el 888 aC. En esos años prosiguió la guerra entre Israel y Judá, y al llevar la peor parte, Asa buscó ayuda en el extranjero:

1 Reyes 15.18.
Asa tomó toda la plata y... el oro que envió a Ben Adad.... rey de Siria, que residía en Damasco... le dijo:

1 Reyes 15.19.
«Que haya alianza entre tú y yo ... »

Ben Adad era el tercer miembro de la dinastía fundada por Rezón (v. este mismo cap.). De un principado pequeño que mantenía una independencia precaria frente a Salomón, Damasco se había convertido en menos de siglo y medio en dirigente de las demás regiones arameas, hasta tal punto que se hablaba de Ben Adad como «rey de Siria». Y mientras David aplastó las ciudades sirias exigiéndoles impuestos, su tataranieto les pagaba tributo para lograr su ayuda.

Siria tenía entonces la misma fuerza que Israel. Aceptó la alianza con Judá y atacó la frontera norte de Israel, saqueando, por ejemplo, la ciudad de Dan, a la que al parecer destruyó por completo, pues no vuelve a mencionarse en la Biblia. Basa se vio obligado a firmar la paz y durante el siguiente siglo y medio fue Siria, y no Judá, el enemigo principal de Israel.

Samaria

La historia de Israel continuó sufriendo problemas dinásticos. En el 888 aC Ela sucedió en el trono a su padre, Basa, y entonces la historia se repitió. En una revolución palaciega, Zimri, jefe de la guardia de Ela, asesinó a éste y a toda la familia de Basa. Pero no vivió lo bastante para establecer una dinastía nueva.

Omri, general de las fuerzas armadas de Israel, estaba asediando entonces una ciudad filistea. Sus tropas le aclamaron rey de Israel y marcharon sobre Tirsa. Zimri murió entre las ruinas llameantes de su palacio; otro aspirante al trono, Tibni, también resultó derrotado y muerto. En el 887 aC, Omri se asentó firmemente en el trono, siendo el primer miembro de la tercera dinastía de Israel.

La ciudad de Tirsa ya había visto desaparecer brutalmente a dos dinastías; la primera sólo duró veintidós años; la segunda, veinticuatro. Eso era suficiente para que le resultara incómoda a un nuevo rey. Omri, buscó un emplazamiento conveniente para una capital nueva que pudiera identificarse estrechamente con la nueva dinastía.

1 Reyes 16.24.
Luego compró a Semer la montaña de Samaria... y edificó sobre la montaña... la ciudad... de Samaria...

El nombre hebreo de tal ciudad, Shomron, se deriva de Semer, nombre del clan o del individuo que poseía la tierra antes de que Omri la comprase. Por supuesto, Samaria es la versión griega de ese nombre.

Samaria está a unos nueve kilómetros y medio al noroeste de Siquem, a medio camino entre el río Jordán y el Mediterráneo. Ostentaba una situación central en el reino y tenía grandes capacidades defensivas, porque estaba emplazada en un cerro aislado. Fue la capital de Israel durante la restante historia del reino, aunque sus reyes prefiriesen residir en ocasiones en otras partes, como Jezrael, y adquirió la importancia suficiente para que su nombre se utilizara frecuentemente como sinónimo de todo el reino.

El enérgico Omri sólo reinó durante doce años, pero en ese tiempo, seguro en su nueva capital, hizo que las naciones vecinas respetaran a Israel. Para contrarrestar el peligro de Siria, estableció una alianza con las ciudades fenicias, consolidando el reino de tal manera, que su hijo pudo sucederle y reinar en paz por primera vez en la agitada historia de Israel desde que se produjo la escisión.

Tal era la fama del rey, que en inscripciones asirias se alude a Israel como el «país de Omri».

Jezabel

A Omri, le sucedió su hijo Acab en el 875 aC. El poder real se encontraba fortalecido con la alianza fenicia. Hacía la época en que Omri subió al trono, la dinastía de Hirán (v. este mismo capítulo) había desaparecido a manos de Itobaal (el Etbal bíblico), sacerdote de Astarté que luego subió al trono. En tiempos de Acab, Itobaal tenía el trono asegurado y aquél creyó que no sólo no había peligro en establecer una alianza, sino que pensó en reforzarla con un matrimonio dinástico.

1 Reyes 16.3 1.
... tomó
(Acab)
por mujer a Jezabel, hija de Etbal, rey de Sidón...

En aquellos tiempos de integrismo religioso, era costumbre que los reyes permitieran seguir sus propios ritos a las reinas extranjeras, tal como había hecho Salomón con sus numerosas mujeres.

Pero Jezabel era una mujer dominante que no sólo quería proseguir el culto a su «baal» particular (Melcart, nombre que no aparece en la Biblia), sino que se esforzó para que su veneración se extendiera a todo Israel. Tal vez no obedeciese aquello al simple fervor religioso; quizá fuese un instrumento para vincular más estrechamente a Israel a las ciudades fenicias en beneficio de ambas partes.

Al parecer, a Acab le convenía animarla en esa tarea, pues con ello se debilitaría el partido profético, que intentaba recortar el poder real y dictar la política exterior conforme a una visión ultranacionalista.

1 Reyes 16.32.
[97]
Alzó
(Acab)
un altar en la casa de Baal que edificó en Samaria.

Elías

El partido profético tenía entonces la fortuna de encontrarse en manos de un dirigente fuerte, Elías, el profeta más destacado desde Samuel. Al enfrentarse con la persecución, Elías y sus seguidores endurecieron su postura y toleraron cada vez menos los demás cultos.

A causa de la encarnizada batalla que se produjo a continuación, ganada a la larga por los yahvistas, Jezabel se convirtió en el prototipo de mujer perversa e idólatra, mientras que las generaciones posteriores consideraron a Elías con tal veneración, que por encima de él sólo colocaron a Moisés.

Elías aparece por primera vez en la Biblia vaticinando una sequía que se produciría como castigo por la política de Jezabel.

1 Reyes 17.1.
Elías, tisbita, que habitaba en Galad, dijo a Acab: «... no habrá en estos años ni rocío ni lluvia ...»

Elías era de Tisbi, una ciudad de Galad al oriente del Jordán. Su emplazamiento es dudoso, pero se ha identificado con una pequeña aldea al oeste de Majanaim.

Sarepta

El desafío que Elías lanzó a Acab hizo necesario que el profeta se ocultara, primero en el valle del Jordán y luego en el lejano norte, en Fenicia, la sede misma del enemigo religioso, donde quizás era menos probable que lo buscaran las fuerzas realistas.

1 Reyes 17.10.
Levantóse y fuese a Sarepta...

Sarepta está en la costa fenicia, a casi treinta y dos kilómetros al norte de Tiro, ciudad natal de Jezabel, y a casi trece kilómetros al sur de Sidón. Cerca de su emplazamiento está ahora la ciudad árabe de Sarafand. Entre las ruinas de la ciudad antigua se encuentra una iglesia, en el emplazamiento tradicional de la casa en que Elías vivió durante su estancia en aquel lugar.

En Israel, la situación del partido profético empeoró. Únicamente sobrevivieron los que se ocultaron o huyeron de la dureza de Jezabel. Así, Abdías, alto funcionario de la corte de Acab y yahvista en secreto, ayudó a algunos:

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