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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Exploración (13 page)

BOOK: Exploración
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Tommy salía los sábados con un permiso especial que el director le había dado a pedido de su tío Joseph. Solía volver el domingo al mediodía con Sasha, o se quedaban ambos en casa de los Andrew para tomar el té.

Sasha se había ganado el aprecio de Alex y el cariño de Angel por su dedicación al trabajo y por el modo en el que cuidaba de Tommy. Eso hacía que se sintiera culpable a veces: el matrimonio Andrew no sospechaba la relación que ambos mantenían.

De ese modo llegó febrero y trajo un cambio en la placentera rutina.

—Alex irá a París por el fin de semana —anunció Sasha a Tommy la noche del jueves—. Me ha pedido que vayamos mañana por la noche a cenar. Él y Angel tienen algo importante que decirnos y quiere que nos quedemos en la mansión este fin de semana. —No se encontraba demasiado entusiasmado con la idea, habían quedado con Richie y sentía que lo abandonaban.

—¿Algo importante? —preguntó Tommy—. ¿Te ha dicho algo? ¿Sabes sobre qué es?

—No tengo idea. —El ruso se dejó caer en la cama y cerró los ojos. Tenía que ponerse a estudiar Econometría y la fatiga había comenzado a dejarse sentir—. Él y Angel han estado muy raros últimamente.

—Qué extraño… ¿Será que te van a ascender? —Tommy recordó las miradas de entendimiento que había sorprendido entre Alistair y Alex, se aproximó a Sasha y apoyó la cabeza en su pecho, mirándolo con una sonrisa—. A lo mejor es eso…

Sasha lo abrazó, negando suavemente con la cabeza.

—No lo creo… me lo habría dicho. Además, soy nuevo en el laboratorio y no ascienden a nadie por un trabajo de conserje a medio tiempo. Tiene que ser algo muy importante porque quieren que estemos los dos. —Le besó los cabellos—. No tiene caso darle más vueltas, mañana lo sabremos. —Y con un nuevo beso, se despidió muy a su pesar, pues si se quedaba un minuto más olvidaría estudiar por estar con él.

2

El viernes, a última hora de la tarde Tommy se encontró con Sasha frente al Steiner College.

—¿Has vuelto a hablar con Angel? —quiso saber. Sasha negó con la cabeza.

A lo largo de todo el día, Tommy había estado elucubrando para qué los Andrew los podrían querer a los dos y no se le ocurría nada. Angel había mandado su coche particular a buscarlos y había tratado de sacarle algo al serio chofer, pero tampoco sabía nada.

Así llegaron a Greenshaw Hall sin saber qué les esperaba y ansiosos por enterarse de la noticia. Angel los recibió en la puerta de la enorme casa.

—Pasad, chicos —dijo mientras los recibía con un beso y un abrazo—. Alex está al teléfono ultimando detalles del viaje. ¡Qué guapo estás Tommy! —exclamó mirándolo de arriba hacia abajo—. Parece que has crecido en este tiempo que no te he visto, estás hecho todo un hombrecito —bromeó.

—No soy un hombrecito —respondió Tommy con su eterno puchero—. Lo dices de una manera que parece que estás hablando de un enano.

—Nadie puede decir que seas un enano —replicó Sasha, que siempre salía a favor de su amiga—. Lo que Angel trata de decir es que ahora pareces mayor de lo que eres y yo recuerdo que cuando te conocí pensaba que eras mucho menor.

Angel los hizo pasar al salón principal y Sasha aprovechó para darle un pellizco a Tommy en el trasero.

Al poco rato se les unió Alex y unos minutos después apareció un sirviente llevándoles aperitivos. Nada más dejó la bandeja en la mesa y Tommy se metió un par de pastelillos en la boca y se sirvió un refresco.

—Sigues siendo un pozo sin fondo por lo que veo —observó Alex.

—No he merendado —respondió Tommy—. Pero no pretendas despistarnos. ¿Cuál es la gran noticia? ¿No creeréis que nos vais a tener en ascuas toda la cena, verdad?

—Pues… —Angel miró divertida a su marido—. De hecho, pensábamos dar la noticia después de la cena, así que cuéntanos, ¿qué tal está el colegio?

—Déjate de colegios ni gaitas —respondió Tommy con la boca llena y otro par de pastelitos en la mano preparados para ser engullidos—. Ya estáis confesando lo que sea que tenéis que confesar, nos tenéis elucubrando desde ayer cuál será la manida noticia, así que hablad, o con los nervios que me estáis dando me comeré la cena, los platos y la mesa…

Angel se echó a reír, pero se mantuvo firme y luego de charlar de todo un poco, pasaron a la mesa. La cena transcurrió entre amenazas de Tommy, pellizcos disimulados que le daba Sasha y risas de Alex.

Finalmente, antes del postre, Alex se aclaró la garganta.

—Antes de que Tommy comience a mordisquear la servilleta, creo que es mi deber hacer el anuncio especial de esta noche. —Se levantó y se acercó al asiento de Angel y posando las manos en sus hombros la miró con todo el amor que por ella sentía. Ella le correspondió con la mirada y con un leve asentimiento lo animó a hablar—. Queríamos que vosotros fuerais los primeros en saberlo, después de mis padres, claro… Angel y yo… —Volvió a sonreír a su esposa—. Vamos a ser papás… para agosto —concluyó con una sonrisa atontada.

—¿Qué? —Fue lo único que pudo decir Tommy que los miró con los ojos abiertos como platos, para luego fijarlos en la imperceptible tripita de Angel. Una radiante sonrisa iluminó su rostro—. ¿Voy a ser tío?

—Así es. —Angel esbozó una dulce sonrisa—. Ambos seréis tíos y estoy segura de que seréis los mejores tíos del mundo.

Sasha no podía creérselo. Se había sorprendido con la noticia, pero bien visto, debió sospecharlo antes por el comportamiento de Angel esas semanas. Seguro que Frances y lady Miranda se habían dado cuenta en Averbury, las mujeres entendían esa clase de cosas. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue esa sencilla declaración que le decía que lo consideraban parte de la familia. A su mente acudieron los felices momentos pasados con sus padres, los cuentos de su madre, sus consejos… y se prometió a sí mismo que haría lo que fuera por ser el mejor tío para el pequeño.

—¿Sasha? ¿Te has quedado mudo? —preguntó Angel.

—Lo siento. Pensaba… —No completó la frase, pero todos adivinaron el rumbo de sus pensamientos—. Os felicito, mi abuela siempre decía que no hay dicha más grande que traer un niño al mundo. —Se puso de pie y les dio a ambos un beso en cada mejilla.

—¡Es una noticia fantástica! —exclamó Tommy levantándose y besando también a los futuros padres—. Espero que se parezca a ti. —Le dijo con una sonrisa traviesa a Angel—. Por que si se parece a su papá… pobrecito o pobrecita… —Alex hizo amago de golpearlo en la cabeza—. Puestos a elegir lo mejor sería que se pareciera a Sasha… pero es tarde para eso, ¿verdad? —continuó bromeando ahora ya sin poder aguantar la risa, y aún seguía riéndose cuando sirvieron el postre, que repitió junto con Angel. Tras un brindis con champán por la salud de la mamá y del niño, todos se fueron a dormir ya que el matrimonio partiría de viaje en la madrugada.

3

Esa noche Sasha no pudo dormir bien. Le habría encantado poder estar junto a Tommy, pero no era prudente ir a su habitación, Alex o Angel podrían advertirlo y pensar que abusaba de su confianza.

Estuvo viendo noticias y videos musicales casi hasta las tres de la madrugada, con un nudo en el corazón. A pesar de las reformas introducidas por Gorbachov, las cosas en su país no iban bien. Los rusos eran mal vistos por muchos países como Inglaterra, sobre todo gracias a la política de Margaret Thatcher. Incluso la famosa canción de Sting,
Russians
, le había impactado profundamente. Él, que venía de un lugar tan distinto, con costumbres y valores tan diferentes, era después de todo, otro ser humano como muchos en el mundo. Y ni él ni su pueblo tenían la culpa de lo que los gobernantes le estaban haciendo a su país.

Pero muchas veces eso no era entendido, ni en la universidad ni en su trabajo. En varias ocasiones había tenido que morderse los labios para no responderle a algún compañero sobre esa frasecita de la canción: «Espero que los rusos amen también a sus hijos». Claro que sus padres lo habían amado, por eso lo habían enviado allí a buscar un mejor futuro. A veces deseaba refregarles eso en las narices a todos, pero le habría traído problemas y quería limpio su camino al éxito.

En el trabajo lo llamaban bolchevique
[2]
a sus espaldas y cosas mucho peores, y aunque Alex había querido intervenir, Sasha le había pedido que no lo hiciera, pues era demasiado orgulloso para permitir que el dueño de la compañía actuase como su niñera.

Luego de un sueño inquieto, se levantó a las cinco y sin poder permanecer más tiempo en la habitación, se vistió y bajó las escaleras, explorando un poco la casa. Alex y Angel debían haberse ido ya y ningún sirviente estaba levantado a esa hora. Abrió la puerta hacia el jardín y caminó un poco por allí hasta que sus pasos lo llevaron al invernadero.

4

Tommy tampoco había podido dormir. La noticia de sus amigos lo había puesto muy nervioso. Iban a ser padres… iban a traer al mundo a una pequeña vida. Alguien que se parecería a ellos. Alguien que sí era deseado y al que iban a amar con todo su corazón. Él se encargaría de darle todo el amor del mundo al bebé… No permitiría que le hicieran sentir lo que él sintió siendo un niño.

Todos esos pensamientos le habían hecho sentir un ardor en su interior que no podía aplacar. Necesitaba algo pero no sabía qué, así que cuando aún estaba todo muy oscuro, se puso una bata y decidió salir al jardín. El frío lo golpeó con fuerza y pensó en volver a la casa, pero se sentía agobiado. Alex y Angel ya se habían ido, los había oído hacía rato y el servicio volvía a estar acostado. El brillo de la luna en los cristales del invernadero le llamó la atención y sus pasos se dirigieron allí.

Entró y comenzó a pasear entre las flores. Un calor húmedo impregnaba el ambiente y sin pensar se quitó la bata quedando totalmente desnudo. Ahogó una risita, Richie siempre decía que tenía afán de exhibicionismo. Tal vez era cierto. El perfume de las flores era muy penetrante, el aroma se notaba por zonas y cuando llegó a los rosales se quedó estático entre ellos. Eran unos arbustos muy frondosos, sentía los cientos de suaves pétalos en su piel y el perfume lo rodeaba como una etérea caricia. Seguramente el cielo era así. Tenía un recuerdo así de su hermano, uno de los pocos recuerdos: un muchachito de cabellos rubios y brillantes ojos azules que le alargaba la mano con una radiante sonrisa, rodeado de una celosía plagada de rosas de todos los colores. No sabía ni de cuándo ni de dónde era ese recuerdo, a lo mejor simplemente era el cielo de Sebastian.

5

Sasha empujó la puerta entornada del invernadero, llenándose el aroma de las flores. Era enorme y cuidadosamente mantenido, se notaba allí la mano de Angel. Parecía un inmenso jardín: el jardín del paraíso.

Caminó entre las flores, perdido en sus pensamientos, hasta que tropezó con una bata que estaba en el suelo. Temeroso de haber descubierto algún encuentro romántico de los sirvientes, se ocultó entre las plantas y esperó, pero no se podía oír ningún ruido.

Oculto entre unas plantas de helecho, se atrevió por fin a asomarse y entonces lo vio.

Era Tommy.

Sasha se quedó inmóvil contemplándolo. Sus ojos se llenaron de Tommy caminando desnudo, con la piel más dorada que nunca, moviéndose con total soltura entre las flores del jardín, inconsciente del fuego que encendía a cada paso que daba.

Entonces supo que cada vez que viera una rosa roja, recordaría ese día.

Las rosas rojas eran de Tommy.

Inconsciente de la vigilancia de la que era objeto, Tommy se agachó ligeramente a oler un hermoso capullo rojo y finalmente se giró para dirigirse a las magnolias que olían de maravilla.

Y vio a Sasha, con su bata colgando de la mano, mirándolo en total silencio, sin apenas pestañear con una expresión indescifrable en el rostro. Lo miró un largo instante también, para luego comenzar a avanzar despacio hacia él con una tenue sonrisa en los labios. Cuando estuvo a apenas un palmo, se paró y sin decir nada le posó la mano en el pecho.

—No podía dormir —susurró Sasha, atrayéndolo junto a él—. Veo que no soy el único. ¿Qué hacías?

—¿Esperarte? —respondió Tommy con la suave sonrisa aún en su rostro—. Pensaba… Recordaba… Soñaba despierto…

—¿Y qué soñabas? —cuestionó el ruso mientras sus manos vagaban por la espalda de Tommy y sus labios buscaban la dorada piel de sus hombros.

—No sé… con mi niñez, con el bebé de Angel y Alex… En todo el amor que va a tener, que se merece tener cualquier niño —divagó.

—Yo también pensaba en mi familia —dijo Sasha con un susurro, estrechándolo contra sí. Lo deseaba pero a la vez temía ser descubierto—. Ponte esto. —Le tendió la bata—. Eres mucha tentación para mí. Volvamos a la casa, el viejo Perkins pronto despertará.

—¿A casa? Yo pensaba que me ibas a hacer el amor entre las flores —replicó Tommy con un fingido puchero.

—Lo haremos… algún día lo haremos. —Sasha le echó la bata encima y tiró de su mano para sacarlo de allí.

6

Marzo trajo un acontecimiento largamente esperado: el estreno de
Highlander
, que ambos querían ver principalmente porque la banda sonora era de Queen y porque la película se desarrollaba en Escocia.

—¡De prisa! —urgió Sasha, caminando tan rápido que casi corría. El cine estaba lleno de gente y se tuvieron que abrir camino para poder entrar. Sujetaba con fuerza las entradas que Richie le había obsequiado y con la otra mano tiraba de Tommy, entretenido en mirar los carteles de los próximos estrenos.

Luego de un rato que a Sasha se le antojó interminable, lograron entrar y acomodarse casi a mitad de la sala.

—¡Auch! —Se quejó por el pisotón que le dio Tommy al sentarse—. Shhh… quiero ver esa película. —Señaló el trailer de
Alien
y se acomodó mejor en el asiento, absorto en la pantalla.

—Pues ya puedes ir solito a verla… me da repelus —replicó Tommy mirando con asco al enorme y babeante Alien con dos bocas llenas de dientes.

Sasha murmuró algo ininteligible y continuó mirando, mientras Tommy trataba de no ver hacia la pantalla y se entretenía observando la sala. Casi no había sitios libres y atrás aún menos. Maldijo entre dientes: quería sentarse atrás, estaba seguro que se le iba a poner más que dura con Sean Connery y Christopher Lambert.

Al terminar el
trailer
de Alien un gran primer plano de Sean Connery llenó la pantalla con el próximo estreno:
El nombre de la rosa
, una película de detectives medievales. Tommy rió, el Connery estaba gracioso de fraile.

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