En busca de la edad de oro (39 page)

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Authors: Javier Sierra

Tags: #Histórico

BOOK: En busca de la edad de oro
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[22]
Robert Bauval y Graham Hancock,
Guardián del Génesis
, Planeta/Seix Barral, Barcelona, 1997.
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[23]
Graham Hancock,
Símbolo y señal: en busca del Arca perdida de la Alianza
, Planeta, Barcelona, 1993.
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[24]
Graham Hancock, Las
huellas de los dioses
, Ediciones B, Barcelona, 1998.
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[25]
Graham Hancock,
El espejo del paraíso
, Grijalbo, Barcelona, 2001.
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[26]
Hertha von Dechend y Giorgio de Santillana.
Hamlet's Mill
. David R. Godine Publisher, Boston, 1977.
<<

[27]
Bauval y Hancock,
op. ext.
, p. 76.
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[28]
Bauval y Hancock,
op. cit.
, p. 151.
<<

[29]
Graham Hancock, El
espejo del paraíso
, Grijalbo, Barcelona, 2001, p. 37, citando a Juan de Torquemada.
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[30]
Stansbury Hagar, «The zodiacal temples of Uxmal»,
Popular Astronomy
, vol. 79, 1921, pp. 96-97.
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[31]
Es curioso: la idea de que existió alguna clase de tradición primordial que se dedicó a imitar sobre el suelo las «figuras» celestes del Zodíaco aparece en mi libro anterior Las
puertas templarías
(Martínez Roca, Barcelona, 2000). Aunque en forma novelada, en ese trabajo cito un libro medieval escrito en España hacia el siglo XII, titulado
Picatrix
. En él, el sabio árabe Abul-Kasim Maslama cita una antigua tradición que fabricaba «supertalismanes» en forma de ciudades que imitaban constelaciones. El modo en que esa idea se transmitió a los sacerdotes-astrónomos mayas y se aplicó a la edificación de sus ciudades principales es un misterio de tremendas implicaciones.
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[32]
Andreas Faber-Kaiser,
Sobre el secreto
, Plaza y Janés, Barcelona, 1985.
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[33]
Erich von Dániken,
Viaje a Kiribati
, Martínez Roca, Barcelona, 1981.
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[34]
Louis Charpentier,
El misterio de la catedral de Chartres
, Plaza y Janés, Barcelona, 1976 (Col. Realismo Fantástico).
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[35]
Ese «efecto» es especialmente perceptible en la región francesa de la Borgoña, en donde las principales abadías del Císter —las de Autun, Châlon-sur-Saône, Beaune, Arnay-le-Duc, Saulieu, Quarré-les-Tombes y Vézelay— trazan sobre el mapa una figura que recuerda poderosísimamente a la Osa Mayor. Las razones por las que los cistercienses pudieron aplicar este diseño a sus abadías las explico, aunque en forma de clave novelada, en mi anterior obra Las
puertas templarias.
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[36]
Javier Sierra,
op. cit.
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[37]
Este antiguo tímpano fue restaurado entre 1856 y 1857 por el equipo de restauración del célebre arquitecto francés Viollet-le-Duc. Una de las obsesiones de este equipo era la de conservar en todo lo posible la iconografía original a restaurar, aunque tampoco me atrevo a descartar cierta «egiptianización» deliberada posterior, dado que en esas fechas Egipto, tras las campañas napoleónicas, estaba «de moda» en Francia en círculos de intelectuales… y masones.
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[38]
Christian Jacq,
op. cit.
, p. 79.
<<

[39]
Christian Jacq,
op. cit.
, p. 28.
<<

[40]
Las obras más destacadas de Charpentier son
El misterio de Compostela
(Plaza y Janés, 1973),
El misterio de la catedral de Chartres
(Plaza y Janés, 1976) y Los
misterios templarios
(Apostrofe, 1995).
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[41]
Michel Lamy,
La otra historia de los templarios
, Martínez Roca, Barcelona, 1999, p. 199.
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[42]
Citado por Robert Bauval,
Secret Chamber
, Century, Londres, 1999, p. 12.
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[43]
La última edición del
Picatrix
en español fue publicada por la Editora Nacional, en Madrid, en 1982. Su título completo es
Picatrix. El fin del sabio y el mejor de los dos medios para avanzar.
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[44]
De todas las versiones de los libros herméticos disponibles en español, recomiendo al lector una en particular:
Corpus Herméticum y Asclepio
, en la edición de Brian R Copenhaver, publicada por Siruela, Madrid, 2000.
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[45]
Robert Bauval,
op. cit.
, p. 12.
<<

[46]
A 3.750 metros sobre el nivel del mar, para ser exactos.
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[47]
El primero en darse cuenta de esas similitudes y de tratar de demostrar que las técnicas de construcción de esas embarcaciones a ambos lados del Atlántico eran idénticas, fue el explorador noruego Thor Heyerdahl. Escribió un libro al respecto: Las
expediciones
Ra, Juventud, Barcelona, 1972.
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[48]
Debo confesar algo: en realidad, quien me puso tras la pista de Oswaldo Rivera fue Graham Hancock. Unos meses antes de mi visita a La Paz, Hancock publicaba unas declaraciones de Rivera que eran pura «dinamita». En ellas —según contaba en su libro
El espejo del paraíso
— Rivera afirmaba que muy pronto desenterraría una cámara sepulcral intacta que él creía que se encontraba en el interior de la única pirámide del conjunto monumental de Tiahuanaco: Akapana. Se trata de una estructura orientada a los puntos cardinales, que cubre un área de 200 metros cuadrados y que originalmente tuvo siete escalones que levantaban la construcción hasta los 18 metros de alzada. Pues bien, la certeza de Rivera se basaba en algo tan simple como fascinante: el friso central de la Puerta del Sol, en el que se ve al dios Viracocha sobre una pirámide escalonada de tres niveles y que, en su interior, dibuja una cámara con una especie de serpiente dentro, y provista de ocho galerías que le brindan acceso. «Tengo la seguridad de que ese friso es un plano del interior de la pirámide —me aseguró Rivera en otro momento de nuestra entrevista—. Considere que los tiahuanacotas eran campeones de la metáfora y que sus obras eran esfuerzos de síntesis tremendos al decir muchas cosas con pocos elementos. Pues bien, para referirse a la pirámide de Akapana les bastaba con representar tres de los siete escalones de la estructura, y dibujaban los corredores terminados en cabezas de cóndor para señalar las vías de acceso a la cámara interior.» Cuando pregunté a Rivera acerca de qué esperaba encontrar en esa cámara, se limitó a formular un deseo: «Espero que sea un lugar donde estén las cosas tal y como las dejaron en el momento de cerrarse». ¿Y la serpiente dibujada en su interior? ¿No es una advertencia? «La serpiente es el símbolo de la sabiduría en los Andes», me ataja.
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[49]
Entrevista personal, 20 de abril de 1999.
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[50]
Los diarios
Última Hora
del 9 de abril, y el
¡Solivian Times
y
La Razón
del día 11 de ese mismo mes dedicaron páginas enteras a estos descubrimientos. En ellos no sólo se hacían eco de las mediciones de Corvison, sino también de sus peculiares ideas sobre la edad del conjunto arqueológico de Tiahuanaco y de que él creía que su interés por esas ruinas nació de una anterior reencarnación que pudo haber vivido allí. Tales afirmaciones hicieron que los responsables de la Dirección Nacional de Arqueología (DINAAR) se le echaran rápidamente encima y se negaran a aceptar rotundamente sus estudios, sin siquiera leerlos.
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[51]
Graham Hancock, El
espejo del paraíso
, Grijalbo, Barcelona, 2001.
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[52]
En realidad, esto no es del todo cierto. Pedro Cieza de León, el célebre cronista del Perú, cuenta la visita que Pizarro hizo hacia 1537 al área de Nazca. El cronista menciona en su descripción «unas señales en algunas partes del desierto cercano a Nazca… para que las comunidades de indios encuentren el camino que han de seguir». También Francisco Hernández, un soldado contemporáneo a Cieza de León, menciona algo que bien podría enmascarar una referencia a las figuras de la región: «los indios —escribió— trazaban grandes líneas en el suelo». Pero los primeros arqueólogos en anotar estas anomalías en la región fueron Alfred Kroeber y Toribio Mejía, en 1926. Naturalmente, su percepción fue a ras de suelo, y no pudieron ni imaginar el enorme puzle de imágenes sobre el que estaban caminando.
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[53]
En su libro
Mystery on the Desert
(Heinrich Fink GmbH, Stuttgart, 1976) no hace la más mínima alusión a estos gigantes.
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[54]
Erich von Dániken,
Anival of the Gods
, Element, Nueva York, 1998.
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[55]
Dániken,
op. cit.
, p. 118.
<<

[56]
Me requeriría demasiado espacio detenerme en todas las pistas que apuntan a que en la más remota antigüedad pudo haberse desarrollado alguna forma primitiva, aunque efectiva, de «aviación». Por ejemplo, los textos fundamentales de la literatura védica en la India (que se remontan a los siglos IX al V a.C.) se refieren a ciertos vehículos aéreos que llaman «vimanas». Algunas son descritas como aeronaves de madera con alas, aunque la mayoría no presentan en absoluto ese aspecto. Ningún arqueólogo ha recuperado nunca ninguna de esas vimanas, pero en otras latitudes sí se han conservado reliquias que recuerdan poderosamente a esos primitivos bajeles aéreos. Ése es el caso de una pieza arqueológica conservada actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo y que representa en apariencia un pájaro. Fue recuperada en Sakkara en 1898, pero hasta 1969 no atrajo la atención de los expertos. Fue el doctor Khalil Messiha quien examinó aquella «ave» de alas planas y «timón de cola», descubriendo que tenía características aerodinámicas perfectas. Era, de hecho, un modelo de avión exacto. ¿Conocían la aerodinámica los antiguos egipcios? Una inscripción en el «ave» examinada por Messiha proporciona una pista extra. Dice
pa-dimen
, esto es: «regalo de Amón».
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[57]
Carlos Milla Villena,
Génesis de la cultura andina
, Colegio de Arquitectos, Lima, 1983.
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[58]
Josué 13, 10.
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[59]
The Gideon
, julio de 1970.
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[60]
Javier Sierra y Jesús Callejo,
La España extraña
, Edaf, Madrid, 1997, pp. 133-134.
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[61]
Javier Sierra, «El papiro de los dioses resplandecientes», Monográfico
Más Allá. Los mundos perdidos
, n.° 26, septiembre de 1998.
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[62]
R. A. Schwaller de Lubicz,
Sacred Science
, Inner Traditions International, Rochester (Vermont), 1988, p. 86.
<<

[63]
Bauval y Hancock,
op. cit.
, p. 201.
<<

[64]
John Anthony West,
La serpiente celeste
, Grijalbo, Barcelona, 2000, p. 27.
<<

[65]
Véase su libro
Secret Chamber
, Century, Londres, 1999.
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[66]
En abril de 1972 la revista turinesa
Clypeus
(año IX, n.° 1) publicaba una carta de Roberto Cappelli que la redacción tituló «Un "explorer" in paradiso?», y en la que revelaba la presencia de este «satélite» acompañándola de dos fotografías en blanco y negro del lienzo. Poco después, un resumen de aquella comunicación fue reproducido por la revista barcelonesa
Stendek
, del Centro de Estudios Interplanetarios, que fue donde leí algo sobre este enigma por primera vez.
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[67]
En declaraciones a íl
Campo
, 17 de enero de 1992. «Quel globo el il mondo, non uno "Sputnik".»
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[68]
El
Vanguard
, no obstante, fue un satélite provisto de cuatro antenas, y no de dos como la esfera de Montalcino. Además, se trataba de una esfera de unos 23 kilos de peso y 60 centímetros de diámetro, con un tamaño relativo también inferior al representado por Salimbeni en su cuadro.
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[69]
Marilena Bigi, «Brevi ceni sulla vita e Topera di Ventura Salimbeni»,
Argonauti
, quaderno n.° 89-90, marzo-abril de 1992.
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[70]
Peter Krassa y Reinhard Habeck,
Das licht der Pharaonen
, E A. Herbig, Munich, 1992.
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[71]
Nacho Ares,
Egipto insólito
, Corona Borealis, Madrid, 1999, p. 140.
<<

[72]
John Anthony West,
The Traveller's Key to Ancient Egypt
, Harrap Columbus, Londres, 1989, p. 393.
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[73]
Para los puristas del dato, el mes de
muharram
de 919 se extendía entre el 9 de marzo y el 7 de abril de 1513.
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[74]
Si bien el original del mapa de Piri Reis no es accesible hoy por hoy, no ocurre lo mismo con el manuscrito de este texto, que fue una de las piezas estrella del pabellón turco de la Expo 98 de Lisboa, dedicada a los océanos.
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[75]
La traducción íntegra del texto que acompaña al mapa de Piri Reis se publicó en inglés en el libro de Charles Hapgood,
Maps of the Ancient Sea Kings
, última edición de Adventures Unlimited Press, Illinois (EE.UU.), 1996. El texto original fue publicado treinta años antes.
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