Robar al vecino con una sonrisa, ofrecer regalos con un gracioso ademán de mano, elogiar con mesura, censurar con cautela, destruir un alma con una palabra, quemar un cuerpo con su aliento, y luego, lavarse las manos cuando ha terminado el trabajo del día.
Amar según un orden establecido, divertirse de modo ya fijado, adorar a los dioses decorosamente, inquietar a los demonios con la prudencia, y luego, olvidar todo, como su la memoria estuviera muerta.
Fantasear con una idea, contemplar con consideración, ser feliz sin estridencia, sufrir con nobleza, y luego, vaciar la copa para que pueda volver a llenarse mañana.
Todas estas cosas, oh Dios, se conciben con premeditación, nacen de la determinación, se nutren con la exactitud, se gobiernan con reglas, se dirigen por la razón, para ser, luego, asesinadas y sepultadas según un método ya prescrito. Y aun sus silenciosas tumbas, que yacen dentro del alma humana, están marcadas y numeradas.
Es un mundo perfecto, un mundo de consumada excelencia, un mundo de supremas maravillas, el fruto más maduro del jardín de dios, el más alto pensamiento del Universo.
Pero ¿por qué he de estar aquí, oh Dios, yo, una semilla verde de pasiones insatisfechas, una loca tempestad que no se dirige ni al Oriente ni al Occidente, un fragmento errante de un planeta en llamas?
¿Por qué estoy aquí, oh Dios de las almas perdidas, tú que estás perdido entre los dioses?
GIBRAN KHALIL GIBRAN, poeta, pintor y novelista, nació en 1883 en Bisharri, Líbano, tierra de profetas. Su fama e influencia se extiende más allá del Oriente Próximo. Sus libros se han traducido a más de veinte idiomas, y sus dibujos y pinturas se han expuesto en las grandes capitales del mundo. En Estados Unidos, donde vivió durante veinte años, comenzó a escribir en inglés. Entre sus obras más conocidas se encuentran
Alas rotas
(1912),
Lágrimas y sonrisas
(1914),
El loco
(1918),
El profeta
(1923),
Jesús, el Hijo del Hombre
(1928) y
Los dioses de la Tierra
(1931). Falleció en Nueva York en 1931, víctima de la tuberculosis, y ese mismo año su cuerpo fue trasladado a Beirut y enterrado en Mar-Sarkis (Bisharri).