El Círculo de Jericó

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Authors: César Mallorquí

BOOK: El Círculo de Jericó
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El Círculo de Jericó
es una recopilación de relatos escritos por César Mallorquí utilizando el método del
fix-up
, según el cual se aúnan varias historias originalmente independientes a través del recurso de escribir una nueva historia que sirva como nexo entre ellas.

La historia escrita para este propósito es la que da nombre el libro,
El Círculo de Jericó
. En ella se nos cuenta cómo un escritor en plena sequía de ideas hace un viaje con su familia para relajarse y recuperar la inspiración. Durante el mismo, se encuentran, justamente el 21 de junio, solsticio de verano, con un grupo de siete misteriosos personajes que el protagonista da en llamar
El Círculo de Jericó
, reunidos en torno a un menhir en un paraje sugerente, el fondo de un volcán inactivo en la Garrotxa.

Los siete personajes afirman reunirse de vez en cuando para cuidar de la realidad, que esta no se mezcle o desvíe de lo que debe ser. Para ello, cuentan historias. Cada uno de ellos relatará una historia al escritor y su familia, correspondientes a los siete relatos recopilados en el libro.

César Mallorquí

El Círculo de Jericó

ePUB v1.1

Bercebus
08.02.12

César Mallorquí

El círculo de Jericó

1.a edición: mayo 1995

© César Mallorquí, 1995 © Ediciones B, S.A., 1995

Bailen, 84 - 08009 Barcelona (España)

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Printed in Spain ISBN: 84-406-5672-6 Depósito legal: B. 15.670-1995

Impreso por PURESA, S.A. Girona, 139 - 08203 Sabadell Ilustración de cubierta: Trazo Realización de cubierta: Estudio EDICIONES B

Presentación

Esta va a ser una presentación un poco especial, y es que César Mallorquí es un tipo especial. Por muchas razones, entre ellas por ser una de las voces más brillantes, sensatas, equilibradas e inteligentes en el panorama de la ciencia ficción española. Y porque, pese a lo que ha ocurrido hasta hoy, me gusta considerarme su amigo. Les voy a contar una historia que casi, casi, podría llegar a ser truculenta. Suerte que el bueno de César es poco belicoso... Vayamos por partes.

César Mallorquí es bastante más alto que yo y también escribe mucho mejor. Lo primero se lo puedo perdonar (nunca he creído que la valía de los seres humanos se midiera en centímetros), lo segundo no se lo perdonaré nunca y es lo único que podría empañar la curiosa complicidad que parece establecerse (al menos por mi parte) entre nosotros.

Pero la dicha no es nunca perfecta.

Entre otras cosas, César es algo así como el «acaparador oficial de premios» de la ciencia ficción española de los últimos años. Prácticamente no hay premio convocado al que no se presente y, lo que es mucho más grave, el tío va y los gana.

El «prácticamente» del párrafo anterior sólo tiene una curiosa excepción: aquellos concursos literarios en los que yo he formado parte del jurado. En ese caso, César no se lleva nunca el premio.

Y el bueno de César (en verdad debe ser un buen tipo) sigue considerando que soy su amigo...

César Mallorquí ha ganado ya, con sus distintos y más recientes relatos, los premios Alberto Magno, Aznar, Domingo Santos y todo lo que puede ser «ganable» en España escribiendo relatos de ciencia ficción. Excepto cuando yo estoy metido en el tinglado.

La cosa empezó en el año 1992 con su novela corta
La vara de hierro
, que envió al Premio UPC de ciencia ficción. Puedo prometer y prometo que a mí me gustaba y era mi candidata, por lo menos, para el segundo premio. Pero no hubo manera de que lo obtuviera porque a algunos de los miembros del jurado se les atravesó la historia. La primera en la frente.

El bueno de César no desfallece y tiene más moral que el Alcoyano. En 1993 presentó otra maravillosa novela corta al Premio UPC. Se trataba de
La casa del doctor Pétalo
y esta vez yo estaba convencido de que era una clara candidata al premio. La originalidad del tema, su relación con Barcelona y con la arquitectura me hacían pensar que tenía muchos argumentos para defender esa historia precisamente en el Premio de una universidad politécnica y, además, en Barcelona. Como es lógico, yo no sabía a ciencia cierta que el autor era César Mallorquí, pero el estilo (único e irrepetible) y el pseudónimo utilizado me lo hacían sospechar. En la reunión del jurado, e incluso antes de abrir las plicas, supe de cierto que el autor tenía que ser Cesar Mallorquí. El gafe seguía actuando. Pese a mis recomendaciones, el resto de los miembros del jurado dijo que yo debía de estar loco y que «aquello» no merecía el premio (había, decía alguno, «escenas de sexo explícito mal realizadas»; y yo me preguntaba intrigado qué quería decir eso y dónde estaban esas escenas en las que yo no había ni siquiera reparado). Ahí ya me di cuenta de que, efectivamente, el autor tenía que ser César Mallorquí, ya que ésa era la única explicación posible del rechazo y de que esa maravilla que es
La casa del doctor Pétalo
no obtuviera ningún premio. La apertura de plicas corroboró las sospechas. El destino de César seguía marcado. Tampoco en 1993 se llevó nada del Premio UPC y apareció sólo como finalista. A partir de aquel momento empecé a considerarme como el «gafe» particular de César Mallorquí.

En 1994 la moral alcoyana de César decayó y ya no se presentó al Premio UPC. Es una persona inteligente y sabía que yo seguía formando parte del jurado... Aunque espero que en el futuro rectifique. Incluso me veo capaz de abandonar el jurado del Premio UPC para ver si, sin mi aciaga presencia, César se lleva de una vez un premio que también merece.

Pero, aunque no se presentara al Premio UPC, tampoco en 1994 se libró de mí.

Tal vez sin saber que yo formaba parte del jurado, César presentó un estupendo relato al Premio Aznar de 1994. Precisamente ése, que al abrir las plicas resultó ser su relato,
El escritor, la muerte y el diablo
, era mi candidato más destacado y así lo dejé claro en todas las votaciones. Pero algunos de los otros miembros del jurado no lo entendieron así, le votaron muy mal y, al final, la historia quedó segunda. Cuando supe el nombre del autor no me extrañé. El destino es inexorable: la historia se repetía de nuevo.

Debo decir que, si vuelvo por un momento a mi actividad de profesor universitario, me siento tentado a enunciar un nuevo teorema aplicable a la ciencia ficción española de los años noventa: «La presencia de Miquel Barceló en un jurado es condición necesaria y suficiente para que César Mallorquí no pueda obtener un premio que posiblemente merezca.» El teorema tiene un corolario evidente que se corrobora de forma empírica con la realidad de los últimos años: «Si Miquel Barceló no forma parte de un jurado, se puede asegurar, con probabilidad cercana ciento por ciento, que César Mallorquí obtendrá premio.»

Y el bueno de César sigue pensando que soy su amigo... Bromas aparte, pese a lo que haya ocurrido hasta hoy, creo que hago un favor a la ciencia ficción española deshaciendo el entuerto y aportando mi granito de arena para que otros lectores puedan, como yo, maravillarse de lo bien que escribe César Mallorquí. Y como lo que se publica en NOVA CIENCIA FICCIÓN lo decido yo sólito sin ayuda de jurados, esta vez no va a haber quien me pare.

(Escribo esto en enero, cuatro meses antes de la prevista aparición del libro. Cabe la posibilidad de que, en estos cuatro meses, mi arriesgada decisión pueda haber llevado a Ediciones B a la quiebra, o que se haya producido un incendio irreparable en la imprenta, o que un golpe de estado fascista impida la libertad de expresión, o que... Sé que parece fuerte, pero no las tengo todas conmigo: cuando estoy en medio de algo que puede favorecer a César Mallorquí, los hados parecen alborotarse. En cualquier caso declino toda responsabilidad: basta boy nunca había creído en la mala suene ni en el mal fario...)

De las historias citadas, publiqué
La vara de hierro
en el número 1 de los
Quaderns
UPCF que edita la asociación de ciencia ficción de la Universidad Politécnica de Catalunya. Primer desagravio. Misión cumplida.

Las otras historias citadas aparecen, ambas, en este volumen que, por lo que yo recuerdo ahora, es el primer fix-up de la ciencia ficción española. El
fix-up
es el recurso técnico que se utilizó en la ciencia ficción norteamericana de los años cuarenta y cincuenta para dar forma de libro a obras que habían visto la luz en forma de relatos, ya fueran separados o independientes. El autor fabrica un nexo de unión entre los relatos y éstos aparecen en un único libro. Así nacieron series de gran fama en la ciencia ficción mundial como, nada más y nada menos, las inolvidables
Fundación
de Asimov o
Dune
de Herbert.

Mallorquí, al igual que los viejos maestros, ha construido un nuevo relato,
El Círculo de Jericó
, de forma que alberga y da cobijo a siete de sus mejores historias. Con ello éstas adquieren, en este montaje, un sentido unitario que nace de su engarce en el misterio de
El Círculo de Jericó
. Algo parecido a lo que se obtiene en el
Decamerón
de Bocaccio, en los
Cuentos de Canterbury
de Chaucer o en
Las mil y una noches
.

El resultado es brillante, como no podría ser menos viniendo de César Mallorquí. Y, leídos de nuevo los relatos, al amparo del eje vertebrador que les ofrece
El Círculo de Jericó
, me ha parecido encontrar en ellos incluso un nuevo significado. Aunque, como describe el mismo autor,
«se trata de un libro de relatos que adopta la forma de siete historias distintas englobadas por una octava narración que sirve como nexo de unión»
.

Antes de hablar del libro, remito al lector a la «reseña biográfica» con la que éste finaliza, tal y como ya es habitual en las publicaciones de NOVA CIENCIA FICCIÓN. Ya se indica allí que, esta vez, la reseña ha sido redactada por el mismo escritor y el editor acepta buena parte de su responsabilidad al publicarla tal cual la envió César Mallorquí tras mi solicitud. Aunque sí resulta necesaria una aclaración: el mismo César me dice en su carta que la reseña
«es breve y concisa. Está escrita en tercera persona, pero contiene notas de pie de página en primera persona, por lo que me temo que deberás reelaborarla»
. Debo reconocer que he intentado reelaborarla pero no logro quedar satisfecho (ya dije que Mallorquí escribe mucho mejor que yo). Por ello la incluyo tal cual salió del teclado del autor, con mis disculpas por lo que ello tenga de atentado a las reglas gramaticales (esa tercera persona en el texto, que se conviene en primera persona en las notas). ¡Qué se le va a hacer! La brillante redacción y el humor de César se merecen la infracción de las reglas.

Sin renunciar (del todo) a mi función de editor, voy a incluir algunos de los interesantes comentarios que César me hacía en su carta. Su dilatada explicación contenía, entre otros, los siguientes puntos que, claramente, completan su propia imagen como escritor e interesado por la ciencia ficción:

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