Read Desnudando a Google Online

Authors: Alejandro Suarez Sánchez-Ocaña

Desnudando a Google (8 page)

BOOK: Desnudando a Google
2.3Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads
2
Welcome to the jungle!

En el primer trimestre de 2011, Google Inc. contaba con la friolera de 26.000 empleados. ¿Muchos o pocos? Bueno, según como se mire. Representa una cantidad enorme de materia gris, pero hay compañías de menor tamaño con una plantilla mucho mayor. Lo que realmente sorprende es la velocidad de crecimiento y de contratación desde 2006, cuando la compañía contaba con tan sólo 9.700 empleados. Es decir, en unos pocos años Google ha triplicado su plantilla. El crecimiento fue especialmente intenso, superior al 20%, en los años previos a la crisis económica mundial, en los que se redujo drásticamente el ritmo de contratación, que incluso resultó negativo en 2009.

Todos hemos admirado y visto con cierta envidia las fotos de Googleplex como ejemplo del lugar de trabajo ideal. Google fue considerada por la revista
Fortune
la mejor empresa para trabajar en Estados Unidos en los años 2007 y 2008. En años posteriores cayeron hasta el cuarto puesto de la clasificación. Y no sólo eso. Según una encuesta publicada en el diario
The Wall Street Journal
en 2011, Google era la empresa ideal para los jóvenes de hasta veinticinco años. Un 25 % de los encuestados querría trabajar en Google, frente a un 13 % en Apple o Walt Disney. La lista completa puede verse en la web de la revista
Fortune
.
[15]

Resulta curioso comprobar cómo Google ha sido la única empresa de la que ni la mismísima
Fortune
ha podido obtener datos sobre el número de empleados en Estados Unidos. La compañía sólo comunica el número de empleados globales, tal vez obligada por las normas de cotización en el NASDAQ. Si quieres averiguar cuántos empleados tiene en Estados Unidos, en Brasil o en España, la respuesta es siempre la misma: los necesarios. Este secretismo contrasta abiertamente con otras empresas del sector, que no consideran este tipo de información como algo estratégico, ni mucho menos perjudicial. Es más, se trata de un poco de transparencia. Viniendo de la organización cuyo lema es organizar y poner a disposición de cualquier persona la información mundial, parece que se olvidaron de incluir esta máxima en la suya propia.

Como ya ocurriera en los años noventa con Microsoft, la gran mayoría de los jóvenes ingenieros desearían trabajar en Google Inc. De hecho, existen numerosos foros, sitios web y páginas en redes sociales tituladas «Quiero trabajar en Google». Un ex trabajador de Google que estuvo contratado en la delegación de Dublín me comentaba que «es un sitio estupendo para comenzar la carrera laboral en nuevas tecnologías. Existen muchas razones, como la cultura de dar oportunidades a proyectos que vengan de cualquier persona, la satisfacción de estar trabajando en productos que utilizan millones de personas o conocer gente extraordinaria tanto a nivel humano como profesional». Este ex trabajador ha preferido permanecer en el anonimato, a pesar de que su opinión no es en absoluto negativa.

Es tal la fiebre de Google que existe un mercado de todo tipo de complementos con el logo de la compañía. Tazas, camisetas para niños, platos, pulseras. Hasta el muñeco del
software
para móviles, Android, puede ser adquirido por cualquiera de sus fans. El hecho de que una empresa pueda vender todo tipo de merchandaising es un indicio de su éxito.

Formar parte de Google tiene una idiosincrasia especial. Tenemos a los
googlers,
que es como se conoce a los empleados; a los
nooglers
, que son los nuevos, los últimos en incorporarse a la empresa; y, finalmente, los
xgooglers
, nombre con el que se denomina a los ex empleados de la empresa.

Conozco el caso de un buen amigo que con treinta y tres años, y habiendo trabajado con anterioridad tan solo para otra empresa, renunció a una oferta de trabajo muy interesante, con un sueldo casi un 30 % superior, por vivir la aventura
The Google Way Of Life
. Ha pasado un año desde aquello y, como muchos preveíamos, se arrepiente de no haber elegido racionalmente.

Eric Schmidt, el que fuera consejero delegado de Google hasta 2011, se jactó en público en varias ocasiones de que las personas querían trabajar en Google no por un salario, sino por su deseo de cambiar el mundo. En diversos foros de internet algunos ex empleados de la compañía criticaban esa actitud soberbia recordando que es muy fácil ser billonario (sí, con B) y pensar de esa manera. Sin embargo, el hecho es que aún hoy ese concepto sigue en cierto modo vigente.

Nuestra percepción inicial nos puede llevar a engaños. No todo es de color de rosa. Las principales quejas que ha recibido la compañía se refieren al larguísimo proceso de selección. Otros hablan de las ganas que tenían de trabajar en Google, pero una vez que estás dentro te das cuenta de que los sueldos son bajos comparados con empresas similares. Algunos hablan de poca organización y de excesiva preocupación por conservar una imagen exterior. Siempre me ha llamado la atención que los empleados descontentos opinen en foros de internet de forma anónima, y que sólo unos pocos se atrevan a hacerlo públicamente. ¿Por qué motivo tienen miedo y no se atreven a mostrar su identidad?

Al final, lo que resulta evidente es que hay dos motivos principales por los que los empleados abandonan la empresa. En primer lugar, la sobrecualificación: contratan a personas extremadamente preparadas que luego se ven frustradas al llevar a cabo labores que los desmotivan. En segundo lugar, la burocracia, que cada vez es mayor. Ciertos mandos no encajan con la cultura que ha implantado la empresa, que coarta las iniciativas creativas e innovadoras y se muestra más interesada en los resultados que en las personas. Y es que la empresa, salvando las distancias, actúa como si fuera una secta. Mientras alguien está inmerso en la dinámica de grupo, no habla, no hay comentarios al margen de la línea oficial. Todos son entusiastas y nadie tiene opiniones negativas.

Google Inc. se define a sí misma como el paladín de las libertades y de la democracia que pretende el libre acceso a la información. Pero no a toda. La que hay en sus oficinas debe ser de un tipo especial, y por ello permanece restringida. Por ese motivo, cuando los visitantes entran en sus instalaciones les piden firmar un NDA, un contrato de confidencialidad generalmente digital, por el que te comprometes a no revelar nada de lo que puedas ver u oír en el recinto, a no comentar o reproducir nada de lo que allí suceda, ni a hacer fotografía alguna de sus instalaciones. Te voy a sacar de dudas. Yo mismo he firmado alguno de esos contratos de confidencialidad. Considerando lo que he visto dentro, no me quedan muchas dudas de que una de las cosas que se pretenden salvaguardar es ese halo de
glamour
, la incertidumbre sobre lo que habrá ahí dentro, lo que alimenta sin medida el mito y la imagen idílica de la empresa. Por cierto, este tipo de contratos son tan inocentes como infantiles. Es como cuando viajas a Estados Unidos y los funcionarios de turno te preguntan cosas intencionadamente infantiles, como: «¿Ha manipulado alguien que no sea usted su maleta?», o mejor aún: «¿Pertenece a algún grupo terrorista con algún plan para asesinar al presidente de Estados Unidos?».

Volvamos al cuartel central de Mountain View. El objetivo de sus fundadores era conseguir que el recinto fuera más parecido al campus de una universidad que a una multinacional, como si se tratara de una extensión de los años universitarios en los que sus fundadores se divertían a la vez que trabajaban. Larry y Sergey pusieron desde el principio todo su empeño en conservar la imagen de innovación y tecnología que caracteriza a la empresa. Con ello buscan que la sensación que transmitan sus instalaciones sea una mezcla de ocio, talento, diversión, tecnología y juventud.

El columnista norteamericano y experto en
social media
Chris Brogan,
[16]
tras visitar Googleplex a finales de 2010, me contaba que sus impresiones fueron, a grandes rasgos, positivas. Aun así, según me explicaba, «tienes la sensación de estar en un sitio que te viene muy grande. Estás rodeado de ingenieros y con esas instalaciones tan impresionantes que te sientes pequeño». Acerca del ambiente que rodea a la compañía me explicó: «Todo el mundo habla de la cafetería y de las bicicletas que están por todas partes. Cuando estás en el campus tienes la sensación de que algo te atrapa, como si fueran unas esposas de seda. Permite que te vayas, pero te quieres quedar para continuar trabajando más y más. En definitiva, estás atrapado».

La empresa ha manifestado en más de una ocasión que trabajar en este complejo tecnológico supone numerosos beneficios a sus empleados, comodidades y lujos que pocos pueden disfrutar en su lugar de trabajo. Entre ellos está el servicio de lavandería, que devuelve la ropa limpia y planchada en el propio escritorio del trabajador. También hay servicio de peluquería, o un servicio de masajes, todo ello de forma gratuita. Existen además bicicletas o patinetes para desplazarse de una reunión a otra, sillones de masaje y pelotas inflables enormes. Los
googlers
pueden compartir tiendas de campaña gigantes y salas de reuniones de todo tipo. Los ordenadores portátiles están por todas partes, al igual que las pizarras blancas, para que cualquiera pueda pintar lo que quiera, desde un muñeco a una idea genial para un proyecto. También hay futbolines, mesas de billar, pistas de voleibol, diferentes videojuegos, pianos, mesas de
ping pong
, así como gimnasios con sesiones de yoga y clases de baile. Si un
googler
tiene un perro, hay personas dedicadas a cuidarlo. Incluso lo puede tener dentro del recinto y pasearlo por donde desee. Los empleados pueden acudir al trabajo vestidos como quieran (si es sin corbata, mejor). No hay un horario establecido y existe la opción de teletrabajo.

No pude evitar preguntarle a Bernardo Hernández, director mundial de Productos Emergentes de Google, qué parte de marketing tenía disponer de unas instalaciones más típicas de un salón recreativo para adultos que de la sede central de una compañía multinacional. Es decir, en qué medida todo eso actuaba a modo de gigantesco imán para atraer a jóvenes y a nuevos talentos, y qué parte de realidad y utilidad tiene en el día a día. Para Bernardo, «en Googleplex las oficinas son generalmente muy funcionales, con poca carga de diseño. El atractivo viene más de la creatividad y espontaneidad a la hora de construir un espacio de trabajo, que de una estrategia de marketing».

Resulta curioso, y desde luego no es casual, comprobar cómo la empresa anima e incita a los empleados a que puedan formar grupos en torno a todo tipo de aficiones, como la meditación, el cine, la cata de vinos o los bailes latinos. Se celebran innumerables almuerzos y cenas saludables para el personal en sus múltiples restaurantes, que son como enormes habitaciones de descanso repletas de aperitivos y bebidas con los que recuperar las fuerzas.

Esas condiciones de trabajo, tan diferentes a lo que vemos en nuestro día a día laboral, ¿no encerrarán una trampa? Según me comentaba un
xgoogler
que ha desarrollado su labor profesional en la filial europea, «el ambiente en Google se caracteriza por ser joven y distendido. Cada mes contratan a una gran cantidad de personas, y su plan de acogida está muy trabajado y pulido. Con el grupo de nuevos empleados realizan gran cantidad de actividades que persiguen su integración tanto en el equipo como en la compañía».

Puede parecer idílico, pero no todos los trabajadores de Google están tan contentos ni tan de acuerdo con que esta imagen refleje sus condiciones de trabajo. En una entrevista publicada en
No2Google
,
[17]
un antiguo empleado argumentaba que no había espacio suficiente, a pesar de que existen cubículos y espacios abiertos de último diseño. Según él, las instalaciones no están preparadas para el crecimiento que ha experimentado la empresa en los últimos años.

Igual de popular que las instalaciones son los diecisiete restaurantes de Googleplex donde los empleados pueden comer de forma gratuita. Así se consigue un objetivo doble: en primer lugar, y como meta principal, una mayor productividad, ya que se comparten ideas y opiniones. Los empleados no se desplazan fuera de la sede de la empresa a comer, lo que supone una evidente pérdida de tiempo y de productividad. En segundo lugar, es una interesante herramienta de marketing que hace que trabajar en Google sea tremendamente deseado. Lejos de tener costos relacionados con tu vida personal, ¡hasta tienes barra libre!

BOOK: Desnudando a Google
2.3Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Joshua Dread by Lee Bacon
Small Town Girl by Brooks, Gemma
Place in the City by Howard Fast
Espadas entre la niebla by Fritz Leiber
Longitude by Dava Sobel
Falling into Black by Kelly, Carrie
Mr Bishop and the Actress by Mullany, Janet
Ruby's Wish by Shirin Yim