Y agregó con expresión grave:
—Soy un buen testigo. Mi nombre es bien conocido y desde el momento que la policía oyó mi historia comprendió que el caso en cuestión tomaba un aspecto completamente distinto.
—¿Y luego?
—
Eh bien
, hicieron algunas preguntas al comandante Chantry. Trató de negarlo, pero no es muy inteligente y pronto se descubrió.
—¿De modo que Douglas Gold ha sido puesto en libertad?
—Sí.
—¿Y Marjorie Gold?
El rostro de Poirot se ensombreció.
—Yo la advertí —dijo—. Sí, la advertí... arriba, en el Monte del Profeta... Era la única posibilidad de evitar el crimen. Casi le dije que sospechaba de ella, lo comprendió, pero se creía demasiado lista... Le dije que abandonara la isla si apreciaba su vida y prefirió... quedarse...