A por todas (25 page)

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Authors: Libertad Morán

Tags: #Romantico, Drama

BOOK: A por todas
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—¡Coño! ¿Y a qué esperas para decírselo? —le espeté.

Alicia meneó la cabeza.

—Paso. Sé de buena tinta que no le caigo bien.

—¿Quién te lo ha dicho?

—Nadie pero no hay más que ver cómo se dirige a mí y el tono borde que utiliza… Además, es mucho mayor que yo.

—¿Y qué? ¿Qué tendrá que ver la edad?

—Pues que seguro que se piensa que soy una niñata.

Me eché a reír sin poderlo evitar aunque rápidamente recuperé la compostura.

—¡Pero Ali! ¡No seas tan derrotista! Con lo luchadora que tú eres… ¿Qué pasa? ¿Que te gusta sufrir el amor en silencio, como si fueran unas hemorroides? No tienes nada que perder, en la mayoría de las ocasiones a las personas que nos gustan y que creemos que pasan de nosotras lo que les ocurre realmente es que no saben cómo acercarse… ¿Tú sabes por dónde suele salir esa chica?

—Sí, claro. Más o menos salimos por los mismos sitios. Nos solemos encontrar bastante a menudo.

—¿Tú crees que estará por aquí esta noche?

—Sí, seguro —contestó esbozando una sonrisa distraída que sólo unos minutos después fui capaz de descifrar.

—¿Y tienes su teléfono? —Alicia asintió—. Entonces llámala y pregúntale por dónde anda. Le dices que tú estás cerca con unas amigas y que por qué nos os tomáis una copa.

Alicia se quedó pensativa durante unos segundos y luego sonrió picara. Frunció los labios y asintió enérgicamente con la cabeza.

—Sí, tienes razón. Voy a llamarla —dijo metiéndose la mano en el bolsillo y sacándola con unas pocas monedas. Se encaminó a las cabinas de la plaza de Chueca.

—¿A dónde vas? —le pregunté extrañada.

—A llamarla. Es que no tengo saldo en el móvil.

—Si quieres te dejo el mío —me ofrecí.

—No hace falta, no te preocupes. Gracias de todas formas —dijo antes de alejarse.

Mientras ella se iba a hacer la llamada a su amor secreto yo me acerqué a Pilar y las otras chicas para observar hasta dónde había llegado mi amiga en su cancaneo. Mientras escuchaba la retahila seductora de Pilar, me encendí un cigarro y, paralelamente, me puse a vigilar las mesas de las terrazas de alrededor por si alguna se quedaba libre.

Vi cómo un nutrido grupo recogía sus cosas y ya estaba presta a lanzarme sobre la mesa que iba a ser desocupada cuando noté que mi móvil vibraba dentro de mi bolsillo. Acercándome ya a la mesa lo saqué y miré la pantalla. Un número desconocido. Respondí preguntándome interiormente quién podría ser.

—¿Sí?

—¿Ruth? —dijo una voz femenina que me resultaba familiar pero que no fui capaz de reconocer—. ¿Qué haces?

—¿Quién eres? —pregunté.

—¿No sabes quién soy? —dijo la voz sofocando una risa.

—Pues no, chica, lo siento.

—Mira hacia las cabinas de la plaza.

Estupefacta miré hacia las cabinas dónde Alicia me lanzaba una sonrisa tímida que nunca había visto en ella.

—Estaba hablando con una amiga —me dijo sin dejar de mirarme— y me ha aconsejado que te llamara. ¿Te apetece tomarte una copa conmigo?

Me quedé automáticamente sin habla. Entonces Alicia colgó el teléfono y comenzó a andar hasta la mesa dónde yo había apoyado mis reales posaderas para recuperarme de la sorpresa. Llegó hasta mí con la cabeza baja y pese a la mortecina luz de las farolas y que ya era noche cerrada, se la notaba sonrojada.

—¿Y bien? —me dijo alzando un poco la mirada—. ¿Te quieres tomar esa copa conmigo?

Yo era incapaz de cerrar la boca. En ese momento Pilar se percató de que había conseguido mesa y se acercó junto a las otras dos chicas.

—Mira qué bien, ya tenemos mesa —dijo sentándose en una silla y siendo imitada acto seguido por las otras dos. Luego se nos quedó mirando a Alicia y a mí que seguíamos mirándonos la una a la otra sin decir nada—. ¿Qué os pasa, chicas?

Recuperándome poco a poco de la revelación que acababa de acontecer, me giré hacia Pilar.

—Nada, nada, que Alicia y yo nos queríamos tomar una copa —dije volviendo a mirar a Alicia a la que vi sonreír aliviada al escuchar mi frase.

Sé que a muchas les sorprendió que apenas un par de horas después Alicia y yo nos estuviéramos comiendo a besos. Y aunque parezca mentira, la menos sorprendida fue la propia Pilar.

—Sí ya sabía yo que tanta tirria sólo podía acabar o a leches o en la cama —nos dijo a las dos cuando a las tres de la mañana anunciamos que nos íbamos a
dormir
.

Y desde aquella noche ya ha pasado casi un mes. Un mes en el que, haciendo honor a la verdad, he tenido que cambiar la imagen preconcebida que tenía de Alicia para convertirla en la de una chica que, pese a su juventud, tiene la cabeza bastante bien amueblada. Ni que decir tiene que mi lengua se ha llenado de llagas de todo lo que he tenido que mordérmela durante este tiempo por lo que dije y me he visto obligada a retirar.

Alicia sigue brincando sobre la cama para acabar sentándose con las piernas cruzadas junto a mí. Me incorporo un poco y le echo un vistazo al periódico.

—¡Joder, cielo, sale en la portada de la sección de Madrid! —le digo volviendo a recostarme.

—¿Y qué? ¿Es una portada o no?

—Síííííí —murmuro con la cabeza nuevamente enterrada bajo la almohada, extrañada de que aún no haya empezado a leérmelo.

—«Destapado un fraude en el seno del colectivo gay» —comienza a leer adoptando el consecuente tono de presentadora de telediario.

DESTAPADO UN FRAUDE EN EL SENO

DEL COLECTIVO GAY

EFE, MADRID
. El pasado 30 de junio fueron detenidos en sus domicilios Armando Salcedo y Luis Javier López, presidente y gestor de GYLA (Gays y Lesbianas en Acción), y Sancho Miguélez e Ismael Montcada, presidente y secretario de GYLIS (Gais y Lesbianas por la Igualdad Social), dos de las organizaciones de gays y lesbianas más importantes de la capital.

Al parecer el arresto se produjo a raíz de la denuncia interpuesta por varios trabajadores y voluntarios de ambos colectivos que detectaron graves irregularidades en la gestión de los fondos de estas asociaciones. Estas personas, cuya identidad permanece en el anonimato por decisión judicial, han logrado encontrar pruebas de uno de los mayores desfalcos conocidos hasta ahora en las ONG's españolas. Todo empezó, según fuentes policiales, cuando un antiguo trabajador del GYLA requirió a dicha asociación los documentos necesarios para tramitar el subsidio de desempleo. Este ex trabajador, al recibir continuadas negativas, descubrió que durante el tiempo que estuvo trabajando en el colectivo no se le cotizó a la Seguridad Social. Avisados otros trabajadores, acudieron también a las Tesorerías para comprobar que ellos tampoco estaban dados de alta.

A través de mecanismos que la policía no ha querido dar a conocer, este grupo de personas halló diversas pruebas en las sedes de ambos colectivos que demostraban que llevaban varios años desviando fondos de subvenciones públicas para intereses privados y falsificando documentación oficial para llevar a cabo una doble contabilidad. El método empleado incluía recortes de sueldo a los trabajadores de los colectivos, supuestas pérdidas en el Festival de Cine Gay organizado por el GYLA anualmente, pagos a un ficticio colectivo gay ubicado en Latinoamérica así como desviaciones de las cuotas de socios y otro tipo de recaudaciones que dichas organizaciones consiguen en su labor reivindicativa.

De confirmarse, como todo parece indicar, nos encontraríamos ante presuntos delitos, no sólo de defraudación a la Seguridad Social y falsificación de documento público sino de delito societario. Los cuatro detenidos no sólo se arriesgan a pagar cuantiosas multas sino a ser ingresados en prisión debido al fraude.

Aunque las fuentes policiales todavía no se atreven a dar una cifra exacta de la cuantía total del desfalco, parece ser que los detenidos pensaban destinar los fondos a la construcción de un complejo turístico dirigido exclusivamente a homosexuales masculinos en la costa de Panamá, del cual se han encontrado incluso los planos en la sede de GYLIS.

Fuentes de estos dos colectivos intentan subrayar ante la opinión pública, debido a la celebración en estas fechas del Día Internacional del Orgullo Gay, que estos hechos afectan exclusivamente a las personas implicadas, quienes no representan los intereses y fines perseguidos por las asociaciones de gays y lesbianas, aunque los presuntos delitos se hayan podido llevar a cabo en el marco de dichas asociaciones y justamente por ser los directivos de las mismas. Estas fuentes reconocen no saber cómo afectará este suceso al futuro del asociacionismo gay.

Ante estos hechos y la presión del Foro Español de la Familia, el Portavoz del Gobierno ha anunciado que no darán marcha atrás a ninguno de los proyectos de ley en trámite que afecten a estos colectivos, puesto que se trata de compromisos asumidos en la campaña electoral que responden al respeto y cumplimiento por parte del Ejecutivo de la más amplia gama de derechos humanos y civiles.

Los convocantes de la tradicional manifestación del Orgullo Gay que se celebra hoy en la capital han llamado a la participación masiva para demandar un mayor control efectivo de subvenciones y ayudas, para que estas lleguen, según sus palabras, a buen puerto. La manifestación conserva, según han declarado, su carácter festivo a la vez que reivindicativo. A la hora del cierre de esta edición, afirmaban conservar el patrocinio de entidades y empresas públicas y privadas (a excepción de los colectivos implicados, que no se han manifestado al respecto) y confían en el apoyo individual de los asistentes que, ya el año pasado, superaron el millón de personas.

—¿Te vas a quedar en la cama? —me pregunta Alicia cuando termina de leer.

—He dormido dos horas, ¿tú que crees? —responde mi voz saliendo desde debajo de la almohada—. ¿Tú no te vas a volver a acostar?

—No. Tengo que ir al GYLA para ultimar los preparativos de la carroza del grupo de mujeres.

Bendita juventud, pienso para mí. ¿Es que no conocen los beneficiosos placeres de la posición horizontal?

—¿Comemos juntas o vas a estar muy liada?

—No te preocupes, ya me comeré algún bocadillo por ahí… Llámame cuando te vayas acercando a la Puerta de Alcalá, ¿vale?

Levanta la almohada y me busca los labios para darme un beso. Luego la deja caer y se levanta de la cama. Segundos después oigo cómo cierra la puerta del piso y antes de que haya pasado un minuto ya estoy de nuevo acercándome a los dominios de Morfeo.

—¡Joder, Ruth! ¡Pareces un oso panda con esas ojeras! —es lo primero que dice Pilar cuando viene a buscarme a casa para ir a la manifestación—. ¿A qué hora os acostasteis anoche?

—Acostarnos al rato de irnos de la fiesta. Dormirnos cuando ya era de día —explico entre murmullos mientras me vuelvo a dejar caer en el sofá a recuperar mi enésimo café del día.

—O sea que la niña te está dando caña, ¿eh? —dice partiéndose de risa.

La miro de soslayo dejando la taza sobre la mesita.

—¿Caña? Pilar, ¡es insaciable! Creo que no he dormido más de cuatro horas seguidas en el último mes…

—Mujer, es normal —responde ella con condescendencia—. Tiene dieciocho años, si ahora no tiene energía, ¿cuándo la va a tener?

Resoplo con agotamiento.

—Hay café hecho si quieres —le digo llevándome la taza a los labios.

—No, gracias, me acabo de tomar uno. ¿Estás ya lista?

—Sí, cuando quieras nos vamos.

—Pero ponte las gafas de sol, ¿eh? Que vamos a la mani del Orgullo no a una fiesta de Halloween.

La miro con desdén antes de ponerme las gafas de sol y coger las llaves.

—Tira para fuera, anda, bonita.

—Ruth, cariño, con lo que follas últimamente deberías estar más relajada… —me dice riéndose a carcajada limpia mientras sale por la puerta del piso y se escapa de una contundente colleja que iba encaminada a su nuca. Cierro la puerta del piso y nos metemos en la cabina de ascensor—. No quisiera mentar al diablo pero… —me dice mientras descendemos a la planta baja—. ¿Has sabido ya si el alien ha tenido a su cría?

—¿Quién? ¿Olga? —pregunto pillada por sorpresa. La verdad es que no sé si contarle las últimas noticias de Olga porque yo aún no he conseguido digerirlas—. Pues la verdad es que tuvo a la niña el lunes…

—¿Justo el día veintiocho? —asiento con la cabeza—. ¡Joder! ¡Qué oportuno…!

—Pues si te cuento el resto…

Pilar me mira por encima de las gafas de sol cuando salimos del portal.

—Cuenta, cuenta, que mi sorpresa aún no conoce límites…

—Quiere que sea la madrina de la niña —explico alzando las cejas.

—¡No jodas! ¡Pero si Olga era atea perdida!

—Ya, Pilar. Pero no es que vaya a bautizar a la niña. Lo que quiere es que esté presente en su vida. Vamos, lo típico de ser la madrina de un crío pero sin tener que presenciar cómo le empapan la cabeza —le digo acercándome al borde de la acera. Pilar menea la cabeza enérgicamente.

—Esa tía está mal de la olla, de verdad, Ruth…

—¡Y no sabes lo mejor…! —sonrío enigmáticamente—. Aún no te he dicho qué nombre le han puesto a la niña…

—¿Qué nombre le han puesto? ¿Uno medieval que suena a insulto y traumatizará a la niña de por vida?

—No. Uno muy bonito —sonrío—. ¿No te lo imaginas?

Pilar se me queda mirando totalmente confundida.

—Pues no.

—¿De verdad que no te lo imaginas? —Mi sonrisa ya me ocupa toda la cara en una jocosa mueca.

La expresión de Pilar casi se descompone al darse cuenta de que sí se imagina qué nombre le ha puesto mi ex a su hija.

—¡No! —exclama casi chillando.

—Sí, hija, sí.

—¡No! ¡No puede ser! ¿Le ha puesto Ruth a la niña?

—Como te lo cuento. No sé si quiere que sea su madrina porque le ha puesto Ruth a la niña o le ha puesto Ruth a la niña para que yo no me niegue a ser su madrina pero el caso es que ya está registrada con ese nombre… —Bajo el bordillo de la acera y me asomo a ver si viene algún taxi libre.

—¿A dónde vas? —me pregunta Pilar extrañada.

—A parar un taxi, claro.

—¡Vamos, no jodas, tronca! Si no va a poder ni acercarse a la Puerta de Alcalá. Vamos en metro, que es línea directa desde aquí y tardamos diez minutos escasos…

Me encojo de hombros por toda respuesta y la sigo hasta la boca de metro de Quevedo.

La Puerta de Alcalá y aledaños bulle de gente portando banderas y pancartas y luciendo modelitos a cual más llamativo y/o estrafalario. Pilar y yo cruzamos la plaza por el paso subterráneo para dirigirnos hacia la calle Alfonso XII, donde se colocan las carrozas que participarán en la cabalgata que está a punto de comenzar, en busca de Alicia y la del grupo de mujeres del GYLA que, desmarcándose del mutismo general de la asociación, ha decidido hacerse visible este día pese a la situación de incertidumbre que vive el colectivo.

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