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Un historiador refiere que, habiendo hecho celebrar el rey una conferencia ante él entre doctores de una y otra Iglesia, y viendo que un ministro estaba de acuerdo en que se podía salvar uno en la religión de los católicos, tomó Su Majestad la palabra y dijo a este ministro: "¡Cómo! ¿Estáis de acuerdo en que se puede uno salvar en la religión de estos señores? "Al responderle el ministro que no lo dudaba, siempre que se viviese bien, le contestó muy juiciosamente: "La prudencia quiere, pues, que yo sea de su religión y no de la vuestra: porque siendo de la suya me salvo, según ellos y según vos, y siendo de la vuestra, me salvo, según vos, pero no según ellos. Por tanto, la prudencia me aconseja que siga lo más seguro."(Pereflxe, Hist. d'Henri IV.)
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