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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (64 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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La tercera clase de asociaciones se forma, en breves palabras, en momentos de recuerdo de sí y de trabajo sobre sí. Cuando un hombre mira al mismo tiempo dentro de sí y dentro del objeto, o se ve a sí mismo y a la otra persona simultáneamente, en tal caso resultan de esta actividad psíquica superior asociaciones de una clase particular.

Ahora bien, al presentar esta breve explicación he usado los términos "asociaciones involuntarias y voluntarias". En rigor de verdad, hubiera debido decir "asociaciones formadas por impresiones percibidas involuntariamente y asociaciones formadas por impresiones percibidas voluntariamente". Citaré ahora una conversación que tuvo lugar hace muchos años. El señor Ouspensky habla sobre lo que le fue enseñado:

"El hombre moderno nunca actúa espontáneamente; sólo manifiesta acciones estimuladas por estímulos exteriores. El hombre no piensa, sino que algo piensa por él; no actúa, sino que algo actúa a través de él; no crea, sino que algo es creado a través de él; no logra, sino que algo es logrado a través de él.

"En un niño recién nacido, las tres diversas partes o centros de la psique humana general pueden compararse a un sistema de rollos vírgenes de gramófonos en los cuales se empieza a grabar, desde el día de su aparición en el mundo, la significación exterior de los objetos y la comprensión subjetiva de su significación interior, o el sentido de todas las acciones que tienen lugar en el mundo exterior, así como en el mundo interior que ya se está formando en él; todo ello es grabado de acuerdo con la correspondencia que hay entre la naturaleza de esas acciones y la naturaleza de los distintos sistemas que se forman en el hombre.

"Toda clase de estos resultados de acciones circundantes permanecen, sin cambio alguno en cada uno de los 'rollos-depositarios' durante toda la vida, en la misma secuencia y en la misma correlación con las impresiones previamente registradas, en las cuales fueron percibidas.

"Todas las impresiones grabadas en las tres partes relativamente independientes, que componen la psique general del hombre, producen después, en el período de la edad responsable, toda clase de asociaciones en diversas combinaciones.

"Lo que se llama 'razón' en el hombre, así como en otras formas exteriores de vida, no es más que la concentración de los resultados de impresiones de diferente calidad anteriormente percibidas; y su estímulo y repetición provoca diferentes clases de asociaciones en el ser. Las impresiones grabadas se originan en tres fuentes y están sometidas a tres diferentes influencias que a su vez están sujetas a tres leyes diferentes.

"Una categoría de asociaciones está formada por impresiones percibidas involuntariamente y que provienen directamente del mundo exterior así como del mundo interior del hombre, de resultas de ciertas asociaciones previas, constantes y que se repiten automáticamente.

"La segunda categoría está formada por impresiones percibidas voluntariamente, ya sea provenientes del mundo exterior, ya sea por haber cristalizado en el mundo interior del hombre mediante un deliberado pensamiento activo y una verificación de la realidad.

"La tercera categoría se origina en los procesos conocidos como
transformación de impresiones,
en que impresiones de toda clase, que surgen ora del exterior, ora del interior, son conscientemente percibidas y puestas en relación con impresiones similares, ya grabadas, y conectadas con sus centros correspondientes."

Birdlip, 3 de julio, 1943
Comentario sobre la observación de sí y los "yoes" I

Mientras un hombre siga aceptando lo que observa como si fuera
él mismo,
separarse de ello le será imposible. Es lo mismo que estar sobre una tabla y tratar de levantarla. Aceptar lo que observa en sí mismo como sí mismo es identificarse con ello. En este caso no puede cambiar. Hemos estado dormidos demasiado tiempo para que nos sea posible captar la significación de la observación de sí y de su verdadera meta, que es la
separación interior.
Pero si todo lo interior, en el propio mundo psíquico, al cual sólo
uno
tiene acceso directo, está siempre girando y girando y se toma todo como si fuera
uno mismo,
aun no se ha emprendido el viaje para encontrarse a sí mismo, a quien se había perdido.

Permítanme hacer a todos ustedes una pregunta: "¿Por qué es tan difícil establecer
una relación de Trabajo consigo mismo?
Porque en nosotros todo se toma como uno, como "Yo". Esta es nuestra ilusión más fuerte y día tras día vence a la acción del Trabajo sobre nosotros. Y como todas las poderosas ilusiones en que vivimos, su fin es impedir que despertemos. Sin embargo, ¿qué dice insistentemente el Trabajo, el Trabajo que trata de despertarnos, sobre nuestro estado de Ser? Dice que lo caracteriza la falta de unidad, la falta de unicidad, la multiplicidad, la multitud, los muchos "Yoes", en lugar de un gran "Yo" permanente cuya mirada cubra todo el ámbito de nuestra vida. Ya deberíamos conocer prácticamente algunos de los "Yoes" que están en nosotros y saber si podemos confiar en lo que dicen o no. Es muy fácil caer entre ladrones, quienes no sólo nos roban sino que nos dañan, dejándonos medio muertos, como el hombre que "descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron; e hiriéndole, se fueron dejándole medio muerto".
(Lucas
X, 30). Observen que
descendió.
Todo hombre tiene en él "Yoes" que quieren arrastrarlo cuesta
abajo.
Este es el notable descubrimiento que podemos hacer solos, sin ayuda de nadie —a saber, que tenemos en nosotros "Yoes" que, si los seguimos, nos arrastran cuesta abajo hablando en términos esotéricos y que, en realidad, luchan contra toda nueva comprensión y desean matarnos. Sin embargo, nos aceptamos con mucha calma como si en nosotros todo anduviese bien. Esto es el significado de la ilusión. Significa que no hemos empezado a observarnos a nosotros mismos a la luz de la enseñanza esotérica —ya sea del Trabajo, ya sea de los Evangelios o de cualquier otra fuente mucho más antigua. Es
dentro del hombre
donde debe empezar la lucha entre el Sí y el No, en relación con las ideas esotéricas. Y esto significa que todo hombre tiene "Yoes" que se resistirán al Trabajo, que se resistirán a cualquier forma de ideas esotéricas, por eso es preciso observar el curso de nuestros pensamientos. ¿De qué "Yoes" provienen los pensamientos? Si se carece de una
relación de Trabajo consigo mismo
se aceptarán, todos los pensamientos, cualquier pensamiento ocioso, como 'Yo', y se dirá "Sí" a ellos. ¿Cómo es posible entonces el trabajo sobre sí? ¿Es tal su insensatez que confía en cualquier pensamiento ocioso, como "Yo", y se dirá "Sí" a ellos... ¿Cómo es posible en usted el Trabajo en relación con la esfera del pensamiento? ¿Supone acaso que es usted mismo quien piensa sus pensamientos? ¿Acepta cualquier evento personal, cualquier evento psíquico —es decir, cada estado de ánimo, cada pensamiento que tiene —como si fuera usted mismo, como si fuera "Yo"— y lo sanciona y firma? Si lo hace así, no comprende lo que significa el
Trabajo sobre sí.
Se acepta a sí mismo como si fuera una persona. Intenta hacer el Trabajo sin haber empezado a hacerlo, sin ni siquiera saber dónde empieza. Se asemeja a esos escarabajos que hacen pelotitas de estiércol, sólo que las hace con sus pensamientos negativos y los amontona en los armarios de su mente como si fueran sus más preciadas posesiones personales. ¿Por qué ha de acompañar todos sus pensamientos? ¿Por qué ha de creer en ellos si tienen su origen en los "Yoes" negativos? ¿Por qué empeñarse en seguir una sucesión tras otra de pensamientos negativos como si todos fueran
usted,
como si todos fueran "Yo" mismo que piensa, cuando sólo le basta despertar un poco y comprender que no es necesario aceptar esos pensamientos como
usted,
que no es preciso seguir ese rumbo? Hemos hablado recientemente de ser
pasivo
para con los pensamientos. Les aseguro a todos ustedes que les sería muy útil comprender lo que esto significa todos los días. Dije una vez que si pudieran comprender esta parte del Trabajo
en forma práctica
sería cosa de magia. Despertarán de pronto de la secuencia de malignos pensamientos negativos y comprenderán que ya no necesitan encenagarse más. Pueden apartarse de ellos, como cuando se sale de un pantano en el que uno se estaba hundiendo. Sí, pero ¿quién lo sabe en realidad? Si aman los estados negativos más que cualquier otra cosa, por cierto
nunca
lo sabrán.

Ahora bien, es preciso comprender que en ustedes hay muchos "Yoes" que están en contra del Trabajo. Si no fuera así, el Trabajo personal carecería de base. Todo lo que se consigue por medio del Trabajo es en consecuencia un logro
individual
—el resultado de los propios esfuerzos. Si se aceptara simplemente el Trabajo, nada podría suceder. Si se escribiera toda la enseñanza del Trabajo en libretas de apuntes, si se lo dactilografiara bellamente, el
Trabajo
aún no habría empezado. Ningún cambio tendría lugar. El Trabajo se asemeja a un cambio químico. Una sal se obtiene partiendo de dos elementos
opuestos.
Estos son psicológicamente:
Vida
y
Trabajo.
Así es preciso comprender que el Trabajo establece una lucha entre los opuestos, cuya fuerza se acrecienta cada vez más, entre "Yoes" que desean trabajar y "Yoes" que no lo desean. Los "Yoes" puramente vitales no desean el Trabajo —y en nosotros son los "Yoes" más inteligentes. Recuerden que en los antiguos escritos esotéricos se dice que "los hijos del mundo son en su generación más sabios que los hijos de la luz". Se refiere esto a los "Yoes" que están en nosotros. Los "Yoes" de la Vida son más inteligentes que los "Yoes" del Trabajo. Por eso nuestras emociones y pensamientos negativos parecen más inteligentes que cualquier otra cosa —al comienzo. Quizá alguno de ustedes sepa cuan plausibles suelen ser algunos de los "Yoes", cómo presentan argumentos a la mente y, en apariencia, desean ayudar. Tales "Yoes", cuyo número es muy grande, son los que se justifican a sí mismos. Suelen aparecer muy a menudo como el poder razonante y, como los abogados del diablo, siempre toman como punto de partida una verdad a medias. Ahora bien, supongamos que se encuentren con una persona que dice mentiras; al principio no se darán cuenta del alcance de sus palabras, pero al cabo de un tiempo serán más sagaces y comprenderán que esa persona es embustera y que no se puede confiar en lo que dice; pero cuando estamos dormidos —es decir, cuando nos damos por supuestos— los "Yoes" de esa clase, que son embusteros inveterados, se hacen cargo continuamente de nosotros y de nuestros pensamientos y los deforman en toda clase de modelos falsos, de asociaciones falsas. Esto produce, por así decirlo, una especie de confusión en nosotros, y si dura bastante toda nuestra mente se envenena y no puede pensar claramente acerca de cosa alguna. Es muy necesario examinar y observar los "Yoes" embusteros. Tenemos tantos. Deforman constantemente todas las cosas. Pero una vez que se empieza a verlos se descubre de qué modo tejen su material y ya no hay necesidad alguna de acompañarlos, ni de creer en ellos, ni de aceptar su charla interior como si fuera verdad; esta realidad es cosa de magia. Se sacude uno, por así decirlo, como un perro que sale del agua, y se libra instantáneamente de todo. Se siente en paz con el mundo. Siente que algo maravilloso tuvo lugar dentro de uno mismo, que ha escapado de un peligro que nunca había visto antes.

Por lo tanto, intente ver los diferentes "Yoes" y ponga atención a lo que dicen acerca del Trabajo —es decir, acerca de la distinción existente entre las ideas esotéricas y las ideas de vida. Y recuerde que si no le es posible presenciar esa lucha en sí mismo, si se identifica con cada curso de pensamiento, con cada clase de charla interior, con cada estado de ánimo, ignora en la práctica lo que significa este Trabajo. Dirá simplemente: "Yo me siento negativo hacia el Trabajo". Quiere decir que se acepta como una sola cosa, como una masa a veces negativa, a veces positiva. Esto no lo llevará a ninguna parte. También quiere decir que no comprende lo que significa observarse a sí mismo y no se da cuenta de los diferentes "Yoes" que están en usted. En este caso estará siempre identificado con su estado, y siempre dirá "Yo" a cualquier estado de sí. ¿Cómo podrá comprender entonces lo que significa
transformar
sus estados? Usted
será
ellos. Será incapaz de
separarse
de ellos, de modo que
sus estados
y
usted
estarán identificados —serán la misma cosa. Usted será
uno por la identificación.
Todo será
usted.

Entre ustedes hay muchos que piensan que la Observación de Sí finca sólo en darse cuenta de que se sienten malhumorados, de que no se sienten bien, de que se sienten negativos, aburridos, sombríos, deprimidos, etc. Permítanme asegurarles que esta
no
es la Observación de Sí. La Observación de Sí tiene como punto de partida el establecimiento de un "Yo" Observante en el propio mundo interior. El "Yo" Observante
no está identificado
con lo que observa. Cuando se dice:
"Yo
me siento negativo", no se está observando uno a sí mismo. Usted
es
su estado. Está identificado con su estado. No hay nada distinto en usted qué esté fuera de su estado, algo que no sienta su estado, que sea independiente de su estado y que lo esté examinando, algo que tenga un sentimiento muy diferente de su estado. Se dice:
"Yo
deseo no ser negativo", no le sirve de nada. "Yo" es quien habla todo el tiempo.

Se acepta a sí mismo como una masa. No se divide a sí mismo en dos, lo cual es el comienzo del Trabajo sobre sí. No dice: "¿Por qué es
ello
negativo?" sino "¿Por qué soy
Yo
negativo?" Está tomando
ello
y
usted
como si fueran la misma cosa. Traten de comprender lo que significa dividirse en dos —un lado observado y un lado observante— y traten de tener la sensación de "Yo"
en el lado observante
y no en el lado observado. En ello estriba toda la cuestión. Es menester recordar que
a menos que un hombre se divida en dos no puede salir de donde está.
Es así: estamos atados interiormente a cosas equivocadas a las cuales aceptamos como si fueran
nosotros mismos
—pensamientos equivocados, preocupaciones, etc. Los aceptamos como si fueran
nosotros.
El Trabajo se propone separarnos de ellos. Este es el comienzo de la
libertad interior.
A esto se refiere el Trabajo. Si podemos observar nuestros pensamientos y preocupaciones, en tal caso se establece el punto de partida del Trabajo en uno mismo. Esto es, el lado observante es el nuevo punto de crecimiento en uno. Por eso es preciso sentir la sensación de "yo"
en el "Yo" Observante
y no en el lado observado. Es preciso tener conciencia del "Yo" Observante.

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