Rumbo al cosmos (49 page)

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Authors: Javier Casado

BOOK: Rumbo al cosmos
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El aspecto económico y la colaboración europea

El soporte económico es el punto más débil del proyecto, dada la delicada situación económica del programa espacial ruso. De hecho, podría esperarse que el proyecto corriera la misma suerte que otros proyectos espaciales rusos, como el lanzador Angara, que ha pasado décadas arrastrándose de despacho en despacho por problemas presupuestarios. Pero en esta ocasión, la colaboración internacional se presenta como una alternativa con buena probabilidad de éxito, lo que podría dar al proyecto una gran viabilidad económica.

Efectivamente, tras el anuncio del proyecto por los responsables de Roskosmos y Energiya, las agencias espaciales de Europa y Japón mostraron de inmediato su interés por el nuevo vehículo. Tan sólo dos meses después de anunciarse la existencia del Kliper, la ESA declaraba oficialmente en abril de 2004 su interés por participar en el desarrollo. Un año más tarde, el 10 de junio de 2005, se firmaba en Moscú un preacuerdo de colaboración entre la Agencia Espacial Europea ESA y la rusa Roskosmos que contemplaba, entre otros, la participación europea en el proyecto Kliper. No obstante, este acuerdo deberá aún ser ratificado en Consejo de Ministros europeos en diciembre de este mismo año.

Aunque no hay cifras oficiales fiables, se estima que el coste del proyecto podría estar entre los 1,5 y 2,5 millardos de euros. Pero por el momento parece que la ESA sólo prevé solicitar un monto de 50 millones de euros para este proyecto en la próxima cumbre ministerial de diciembre, con el objetivo de llevar a cabo una especie de estudio de viabilidad a lo largo de los meses posteriores a la cumbre.

El Kliper proporcionaría a Europa su ansiada independencia espacial en vuelos tripulados, dejando finalmente de depender de los vehículos norteamericanos o rusos para enviar a sus astronautas al espacio. Ya en los años 80 la ESA había acometido un interesante proyecto que debía haber proporcionado a Europa su vehículo de transporte de tripulaciones a la órbita terrestre, el Hermes. Con una configuración parecida a la actualmente propuesta para el Kliper, el Hermes era un pequeño transbordador espacial con pequeñas alas y capacidad para tres personas, que sería lanzado al espacio a bordo de un Ariane 5. Lamentablemente, los sobrecostes experimentados durante el desarrollo del proyecto llevaron a su cancelación en 1992.

Pero Europa no abandonaría su empeño por poseer su propio vehículo espacial tripulado. Así, en los años siguientes se establecería una colaboración con la NASA en el desarrollo de los que debían ser el Vehículo de Rescate de Tripulaciones y Vehículo de Transporte de Tripulaciones (CRV y CTV, respectivamente) para la Estación Espacial Internacional; pero la decisión norteamericana de cancelar el proyecto de investigación X-38 por razones presupuestarias en 2002 de nuevo daría al traste con estas aspiraciones.

En este estado de cosas, Europa ha visto una interesante oportunidad en la posible colaboración con Rusia para desarrollar el Kliper. También Japón buscaba hace tiempo el desarrollar su propio sistema de transporte espacial, por lo que también parece haber demostrado un fuerte interés, especialmente tras la cancelación de su proyecto de transbordador HOPE. Estos acercamientos parece que han animado al gobierno ruso a respaldar económicamente el proyecto Kliper. En efecto, el 14 de julio de 2005 el gobierno ruso aprobaba el presupuesto para el programa espacial para el periodo 2006-2015, por un monto de 10,7 millardos de dólares, de los que una parte está destinada al Kliper. Por primera vez desde la caída de la Unión Soviética, los presupuestos espaciales han subido en lugar de bajar, y nada menos que en un 30%. Aún así, este presupuesto está por debajo del de los programas espaciales europeo, japonés o chino, y representa tan sólo un 6% del presupuesto de la NASA (87 millardos de dólares para los próximos cinco años).

Es muy pronto aún para determinar cómo participaría la ESA en el Kliper si finalmente se aprobase el acuerdo de colaboración, pero los responsables de Roskosmos y de Energiya han comentado en diferentes ocasiones que Europa podría contribuir con aviónica, materiales y sistemas de cabina, mientras Rusia se centraría en la estructura y motores.

El vehículo

Los primeros datos técnicos sobre el Kliper se proporcionaron durante su anuncio oficial de febrero de 2004, pero en noviembre de ese mismo año se dio una información bastante más detallada por parte de RKK Energiya, al tiempo que se mostraba a la prensa una maqueta a tamaño real del nuevo vehículo. En esta nueva información aparecían algunas características modificadas con respecto a las comunicadas en febrero, lo que indica el estado aún preliminar y en evolución del diseño.

Imagen: Maqueta del Kliper. (
Foto: archivos del autor
)

Según está definido en la actualidad, el Kliper sería un vehículo parcialmente reutilizable con capacidad para seis personas, una longitud de 10 metros y un diámetro máximo de 3 metros. Aunque concebido inicialmente como vehículo de transporte de tripulaciones y carga (hasta 500 kg) a la órbita terrestre, se ha anunciado que podría convertirse también en un posible vehículo con capacidad interplanetaria, a través del acoplamiento de módulos habitables y de propulsión adicionales. Algo que le haría equiparable en cuanto a misiones al futuro CEV norteamericano.

El vehículo estaría compuesto por dos módulos: el vehículo de reentrada, más el módulo orbital. El vehículo de reentrada tendría un aspecto parecido a un pequeño transbordador, existiendo dos configuraciones posibles a día de hoy: con fuselaje sustentador, o con unas pequeñas alas curvadas hacia arriba. La versión de fuselaje sustentador, presentada en febrero de 2004, permitiría un pequeño control durante la reentrada, con una capacidad de moverse hasta 500 km a un lado y otro de la trayectoria nominal. La última fase del descenso se produciría mediante paracaídas, con un frenado final mediante algún sistema de amortiguamiento, como retrocohetes o un colchón inflable; la precisión prevista para el aterrizaje sería de tan sólo 1 km en torno al punto elegido. La versión alada, que fue presentada en noviembre de 2004, permitiría en cambio un mayor control, con maniobrabilidad lateral de hasta 2000 km durante la reentrada, y posibilidad de aterrizar sobre pistas convencionales. La gran maniobrabilidad ofrecida por esta versión le permitiría iniciar la reentrada desde prácticamente cualquier órbita, sin necesidad de esperar a aquélla que sobrevuele el punto de aterrizaje elegido. Por el contrario, complicaría la recuperación en caso de aborto al despegue, pues debería planear hasta una pista en lugar de descender simplemente en paracaídas. Según declaraciones de Vladimir Daneev, diseñador jefe de Energiya, en junio de 2005, hay un 99% de posibilidades de que sea la versión alada la finalmente elegida. Para esta versión se contaría con la colaboración de la empresa aeronáutica Sukhoi.

Imagen: Representación del Kliper en órbita terrestre (
Imagen: Armin Schieb
)

El vehículo incorpora un sistema de escape de emergencia capaz de alejar a la nave de un lanzador con problemas durante el lanzamiento o las primeras fases del ascenso. El concepto inicial presentaba una torre de escape en el morro del vehículo, similar a las utilizadas en los proyectos Mercury, Apollo o Soyuz. Sin embargo, reconsideraciones a lo largo de 2004 sobre el vehículo lanzador a utilizar, obligaron a cambiar el prediseño del Kliper para reducir 1500 kg de su masa al despegue. La reducción afectó notablemente al sistema de escape, que adopta ahora un diseño especialmente práctico y original: el sistema ha sido trasladado ahora a la interfaz con el lanzador, en la parte posterior del vehículo, actuando así por propulsión, no por tracción. La gran ventaja de este diseño es que, en misiones nominales, el sistema puede ser utilizado también como última etapa de propulsión a la órbita, en lugar de desecharse durante el ascenso como en el caso de la torre de escape.

En cuanto a la reentrada, la Kliper permitiría llevarla a cabo con bastante más suavidad que la actual Soyuz, con aceleraciones máximas en torno a los 2 g. El escudo térmico del vehículo sería una combinación de sistemas desarrollados en su día para el transbordador Buran con otros tomados de la Soyuz. Podría haber, por tanto, zonas del escudo térmico que no serían reutilizables, y que habría que reponer para cada misión. Puede ser una consecuencia de la fragilidad de los escudos reutilizables refractarios demostrada por el transbordador espacial norteamericano.

El vehículo de descenso se complementaría con un módulo orbital y de servicio no recuperable. Situado detrás del vehículo de descenso, el módulo orbital sería un derivado del de la Soyuz; con forma aproximadamente esférica, proporcionaría espacio habitable e incorporaría sistemas de acoplamiento para unirse a una estación espacial o a módulos adicionales, además de la unidad higiénico-sanitaria y otros sistemas de soporte vital. Alrededor de este módulo se situaría el módulo de servicio, de forma toroidal, conteniendo los motores de maniobra orbital y de control de actitud, y quizás paneles solares. Al igual que en el caso de la Soyuz, este módulo orbital y de servicio sería desacoplado antes de proceder a la salida de órbita, desintegrándose durante su reentrada en la atmósfera, y dejando únicamente al vehículo de reentrada como elemento reutilizable unas 25 veces.

El vehículo tendría una autonomía en órbita terrestre de entre 5 y 10 días, que ascenderían a 360 días en caso de acoplamiento a la estación espacial. Esto le proporciona una importantísima ventaja frente a las Soyuz actuales, que tienen limitada su estancia en el espacio a un máximo de 6 meses. Esto obliga, en el caso de misiones de larga duración, a llevar a cabo una misión de soporte a la estación espacial con el único objeto de aportar una nave de refresco y retirar la “caducada”, con el sobrecoste que ello supone. Con su mayor capacidad de carga, parcial reutilización y mayor permanencia en órbita, la Kliper no sólo aumentaría la operatividad, sino que debería suponer también un interesante ahorro económico frente a las Soyuz actuales.

El lanzador

Se han barajado varios posibles lanzadores para el nuevo vehículo. Un buen candidato sería el Angara, un proyecto de lanzador medio-pesado que viene retrasándose bastantes años, aunque últimamente se habla del periodo 2006-2007 como posible fecha para el primer vuelo. Pero aunque el Angara no está totalmente descartado, el proyecto inicial presentaba al Onega, también denominado Soyuz-3, como lanzador elegido.

El Onega sería una variante más pesada del actual lanzador Soyuz. Posiblemente la gran fiabilidad del Soyuz y su utilización habitual para impulsar vuelos tripulados fueron elementos de peso en esta propuesta, unido al hecho de que el Soyuz es fabricado por la propia RKK Energiya. Pero las modificaciones necesarias para convertirlo en el Onega son tan elevadas que en la práctica puede hablarse de un lanzador nuevo, lo que añade costes y riesgos al proyecto Kliper. Ante las escasas perspectivas de conseguir presupuestos para el desarrollo del Onega, en noviembre de 2004 Energiya anunciaba una nueva alternativa.

El lanzador elegido a finales de 2004 era el Zenit, un vector de capacidad similar al propuesto Onega, y el más moderno de la actual flota de cohetes rusos. Utilizado como lanzador para la plataforma marina Sea Launch, y punto de partida para el desarrollo de los aceleradores laterales del malogrado transbordador Buran, el Zenit es fabricado por la empresa Yuzhnoe, en la hoy república independiente de Ucrania. La selección del Zenit, por tanto, haría a Rusia más dependiente de este país en su actividad espacial, lo que supone unos costes más elevados, y una dependencia indeseada desde un punto de vista estratégico; ya en la actualidad, diversos elementos de su programa espacial son comprados a Ucrania, como por ejemplo el sistema Kurs de acoplamiento automático de las naves Soyuz y Progress, a un coste bastante oneroso para las dañadas arcas rusas. No obstante, los costes de desarrollo caerían notablemente al poder contar con un lanzador ya existente, y parece que esta vez se ha apostado por el pragmatismo para aumentar las posibilidades de que el Kliper vea finalmente la luz.

ACTUALIZACIÓN (2010):

A finales de 2005, Roskosmos anunció que abriría un concurso de ofertas para el desarrollo del Kliper a comienzos del próximo año. Sin embargo, el lanzamiento de la solicitud de ofertas se fue demorando en el tiempo hasta cancelarse formalmente en julio de 2006, coincidiendo con un acuerdo firmado con la ESA para una posible colaboración en el desarrollo de un futuro vehículo de tipo cápsula, bajo las siglas CSTS de
Crew Space Transportation System
, o Sistema de Transporte Espacial de Tripulaciones. Aunque la empresa RKK Energiya, propulsora del proyecto Kliper, anunció inicialmente que continuaría adelante con sus planes en solitario, el proyecto fue finalmente cancelado en junio de 2007.

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