Read Moby Dick Online

Authors: Herman Melville

Moby Dick

BOOK: Moby Dick
9.62Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

 

Ismael, un joven con experiencia en la marina mercante, decide que su siguiente viaje será en un ballenero. De igual forma se convence de que su travesía debe comenzar en Nantucket, Massachussets, isla prestigiosa por su industria ballenera. Antes de alcanzar su destino, o el origen de su aventura, entabla una estrecha amistad con el experimentado arponero polinesio Queequeg, con quien acuerda compartir la empresa.

Ambos se enrolan en el ballenero Pequod, con una tripulación conformada por las más diversas nacionalidades y razas; precisamente sus arponeros son el caníbal Queequeg, el piel roja Tashtego y el «negro salvaje» Daggoo. El Pequod es dirigido por el misterioso y autoritario capitán Ahab, un viejo lobo de mar con una pierna construida con la mandíbula de un cachalote. Ahab revelará a su tripulación que el objetivo primordial del viaje, más allá de la caza de ballenas en general, es la persecución tenaz a Moby Dick, enorme Leviatán que lo privó de su pierna y que había ganado fama de causar estragos a todos y cada uno de los balleneros que, osada o imprudentemente, habían intentado darle caza.

Herman Melville

Moby Dick

ePUB v1.2

Bercebus
10.02.12

Prólogo

Vivimos tiempos en que los hombres pueden arponear impunemente a las ballenas. A despecho de todos los ecologistas del mundo, las localizan por medio del radar, consiguen incluso algunas veces la complicidad de un hidroavión y luego, para dar muerte al enorme mamífero que emerge a lo lejos, tienen suficiente ya con apretar el gatillo desde la cubierta del barco homicida. Ni siquiera les tiembla el pulso.

Hubo otras épocas, sin embargo, en las que no lo tuvieron tan fácil. Los marineros embarcaban entonces en incómodos veleros, arriaban precipitadamente los botes, remaban sin descanso hacia donde estaba la ballena y, cuando la tenían a tiro, lanzaban los crueles arpones y confiaban en su buena suerte.

Aquellas cacerías, sin embargo, acababan muchas veces en tragedia. Fue en uno de esos lances, por ejemplo, donde el enigmático protagonista de esta novela, el capitán Ahab, perdió una pierna, la sustituyó por otra de marfil y concibió un odio mortal hacia aquella colosal ballena blanca y solitaria que sembraba el terror por mares sin civilizar.

Lo que deberíamos hacer ahora, sin embargo, es determinar las razones de ese odio inextinguible. Seamos cautos y no aventuremos hipótesis precipitadas. Puede que la mutilación de Ahab no tuviese nada que ver porque todos sabemos que hay odios que encuentran sus más secretas motivaciones mucho más allá de las cosas que han sucedido en este mundo y que actúan sobre nosotros a nivel inconsciente.

Para despejar la incógnita deberíamos tal vez indagar sobre la verdadera naturaleza de Moby Dick. ¿Qué representa realmente ese monstruo? ¿Qué simboliza esa ballena omnidestructiva e invencible, a quien el marino mutilado escupe desde el corazón del Infierno?

Para la mayoría, Moby Dick es la encarnación marina de Leviatán «que hace hervir los mares como una cacerola», según nos dice lord Bacon en su versión de los Salmos. No es de extrañar, pues, que cuando el herrero se dispone a templar el acero del arpón destinado a la gran ballena y pide que le acerquen un tonel de agua, Ahab le niega el agua y ofrece en su lugar la sangre donada por tres arponeros.

«Yo no te bautizo en el nombre del Padre, sino en el nombre del Diablo», ruge Ahab, cuando el mortal arpón está a punto.

Luego está también la ballena que se tragó a Jonas. Porque así como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches —puede leerse en los Salmos—, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

Pura ficción dramática, dicen los exégetas de la Biblia. El héroe desaparece en el oeste durante una tormenta engullido por un gran pez. Durante toda la noche el pez navega con el héroe de sus entrañas y al día siguiente lo vomita en una playa del este. El héroe, es decir, el Sol, reaparece siempre por oriente.

Algunos van un poco más allá y ven en Moby Dick a la personificación del mal, pero dentro de los planes divinos, es decir, ven a la gran ballena blanca convertida en ministro de Dios que, dentro del predestinacionismo puritano que tanto angustia al capitán Ahab, tiene la misión de castigar a los que deben ser condenados. Si aceptamos esa hipótesis, Moby Dick sería la mano izquierda de Dios y Ahab el soberbio pecador que debe ser castigado. ¿No hubo acaso en la Biblia un rey rebelde contra Dios, esposo de Jezabel, que se llamó también Ahab?

Las interpretaciones de Moby Dick podrían ser todavía mucho más variadas, pero preferimos seguir las recomendaciones de uno de sus mejores traductores, José María Valverde, cuando escribe que «no caeremos en creer que quepa una explicación unívoca y clara, conscientes del margen de ambivalencia y aun polivalencia que hay en toda obra literaria».

Lo que también sorprende es el color de Moby Dick. ¿Existen realmente ballenas de color blanco? Todos hemos oído hablar de la beluga, cetáceo de unos cinco metros de longitud que vive en los helados mares árticos, pero que raras veces desciende hacia el sur. Cuando son jóvenes las belugas tienen la piel gris, pero cuando son adultas se vuelven blancas. Esa es la razón de que se las conozca también con el sobrenombre de ballenas blancas. ¿Qué fue, pues, Moby Dick? Sólo una beluga anormalmente desarrollada?

Se nos presenta, además, un contrasentido. El blanco es el color de la verdad absoluta. Sólo el blanco refleja todos los rayos luminosos, es la unidad de la que emanan los colores primigenios y los mil tonos que dan color a la naturaleza. Si realmente Moby Dick es el símbolo del mal, ¿por qué Ahab no la llamó Ballena Negra, si el negro es la negación de la luz y el símbolo del error y, en última instancia, del mismísimo Diablo?

Nos da una explicación el propio Melville, en el capítulo 42 de su ópera magna: «La idea de blancura, si se separa de asociaciones más benignas y se une con cualquier objeto que en sí mismo sea terrible, eleva ese terror hasta los últimos límites».

De cualquier modo, lo que sí podríamos decir es que en Moby Dick se narra la historia de la lucha de un hombre contra su terrible obsesión. La novela, que apareció en el año 1851, no fue bien recibida por la crítica ni tampoco por el público. Fue preciso esperar hasta los «felices años veinte» para que la novela fuese debidamente valorada. Moby Dick está hoy considerada corno una de las mejores obras de la llamada Edad de Oro de la narrativa norteamericana. Vale de verdad la pena navegar por sus páginas.

J
AVIER
T
OMEO

En señal de admiración a un genio
este libro está dedicado a N
ATHANIEL
H
AWTHORNE

En 1810 fue avistado por primera vez un gigantesco cachalote gris que formó parte de la tradición ballenera bajo el nombre de Mocha Dick. Durante medio siglo se oyeron relatos sobre los fallidos intentos de capturarlo. No fue sino hasta 1859 que Mocha fue atrapado luego de sufrir diecinueve arponazos por un ballenero sueco.

Etimología

Proporcionada por un difunto Auxiliar tísico de un Instituto

Aquel pálido Auxiliar... raído de traje, de corazón, de cuerpo y de cerebro: le estoy viendo ahora. Siempre estaba desempolvando sus viejos diccionarios y gramáticas, con un extraño pañuelo, burlona-mente embellecido con todas las alegres banderas de todas las naciones conocidas del mundo. Le gustaba desempolvar sus viejas gramáticas: no se sabe cómo, eso le recordaba suavemente su mortalidad.

«Cuando os proponéis dar lecciones a otros y enseñarles con qué nombre se llama en nuestra lengua a la ballena
—whale—
, dejándoos por ignorancia la letra H, que casi por sí sola constituye el significado de la palabra, decís algo que no es verdadero.»

H
AKLUY

«WHALE... en sueco y danés,
heal
. Este animal se nombra así por su redondez y su modo de revolcarse, pues en danés
hvalt
es arqueado o abovedado.»

Diccionario de Webster

«WHALE... Procede más inmediatamente del holandés y alemán
Wallen
; anglosajón
Walw-ian
, rodar, revolcarse.»

Diccionario de Richardson

Ιπ Hebreo

Χητοζ Griego

C
ETUS
Latín

W
HOEL
Anglosajón

H
VALT
Danés

W
AL
Holandés

H
WAL
Sueco

W
HALE
Islandés

W
HALE
Inglés

B
ALEINE
Francés

B
ALLENA
Español

P
EKI-
N
UI-
N
UI
Fidjiano

P
EHI-
N
UI-
N
UI
Erromangoano

Citas

Proporcionadas por un Sub-Sub-Bibliotecario

Como se verá, este simple horadador laborioso y gusano de biblioteca, este pobre diablo de Sub-Sub-Bibliotecario, parece haber atravesado todas las largas galerías vaticanas y los puestos de libros de la tierra, recogiendo cualquier alusión azarosa a las ballenas que pudiera encontrar de cualquier modo en cualquier libro, sagrado o profano. Por consiguiente, al menos en ciertos casos, no debéis tomar las embarulladas afirmaciones ballenarias de estas citas, aunque auténticas, por auténticos evangelios de la cetología. Lejos de eso. En lo que toca a los autores antiguos en general, tanto como a los poetas que aquí aparecen, estas citas sólo son valiosas, o entretenidas, en cuanto que proporcionan una vista de pájaro de lo que, de modo vario, se ha dicho, pensado, imaginado y cantado sobre leviatán, por muchas naciones y generaciones, incluyendo la nuestra.

Así que queda con Dios, pobre diablo de Sub-Sub, cuyo comentador soy yo. Tú perteneces a esa desesperanzada y pálida tribu que ningún vino de este mundo ha de calentar jamás, y para la cual incluso el jerez pálido sería demasiado rosado y fuerte; pero que es gente con la cual a uno le gusta a veces sentarse y sentirse también un pobre diablo, y ponerse alegre entre lágrimas, y decir por las buenas, con los ojos cargados y los vasos vacíos, y con tristeza no del todo desagradable: «¡Basta ya, Sub-Subs! ¡Pues cuanto más os esforcéis en complacer al mundo, más seguiréis para siempre sin recibir agradecimiento!». ¡Ojalá pudiera yo dejar libres para vosotros Hampton Court y las Tullerías! Pero tragaos las lágrimas y arriba los corazones, hasta el mastelero de sobrejuanete; pues vuestros amigos, que han partido antes, están dejando libres los cielos con sus siete círculos, y exiliando ante vuestra venida a Gabriel, Miguel y Rafael, tanto tiempo mimados. ¡Aquí sólo tocáis reunidos corazones rotos; allí entrechocaréis vasos que no se pueden romper!

«Y Dios creó las ballenas.»

Génesis

«El Leviatán deja un rastro brillando detrás: se pensaría que la profundidad ha encanecido.»

Libro de Job

«Y entonces el Señor había preparado un gran pez para que se tragara a Jonás.»

Jonás

«Allí van los barcos, allí está ese Leviatán a quien has creado para que jugara en el mar.»

Salmo

«En aquel día, el Señor con su cruel, grande y fuerte espada, castigará al Leviatán, a la serpiente que se desliza, al propio Leviatán, esa serpiente retorcida, y matará al dragón que está en el mar.»

Isaías

«Y cualquier cosa más que entre en el abismo de la boca de ese monstruo, sea animal, barco o piedra, es devorada al punto en su terrible y enorme engullida, y perece en el insondable golfo de su panza.»

H
OLLAND
,
Obras morales de Plutarco

«Los mares indios crían los mayores peces que hay: entre los cuales las ballenas, esos torbellinos llamados
balaenae
, ocupan de largo tanto como cuatro arapendes de tierra.»

H
OLLAND
,
Plinio

«Apenas llevábamos dos días avanzando por el mar, cuando, hacia el amanecer, aparecieron muchas ballenas y otros monstruos del mar. Entre aquéllas, una era de tamaño monstruoso... Esta vino hacia nosotros, con la boca abierta, levantando olas por todas partes, y sacudiendo el mar por delante en espuma.»

T
OOKE
,
Luciano «La verdadera historia»

«Visitó, pues, este país con intención de pescar ballenas, que tenían por dientes huesos de gran valor, de los que llevó algunos al rey... Las mejores ballenas se cazaban en su país, y algunas de ellas eran de cuarenta y ocho a cincuenta yardas de largas. Dijo que el era uno de los seis que habían matado sesenta ballenas en dos días.»

Otro de los relatos orales de Octher u Other, tomado de su boca

por el rey Alfred, en el año 890

«Y mientras que todas las otras cosas, sean animales o navíos, que entran en el terrible golfo de la boca de este monstruo (la ballena), inmediatamente se pierde y son tragados, el gobio de mar se refugia en ella con gran seguridad, y allí duerme.»

M
ONTAIGNE
,
Apologia de Raymond Sebond

«¡Volemos, volemos! Que me lleve Pateta si no es éste el Leviatán descrito por el noble profeta Moisés en la vida del paciente Job.»

R
ABELAIS

«El hígado de esa ballena era de dos carretadas.»

Anales de Stowe

«El gran Leviatán que
hace hervir
los mares corno una cacerola.»

L
ORD
B
ACON
.
Versión de los Salmos

«Respecto al monstruoso tamaño de la ballena u orca, no hemos sabido nada seguro. Llegan a tener enorme gordura, hasta el punto de que de una sola ballena se extrae una increíble cantidad de grasa.»

Del mismo,
Historia de la vida y de la muerte

«Para una herida interior, la cosa más soberana del mundo es aceite de ballena.»

R
EY
E
NRIQUE

«Muy parecida a una ballena.»

Hamlet

Para alcanzarlo, no le ha de servir

ni filtro ni elixir, sino volver

al que, con traidor dardo, abrió la llaga

que en su pecho le da dolor sin tregua;

como ballena herida, que el mar cruza hacia tierra.

La Reina de las Hadas

«Inmensos como ballenas, cuyos vastos cuerpos en movimiento pueden, en una tranquila calma, agitar el mar hasta que hierve.»

S
IR
W
ILLIAM
D
AVENANT
,
Prefacio a Gondibert

«Qué es el epermaceti, los hombres pueden dudarlo justamente, ya que el doctor Hosmannus, en su obra de treinta años, dice francamente:
Nescio quid sit.»

S
IR
T. B
ROWNE
,
Del Espermaceti

y de la
Ballena de Espermaceti (véase su V E.)

«Como el Talus de Spencer, con su moderno azote.

Amenaza destrozos con su potente cola.

Sus arpones clavados en el costado lleva,

y en su lomo se eleva todo un bosque de lanzas. »

W
ALLER
,
Batalla de las Islas del Estío

«Por el arte se crea ese gran Leviatán llamado República o Estado (en latín,
Civitas),
que no es sino un hombre artificial.»

Primera frase del
Leviatán
de H
OBBES

«Silly Mansoul se lo tragó sin masticarlo, como si hubiera sido una sardina en la boca de una ballena.»

Caminar del Peregrino

Ese animal marino,

Leviatán, al que Dios entre sus obras

hizo el mayor de cuantos el mar surcan.

Paraíso Perdido

Y Leviatán alli,

el mayor animal, en lo profundo,

igual que un promontorio, duerme o nada,

parece tierra móvil, por las branquias

aspira, y al soplar lanza un gran chorro.

Ibídem

«Las poderosas ballenas que nadan en un mar de agua v tienen un mar de aceite nadando en ellas.»

F
ULLER
,
Estado Profano y Estado Sagrado

Y allí acechan, detrás de un promontorio,

a su presa los grandes leviatanes,

sin perseguir, tragándose los peces

que por la boca abierta entran errados.

D
RYDEN
,
Annus Mirabilis

«Mientras la ballena está florando a popa del barco, le cortan la cabeza, y la remolcan con un bote tan cerca de la orilla como llegue; pero se encalla en doce o trece pies de agua.»

T
HOMAS
E
DGE
,
Diez viajes a Spitzberg, en Purchas

«Por el camino vieron muchas ballenas jugando en el océano y, por juego, lanzando el agua por los tubos y espitas que la naturaleza les ha puesto en los lomos.»

H
ARRIS
C
OLLECTION
,
Viajes a Asia y a África de sir T. Herbert

«Allí vieron tan grandes manadas de ballenas, que se vieron forzados a avanzar con mucha precaución por temor de que el barco tuviera una colisión con ellas.»

S
CHOUTEN
,
Sexta Circunnavegación

«Nos hicimos a la vela desde el Elba, con viento NE, en el barco llamado
El Jonás en la Ballena...
Algunos dicen que la ballena no puede abrir la boca, pero es una fábula... Frecuentemente ellos trepan hasta los mástiles por si pueden ver una ballena, pues el primero que la descubra recibe un ducado por su fatiga... Me contaron de una ballena pescada junto a Shetland, que tenía más de un barril de arenques en la barriga... Uno de nuestros arponeros me dijo que una vez en Spitzberg cazó una ballena que era toda blanca.»

H
ARRIS
C
OLL
,
Un viaje a Groenlandia, año 1671

«Varias ballenas han venido hasta esta costa (Fife) en 1652; llegó una de ochenta pies de larga, de las de hueso, que (según me informaron) además de una gran cantidad de aceite, proporcionó 500 medidas de hueso de ballena. Sus mandíbulas están puestas de puerta en el jardín de Piferren.»

S
IBBALD
,
Fife y Kinross

«Yo mismo he resuelto intentar si puedo dominar y matar ese cachalote, pues nunca pude oír decir de ninguna de esa especie que fuera muerta por ningún hombre; tal es su ferocidad y agilidad.»

Carta de Richard Strafford desde las Bermudas; Bans. Fil. 1668

Las ballenas del mar en su esplendor

atienden a las voces del Señor

Cartilla
de New England

«Vimos también abundancia de grandes ballenas, habiendo, como quien dice, unas cien veces más en esos mares del sur de las que tenemos en los que están al norte.»

C
APIT
á
N
C
OWLEY
,
Viaje alrededor del Globo, 1729

«… y el aliento de la ballena a menudo lleva consigo tan insoportable hedor, que trastorna el seso.»

U
LLOA
,
Suramérica

A cincuenta selectos elfos de mucha nota

confiamos la gran preocupación: la falda.

Más de una vez se ha visto caer su muro séptuple,

aunque relleno de aros y armado de ballenas.

El
robo del rizo

«Si comparamos a los animales de tierra, respecto al tamaño, con los que tienen su morada en las profundidades, encontraremos que resultan despreciables en la comparación. La ballena, sin duda, es el mayor animal de la creación.»

G
OLDSMITH
,
Historia natural

«Si escribierais una fábula para pececillos, los haríais hablar como grandes ballenas.»

Goldsmith a Johnson

«A primera lloras de la tarde vimos lo que se creía que era una roca, pero resultó ser una ballena muerta, que habían matado tinos asiáticos y remolcaban a la orilla. Parecian tratar de esconderse ellos también detrás de la ballena, para evitar que les viéramos.»

C
OOK
,
Viajes

«Las ballenas mayores, raramente se aventuran a atacarlas. Tienen tal miedo de algunas de ellas, que cuando salen al mar, les amedrenta incluso mencionar sus nombres, y llevan en los botes estiércol, madera de junípero, o algunas otras cosas de la misma índole, para aterrorizarlas y evitar su aproximación excesiva.»

U
NO
VON
T
ROIL
,
Cartas sobre el Viaje a Islandia

de Banks y Solander, 1772

El cachalote encontrado por los nantuqueses es un animal activo y feroz, y requiere mucha habilidad y atrevimiento en los pescadores.»

T
HOMAS
J
EFFERSON
,
Memorial sobre las Ballenas

al Ministro Francés, 1778

«Y decid, señor, ¿qué hay en el mundo que la iguale?»

E
DMUND
B
URKE
.
Referencia en el Parlamento

a la pesquería de ballena en Nantucket

«España... una gran ballena encallada en las orillas de Europa.»

E
DMUND
B
URKE
(en algún lugar)

«La décima rama de los ingresos ordinarios del Rey, que se dice estar fundada en la consideración a que él guarda y defiende los mares contra piratas y ladrones, es el derecho a los peces reales, que son la ballena y el esturión. Y éstos, tanto si son echados a la costa como si se pescan cerca de la orilla, son propiedad del Rev.»

B
LACKSTONE

Van las tripulaciones a ese juego de muerte:

Rodmond, el infalible, levanta y blande en alto

el acero afilado esperando el momento.

F
ALCONER
,
El Naufragio

Claros brillaban cúpulas y techos, cohetes se elevaban y estallaban para colgar su fuego momentáneo rodeando la bóveda del cielo. Así, para reunir fuego con agua, el océano se alza hasta la altura al lanzarlo en su chorro la ballena para expresar su gozo desbordado.

C
OWPER
,
Sobre la visita de la Reina a Londres

«Diez o quince galones de sangre salen lanzados de su corazón a cada latido con inmensa velocidad.»

J
OHN
H
UNTER
,
Informe sobre la disección de una ballena (de pequeño tamaño)

«La aorta de la ballena es mayor de diámetro que la tubería principal de la instalación hidráulica del Puente de Londres, y el agua que ruge al pasar por esa tubería es inferior, en impulso y velocidad, a la sangre que brota del corazón de la ballena.»

P
ALEY
,
Teología

«La ballena es un animal mamífero sin patas traseras.»

B
AR
ó
N
C
UVIE
R

«A cuarenta grados de latitud sur vimos cachalotes, pero no cazamos ninguno hasta el 1 de mayo, estando el mar cubierto de ellos.»

C
OLNETT
,
Viaje con el fin de extenderl as pesquerías de cachalotes

Nadaban ante mí, en el libre elemento,

hundiéndose y subiendo, en juego y en batalla,

peces de muchas formas, especies y colores,

que el lenguaje no puede pintar, y nunca ha visto

el marinero: desde el atroz Leviatán

a menudos millones que pueblan cada ola:

en inmensas manadas igual que islas flotantes,

por misterioso instinto llevados por la yerma

región donde no hay sendas, aunque por todos lados

resistiendo el asalto de enemigos voraces,

ballenas, tiburones, monstruos, que en boca o frente

se arman de espada o sierra, cuernos, garras ganchudas.

M
ONTGOMERY
,
El mundo antes del Diluvio

¡Salve! ¡Peán! Cantad

al rey de tantos seres con aletas.

En todo el vasto Atlántico no habrá

una ballena más potente que éstá

ni en torno del océano Polar

da vueltas otro pez más gordo que éste.

C
HARLES
L
AMB
,
Triunfo de la Ballena

«En el año 1690 unas personas estaban en un alto, observando a las ballenas que echaban chorros y jugaban unas con otras, cuando alguien observó: Allí —señalando al mar— hay unos pastos verdes donde los nietos de nuestros hijos irán a buscar el pan.»

O
BED
M
ACY
,
Historia de Nantucket

Me construí una casita, para Susan y para mí, y me hice una entrada en forma de arco gótico, elevando los huesos de una mandíbula de ballena.»

H
AWTHORNE
.
Cuentos contados dos veces

BOOK: Moby Dick
9.62Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Shady Lady by Aguirre, Ann
Silver Wings by Grace Livingston Hill
The Secret of Wildcat Swamp by Franklin W. Dixon
Young Lions by Andrew Mackay
The Journey by Josephine Cox
Every Shallow Cut by Piccirilli, Tom
Keep The Giraffe Burning by Sladek, John